Publicamos la quinta entrega del texto de investigación de Iskra Sabino Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización.
Iskra anunciaba al final de la entrega pasada la introducción de un elemento que ha mutado el sentido de la fiesta de las cruces de mayo: el arroz a la tumbada. Que Iskra nos explique....
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Las cruces de mayo en Alvarado: Entre lo tradicional y lo actual, el devenir cultural de Alvarado
Iskra Sabino
Iskra Sabino
(Quinta entrega)
Capítulo
III.
Arroz a la tumbada más grande del mundo. 29 de mayo de 2011. www.elgolfo.info |
3.2
Nacimiento de una nueva tradición: el Arroz a la Tumbada
En este
caso, el “Arroz a la Tumbada” es organizado por el ayuntamiento
de Alvarado, pero como una atracción turística, “comercial”.
Aunque el arroz no se vende sino que se les regala a los visitantes,
varias cervecerías aprovechan el evento para promocionar y vender
sus productos, que sería una de las formas que tiene el capitalismo
de hacerse presente en esta celebración, motivo por el cual la gente
mayor lo visualiza como un evento donde se pierde totalmente el
sentido religioso del último domingo de mayo, pues la fiesta de las
cruces se concibe como una fiesta blanca, símbolo de la pureza. Uno
de los problemas que se observó dentro del festejo de “Las Cruces
de Mayo” fue que la sociedad alvaradeña se encuentra dividida, y
esto se debe al contraste de ideas que existe entre los jóvenes y
adultos que conforman ésta sociedad. Asimismo, se pudo notar que
debido a que la celebración posee un sentido totalmente religioso,
no resulta tan atractiva a las nuevas generaciones, en contraste con
lo que opinan los adultos, ya que para ellos la importancia de la
fiesta se encuentra ahí, en su significado religioso. Los jóvenes,
y no sólo ellos, utilizan el cierre de las cruces en el último
domingo de mayo, también como motivo de festejo, pero de una manera
distinta, que los identifica con las nuevas formas de celebración
que se proyectan en esta época, más “moderna” y que se
encuentra impregnada de toda la influencia de la “actualidad”, si
es que se desea ver de este modo. Otra situación que ha sido
vislumbrada solamente por un algunos integrantes del grupo
intelectual del puerto, como el maestro José Enrique Ruiz Uscanga,
Director actual de la Casa de la Cultura Narciso Serradel Sevilla
y el ex cronista de la ciudad, don Marcelino O. Ramos Hernández; de
igual forma, el que fuera presidente municipal del puerto dentro del
periodo 1982-1985, el Ing. José Luis Zamudio A., es que ellos han
expresado una gran inconformidad ante la integración del Arroz a la
Tumbada, que también se realiza el último domingo de mayo,
declarando que para ellos eso no es una tradición; cada uno
manifestó un cierto tono de disconformidad ante el hecho de que se
haya aprovechado la celebración religiosa para realizar un evento de
esta especie, en donde el mayor problema es la presencia de las
cerveceras que colocan sus carpas a orillas del malecón, donde al
caminar se puede entrever a una multitud, que en su mayoría son
adolescentes, consumiendo bebidas etílicas, que los identifican con
los demás grupos de jóvenes que se divierten al ritmo de la música
que está de moda, como sucede en todas las ciudades de México y del
resto del mundo.1
Para
el maestro José Enrique Ruiz Uscanga, esto simplemente denota la
irrupción capitalista a sus tradiciones, una forma que corrompe y
traiciona el significado de la identidad del lugar. Por el contrario,
el Sr. Marcelino O. Ramos Hernández declaró que a pesar de que la
gente va a donde se le regala aguardiente y que los jóvenes poseen
otro tipo de pensamiento, y de que no existe ningún tipo de
disposición de su parte para conservar esta fiesta y de que no hay
conciencia por el consideración a las tradiciones, se tiene que
respetar su forma de pensar.2
Y es a partir de las declaraciones de los adultos, y del
comportamiento de los adolescentes que surgen dos interrogantes, que
me llevan a cuestionarme, sobre qué tan importante resulta este
festejo para la sociedad alvaradeña y si en realidad la tradición
debe de permanecer viva o no. Es un hecho que las diferencias que se
advirtieron dentro de las dos celebraciones dan origen a un problema
de convivencia social, en el que lo que menos se da es la tolerancia
por parte de los adultos, y a pesar de que existe una idea de respeto
ante las preferencias de los jóvenes y de cómo viven esta
celebración, las personas mayores conservan la idea de que esa forma
de festejo no es la correcta, según sus valores sociales. Ahora
bien, el multiculturalismo es una teoría que nace con las ideas
actuales de convivencia y de respeto ante las diferencias, ya sean de
tipo cultural, religioso, ideológico o sexual. Esta teoría puede
hacernos entender mejor el por qué de los cambios sociales y
transculturales que afectan tanto a pequeñas sociedades, como en
este caso la zona porteña de Alvarado, y presentarnos un panorama
más amplio sobre este fenómeno que se está manifestando en todo el
mundo, sobre todo en sociedades donde la llegada de los inmigrantes
ha provocado un desequilibrio social, originando un conflicto de
identidad, tanto de los nuevos integrantes que comienzan un proceso
de adaptación como de las sociedades que se dicen aceptarlos e
intentan adaptarse a ellos.
