ESTAMOS TENIENDO PROBLEMAS CON EL SITIO:
NO PODEMOS CARGAR TEXTOS LARGOS, NI IMÁGENES O VIDEOS.
ESPERAMOS RESOLVERLO PRONTO PARA NO SEGUIR RETRASANDO LA ENTREGA DE NUESTRA SERIE SOBRE EL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL.
PEDIMOS A NUESTROS LECTORES DISCULPEN ESTE BACHE.
observatorio cultural veracruz
DESDE LA COSTA ESTE, REFLEXIONES QUINCENALES SOBRE ESA COSA LLAMADA CULTURA...
14 de octubre de 2013
1 de octubre de 2013
Intermedio
Hablemos de Jarochelo...
Para quienes no conozcan a César Castro, César está enmedio del fandango jarocho desde chico, aprendiendo de músicos como Andrés Alfonso, Gilberto Gutiérrez y Andrés Vega entre otros jaraneros de quienes él recibió no sólo música sino también el compromiso de transmitirla...
Después de haber participado en grupos como Mono Blanco, César se instaló hace algunos años en Los Angeles, tocó y grabó con Quetzal, fundó un grupo, zocaloZüe, ahora está también Cambalache, otra agrupación, y comenzó a tallerear y a promover el son jarocho del otro lado de la línea.
Hace unos años también comenzó un proyecto de difusión del son a través de podcast, una página web, cadena de redes sociales y un canal de videos. Todo ello bajo la nominación con la que el mismo César se ha identificado desde hace mucho: Jarochelo (algo tiene que ver su filia a ese instrumento...).
Pasen a ver su página, a leer las entrevistas, a escuchar las grabaciones y ver las imágenes. Contacten a César y vean todo lo que pasa, como en juego de espejos, de este lado y la California que tan entusiastamente ha acogido, como proceso histórico, al son.
Para quienes no conozcan a César Castro, César está enmedio del fandango jarocho desde chico, aprendiendo de músicos como Andrés Alfonso, Gilberto Gutiérrez y Andrés Vega entre otros jaraneros de quienes él recibió no sólo música sino también el compromiso de transmitirla...
Después de haber participado en grupos como Mono Blanco, César se instaló hace algunos años en Los Angeles, tocó y grabó con Quetzal, fundó un grupo, zocaloZüe, ahora está también Cambalache, otra agrupación, y comenzó a tallerear y a promover el son jarocho del otro lado de la línea.
Hace unos años también comenzó un proyecto de difusión del son a través de podcast, una página web, cadena de redes sociales y un canal de videos. Todo ello bajo la nominación con la que el mismo César se ha identificado desde hace mucho: Jarochelo (algo tiene que ver su filia a ese instrumento...).
Pasen a ver su página, a leer las entrevistas, a escuchar las grabaciones y ver las imágenes. Contacten a César y vean todo lo que pasa, como en juego de espejos, de este lado y la California que tan entusiastamente ha acogido, como proceso histórico, al son.
25 de septiembre de 2013
El son jarocho como patrimonio... ¿a la lista de la UNESCO? IV
POR PROBLEMAS TÉCNICOS CON NUESTRA PÁGINA, ESTE POST SE PUBLICÓ HASTA EL MARTES 24 Y NO EL LUNES 23 COMO HUBIERA SIDO LO NORMAL. PEDIMOS DISCULPAS POR EL RETRASO.
Seguimos...
De semana en semana, de evento en evento marcado por el calendario cultural de Veracruz, se habla cada vez más de la candidatura del son jarocho y el fandango para integrar la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO (aunque por ahí digan que es la "Lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad" quitándole lo de Inmaterial y confundiéndola con la que censa el patrimonio material conocida como la lista del Patrimonio de la Humanidad o Patrimonio Mundial).
Se insiste en que se está consultando a los creadores y portadores de la fiesta.
Esperamos que esta consulta vaya de la mano de un proceso reflexivo sobre lo que implica esta candidatura.
Como hemos venido haciendo desde hace semanas, nosotros agregamos otro granito de arena a esta reflexión, esperando que nuestra aportación tenga algún eco...
Esta semana toca explorar la segunda pregunta que nos hicimos en torno a este tema: ¿Por qué el Son Jarocho es considerado para integrar la Lista Representativa del PCI?
___________________________________________________________
Cinco preguntas sobre la nominación del Son Jarocho a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO:
2. ¿Por qué el Son Jarocho es considerado para integrar la Lista Representativa del PCI?
Ishtar Cardona
Lo mencionamos al listar las preguntas que nos ayudarían a analizar nuestro tema:
Al estudiar la historia del Son Jarocho nos damos cuenta de cómo una práctica con raíces históricas, contenida en un espacio cultural delimitado, se expande más allá de sus referentes. Mutando, adaptándose, el son ha logrado una vitalidad que surge del núcleo mismo de la comunidad. Compleja, la tradición ha adoptado formas que por lo menos hasta el momento no han diluido los elementos básicos del género. La creatividad de los actores del son actual y los cuestionamientos que se han formulado han fortalecido una música que, desenraizada, perdía poco a poco su sentido social. Al recuperar su sentido comunitario, el son jarocho se proyecta como una práctica viva, tal cual considera la UNESCO al PCI.
Es decir, ha sido el proceso de los últimos años, llamado por algunos proceso de rescate, por otros un recentrar la práctica en la comunidad, por algunos más movimiento jaranero, lo que ha resignificado al son jarocho como una tradición viva, manifestando eso que la UNESCO considera caracterísiticas del PCI: Tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo, Integrador, Representativo y Basado en la comunidad.
Como ya se ha mencionado en otros textos de esta misma serie, desde los años setenta algunos músicos e investigadores cuestionan la apropiación, la patrimonialización que el Estado Nacional ha operado sobre algunas prácticas tradicionales locales, entre ellas el Son Jarocho, "proponiéndose 'rescatar' la auténtica tradición musical, menguada en su zona de origen y poco reproducida al interior de las comunidades, contrariamente a lo que ocurría en los centros urbanos, donde bajo su aspecto folklórico se enseñaba, se presentaba y se consumía."
Posteriormente, este proceso de complejizará al cuestionarse los límites y alcances de la misma tradición: "A partir de los años noventa, el Movimiento Jaranero se expande, pero este crecimiento va de la mano de un aumento en la complejidad del sistema de acción: los actores del movimiento se dan cuenta de la dinamización de la carga simbólica en el seno de la práctica musical provocada por sí misma: hacer son jarocho no puede significar la imitación de la música hecha en los fandangos de antaño, pues de ella se ha perdido casi toda traza… Además, los jarochos actuales han crecido escuchando otras sonoridades de las cuales también abreva su modo de concebir ritmos y melodías. Por otra parte, la presencia de músicos extranjeros a la región que se integran a las experiencias nacidas de esta nueva etapa de la música sotaventina, provoca que se replanteen los límites de lo 'jarocho' (...) Actualmente, el movimiento trata de administrar su práctica y de forjar una estética propia con base en la cultura regional. Sin embargo, esto se torna complicado dado el contexto presente en el que los reencuentros favorecen la experimentación, y el mercado deviene realidad ineluctable para todos aquellos que pretenden hacer de la música una forma de vida y una actividad de reproducción material."
El Son Jarocho experimenta entonces un reposicionamiento, una visibilización significante, un proceso de debate sobre su práctica, una recontextualización de sus códigos de representación, una dinamización de su ejercicio... Todo lo que según la UNESCO lo vuelve Patrimonio Vivo.
Si seguimos esta línea de pensamiento, ha sido entonces la acción ejercida en los últimos años por los colectivos de músicos y promotores culturales lo que vuelve candidateable al son de cara a la Lista.
Lo que resulta paradójico es el hecho de que el proceso que ha revitalizado el son, proceso generado por actores independientes, promotores comunitarios, que han producido estrategias complejas de simbiosis y crítica frente al Estado, ahora sea susceptible de reinstitucionalizarse a través de un mecanismo internacional de buena voluntad.
Como lo mencionamos en la entrega pasada, es al nivel de la comprensión y de la aplicación de los principios de la UNESCO y de los programas a nivel nacional / local donde se genera confusión y en el peor de los casos, mera instrumentación...
Si lo que ocurre con los elementos de la Lista a nivel nacional es un acuerdo entre detentores del Patrimonio y Administración Local para su preservación, el riesgo que se corre es el de generar mecanismos de control de la práctica por parte de las mismas autoridades. Verbigracia, a través de los eventuales programas de apoyo que se proyecten, administrar la entrada de quienes se designen -desde las instituciones de gobierno- como "verdaderos músicos tradicionales". Sí, uno de los riesgos es producir una denominación de origen que potencialmente excluya a quienes no se integren al canon, sea este el que se pacte según las necesidades del contexto.
Es decir, lo que fortaleció la práctica del son jarocho en los últimos años puede ser lo que lo instrumente en beneficio de unos cuantos, lo patrimonialice en el peor sentido de la palabra, refolklorizándolo, museificándolo...
Esto respecto al son jarocho que se ha manifestado con fuerza en los últimos años, el son que abreva de una aparente raíz mestizada, el que se toca del Sotavento al Istmo pasando por los Tuxtlas. Ahora bien, como sabemos el Son Jarocho, si bien presenta un frente formal aparentemente homogéneo (mismo repertorio, canon de afinaciones, instrumentario regular, repertorio de bailes más o menos uniforme), contiene en sí mismo una diversidad de tonos, de afinaciones, de danzas que la reactivación de su práctica a partir de los años ochenta ha ocultado, aun sin querer.
