Recuperemos memoria. Frente al fantasma de Octavio Paz se levantan los espantajos de toda una generación de fortalecidos comunicadores mediáticos. Hoy en día la legitmación no tiene que pasar a través de la República de las Letras. ¿O sí?
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¿LA
SALIDA DEL LABERINTO? EL TLCAN Y LA POLÍTICA SALINISTA
(Cuarta de cinco partes)
Irene Álvarez R.
Ahora
bien, concentrándome en el diseño del tratado y en el contexto en
el que fue generado puedo decir que desde la renegociación de la
deuda, a principios del salinato, hay una clara intención de parte
del presidente por atraer la inversión nacional y extranjera. Tras
las acciones llevadas a cabo por José López Portillo –la
intempestiva nacionalización de la banca, las crisis económicas, el
endeudamiento excesivo— había una marcada desconfianza de la clase
empresarial hacia el modo de hacer política que había imperado en
muchos de los gobiernos priístas. De alguna manera, el TLCAN nace de
un esfuerzo, casi retórico, de demostrar que México es un buen y
seguro destino de inversión.
Por
momentos pareciera que el TLCAN jugaba, en el terreno de lo
económico, el mismo juego que el PRONASOL efectuaba en el ámbito de
la seguridad social o que CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes) en relación a los intelectuales: el juego de la
seducción, de la máscara. La política como ocultación adquiere
nuevas dimensiones con Carlos Salinas. El PRONASOL se presentaba como
inspirado en "criterios de justicia social, de equidad, de
búsqueda de igualdad en los mexicanos" [Rodríguez, 2008: 145],
aunque podría decirse que estaba orientado a "aliviar los
costos políticos del neoliberalismo al orientarse estratégicamente
hacia los pobres, y lo que es más importante, hacia los grupos
locales que tenían más probabilidades de representar una amenaza
para el orden político" [Centeno, 1997:11]. Igualmente, es
sabido que CONACULTA es un organismo creado por decreto de
Carlos Salinas en 1988 y que es "una de las instituciones de
mayor relevancia en los sectores culturales y artísticos de México"
[Amador, 2010] , donde en su momento se integraron en el área de
becas y cooptación artística intelectuales y académicos como
Gabriel Zaid, Enrique Krauze y (¡aunque duela!) Octavio Paz (1).
Muchos
de éstos últimos se habían mostrado críticos respecto al régimen
salinista, sobre el descrédito y la sospecha de fraude que lo habían
llevado al poder: una solución perfecta sería crear un organismo
que cobijara a todos aquellos legitimados en el ámbito de las
artes y las humanidades tendientes a la sospecha.
Desde
esta óptica, puede argüirse que el TLCAN también jugaba a ser algo
que no era. Jugaba a ser una salida del laberinto, decía tener como
objetivo la apertura al libre mercado y mostraba el rostro de una
política empequeñecida, resignada a existir en el pequeño espacio
no dominado por el mercado. Como ya se ha señalado, muchas de las
acciones políticas de Salinas de Gortari no comulgaban con las
exigencias de su proyecto económico, ¿alguna vez pretendieron
hacerlo?
(CONTINUARÁ)
NOTAS
(1)
En
el sexenio de Echeverría, Paz decía mantener una postura, con la
que comulgaba Zaid, que subrayaba la importancia de "preservar
[…]
marginalidad frente al Estado, los partidos, las ideologías y la
sociedad misma. Contra el poder y sus abusos, contra la seducción de
la autoridad, contra la fascinación de la ortodoxia. Ni el sillón
del consejero del Príncipe ni el asiento en el capítulo de los
doctores de las Santas Escrituras revolucionarias"
[King: 2008]. Posteriormente, en una entrevista realizada en 1994 por
Julio Scherer, es notorio el cambio de postura del escritor: "[l]a
cuestión de la democracia, antes relegada, se volvió el tema
primordial de la discusión política. Han sido decisivas las
reformas económicas y políticas realizadas por Carlos Salinas y su
equipo. Más jóvenes que los políticos anteriores y con mayor
sensibilidad histórica, se dieron cuenta de los cambios de la
sociedad mexicana y obraron en consecuencia. Así han logrado sacar
al país del pantano en que había caído [...] Hemos salido de la
ruina, hemos saneado nuestras finanzas y hoy asistimos a la
recuperación de nuestra economía; se han restablecido el crédito
internacional y la economía mexicana, gracias a las privatizaciones,
se ha puesto en movimiento [...] Y algo más que no se ha dicho: han
contribuido indirectamente al proceso de democratización"
[Monsiváis, 1999]. Definitivamente, en algún momento, Paz creyó en
el proyecto modernizador de Salinas.
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