Ésta
es una nueva problemática que cada vez toma más fuerza dentro de
los círculos político-culturales y que en realidad los estudios que
se han realizado sobre ella presentan soluciones casi utópicas.
Proponer una alternativa hacia esas nuevas formas que abrigan las
nuevas generaciones ante las tradiciones y de cómo los adultos deben
de saber respetar éstas nuevas concepciones culturales, de igual
forma los jóvenes tienen el mismo compromiso con sus padres y
abuelos, pues de lo que aquí se trata es de promover una cultura por
el respeto ante la diversidad cultural.
3.3
Análisis histórico-social
En algunos
de los documentos que se conservan en la Casa de la Cultura de
Alvarado, se puede leer que desde antes de los tiempos de la Reforma
la celebración de la Cruz había sido suspendida en varias
ocasiones, así como otras manifestaciones religiosas que se
realizaban fuera del recinto. Los motivos variaban, podían ser
disposiciones que venían por parte de las autoridades eclesiásticas,
hasta llegar a ser decisión de las autoridades civiles (gobiernos
centrales).
Algo que
sorprendió al antropólogo Manuel Jiménez Castillo es que a pesar
de que a finales de los años cuarenta y principios de los sesenta, y
de que la celebración de la “Cruz de Mayo” decayó
considerablemente en ese tiempo, en la actualidad se puede afirmar
que los lugareños tienen bien arraigado el sentimiento por esta
tradición.
...la
gente de Alvarado, como que abandonó la celebración de la Santa
Cruz, pero no la olvidó. Lo que hizo a un lado fue, la fiesta, la
elaboración de cruces adornadas y el fandango, pero el culto a la
cruz nunca ha desaparecido. Siempre, año con año, hubo señoras y
otras personas, sobre todo de las que viven en las calles y cuadras
aledañas a donde está el sitio de la cruz [...la
de la mampostería [...que
cuidaron de festejar a esa cruz el día tres de mayo. Nunca le faltó
a la cruz sus adornos de papel crepé o china, sus flores y veladoras
y, a veces, sus rezos o rosarios. Incluso, durante ese periodo de
olvido, hubo años en que se hacía, cuando menos, una cruz en algún
rumbo de la ciudad, en otros no se hacía nada; pero la Santa Cruz
siempre recibió su festejo el día tres de mayo, festejo pequeño,
insignificante, pero se le festejó...3
Es así
como a finales de los años setenta un grupo de alvaradeños se
organiza y crea un patronato. Este grupo decidió que se debía
fundar una Casa de la Cultura, y buscando el apoyo del Instituto
Nacional de Bellas Artes, contando también con ayuda económica por
parte del Ayuntamiento municipal y con otros recursos que obtuvieron
los integrantes del mismo patronato.