Existe el son jarocho de raíz más indígena, el son más ligado al universo nahua-popoluca, el son que se toca distinto, el de Soteapan y Hueyapan. Un tipo de son que sí está en riesgo, que merecería sí ser atendido desde las políticas de salvaguarda propuestas por la misma UNESCO. Sin embargo, no ha sido la voluntad del Gobierno Federal, ni del Gobierno Estatal presentar candidaturas a la Lista de Salvaguarda Urgente del PCI. El único esfuerzo que se ha hecho desde las instituciones por visibilizarlo ha sido la grabación del disco "Sones de Muertos y Aparecidos" producido en el 2000 por el CONACULTA a través de la Dirección General de Culturas Populares y el Programa Nacional de Apoyo a la Música Popular, bajo la investigación y coordinación de Alfredo Delgado Calderón.
Y aquí volvemos a los quemencionábamos en el post anterior de esta serie: ¿No será que la Lista Representativa del PCI es meramente vista como una estrellita en la frente que puede -en todo caso- generar turismo? ¿El Estado Mexicano tendrá vergüenza de reconocer que existen prácticas que no han sido miradas por las instituciones? ¿Seguiremos operando el viejo código de honor nacional en el que la Cultura Nacional es uno de nuestros tesoros y por lo tanto no admitimos que hay tradiciones que desaparecen?
Por supuesto que el Son Jarocho merece ser llamado Patrimonio Cultural Intangible. Pero en términos de lo que significa el programa de salvaguarda de la UNESCO, ¿le hará falta este apoyo a una práctica que se ha resignificado y sostenido a sí misma durante los útlimos años? ¿Que se ha fortalecido sin la intervención directa de programas gubernamentales?
¿No sería más necesario voltear a ver a las prácticas más localizadas, mucho más regionalizadas que han sido descuidadas, no tomadas en cuenta de forma precisa?
¿Será el Son Jarocho en general quien tenga que estar en la lista? ¿Será la Lista Representativa la más adecuada para salvaguardar el patrimonio inmaterial ligado al son?
Seguimos...
De semana en semana, de evento en evento marcado por el calendario cultural de Veracruz, se habla cada vez más de la candidatura del son jarocho y el fandango para integrar la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO (aunque por ahí digan que es la "Lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad" quitándole lo de Inmaterial y confundiéndola con la que censa el patrimonio material conocida como la lista del Patrimonio de la Humanidad o Patrimonio Mundial).
Se insiste en que se está consultando a los creadores y portadores de la fiesta.
Esperamos que esta consulta vaya de la mano de un proceso reflexivo sobre lo que implica esta candidatura.
Como hemos venido haciendo desde hace semanas, nosotros agregamos otro granito de arena a esta reflexión, esperando que nuestra aportación tenga algún eco...
Esta semana toca explorar la segunda pregunta que nos hicimos en torno a este tema: ¿Por qué el Son Jarocho es considerado para integrar la Lista Representativa del PCI?
___________________________________________________________
Cinco preguntas sobre la nominación del Son Jarocho a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO:
2. ¿Por qué el Son Jarocho es considerado para integrar la Lista Representativa del PCI?
Ishtar Cardona
Lo mencionamos al listar las preguntas que nos ayudarían a analizar nuestro tema:
Al estudiar la historia del Son Jarocho nos damos cuenta de cómo una práctica con raíces históricas, contenida en un espacio cultural delimitado, se expande más allá de sus referentes. Mutando, adaptándose, el son ha logrado una vitalidad que surge del núcleo mismo de la comunidad. Compleja, la tradición ha adoptado formas que por lo menos hasta el momento no han diluido los elementos básicos del género. La creatividad de los actores del son actual y los cuestionamientos que se han formulado han fortalecido una música que, desenraizada, perdía poco a poco su sentido social. Al recuperar su sentido comunitario, el son jarocho se proyecta como una práctica viva, tal cual considera la UNESCO al PCI.
Es decir, ha sido el proceso de los últimos años, llamado por algunos proceso de rescate, por otros un recentrar la práctica en la comunidad, por algunos más movimiento jaranero, lo que ha resignificado al son jarocho como una tradición viva, manifestando eso que la UNESCO considera caracterísiticas del PCI: Tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo, Integrador, Representativo y Basado en la comunidad.
Como ya se ha mencionado en otros textos de esta misma serie, desde los años setenta algunos músicos e investigadores cuestionan la apropiación, la patrimonialización que el Estado Nacional ha operado sobre algunas prácticas tradicionales locales, entre ellas el Son Jarocho, "proponiéndose 'rescatar' la auténtica tradición musical, menguada en su zona de origen y poco reproducida al interior de las comunidades, contrariamente a lo que ocurría en los centros urbanos, donde bajo su aspecto folklórico se enseñaba, se presentaba y se consumía."
Posteriormente, este proceso de complejizará al cuestionarse los límites y alcances de la misma tradición: "A partir de los años noventa, el Movimiento Jaranero se expande, pero este crecimiento va de la mano de un aumento en la complejidad del sistema de acción: los actores del movimiento se dan cuenta de la dinamización de la carga simbólica en el seno de la práctica musical provocada por sí misma: hacer son jarocho no puede significar la imitación de la música hecha en los fandangos de antaño, pues de ella se ha perdido casi toda traza… Además, los jarochos actuales han crecido escuchando otras sonoridades de las cuales también abreva su modo de concebir ritmos y melodías. Por otra parte, la presencia de músicos extranjeros a la región que se integran a las experiencias nacidas de esta nueva etapa de la música sotaventina, provoca que se replanteen los límites de lo 'jarocho' (...) Actualmente, el movimiento trata de administrar su práctica y de forjar una estética propia con base en la cultura regional. Sin embargo, esto se torna complicado dado el contexto presente en el que los reencuentros favorecen la experimentación, y el mercado deviene realidad ineluctable para todos aquellos que pretenden hacer de la música una forma de vida y una actividad de reproducción material."
El Son Jarocho experimenta entonces un reposicionamiento, una visibilización significante, un proceso de debate sobre su práctica, una recontextualización de sus códigos de representación, una dinamización de su ejercicio... Todo lo que según la UNESCO lo vuelve Patrimonio Vivo.
Si seguimos esta línea de pensamiento, ha sido entonces la acción ejercida en los últimos años por los colectivos de músicos y promotores culturales lo que vuelve candidateable al son de cara a la Lista.
Lo que resulta paradójico es el hecho de que el proceso que ha revitalizado el son, proceso generado por actores independientes, promotores comunitarios, que han producido estrategias complejas de simbiosis y crítica frente al Estado, ahora sea susceptible de reinstitucionalizarse a través de un mecanismo internacional de buena voluntad.
Como lo mencionamos en la entrega pasada, es al nivel de la comprensión y de la aplicación de los principios de la UNESCO y de los programas a nivel nacional / local donde se genera confusión y en el peor de los casos, mera instrumentación...
Si lo que ocurre con los elementos de la Lista a nivel nacional es un acuerdo entre detentores del Patrimonio y Administración Local para su preservación, el riesgo que se corre es el de generar mecanismos de control de la práctica por parte de las mismas autoridades. Verbigracia, a través de los eventuales programas de apoyo que se proyecten, administrar la entrada de quienes se designen -desde las instituciones de gobierno- como "verdaderos músicos tradicionales". Sí, uno de los riesgos es producir una denominación de origen que potencialmente excluya a quienes no se integren al canon, sea este el que se pacte según las necesidades del contexto.
Es decir, lo que fortaleció la práctica del son jarocho en los últimos años puede ser lo que lo instrumente en beneficio de unos cuantos, lo patrimonialice en el peor sentido de la palabra, refolklorizándolo, museificándolo...
Esto respecto al son jarocho que se ha manifestado con fuerza en los últimos años, el son que abreva de una aparente raíz mestizada, el que se toca del Sotavento al Istmo pasando por los Tuxtlas. Ahora bien, como sabemos el Son Jarocho, si bien presenta un frente formal aparentemente homogéneo (mismo repertorio, canon de afinaciones, instrumentario regular, repertorio de bailes más o menos uniforme), contiene en sí mismo una diversidad de tonos, de afinaciones, de danzas que la reactivación de su práctica a partir de los años ochenta ha ocultado, aun sin querer.
Existe el son jarocho de raíz más indígena, el son más ligado al universo nahua-popoluca, el son que se toca distinto, el de Soteapan y Hueyapan. Un tipo de son que sí está en riesgo, que merecería sí ser atendido desde las políticas de salvaguarda propuestas por la misma UNESCO. Sin embargo, no ha sido la voluntad del Gobierno Federal, ni del Gobierno Estatal presentar candidaturas a la Lista de Salvaguarda Urgente del PCI. El único esfuerzo que se ha hecho desde las instituciones por visibilizarlo ha sido la grabación del disco "Sones de Muertos y Aparecidos" producido en el 2000 por el CONACULTA a través de la Dirección General de Culturas Populares y el Programa Nacional de Apoyo a la Música Popular, bajo la investigación y coordinación de Alfredo Delgado Calderón.
