23 de octubre de 2011

La Alameda Díaz Mirón y el disparate de su embellecimiento

Vuelve a preocuparnos el destino de los árboles centenarios de la Alameda Díaz Mirón, en el puerto de Veracruz, amenazados por una idea de urbanismo errátil --o bien, francamente desalmada-- que está acabando con la belleza y la dignidad del antiguo puerto.

Gilberto Gutiérrez, músico y poeta, director del grupo Mono Blanco y uno de los principales animadores de la vida cultural de Veracruz, toma la palabra desde la indignación ciudadana y el amor inquebrantable a una ciudad tan entrañable y tan maltratada por la crueldad de los tiempos.


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La Alameda Díaz Mirón y el disparate de su embellecimiento
Gilberto Gutiérrez

Si de algo padecemos los mexicanos, es de falta de información. Se ha hecho costumbre entender que si dicen que no sucederá tal o cual cosa, hay que dar por hecho que sucederá.

En este caso, nos ocupa Veracruz, la ciudad puerto. Se sabe de oídas que, con el argumento de embellecerla, se angostará el camellón central de la alameda Díaz Mirón. Y digo de oídas, por que no hay información al respecto, ni una maqueta donde los ciudadanos podamos constatar, con claridad, cómo y por qué se pretende transformar ese bosque lineal que es la Alameda Díaz Mirón.

Por dondequiera que se mire, sería un disparate:

1.- La ampliación a cuatro carriles solo servirá para que los autobuses del transporte urbano lleguen mas rápido a ese cuello de botella que es el centro histórico. La falta de regulación del transporte urbano merece un trato aparte.

2.- Aumentará la temperatura al ampliar la plancha de cemento. Está científicamente comprobado que en las ultimas décadas, por la falta de áreas verdes, el calor ha aumentado en la ciudad.

3.- Se agravará la escasez de parques y espacios recreativos.

4.- Cualquiera que camine por la alameda, con un poco de observación, se dará cuenta que ese bosque lineal es refugio y dormidero de aves: varias clases de palomas, pericos, cotorros --loros no, porque están extintos-- , pájaros carpinteros, amén de ardillas. Con suerte se maravilla uno de ver tucanes, quizá escapados de el zoológico.

5.- Además, no olvidemos todo lo que representa históricamente La Alameda, con sus ceibas centenarias y sus yaguas, cada ves mas escasas en Veracruz. Cuántos abuelos de hoy caminaron con la mujer amada y le declararon su amor justo bajo esas ceibas, casuarina y yaguas.

Será que la clase política es insensible a la naturaleza. Que el Dios dinero corroyó sus corazones.

La historia arquitectónica de Veracruz va desapareciendo poco a poco, se destruye el pasado en favor de la “modernidad”, de esa modernidad que, como dijera Don Ramón Gaya, no sobrevive al tiempo. Basta ver cómo los nuevos pisos con que “embellecieron” el centro se levantan a los pocos meses de ponerlos.

Algunos dicen que a la sociedad no le importa. No es cierto, le importa pero no se manifiesta. Menos en estos tiempos, en que al salir a la calle se arriesga la vida. La pregunta es: ¿por qué los politicos no hablan de propuestas como estas en su campaña? ¿Será por miedo a que en el voto la población se manifieste en su contra? Deberían poner a consideración los proyectos de modificación de la ciudad, la ciudad que es de todos, y dejar de una vez por todas las prácticas antidemocráticas.

Embellecer la Alameda no quiere decir destruirla. Es más, con pocos recursos y convocando a la población, se podrían sembrar árboles nativos de hermosas flores, como robles, cópites, framboyanes y otras especies de arbustos que le darían una verdadera belleza y la volverían un agradable paseo, especialmente para niños y ancianos.

Pero para eso falta sensibilidad. Empezando por no informarnos, oportuna y claramente, acerca de una obra que afectará para siempre la vida de los que habitamos esta antigua ciudad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Conozcan esta asociación civil http://bit.ly/vD49DV hace casas en comunidades marginadas con un método constructivo super innovador.