Posteriormente,
la Casa de la Cultura quedaría incorporada al proyecto cultural
estatal-federal, administrado por dos instituciones en coordinación:
el Instituto Veracruzano de la Cultura (con sede en el Puerto de
Veracruz), y el Instituto Nacional de Bellas Artes, los cuales
contarían con cierto apoyo de la SEP para promover las
manifestaciones artísticas locales y “rescatar” y/o revalorizar
sus expresiones folklóricas más genuinas: el son jarocho y la
decaída festividad de las “Cruces de Mayo”.4
La
realidad, con respecto a la difusión cultural, que existe en el
puerto alvaradeño es totalmente contraria a lo que se afirma en la
cita anterior, ya que sí es cierto que la preocupación por la
conservación de las tradiciones logró abrir las puertas al arte y
la cultura por medio de una institución, no resultó tan
satisfactorio en el plano económico, ya que la Casa de la Cultura de
este puerto únicamente recibe una aportación económica mensual por
parte del Instituto Veracruzano de Cultura. Según el testimonio del
maestro José Enrique Ruiz Uscanga el apoyo económico que recibe por
parte de esta institución es de no más de cinco mil quinientos
pesos mensuales, mismos que se reparten en sueldos de entre
cuatrocientos y trescientos pesos por taller, esto quiere decir que
el pago a los maestros no es suficiente, dando como resultado que los
profesores encargados de las labores docentes posean otros tipos de
ingresos, por lo general este es un trabajo que realizan por
cuestiones filantrópicas. De esta forma se establece un factor que
afecta de manera importante la difusión cultural, exponiéndola a
que no se puedan obtener grandes resultados dentro de este campo y
por más deseos que posea una sociedad por conservar su legado
cultural, sin recursos económicos es muy difícil que se mantenga
viva.
Si no existe la difusión cultural, no puede tener cabida
la educación para la misma, así que este fenómeno da partida a
cambios que podrían afectar la celebración, no se sabe hasta qué
punto, tampoco se apoya la idea de que fenómenos externos afecten la
celebración de forma negativa, dando paso a la fusión con nuevas
visiones de identidad. Si la celebración ya pasó por un periodo de
receso, se tiene que estar consciente de que a través del tiempo ha
permanecido, pero su estado no ha sido estático; al igual que otras
tradiciones ha evolucionado y tenido que buscar la forma de adaptarse
a los cambios políticos, económicos y socio-culturales. La
conciencia colectiva conserva un hondo respeto por mostrar quiénes
son y de dónde proviene el ser de sus raíces. La conmemoración de
las “Cruces de Mayo” le ha abierto paso a la fiesta del “Arroz
a la Tumbada”.
Esta nueva tradición tiene un poco más de quince
años que se incorporó al festejo de las cruces. Los orígenes de su
leyenda se remontan a principios del siglo XX, recordando las
reuniones de los pescadores que se juntaban dentro de las
embarcaciones y se preparaban para la pesca. Este acto de convivencia
convertía de alguna forma, el trabajo en un motivo para hacer
fiesta. Pero para algunos de los habitantes de este puerto, que aún
mantienen una visión conservadora y un tanto temerosa, ante la idea
de que un factor externo como lo es el “Arroz a la Tumbada” se
fusione con la antigua tradición y distorsione el sentido real del
festejo. La negativa ante este evento se debe a que la preferencia
por el alcohol no es adecuada ni bien vista por los que están más
allegados a la fiesta, según la visión de éstos lugareños, no
existe una razón para combinar las dos celebraciones. En este
sentido, podemos afirmar que la mentalidad y la actitud de las
sociedades actuales son cambiantes, toman el discurso del pasado pero
a la vez lo innovan y le dan otro significado, quizá de una manera
mucha más práctica. Otra visión o interpretación podría decir
que no se tiene memoria histórica por parte de las generaciones
presentes, pero darlo a conocer no es la intención de esta
investigación. Considerando que sería motivo de otro trabajo.
Máxime que la cuestión social tiene múltiples explicaciones e
interpretaciones. En los siguientes apartados y temas que se
abordarán serán en términos más conceptuales, de discurso, con el
fin de contrastar la realidad de los alvaradeños y la historia
local, con las corrientes del pensamiento mundial, para que los
lectores se den una idea más completa del presente trabajo.
(CONTINÚA EN LA SIGUIENTA ENTREGA)
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Notas 3.2
1
Comunicación personal con el
Ing. José Luis Zamudio A. y al Mtro. José Enrique Ruiz Uscanga, el
21 y 24 de julio de 2007 en el puerto de Alvarado. La entrevista al
Sr. Marcelino O. Ramos se realizó el 23 de mayo de 2008 en la Casa
de la Cultura “Narciso Serradel Sevilla”
2 Ibídem. Comunicación personal
con el Mtro. José Enrique Ruiz Uscanga el 24 de julio de 2007 y
fragmento del testimonio del Sr. Marcelino O. Ramos entrevistado el
23 de mayo de 2008
Notas 3.3
3 Manuel
Jiménez Castillo, op. cit., pp. 155-156
4 Ibídem,
pp. 157-158.
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