Y aquí volvemos a los quemencionábamos en el post anterior de esta serie: ¿No será que la Lista Representativa del PCI es meramente vista como una estrellita en la frente que puede -en todo caso- generar turismo? ¿El Estado Mexicano tendrá vergüenza de reconocer que existen prácticas que no han sido miradas por las instituciones? ¿Seguiremos operando el viejo código de honor nacional en el que la Cultura Nacional es uno de nuestros tesoros y por lo tanto no admitimos que hay tradiciones que desaparecen?
Por supuesto que el Son Jarocho merece ser llamado Patrimonio Cultural Intangible. Pero en términos de lo que significa el programa de salvaguarda de la UNESCO, ¿le hará falta este apoyo a una práctica que se ha resignificado y sostenido a sí misma durante los útlimos años? ¿Que se ha fortalecido sin la intervención directa de programas gubernamentales?
¿No sería más necesario voltear a ver a las prácticas más localizadas, mucho más regionalizadas que han sido descuidadas, no tomadas en cuenta de forma precisa?
¿Será el Son Jarocho en general quien tenga que estar en la lista? ¿Será la Lista Representativa la más adecuada para salvaguardar el patrimonio inmaterial ligado al son?
16 de septiembre de 2013
Intermedio
Un buscapiés por la esperanza...
En medio de tanta grisura, de lluvia ominosa, de gritos patrios de utilería y zócalos de acarreados, en medio del cinismo de quienes hacen política para hacer negocios y de la frustración de quienes intentan movilizarse ante la indiferencia de los demás, en medio de tanto y tanto la mata de la creación, del arte, de la música sigue abriéndose camino neciamente. Podemos construir mejores futuros aunque ahora nos cueste creerlo.
Laura Rebolloso presentó hace unos meses su disco Por la Esperanza de México. Morenas y Siquisirís por nuestro doliente país de demonios y maravillas. Zacamandús y Bambas para migrantes, para luchadores sociales, para quienes quieran vivir la vida buena de la paz.
Porque lo necesitamos, subámonos a la tarima a zapatear por la esperanza.
Buscapiés por la Esperanza
Laura Rebolloso y el Ensamble Marinero
Voz: Martha González
En medio de tanta grisura, de lluvia ominosa, de gritos patrios de utilería y zócalos de acarreados, en medio del cinismo de quienes hacen política para hacer negocios y de la frustración de quienes intentan movilizarse ante la indiferencia de los demás, en medio de tanto y tanto la mata de la creación, del arte, de la música sigue abriéndose camino neciamente. Podemos construir mejores futuros aunque ahora nos cueste creerlo.
Laura Rebolloso presentó hace unos meses su disco Por la Esperanza de México. Morenas y Siquisirís por nuestro doliente país de demonios y maravillas. Zacamandús y Bambas para migrantes, para luchadores sociales, para quienes quieran vivir la vida buena de la paz.
Porque lo necesitamos, subámonos a la tarima a zapatear por la esperanza.
Buscapiés por la Esperanza
Laura Rebolloso y el Ensamble Marinero
Voz: Martha González
"Por la Esperanza de México"
Producción Musical Greg Landau
Round Whirled Records/ Ediciones Pentagrama 2013
Dirección del video: Alejandro Strauss
Round Whirled Records/ Ediciones Pentagrama 2013
Dirección del video: Alejandro Strauss
BUSCAPIES POR LA ESPERANZA
Versada: Laura Rebolloso
1.
En tu pecho suena el son
por México, la esperanza
al tiempo de la mudanza
que transforma la nación
que mueve la instalación
del sistema ya vencido
y surge el joven nutrido
de Historia y de pensamiento
el espíritu del viento
rezumba el nuevo sonido.
2.
Un canto por el maíz
por el hombre campesino
porque siembra peregrino
vive fuera del país
la mujer es la matriz
La Patria, con su rebozo
quiere la madre un esposo
democrático, un soporte
sin papel, ni pasaporte
quiere esfuerzo generoso.
3.-
Síncopa del Buscapies
mestizo y afroandaluz
el tumbao de Veracruz
se suma porque la mies
es mucha, quiere los pies
y las manos mexicanas
necesita que las ganas
de transformar no se acaben
que se sumen los que saben
iluminar las ventanas.
Un verso de flores
“POR MÉXICO LA ESPERANZA”
pide la esperanza
forma una balanza
que limpia rencores
y a la paz alcanza.
Por la democracia
Por la juventud
Por el campesino
El maíz morado
Y sin narcotráfico
Y sin corrupción
Por toda La Tierra
Por la Educación
Y sin monopolios
Con soberanía.
Y calabacitas
Y LA PAZ ALCANZA.
Y CALABACITAS
Y CHILACAYOTES.
Versada: Laura Rebolloso
1.
En tu pecho suena el son
por México, la esperanza
al tiempo de la mudanza
que transforma la nación
que mueve la instalación
del sistema ya vencido
y surge el joven nutrido
de Historia y de pensamiento
el espíritu del viento
rezumba el nuevo sonido.
2.
Un canto por el maíz
por el hombre campesino
porque siembra peregrino
vive fuera del país
la mujer es la matriz
La Patria, con su rebozo
quiere la madre un esposo
democrático, un soporte
sin papel, ni pasaporte
quiere esfuerzo generoso.
3.-
Síncopa del Buscapies
mestizo y afroandaluz
el tumbao de Veracruz
se suma porque la mies
es mucha, quiere los pies
y las manos mexicanas
necesita que las ganas
de transformar no se acaben
que se sumen los que saben
iluminar las ventanas.
Un verso de flores
“POR MÉXICO LA ESPERANZA”
pide la esperanza
forma una balanza
que limpia rencores
y a la paz alcanza.
Por la democracia
Por la juventud
Por el campesino
El maíz morado
Y sin narcotráfico
Y sin corrupción
Por toda La Tierra
Por la Educación
Y sin monopolios
Con soberanía.
Y calabacitas
Y LA PAZ ALCANZA.
Y CALABACITAS
Y CHILACAYOTES.
10 de septiembre de 2013
El son jarocho como patrimonio... ¿a la lista de la UNESCO? III
En nuestra serie sobre la posible inclusión del Son Jarocho a la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, lanzamos en el post anterior una serie
de preguntas ligadas al debate en tanto que ejes de discusión que comenzaremos a tratar esta semana.
En esta tercera entrega, después de haber hecho un recuento sobre lo que significa el Patrimonio Cultural Inmaterial y los mecanismos de la UNESCO para preservarlos, y de publicar un texto sobre el Son Jarocho y su dimensión patrimonial, tratamos de resolver la pregunta: ¿Para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
Pregunta que nos ha sido hecha por algunos lectores y decidimos con ella empezar nuestro análisis temático. En los post anteriores ya hemos discutido ampliamente temas y conceptos para poder abordar asuntos más complicados sin tener que explicar todo desde un principio. Invitamos a nuestros lectores interesados a leer los post de toda la serie.
Ha sido nuestro interés, desde que empezamos esta serie de artículos, provocar la reflexión tanto de los actores involucrados -creadores y funcionarios culturales- como del público interesado en el tema. Esperamos que esta información, esta cadena de análisis contribuya a una mayor comprensión de lo que está en juego.
___________________________________________________________
Cinco preguntas sobre la nominación del Son Jarocho a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO:
1. ¿Para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
Ishtar Cardona
Cuando se habla de la introducción de un sitio a la Lista del Patrimonio de la Humanidad (Patrimonio Tangible) o de una tradición a la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial, ambas de la UNESCO, se piensa en términos del aplauso y del honor: una medalla que se ha ganado.
Sin embargo, la introducción de un elemento a las listas de la UNESCO no significa meramente un reconocimiento. También exige un compromiso para su preservación. Y además, implica el involucramiento de actores en todos los niveles (gobiernos nacionales y locales, comunidad vinculada al elemento, sociedad civil) en la generación de proyectos de salvaguarda de ese patrimonio. La UNESCO así lo pide en los criterios de inscripción a las listas.
Ello, por supuesto, nos habla del espíritu que ha animado el trabajo de las Naciones Unidas en relación a las manifestaciones culturales, la reflexión que ha generado sobre la necesidad y función de la memoria de las comunidades en el equilibrio social, la pertinencia de la visión cultural en la estructuración de planes de gobierno, en el enorme potencial que la creatividad artística-cultural contiene de cara al desarrollo.
Los documentos que la UNESCO ha generado en la última década (la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial se aprueba el 17 de octubre de 2003) prueban esta visión compleja, esperanzada, analítica, integral que Naciones Unidas trata de impulsar en los países miembros.
Ahora bien, la UNESCO no actúa unilateralmente. No podría. Como ya se ha dicho, la UNESCO solicita el mayor involucramiento por parte de los diferentes sectores interesados en la preservación de las prácticas tradicionales que puedan ser consideradas en las listas. Es decir, la UNESCO preconiza el principio básico de toda memoria: su generación, su conservación, su transformación, su uso le corresponden primordialmente al ente que la genera; en este caso, toda práctica tradicional está inserta en un contenedor comunitario que debería de ser, en todo caso, el primero en preservarla.
