Todo inicia a
partir de una diferencia con las autoridades, ya que no disfrutan ni
admiran un árbol majestuoso, no ven el movimiento en la forma de las
ramas, su lento crecer en el tiempo. Cuando un rayo de luz se cuela
entre la fronda y dibuja el piso con su sombra, tampoco lo ven.
Anciano. Foto: Ángel Lagunes |
Si una parvada de
loros llega sobre un árbol, haciendo gran alaraco, tampoco lo ven.
No ven realidad.
Olvidado el pasado desconocen el presente y olvidan el futuro. Si no
ven a la memoria tampoco sabrán ver su camino. Tal vez no recuerden
que alguna vez la gente que vivía en la Avenida Salvador Díaz
Mirón, esperaba oír la música para sacar sus sillas y sentarse a
ver pasar el desfile del carnaval, y que en las noches había bailes
de son montuno y danzón en la alameda. Tampoco recuerdan los cines
viejos, y de lo bonito que era caminar por lo que alguna vez se llamó
Paseo de los cocos, Av. La Libertad y posteriormente Av. Salvador
Díaz Mirón, sus doscientos años de historia evidentemente son de
su completa ignorancia. Ellos ignoran, no tiene memoria.
Aún están entre
nosotros algunas ceibas como testigos de nuestra historia, ahí están
viviendo sus últimos días, ¿quién va a ir con ellas a platicar en
lo que se cumple su sentencia de muerte? Su delito es tener memoria,
tener raíces hondas y fuertes. Su imponencia ya antes había sido
vejada cuando cortaron sus frondosas ramas. Muchas capas de cal sobre
su tronco, a sus pies la basura de una sociedad indiferente.
Manta. Foto: Ángel Lagunes |
Árboles sagrados
para la gente antigua, hoy quienes gobiernan no las aprecian, quienes
gobiernan e imponen su decisión, solo ven el beneficio propio e
inmediato en el espejo roto de su ignorancia, en su futuro ciego y
perdido. Alguien gritó hasta la muerte y de impotencia se murió,
eso tampoco lo vieron.
Como a un árbol
cortan la cultura en Veracruz, arrancándola desde abajo, desde sus
raíces que son los espacios públicos; el tronco son las personas,
el follaje y los frutos del árbol, son la tradición y la creación
cultural.
Mono Blanco en la protesta del Parque Zamora. El chuchumbé.
Mientras las
ciudades más importantes del mundo –como alguna vez lo fue
Veracruz-conservan sus edificios y monumentos históricos en buen
estado, al igual que los jardines, parques y espacios públicos, en
Veracruz se deja morir el centro histórico despojándolo de su
identidad, por una fachada hueca para el turismo, que seguramente
disfrutaría más con un centro histórico bien conservado, al igual
que sus playas, arrecifes, manglares y dunas. ¿Acaso no ven las
autoridades que un hotel encima de la playa no es realmente atractivo? ¿Qué
facultad rige sus decisiones? Seguramente la corrupción, pues no
hay proceder racional alguno en sus actos, pues olvidan la memoria de
los viejos y oscurecen el futuro de los nuevos.
Para el que abre los
ojos llega la indignación y se siente en Veracruz como en todo el
mundo. Indignados por la indiferencia y falta de respeto con la vida,
los indignados nos agrupamos para actuar positivamente por nuestro
entorno y nuestra sociedad. Ejerciendo como sociedad civil una
advertencia y acción cuando las autoridades fallan en su deber.
Ingenuos y Ciudadanos. Foto: Ángel Lagunes |
En México se tiene
un importante camino recorrido en materia de protección del
patrimonio histórico y cultural, mediante leyes. Esto inicia en 1784
cuando el gobierno colonial se empieza a interesar por las
exploraciones arqueológicas, de lo que deriva la creación de la
Junta de Antigüedades en 1808. Esto se interrumpe con la guerra de
independencia y Agustín de Iturbide lo restablece en 1822. En 1897
surge la Ley sobre Monumentos Arqueológicos, en 1914 la Ley sobre
Conservación de Monumentos Históricos y Arqueológicos y Bellezas
Naturales. La sensibilidad de los gobiernos se vio reflejada en
diversas leyes a lo largo de casi todo el siglo. Actualmente la Ley
Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos, e
Históricos, que es la que nos rige en materia de patrimonio
cultural. En el artículo 2 se platea un vínculo entre el INAH y el
INBA con las asociaciones civiles, juntas vecinales y uniones de
campesinos para preservar los bienes culturales de la nación, su
regulación obedece a los tres niveles jurídicos: El poder ejecutivo
-de donde sale CONACULTA y se desprenden el INAH y el INBA-, El
poder legislativo –senadores y diputados- y el poder judicial. Así
que aquí está bien claro quién falló y que los ciudadanos hemos
actuado responsablemente por el respeto a la vida y el cumplimiento
de nuestras leyes.
Público |
El cinismo de las
autoridades y la arbitrariedad con la que ejercen el poder, les
impide nuevamente ver, darse cuenta que su obra está mal hecha. El
nivel de la calle quedó por debajo del original por lo que las
raíces de los árboles quedan expuestas, tampoco ven que en el
espacio donde se supone se van a orillar los camiones a recibir
pasaje, no hay alcantarillas lo que traerá problemas de
insalubridad, tampoco ven que las banquetas recién hechas ya están
cuarteadas, y que las alcantarillas que dejan abiertas y las zanjas
son un peligro para los peatones que buscan por donde caminar.
Y en el país de
nadie ve, los ciudadanos tampoco ven que si su dinero se usara de
manera diferente por quienes gobiernan, nuestro país sería mucho
mejor.
Niño. Foto: Ángel Lagunes |
Este texto es de Alberto Córdoba, quien se define como
"Antropólogo
Histérico hijo del Gran Baluye, padre de Cóbari. Animalero por
devoción y educador vivencial por profesión. Creencias políticas y
religiosas: rock and roll." Y por supuesto, es uno más de los Indignados de Díaz Mirón.
Las fotos son de Ángel Lagunes (cortesía de Manuel Polgar).
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