29 de diciembre de 2008

La lectura en la Ley de Arte y Cultura de Veracruz

Para concluir con nuestra serie dedicada a la posibilidad de una Ley de Cultura, Arte y Patrimonio para el Estado de Veracruz, en el Observatorio haremos análisis sobre los principales ejes en los que se sustentan las legislaciones culturales. En esta ocasión, iniciamos con el tema de la lectura.
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En Veracruz existe una Ley para el fomento de la lectura y el libro. Sin embargo, es letra muerta. Allí se habla de un Consejo Veracruzano de Fomento para el Libro y la Lectura que hasta el momento no se ha integrado y que tendría mucho por hacer en estas tierras. La ley número 866 publicada en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado el viernes 22 de junio del 2007, fue incluso anterior a la nacional que al parecer sólo ha servido para limpiar la culpa de los gobiernos panistas, al postergar legislaciones necesarias. ¿Qué pasa, entonces, en la entidad?

En Veracruz este año se ha planteado el interés del ejecutivo estatal y de la legislatura en plantear una nueva Ley para la Cultura, las Artes y el Patrimonio-nombre largo y complejo-y para ello se convocó a mediados del año, a diversos foros en los que participaron distintos agentes involucrados en la gestión cultural, la creación, la promoción y la investigación. Hasta el momento está pendiente el transcurrir de dicha propuesta.

De hacerse una nueva legislación en Veracruz en torno a la cultura y las artes, ¿qué pasará, entonces, con la Ley para el fomento de la lectura y el libro? Es de pensarse que se deroguen las leyes anteriores que tratan los mismos asuntos. Sin embargo, habrá que considerar varios puntos en su redacción. Por ejemplo, resulta curioso que la actual Ley para el libro y la lectura se dirige más hacia al ámbito educativo que al cultural. No es que eso sea incorrecto, pero sí es incompleto. En la educación primaria se enseña a leer y a escribir, y con ello adquirimos esa lectura utilitaria que nos facilitará nuestro deambular cotidiano al interpretar los signos con los que nos enfrentemos a diario. Pero el fomento de la lectura y el libro no se quedan en las lecciones de la educación elemental. Van más allá de las aulas. De allí que sea necesario que al incluir el apartado del libro y la lectura en la nueva ley para la cultura, las artes y el patrimonio, se considere no sólo el aspecto de la lectura utilitaria, sino también aquel que tiene que ver con lo placentero y con otras posibilidades que brinda el acercamiento con la letra impresa, como es la posibilidad de dotar de significado a nuestra existencia en un mundo cada vez más caótico; esa opción de resignificar no sólo a nuestra propia persona, sino a todo cuanto nos rodea. Tales experiencias han sido ya estudiadas en Francia por la antropóloga Michel Petit, con migrantes africanos; asimismo el asunto ha sido observado con los jóvenes participantes en la guerrilla colombiana o víctimas de ésta. Los hombres y mujeres entrevistados por Petit, hicieron énfasis en la importancia que tuvo la lectura para encontrar de nuevo sentido a sus vidas y luchar por mejores condiciones sociales para ellos mismos y sus familias.

No se trata de que a través de la palabra escrita se pretenda dar solución a la problemática social, pero sí de incidir, de alguna manera en ella, para dotar de herramientas fundamentales a los ciudadanos y participar de la democracia cultural.

Sin duda, tal y como lo plantea la Ley para el fomento de la lectura y el libro de Veracruz, la promoción de la lectura debe ser asumida como una política de gobierno. Para ello será necesario convocar a todos los sectores de la sociedad: instituciones de gobierno, asociaciones civiles, la sociedad civil, agrupaciones de padres de familia, libreros, editores, promotores de lectura, así como instituciones académicas, con el propósito de que entre los distintos sectores se puede tejer una red de acciones que atraigan a los lectores. Se trata, pues, de hacer conciencia de que la promoción de la lectura es un asunto que debe mirarse desde ángulos muy diversos, insistiendo en todas las posibilidades educativas y culturales que puede brindar a quienes participan de ella; tener presente que el analfabetismo es excluyente y la lectura es liberadora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras no exista un claro compromiso con la formación de los maestros como verdaderos promotores de la lectura, todo esfuerzo será esteril. LO importante es que entendamos que los lectores no nacen, se hacen y en ello el papel de los educadores en primaria es fundamental. Ellos deben capacitarse para despertar la inquietud y sembrar el gusto por la lectura y la conversación en nuestros niños.