La UNESCO así pone sobre la mesa el objetivo de la salvaguarda del PCI: el tejido comunitario se fortalece a través de la practica de sus propios referentes. La comunidad es / debería de ser la primera en valorar sus propias prácticas. La comunidad tiene la capacidad de transformar sus propias prácticas de acuerdo a los contextos actuales. La comunidad puede preservar rasgos ancestrales de esas prácticas porque conservan un fuerte sentido social que las hacen significativas. La comunidad puede -en su propio interés- crear mecanismos de salvaguarda de esas prácticas y tal vez dotarlas opertivamente de un cariz económico que permita que la propia tradición, la manifestación objetiva de lo simbólico, se torne un factor directo de desarrollo económico para la misma comunidad.
La UNESCO lo que pretende es provocar todas estas reflexiones para que los países, las regiones, los pueblos piensen sobre el valor enorme de su patrimonio inmaterial, el potencial de sanación social y desarrollo que conlleva en sí, para que todo ello derive, más allá de la toma de conciencia, en la toma de acciones.
Para eso sirve no solamente la invitación que hace el organismo a los países para presentar candidaturas a la Lista, sino todos los programas que en torno al PCI ofrece Naciones Unidas para que las naciones los implementen en su territorio.
Sin embargo, es al nivel de la comprensión y de la aplicación de los principios de la UNESCO y de los programas a nivel nacional / local donde se genera confusión y en el peor de los casos, mera instrumentación...
Es decir, lo ideal sería que estos principios, estas bases, estos objetivos de valoración del PCI se conservaran y se enriquecieran en los diferentes países, generando políticas particulares de acuerdo a las necesidades de cada una de las localidades, regiones, donde hubiera elementos susceptibles de intergrarse a la Lista. Que la Lista sirviese como un detonador de la reflexión a nivel local y que desde lo local se generaran propuestas y dinámicas de preservación.
Pero si la Lista es vista únicamente como un galardón otorgado desde el exterior y, en el peor de los casos y como ocurre mucho, como una fuente de dinero que fluye hacia la región, pues la Lista nos solamente no sirve porque pervierte sus principios, sino que genera dinámicas viciosas de paternalismo, corrupción, inmovilidad, irresponsabilidad.
Ya lo hemos dicho en nuestros post anteriores: la UNESCO no da de forma directa dinero para los elementos inscritos en la Lista. Ahora bien, sí existe un Fondo para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que por supuesto le da prioridad a los elementos que requieren medidas de salvaguarda urgente pero que no excluye a elementos inscritos en la Lista Representativa. Los Estados parte pueden solicitar asistencia internacional para llevar a cabo programas y proyectos de salvaguardia del PCI (formulario ICH-04).
Sin embargo, los programas y los fondos que se implementen para la salvaguarda de las tradiciones, las practicas que sean consideradas elementos de la Lista deben de ser creadas, administradas y supervisadas por el propio país de donde es originario el elemento.
Si esto no se hace bien desde lo local, entonces en el fondo no sirve de nada incluir una tradición en la Lista Representativa.
Sobre el asunto de los fondos y las responsabilidades ya hablaremos en las siguientes entregas. Por lo pronto nos interesa que una idea quede clara: la intenciones de la UNESCO no están en duda al crear toda esta estructura de discusión y defensa del PCI. El problema viene a nivel local. "La UNESCO lo que estructura es una serie de lineamientos, deontologías, estándares, etc. Cuando un país signa un convenio o busca una declaratoria (y para ello debe haber signado los convenios de protección del patrimonio material e inmaterial), se compromete a ajustar su legislación (a nivel federal, estatal y local/municipal) de modo que cumpla con lo que se ha comprometido. Y es ahí donde está el quid de la cuestión." (Brenda J. Caro Cocotle).
Entonces, ¿para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
Como lo hemos tratado de explicar a través de este texto, en el mejor de los casos debería de servir para reflexionar, valorar, impulsar el PCI de una comunidad pensando en que su salvaguarda conlleva enormes beneficios sociales (incluyendo el espectro económico). Pero si esta idea se usa mal, pobremente, gandallamente, entonces, francamente, no sirve de nada.
En esta tercera entrega, después de haber hecho un recuento sobre lo que significa el Patrimonio Cultural Inmaterial y los mecanismos de la UNESCO para preservarlos, y de publicar un texto sobre el Son Jarocho y su dimensión patrimonial, tratamos de resolver la pregunta: ¿Para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
Pregunta que nos ha sido hecha por algunos lectores y decidimos con ella empezar nuestro análisis temático. En los post anteriores ya hemos discutido ampliamente temas y conceptos para poder abordar asuntos más complicados sin tener que explicar todo desde un principio. Invitamos a nuestros lectores interesados a leer los post de toda la serie.
Ha sido nuestro interés, desde que empezamos esta serie de artículos, provocar la reflexión tanto de los actores involucrados -creadores y funcionarios culturales- como del público interesado en el tema. Esperamos que esta información, esta cadena de análisis contribuya a una mayor comprensión de lo que está en juego.
___________________________________________________________
Cinco preguntas sobre la nominación del Son Jarocho a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO:
1. ¿Para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
Ishtar Cardona
Cuando se habla de la introducción de un sitio a la Lista del Patrimonio de la Humanidad (Patrimonio Tangible) o de una tradición a la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial, ambas de la UNESCO, se piensa en términos del aplauso y del honor: una medalla que se ha ganado.
Sin embargo, la introducción de un elemento a las listas de la UNESCO no significa meramente un reconocimiento. También exige un compromiso para su preservación. Y además, implica el involucramiento de actores en todos los niveles (gobiernos nacionales y locales, comunidad vinculada al elemento, sociedad civil) en la generación de proyectos de salvaguarda de ese patrimonio. La UNESCO así lo pide en los criterios de inscripción a las listas.
Ello, por supuesto, nos habla del espíritu que ha animado el trabajo de las Naciones Unidas en relación a las manifestaciones culturales, la reflexión que ha generado sobre la necesidad y función de la memoria de las comunidades en el equilibrio social, la pertinencia de la visión cultural en la estructuración de planes de gobierno, en el enorme potencial que la creatividad artística-cultural contiene de cara al desarrollo.
Los documentos que la UNESCO ha generado en la última década (la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial se aprueba el 17 de octubre de 2003) prueban esta visión compleja, esperanzada, analítica, integral que Naciones Unidas trata de impulsar en los países miembros.
Ahora bien, la UNESCO no actúa unilateralmente. No podría. Como ya se ha dicho, la UNESCO solicita el mayor involucramiento por parte de los diferentes sectores interesados en la preservación de las prácticas tradicionales que puedan ser consideradas en las listas. Es decir, la UNESCO preconiza el principio básico de toda memoria: su generación, su conservación, su transformación, su uso le corresponden primordialmente al ente que la genera; en este caso, toda práctica tradicional está inserta en un contenedor comunitario que debería de ser, en todo caso, el primero en preservarla.
La UNESCO así pone sobre la mesa el objetivo de la salvaguarda del PCI: el tejido comunitario se fortalece a través de la practica de sus propios referentes. La comunidad es / debería de ser la primera en valorar sus propias prácticas. La comunidad tiene la capacidad de transformar sus propias prácticas de acuerdo a los contextos actuales. La comunidad puede preservar rasgos ancestrales de esas prácticas porque conservan un fuerte sentido social que las hacen significativas. La comunidad puede -en su propio interés- crear mecanismos de salvaguarda de esas prácticas y tal vez dotarlas opertivamente de un cariz económico que permita que la propia tradición, la manifestación objetiva de lo simbólico, se torne un factor directo de desarrollo económico para la misma comunidad.
La UNESCO lo que pretende es provocar todas estas reflexiones para que los países, las regiones, los pueblos piensen sobre el valor enorme de su patrimonio inmaterial, el potencial de sanación social y desarrollo que conlleva en sí, para que todo ello derive, más allá de la toma de conciencia, en la toma de acciones.
Para eso sirve no solamente la invitación que hace el organismo a los países para presentar candidaturas a la Lista, sino todos los programas que en torno al PCI ofrece Naciones Unidas para que las naciones los implementen en su territorio.
Sin embargo, es al nivel de la comprensión y de la aplicación de los principios de la UNESCO y de los programas a nivel nacional / local donde se genera confusión y en el peor de los casos, mera instrumentación...
Es decir, lo ideal sería que estos principios, estas bases, estos objetivos de valoración del PCI se conservaran y se enriquecieran en los diferentes países, generando políticas particulares de acuerdo a las necesidades de cada una de las localidades, regiones, donde hubiera elementos susceptibles de intergrarse a la Lista. Que la Lista sirviese como un detonador de la reflexión a nivel local y que desde lo local se generaran propuestas y dinámicas de preservación.
Pero si la Lista es vista únicamente como un galardón otorgado desde el exterior y, en el peor de los casos y como ocurre mucho, como una fuente de dinero que fluye hacia la región, pues la Lista nos solamente no sirve porque pervierte sus principios, sino que genera dinámicas viciosas de paternalismo, corrupción, inmovilidad, irresponsabilidad.
Ya lo hemos dicho en nuestros post anteriores: la UNESCO no da de forma directa dinero para los elementos inscritos en la Lista. Ahora bien, sí existe un Fondo para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que por supuesto le da prioridad a los elementos que requieren medidas de salvaguarda urgente pero que no excluye a elementos inscritos en la Lista Representativa. Los Estados parte pueden solicitar asistencia internacional para llevar a cabo programas y proyectos de salvaguardia del PCI (formulario ICH-04).
Sin embargo, los programas y los fondos que se implementen para la salvaguarda de las tradiciones, las practicas que sean consideradas elementos de la Lista deben de ser creadas, administradas y supervisadas por el propio país de donde es originario el elemento.
Si esto no se hace bien desde lo local, entonces en el fondo no sirve de nada incluir una tradición en la Lista Representativa.
Sobre el asunto de los fondos y las responsabilidades ya hablaremos en las siguientes entregas. Por lo pronto nos interesa que una idea quede clara: la intenciones de la UNESCO no están en duda al crear toda esta estructura de discusión y defensa del PCI. El problema viene a nivel local. "La UNESCO lo que estructura es una serie de lineamientos, deontologías, estándares, etc. Cuando un país signa un convenio o busca una declaratoria (y para ello debe haber signado los convenios de protección del patrimonio material e inmaterial), se compromete a ajustar su legislación (a nivel federal, estatal y local/municipal) de modo que cumpla con lo que se ha comprometido. Y es ahí donde está el quid de la cuestión." (Brenda J. Caro Cocotle).
Entonces, ¿para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
Como lo hemos tratado de explicar a través de este texto, en el mejor de los casos debería de servir para reflexionar, valorar, impulsar el PCI de una comunidad pensando en que su salvaguarda conlleva enormes beneficios sociales (incluyendo el espectro económico). Pero si esta idea se usa mal, pobremente, gandallamente, entonces, francamente, no sirve de nada.
2 de septiembre de 2013
Intermedio
Ante
el horror, la creación, la reflexión...
La
noche del 8 de junio de 2010 la vida de Irene se detuvo. Fue frenada
por el muro de violencia que en México y en Veracruz se construyó a
base de corrupción, impunidad, valemadrismo.
Para
sobrevivir a esa ausencia su madre, Ester, escribió y escribió.
Para no ahogarse. Para enlazarse con lo que queda. Para recuperar la
voz.
Este
próximo viernes 6 de septiembre se presentará en Casa Principal, en
el Puerto de Veracruz, el libro "México 2010. Diario de una madre mutilada" escrito por Ester Hernández Palacios. El libro
ganó en 2011 el Premio Bellas Artes de Testimonio “Carlos Montemayor” y desde hace ya algunos meses circula en librerías.
Ester
-quien le quitó la H a su nombre porque no se puede seguir siendo
completud ante la muerte de un hijo- es investigadora de la
Universidad Veracruzana. Antigua directora del Instituto Veracruzano
de Cultura, es ante todo ensayista, poeta, narradora.
En
la presentación estarán acompañando a la autora Marisol Robles e
Ishtar Cardona
Presentación
del libro
Diario
de una madre mutilada
Viernes
6 de septiembre
Casa
Principal
Mario
Molina No. 315, Centro Histórico, Veracruz, Ver.
19:30
hrs.
Entrada
Libre
V
Cuando
llegamos al hospital, hay varias personas esperándonos afuera, entre
ellos mis sobrinos. Me abrazan, la intuición se convierte en
certeza.
-¿Dónde
está Irene?
Mis
sobrinos no pueden contestar, no recuerdo quien me informa que debo
entrar a reconocer el cuerpo. Mi yerno me toma del brazo. No siento
las piernas, sé que avanzo porque él se mueve.
Un
doctor me mira con tristeza, casi diría con miedo. Corre una cortina
blanca. Me acerco a la camilla. El cuerpo está cubierto por una
sábana. Pálida como sólo es pálida la muerte, el pelo recogido y
un tubo en la boca. Aún así, nunca ha sido más hermosa la muerte.
-Es
mi hija.
-Llegó
sin vida. Intentamos reanimarla, pero fue imposible. Los de la
ambulancia dijeron que vivía. Debe haber fallecido al entrar. Tiene
26 orificios en el cuerpo, hubiera sido imposible... Lo lamento.
26
años tenía mi hija, 26 veces cruzaron su cuerpo balas asesinas, 26
veces le quitaron el color, el aliento... la vida. 26 veces se clavan
las mismas balas con un martillo en mi cabeza. Me rompen, me vacían.
No lloro, no grito.
Fragmento
de México 2010. Diario de una madre mutilada
de
Ester Hernández Palacios
27 de agosto de 2013
El son jarocho como patrimonio... ¿a la lista de la UNESCO? II
Hace unas semanas iniciamos un ejercicio.
Ante la posible inclusión del Son Jarocho en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, hemos decidido publicar una serie de artículos relacionados con el tema, sus implicaciones y los intereses que esta nominación despierta.
Lo hemos dicho antes e insistimos: analizando el panorama, las posiciones de los actores involucrados, el manejo que se le ha dado a los elementos inscritos por parte de nuestro país en la lista y las consecuencias que este hecho -la inscripción del Son- puede acarrear, consideramos que es urgente una revisión sobre el tema. Queremos un debate informado y crítico.
En las semanas pasadas hemos subido información referente a lo que la UNESCO considera Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) y sobre las listas que se han creado para que los Estados parte propongan elementos a integrar ante el Comité instituido, ya sea por su representatividad, por la urgencia en acciones para su conservación o por el manejo que ciertos proyectos generan y que reflejan el espíritu de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
También transcribimos el texto de la Convención y publicamos un artículo académico sobre el Son Jarocho, su complejo caracter identitario y tradicional, así como las transformaciones en su práctica y sentido. Es decir, su dimensión patrimonial.
Esta semana, para reabrir el debate, queremos poner sobre la mesa una serie de preguntas ligadas al debate en tanto que ejes de discusión que procuraremos agotar en las siguientes publicaciones.
Esperamos que estos cuestionamientos tengan eco... Es decir, que provoquen reflexión tanto en los actores involucrados -creadores y funcionarios culturales- como en el público interesado en el tema. Ya estaremos tratando de dar respuesta los próximos días.
_________________________________________________________
Cinco preguntas sobre la nominación del Son Jarocho a la
Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO
Ishtar Cardona
Al reflexionar sobre los límites y alcances que conlleva la posible inscripción del Son Jarocho en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, hemos observado que muchos de los actores involucrados, creadores culturales y funcionarios de los diferentes niveles gubernamentales, dan por sentadas muchas cosas respecto a este hecho. Se piensa en la inscripción en la Lista como una especie de "honor" que puede "capitalizar" la práctica en sí. Es decir, muchas personas la piensan como una especie de estrellita en la frente que se nos da por ser tan creativos, por haber defendido tan bien nuestras tradiciones, y que por ello se nos premiará con apoyos para seguir haciéndolo.
Como hemos tratado de exponer en los textos publicados anteriormente, este asunto del patrimonio cultural y de su vinculación a programas intergubernamentales, entre lo local, lo nacional y lo internacional, es mucho más complejo que recibir una buena calificación y un cheque. Se pone en juego el sentido mismo de la práctica tradicional, el por qué los creadores de la comunidad lo siguen haciendo, la mirada que las administraciones gubernamentales tengan sobre esta práctica, su utilidad, la capacidad que tengan las nuevas generaciones de seguir reproduciéndola, los límites estéticos y formales mismos...
Es esta misma complejidad la que nos impulsa a poner sobre la mesa una serie de cuestionamientos necesarios, creemos, para debatir el tema. Estos cuestionamientos serán analizados con más detalle en las próximas dos publicaciones. Por el momento queremos lanzar a la arena cinco preguntas, preguntas que traen detrás más cuestionamientos, por supuesto. Esperamos sirva este ejercicio para tratar con menos ingenuidad -y oportunismo- un tema que aparentemente no está discusión.
Pero sí lo está...
¿Para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
La UNESCO considera que el hecho de construir un red de sostén para la salvaguarda de las prácticas tradicionales vivas que constituyen Patrimonio Cultural Inmaterial tiene múltiples beneficios: nutre la diversidad cultural y la creatividad humana ayudando así a enfrentar los problemas actuales ligados al desarrollo sostenible, es decir, la educación, la cohesión social, la seguridad alimentaria, la salud y la gestión de los recursos naturales. Además, agraga la UNESCO, la salvaguarda del PCI puede generar fuentes de empleo e ingreso para las comunidades detentoras de estas prácticas.
En términos generales el beneficio es muy claro. Sin embargo, ¿esto se refleja a nivel local, en las experiencias de terreno? ¿Qué tan sensibilizada está la población, tanto los detentores del PCI como el ensamble de la nación, sobre la importancia del PCI como para que esta nominación tenga una repercusión real? ¿Cuáles serían los elementos necesarios para que estas inscripciones tuvieran un beneficio -ese sí- tangible?
¿Por qué el Son Jarocho es considerado para integrar la Lista Representativa del PCI?
Como lo hemos mencionado en textos anteriores, al estudiar la historia del Son Jarocho nos damos cuenta de cómo una práctica con raíces históricas, contenida en un espacio cultural delimitado, se expande más allá de sus referentes. Mutando, adaptándose, el son ha logrado una vitalidad que surge del núcleo mismo de la comunidad. Compleja, la tradición ha adoptado formas que por lo menos hasta el momento no han diluido los elementos básicos del género. La creatividad de los actores del son actual y los cuestionamientos que se han formulado han fortalecido una música que, desenraizada, perdía poco a poco su sentido social. Al recuperar su sentido comunitario, el son jarocho se proyecta como una práctica viva, tal cual considera la UNESCO al PCI.
Ahora bien, como sabemos el Son Jarocho, si bien presenta un frente formal aparentemente homogéneo (mismo repertorio, canon de afinaciones, instrumentario regular, repertorio de bailes más o menos uniforme), contiene en sí mismo una diversidad de tonos, de afinaciones, de danzas que la reactivación de su práctica a partir de los años ochenta ha ocultado, aun sin querer.
Por supuesto que el Son Jarocho merece ser llamado Patrimonio Cultural Intangible. Pero en términos de lo que significa el programa de salvaguarda de la UNESCO, ¿le hará falta este apoyo a una práctica que se ha resignificado y sostenido a sí misma durante los útlimos años? ¿Que se ha fortalecido sin la intervención directa de programas gubernamentales?
¿No sería más necesario voltear a ver a las prácticas más localizadas, mucho más regionalizadas que han sido descuidadas, no tomadas en cuenta de forma precisa?
¿Será el Son Jarocho en general quien tenga que estar en la lista? ¿Será la Lista Representativa la más adecuada para salvaguardar el ptrimonio inmaterial ligado al son?
¿Por qué hasta ahora no se ha presentado oficialmente la candidatura del Son Jarocho ante el Comité Intergubernamental de la UNESCO?
Desde hace algunos años diferentes instituciones, estatales y federales han intentado crear una carpeta de candidatura del son jarocho para la Lista Representativa. Ninguno de estos intentos tuvo éxito. En fechas recientes se ha vuelto a poner el tema sobre la mesa a través de la iniciativa de la Secretaría de Turismo, Cultura y Cinematografía del Estado de Veracruz.
¿Por qué, si la inscripción en la lista es vista como un "honor", un reconocimiento al espíritu, a la memoria vuelta práctica tradicional de una comunidad, no se ha procedido de forma oficial a la candidatura del Son Jarocho?
El Son Jarocho, como lo hemos dicho anteriormente, representa un componente fundamental del panorama cultural mexicano, no solamente por la representatividad que su universo simbólico ha tenido en la conformación de los imaginarios de los popular, sino por su viveza actual. Entonces, ¿qué ha frenado su inserción en la lista?
Para resolver esta pregunta debemos abordar los criterios técnicos de las candidaturas y la actitud de los actores involucrados frente al proyecto de sacar adelante la inscripción. Analizando los escenarios de los ensayos pasados podremos analizar el porvenir de los intentos presentes.
¿A los otros elementos que México tiene en las listas del PCI les ha representado un beneficio estar inscritos?
México, desde que el Comité Intergubernamental instituyó el listado en 2008, ha logrado la aceptación de ocho elementos, siete en la Lista Representativa y uno en la Lista de Programas, Proyectos y Actividades para la Salvaguardia del Patrimonio. México no ha presentado la candidatura de ningún elemento para ser considerado en la lista de Salvaguarda Urgente.
Los elementos inscritos en la Lista Representativa son los siguientes: Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos (2008), Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado, La ceremonia ritual de los Voladores (2009), La pirekua, canto tradicional de los p’urhépechas, Los parachicos en la fiesta tradicional de enero de Chiapa de Corzo, La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva - El paradigma de Michoacán (2010), y El Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta (2011). En 2012 se inscribió al Centro de las Artes Indígenas y su contribución a la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial del pueblo totonaca de Veracruz, México en la Lista de Programas, Proyectos y Actividades para la Salvaguardia del Patrimonio.
Evidentemente muchas de estas fiestas, prácticas, sitios culturales se han beneficiado de una visibilidad mayor desde su inscripción en las listas. Sin embargo, hay que distinguir entre el gesto de la inscripción, lo que representa un "honor", una "medalla" colocada en el pecho de la Patria, y el beneficio que se encuentra en las intenciones de la Convención de la UNESCO al crear este programa.
Más allá de las etiquetas turísticas asociadas a la inscripción, ¿los músicos de pirekua, las comunidades otomíes de Tolimán, los pueblos que hacen los rituales asociados a las fiestas de muertos han visto fortalecerse su memoria, sus prácticas a nivel local? ¿Al Mariachí Nacional y a la Comida Mexicana -que en realidad en la inscripción resulta ser la comida michoacana- les hacía falta la inscripción? ¿Cómo han cambiado las dinámicas en las cofradías de Voladores desde su inscripción en la lista?
¿Quién se beneficiará de esta inclusión en la Lista?
Según las intenciones de la Convención, este programa de salvaguarda que está en el corazón de la inscripción a las listas debe beneficiar a los detentores de estas prácticas, comunidades, grupos e individuos, al mismo tiempo que se sensibiliza al ensamble social, especialmente a los jóvenes.
¿Beneficiarlos cómo? Deteniendo, a través de una serie de mecanismos que se deben de articular a nivel local, nacional e internacional, el deterioro, desaparición y destrucción del patrimonio cultural inmaterial, debido en particular a la falta de recursos para salvaguardarlo. Después de este primer estadío, la UNESCO propone generar herramientas que articulen la creatividad propia a las prácticas tradicionales vivas con plataformas económicas que permitan generar ingresos a las comunidades detentoras.
Es decir, vemos a la economía como un factor articulado y articulante en el programa. Pero aquí el factor económico es visto como un medio de preservación, y no como un fin lucrativo en sí.
Sin embargo, y pese a que no existe una "beca" como tal que se conceda a los elementos inscritos en la Lista Representativa, muchos de los actores involucrados piensan en la recepción directa de ayudas monetarias. ¿Es el financiamiento a los micro-proyectos de los detentores de la práctica el beneficio real?
Por otra parte, al parecer el primer efecto de la inscripción de un elemento es su visibilidad en términos turísticos. ¿El beneficio turístico en sí es la única meta deseable? ¿De qué forma se puede articular Turismo con Práctica Cultural Sostenible?
Ante la posible inclusión del Son Jarocho en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, hemos decidido publicar una serie de artículos relacionados con el tema, sus implicaciones y los intereses que esta nominación despierta.
Lo hemos dicho antes e insistimos: analizando el panorama, las posiciones de los actores involucrados, el manejo que se le ha dado a los elementos inscritos por parte de nuestro país en la lista y las consecuencias que este hecho -la inscripción del Son- puede acarrear, consideramos que es urgente una revisión sobre el tema. Queremos un debate informado y crítico.
En las semanas pasadas hemos subido información referente a lo que la UNESCO considera Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) y sobre las listas que se han creado para que los Estados parte propongan elementos a integrar ante el Comité instituido, ya sea por su representatividad, por la urgencia en acciones para su conservación o por el manejo que ciertos proyectos generan y que reflejan el espíritu de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
También transcribimos el texto de la Convención y publicamos un artículo académico sobre el Son Jarocho, su complejo caracter identitario y tradicional, así como las transformaciones en su práctica y sentido. Es decir, su dimensión patrimonial.
Esta semana, para reabrir el debate, queremos poner sobre la mesa una serie de preguntas ligadas al debate en tanto que ejes de discusión que procuraremos agotar en las siguientes publicaciones.
Esperamos que estos cuestionamientos tengan eco... Es decir, que provoquen reflexión tanto en los actores involucrados -creadores y funcionarios culturales- como en el público interesado en el tema. Ya estaremos tratando de dar respuesta los próximos días.
_________________________________________________________
Cinco preguntas sobre la nominación del Son Jarocho a la
Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO
Ishtar Cardona
Al reflexionar sobre los límites y alcances que conlleva la posible inscripción del Son Jarocho en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, hemos observado que muchos de los actores involucrados, creadores culturales y funcionarios de los diferentes niveles gubernamentales, dan por sentadas muchas cosas respecto a este hecho. Se piensa en la inscripción en la Lista como una especie de "honor" que puede "capitalizar" la práctica en sí. Es decir, muchas personas la piensan como una especie de estrellita en la frente que se nos da por ser tan creativos, por haber defendido tan bien nuestras tradiciones, y que por ello se nos premiará con apoyos para seguir haciéndolo.
Como hemos tratado de exponer en los textos publicados anteriormente, este asunto del patrimonio cultural y de su vinculación a programas intergubernamentales, entre lo local, lo nacional y lo internacional, es mucho más complejo que recibir una buena calificación y un cheque. Se pone en juego el sentido mismo de la práctica tradicional, el por qué los creadores de la comunidad lo siguen haciendo, la mirada que las administraciones gubernamentales tengan sobre esta práctica, su utilidad, la capacidad que tengan las nuevas generaciones de seguir reproduciéndola, los límites estéticos y formales mismos...
Es esta misma complejidad la que nos impulsa a poner sobre la mesa una serie de cuestionamientos necesarios, creemos, para debatir el tema. Estos cuestionamientos serán analizados con más detalle en las próximas dos publicaciones. Por el momento queremos lanzar a la arena cinco preguntas, preguntas que traen detrás más cuestionamientos, por supuesto. Esperamos sirva este ejercicio para tratar con menos ingenuidad -y oportunismo- un tema que aparentemente no está discusión.
Pero sí lo está...
¿Para qué sirve que una práctica tradicional sea considerada dentro de las listas del PCI de la UNESCO?
La UNESCO considera que el hecho de construir un red de sostén para la salvaguarda de las prácticas tradicionales vivas que constituyen Patrimonio Cultural Inmaterial tiene múltiples beneficios: nutre la diversidad cultural y la creatividad humana ayudando así a enfrentar los problemas actuales ligados al desarrollo sostenible, es decir, la educación, la cohesión social, la seguridad alimentaria, la salud y la gestión de los recursos naturales. Además, agraga la UNESCO, la salvaguarda del PCI puede generar fuentes de empleo e ingreso para las comunidades detentoras de estas prácticas.
En términos generales el beneficio es muy claro. Sin embargo, ¿esto se refleja a nivel local, en las experiencias de terreno? ¿Qué tan sensibilizada está la población, tanto los detentores del PCI como el ensamble de la nación, sobre la importancia del PCI como para que esta nominación tenga una repercusión real? ¿Cuáles serían los elementos necesarios para que estas inscripciones tuvieran un beneficio -ese sí- tangible?
¿Por qué el Son Jarocho es considerado para integrar la Lista Representativa del PCI?
Como lo hemos mencionado en textos anteriores, al estudiar la historia del Son Jarocho nos damos cuenta de cómo una práctica con raíces históricas, contenida en un espacio cultural delimitado, se expande más allá de sus referentes. Mutando, adaptándose, el son ha logrado una vitalidad que surge del núcleo mismo de la comunidad. Compleja, la tradición ha adoptado formas que por lo menos hasta el momento no han diluido los elementos básicos del género. La creatividad de los actores del son actual y los cuestionamientos que se han formulado han fortalecido una música que, desenraizada, perdía poco a poco su sentido social. Al recuperar su sentido comunitario, el son jarocho se proyecta como una práctica viva, tal cual considera la UNESCO al PCI.
Ahora bien, como sabemos el Son Jarocho, si bien presenta un frente formal aparentemente homogéneo (mismo repertorio, canon de afinaciones, instrumentario regular, repertorio de bailes más o menos uniforme), contiene en sí mismo una diversidad de tonos, de afinaciones, de danzas que la reactivación de su práctica a partir de los años ochenta ha ocultado, aun sin querer.
Por supuesto que el Son Jarocho merece ser llamado Patrimonio Cultural Intangible. Pero en términos de lo que significa el programa de salvaguarda de la UNESCO, ¿le hará falta este apoyo a una práctica que se ha resignificado y sostenido a sí misma durante los útlimos años? ¿Que se ha fortalecido sin la intervención directa de programas gubernamentales?
¿No sería más necesario voltear a ver a las prácticas más localizadas, mucho más regionalizadas que han sido descuidadas, no tomadas en cuenta de forma precisa?
¿Será el Son Jarocho en general quien tenga que estar en la lista? ¿Será la Lista Representativa la más adecuada para salvaguardar el ptrimonio inmaterial ligado al son?
¿Por qué hasta ahora no se ha presentado oficialmente la candidatura del Son Jarocho ante el Comité Intergubernamental de la UNESCO?
Desde hace algunos años diferentes instituciones, estatales y federales han intentado crear una carpeta de candidatura del son jarocho para la Lista Representativa. Ninguno de estos intentos tuvo éxito. En fechas recientes se ha vuelto a poner el tema sobre la mesa a través de la iniciativa de la Secretaría de Turismo, Cultura y Cinematografía del Estado de Veracruz.
¿Por qué, si la inscripción en la lista es vista como un "honor", un reconocimiento al espíritu, a la memoria vuelta práctica tradicional de una comunidad, no se ha procedido de forma oficial a la candidatura del Son Jarocho?
El Son Jarocho, como lo hemos dicho anteriormente, representa un componente fundamental del panorama cultural mexicano, no solamente por la representatividad que su universo simbólico ha tenido en la conformación de los imaginarios de los popular, sino por su viveza actual. Entonces, ¿qué ha frenado su inserción en la lista?
Para resolver esta pregunta debemos abordar los criterios técnicos de las candidaturas y la actitud de los actores involucrados frente al proyecto de sacar adelante la inscripción. Analizando los escenarios de los ensayos pasados podremos analizar el porvenir de los intentos presentes.
¿A los otros elementos que México tiene en las listas del PCI les ha representado un beneficio estar inscritos?
México, desde que el Comité Intergubernamental instituyó el listado en 2008, ha logrado la aceptación de ocho elementos, siete en la Lista Representativa y uno en la Lista de Programas, Proyectos y Actividades para la Salvaguardia del Patrimonio. México no ha presentado la candidatura de ningún elemento para ser considerado en la lista de Salvaguarda Urgente.
Los elementos inscritos en la Lista Representativa son los siguientes: Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos (2008), Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado, La ceremonia ritual de los Voladores (2009), La pirekua, canto tradicional de los p’urhépechas, Los parachicos en la fiesta tradicional de enero de Chiapa de Corzo, La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva - El paradigma de Michoacán (2010), y El Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta (2011). En 2012 se inscribió al Centro de las Artes Indígenas y su contribución a la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial del pueblo totonaca de Veracruz, México en la Lista de Programas, Proyectos y Actividades para la Salvaguardia del Patrimonio.
Evidentemente muchas de estas fiestas, prácticas, sitios culturales se han beneficiado de una visibilidad mayor desde su inscripción en las listas. Sin embargo, hay que distinguir entre el gesto de la inscripción, lo que representa un "honor", una "medalla" colocada en el pecho de la Patria, y el beneficio que se encuentra en las intenciones de la Convención de la UNESCO al crear este programa.
Más allá de las etiquetas turísticas asociadas a la inscripción, ¿los músicos de pirekua, las comunidades otomíes de Tolimán, los pueblos que hacen los rituales asociados a las fiestas de muertos han visto fortalecerse su memoria, sus prácticas a nivel local? ¿Al Mariachí Nacional y a la Comida Mexicana -que en realidad en la inscripción resulta ser la comida michoacana- les hacía falta la inscripción? ¿Cómo han cambiado las dinámicas en las cofradías de Voladores desde su inscripción en la lista?
¿Quién se beneficiará de esta inclusión en la Lista?
Según las intenciones de la Convención, este programa de salvaguarda que está en el corazón de la inscripción a las listas debe beneficiar a los detentores de estas prácticas, comunidades, grupos e individuos, al mismo tiempo que se sensibiliza al ensamble social, especialmente a los jóvenes.
¿Beneficiarlos cómo? Deteniendo, a través de una serie de mecanismos que se deben de articular a nivel local, nacional e internacional, el deterioro, desaparición y destrucción del patrimonio cultural inmaterial, debido en particular a la falta de recursos para salvaguardarlo. Después de este primer estadío, la UNESCO propone generar herramientas que articulen la creatividad propia a las prácticas tradicionales vivas con plataformas económicas que permitan generar ingresos a las comunidades detentoras.
Es decir, vemos a la economía como un factor articulado y articulante en el programa. Pero aquí el factor económico es visto como un medio de preservación, y no como un fin lucrativo en sí.
Sin embargo, y pese a que no existe una "beca" como tal que se conceda a los elementos inscritos en la Lista Representativa, muchos de los actores involucrados piensan en la recepción directa de ayudas monetarias. ¿Es el financiamiento a los micro-proyectos de los detentores de la práctica el beneficio real?
Por otra parte, al parecer el primer efecto de la inscripción de un elemento es su visibilidad en términos turísticos. ¿El beneficio turístico en sí es la única meta deseable? ¿De qué forma se puede articular Turismo con Práctica Cultural Sostenible?
19 de agosto de 2013
Dilación...
POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR EL POST CORRESPONDIENTE A ESTE LUNES 19 DE AGOSTO APARECERÁ EL PRÓXIMO LUNES 26.
OFRECEMOS UNA DISCULPA A NUESTROS LECTORES.
OFRECEMOS UNA DISCULPA A NUESTROS LECTORES.
12 de agosto de 2013
Intermedio
Por fin. El último disco del Grupo Mono Blanco, Orquesta Jarocha, ya está a la venta.
La portada es un grabado de Artemio Rodríguez para el Taller Martín Pescador que se realizó en 2003 para ilustrar un cartel, "El cuento del venerable mono / Itapowilis migojtsi'n", narración oral nahua popoluca en traducción de Antonio García de León.
El cd puede comprarse a través de iTunes o en Mixup.
Esperemos que pronto haya mayor distribución a nivel nacional.
En esa espera, avisamos que el grupo se presentará en Tijuana el próximo 31 de agosto a las 19 hrs. en el CECUT. También viajará a Los Angeles para presentar el disco el jueves 5 de septiembre a las 20 hrs. en el Centro Cultural Floricanto (4232 Whiteside Street, Los Algeles, CA 90063).
Esperamos las presentaciones en Veracruz y el DF. Ya informaremos.
Subimos también un video de un son que viene incluido en el disco: La Bruja, que no es la Bruja que todo mundo conoce ("¡Ay, qué bonito es volar...!") que es más bien de origen istmeño. Esta Bruja -también conocida como la Brujita o la Bruja Tuxteca- guarda una sonoridad más ligada a los sones indígenas de las zonas nahuas popolucas. Cuidado: el video se corta al minuto 3:06.
La portada es un grabado de Artemio Rodríguez para el Taller Martín Pescador que se realizó en 2003 para ilustrar un cartel, "El cuento del venerable mono / Itapowilis migojtsi'n", narración oral nahua popoluca en traducción de Antonio García de León.
El cd puede comprarse a través de iTunes o en Mixup.
Esperemos que pronto haya mayor distribución a nivel nacional.
En esa espera, avisamos que el grupo se presentará en Tijuana el próximo 31 de agosto a las 19 hrs. en el CECUT. También viajará a Los Angeles para presentar el disco el jueves 5 de septiembre a las 20 hrs. en el Centro Cultural Floricanto (4232 Whiteside Street, Los Algeles, CA 90063).
Esperamos las presentaciones en Veracruz y el DF. Ya informaremos.
Subimos también un video de un son que viene incluido en el disco: La Bruja, que no es la Bruja que todo mundo conoce ("¡Ay, qué bonito es volar...!") que es más bien de origen istmeño. Esta Bruja -también conocida como la Brujita o la Bruja Tuxteca- guarda una sonoridad más ligada a los sones indígenas de las zonas nahuas popolucas. Cuidado: el video se corta al minuto 3:06.
5 de agosto de 2013
Graciana, La Negra...
Vamos a hacer un paréntesis en nuestra serie dedicada a la posible inclusión del Son Jarocho en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO.
Vamos a hacer un espacio para recordar a la Negra Graciana, quien se nos fue hace una semana, el lunes 29 de julio. Porque la memoria es corta, porque basta una semana para que la Negra se difumine en algunos espíritus, porque no acabamos de llorarla.
Queremos subir este texto para recordarla, más allá de la apología fúnebre de último momento. Queremos recordarla más allá del mito que se le quiso fabricar, estilo Césaria Évora, música de las cantinas que asciende hasta las salas de concierto mundiales...
La Negra fue conocida, fue escuchada y eso le cambió la vida en cierta forma. Pero sus referentes, el contexto en el que transcurrió su cotidiano siguió siendo el mismo.
Sirva este texto, escrito por Gilberto Gutiérrez (director de Mono Blanco), como un homenaje a ella y un recordatorio sobre la vida de los músicos que como Graciana se ganan la vida en el llamado charoleo, en la pasada del sombrero. Músicos que no tienen la fortuna de ser "encontrados" y que mueren haciendo música, cómo pueden y con lo que tienen, pero haciendo música.
______________________________________________________________
Graciana, La Negra...
Gilberto Gutiérrez
No conocí a la Negra Graciana en los Portales de Veracruz. Con todo y que a finales de los años ochenta los frecuenté por un tiempo, cuando me fui a vivir a Veracruz.
Vamos a hacer un espacio para recordar a la Negra Graciana, quien se nos fue hace una semana, el lunes 29 de julio. Porque la memoria es corta, porque basta una semana para que la Negra se difumine en algunos espíritus, porque no acabamos de llorarla.
Queremos subir este texto para recordarla, más allá de la apología fúnebre de último momento. Queremos recordarla más allá del mito que se le quiso fabricar, estilo Césaria Évora, música de las cantinas que asciende hasta las salas de concierto mundiales...
La Negra fue conocida, fue escuchada y eso le cambió la vida en cierta forma. Pero sus referentes, el contexto en el que transcurrió su cotidiano siguió siendo el mismo.
Sirva este texto, escrito por Gilberto Gutiérrez (director de Mono Blanco), como un homenaje a ella y un recordatorio sobre la vida de los músicos que como Graciana se ganan la vida en el llamado charoleo, en la pasada del sombrero. Músicos que no tienen la fortuna de ser "encontrados" y que mueren haciendo música, cómo pueden y con lo que tienen, pero haciendo música.
______________________________________________________________
Graciana, La Negra...
Gilberto Gutiérrez
No conocí a la Negra Graciana en los Portales de Veracruz. Con todo y que a finales de los años ochenta los frecuenté por un tiempo, cuando me fui a vivir a Veracruz.
Pienso
que ella no trabajaba de noche, sino por las tardes. Yo iba en las
noches porque había varios músicos formidables y personajes muy
porteños. Entre ellos Don Memo López que con un cuarteto tocaba,
entre otras cosas, los éxitos del Trío Matamoros. Pasaban también,
entre mariachis, marimbas y norteños, Don Nicolás Sosa, Los Tigres
de Jamapa y Los Chalchihuecan. Es un hecho que en los portales de
Veracruz los jarochos no abundan.
Por
ese tiempo conocí Mary Farquharson y más tarde, a través de Mary,
a Eduardo Llerenas (Discos Corasón).
En esos tiempos, también, la Casa de Cultura de Medellín invitó a Mono
Blanco, a través del IVEC, al homenaje que le rindieron a Don
Romualdo Silva Susunaga, arpista de Rancho del Padre y tío de la
Negra Graciana. Lo acompañaban Pino Silva, hermano de la
Negra y Don Rosendo Lara, jarana y violín, respectivamente. Ese día
los familiares nos invitaron a la fiesta que hicieron con motivo del
cumpleaños -cien años cumplía- de Tio Ruma, como de cariño le
decían.
Fue
una fiesta memorable, con Don Romualdo tocando el arpa en el formato
que, recalcaban, era típico de ahí: arpa, violín y jarana.
Platicaron de la desaparecida usanza de los fandangos en la región,
que compartieron espacio en algún momento con la danzonera de Memo
Salamanca. Primero el danzón, y a partir de la media noche el
fandango.
Fue
placentero tocar con ellos y un lujo escuchar un danzón con arpa,
violín y jarana, reflejo de la convivencia platicada antes.
A la Negra Graciana la conocí cuando presentó el disco que le produjo
Discos Corasón y que le cambiaría la vida. Fue en aquel lugar
llamado El Hábito, en Coyoacán. La presencia de Pino Silva, con
quien ya tenía yo amistad, hizo que el encuentro se diera en
camaradería. La jarana que tocaba Don Pino tenia recientes
reparaciones que yo le había hecho. Y sí, ahí conocí a La Negra,
de presencia fuerte y con la elegancia de los afrojarochos de
Veracruz. La acompañaba su hija, bailadora, con quien tuve el gusto
de zapatear.
Hablé
poco con ella, era su noche, y el escenario la esperaba. Después de
su exitosa presentación, el público se le entregó totalmente,
convivimos un poco y nos despedimos.
Después
de ese día la encontré algunas veces en los Portales de Veracruz.
Platicábamos un poco y me contaba de las invitaciones que recibía
para tocar, principalmente en Europa. Poco a poco iba menos a los
Portales y más a festivales en todo México y el mundo.
Una
tarde acompañé a mi amiga Maruchy Behmaras a los Portales. Maruchy
buscaba a la Negra para invitarla a participar en Cumbre Tajín,
donde se presentaría con otras cantantes. Tomamos una mesa y al
invitar a Graciana a acompañarnos el encargado del bar nos dijo que
ella, la Negra, no podía sentarse, como no puede sentarse ningún
músico de los que ahí trabajan. -Es nuestra invitada, dijo Maruchi.
-Nomás no se puede, nos respondieron. Indignante e inexplicable
actitud que hizo nos retiraramos. Acordamos visitarla en su casa para
que ella y Maruchy definieran todos los asuntos de su presentación.
Vivía en las periferias de Veracruz, por los rumbos del aeropuerto.
Lugares que fueron ranchos, quizá parecidos al lugar donde ella
nació, y que fueron invadidos por la mancha urbana.
La
Negra Graciana fue solista; ella y su arpa recorrieron los Portales y
más tarde el mundo. En una de esas andanzas nos encontramos en
París, en La Casa de México de la Ciudad Universitaria. Además de
dar residencia a los estudiantes nacionales en Francia, la Casa de
México también brinda hospedaje a intelectuales y artistas que van
de paso o hacen pequeñas estadías. Y ahí, por unos días,
coincidimos Mono Blanco y Graciana. Nosotros en gira y ella
presentando un disco que le produjeron por esas tierras.
Ella,
para este viaje, se hacía acompañar de dos músicos de diferentes
grupos, conocidos nuestros también. La cultura patriarcal, machista
que les era propia no les permitía ser amables y corteses con la
Negra. Sí, la acompañaban, pero no se sentían parte de ella, parte
de la música que ella creaba. Ellos, hombres acostubrados a ser
liderados por hombres, no podían sentir respeto y autoridad por
Graciana.
En
la lavandería de la Casa nos encontramos. -¿Están lavando ropa?,
preguntó. -Sí, estamos lavando. -Ay manito, yo no sé cómo se
usan estas máquinas. -No hay problema, tráigase su ropa que ahorita
la lavamos.
Más
tarde Octavio, que planchaba su guayabera, le dio una asentada al
vestido con que actuaría esa noche. Al otro día la despedimos. El
Señor Vega le cargó la maleta y Octavio el arpa hasta el coche que
la llevaría.
Definitivamente
no éramos de distinta “especie”. Sólo que la vida nos puso en
tiempos y espacios diferentes. La Negra no estuvo en el mejor lugar y
momento para desarrollar su arte; aunque fue suficiente para llamar
la atención de Discos Corasón, gracias a quienes trascendió los
Portales y de este modo su calidad de vida mejoró.
Sencillamente
ella fue única e irrepetible. Mujer que supo sobreponerse a la
cultura machista de los Portales y que con su arpa sacó adelante a
su familia. La recordaremos andando por los arcos del zócalo porteño
y de ahí a los escenarios del mundo. Hasta pronto, Graciana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)