30 de abril de 2012

Lo barato sale caro

Esta semana iniciamos una serie de textos misceláneos con los que pretendemos armar un mosaico de nuestro cotidiano actual: de ausencias a presencias que arman y desarman nuestras esperanzas; de nuestros dineros para ya no se diga comprar libros, sino pagar una renta; de retornos macabros en política y su significado, de muertes que duelen porque son la muerte de lo mejor en nosotros.


Iniciamos con un texto de Caterina Camastra, del equipo de casa.
Caterina quiso platicar sobre una de las muchas caricaturas que vuelan sobre nuestro imaginario veracruzano: lo barata, lo buena que es la vida en nuestra Atenas tropical. Una postal más bajo la lupa. 


Finalmente en el Observatorio queremos decir: ¡Viva Regina Martínez! ¡No se mata la verdad matando periodistas!

___________________________________________________________

Lo barato sale caro
Caterina Camastra


Foto tomada del sitio xalapeños.com


Todos los que hemos vivido, pasado, permanecido de una u otra forma en la ciudad de las flores, hemos oído, y probablemente también afirmado y suscrito, aquello de que Xalapa es barato. Lo es. Sin embargo, y con toda la sabiduría irritante de los proverbios, de repente lo barato sale caro.

Si alguna vez han estado en Xalapa con presupuesto de escaso a medio, y buscado vivienda, es probable que sepan de lo que estoy hablando. La arquitectura xalapeña es encantadora en lo que tiene de laberíntico, en sus patios inesperados, los árboles sacando la copa arriba de los tejados y las enredaderas subiendo y bajando, las inesperadas vistas al Cofre de Perote desde el centro de un nido de techos, desde una azotea que es como un claro en el monte.

La misma arquitectura también es aterradora porque los laberintos y los recovecos cobijan el enemigo más implacable del inquilino de modestos recursos: la humedad, lo menos atractivo de la exuberancia vegetal. Alguien de quienes están leyendo (pueden levantar su mano virtual en la cajita de comentarios aquí abajo) habrá compartido conmigo la experiencia de sentarse en medio de un cuarto entre libros recién bajados de su repisa y a las prisas amontonados, trapito en la mano, acometiendo la desaforada empresa de sacudir los malignos honguitos verdes que se trepan a las páginas. También opera con ropa y zapatos, aunque la peculiar desesperación de limpiar un libro hoja tras hoja no se compara, creo yo. Algunos cuartos crecidos como hongos, como protuberancias sobre y alrededor de estructuras preexistentes, favorecen estos florecimientos.

Recuerdo una vez, hace ya como once años, haber visto uno cuya pared de fondo no era una pared, sino nada menos que la falda irregular del cerro con una mano de pintura encima. Y costaba mil pesos, lo cual hace diez años era una fortuna. No lo alquilé, por supuesto, pero nunca se me olvidará. A raíz de lo mismo, recuerdo la irritación que sentí alguna vez en la antesala de un notario, escuchando a otros clientes disertar sobre las ventajas y desventajas de rentarle casas a los estudiantes. “Es mejor porque se van”. “Pero es que luego quieren muchos lujitos”. Ajá, pensé yo, como agua caliente, ventanas que cierren, impermeabilización. Esos lujitos que distinguen una casa de otras formas más precarias de guarecerse.

Lo que sin lugar a duda es barato en Xalapa es la mano de obra. Los sueldos son tan bajos que rayan en el insulto. Más agudamente se percibe un problema común a todo el país, el de aquel sector de la población que está empleado de tiempo más que completo, a cambio de un sueldo que no alcanza a cubrir las necesidades vitales. Por no hablar del mito romántico del estudiante universitario que se mantiene y paga sus estudios trabajando part-time, utópico en la Atenas veracruzana, donde un sueldo de medio tiempo no alcanza ni para fotocopias. Otra ecuación curiosa entre las paradojas de esta ciudad es justamente la que se establece entre bajos sueldos y transporte público carísimo. Ocho pesos para un boleto de camión son muchos cuando el salario mínimo (que mucha gente ni gana) apenas si llega a sesenta. La calidad de la infraestructura urbana ya la hemos lamentado en posts anteriores, desde La cara cambiante de Veracruz hasta La fachada del Partenón.
La comida, eso sí, es buena y barata en Xalapa. Las gordas gigantes y los chiles rellenos de algunos mercados, así como las comidas corridas de algunos amables restaurancitos, con sus frijoles olorosos a epazote u hoja santa, pondrían nacionalista a cualquiera. Es más, definitivamente en Xalapa muchos lugares baratos y de precio medio son una opción mejor y más sabrosa que ciertos otros restaurantes, adefesios pretenciosos y careros que rifan con cierta burguesía, la que prefiere la ostentación del status quo al sentido común del paladar. No todos le buscan lo barato a Xalapa, en fin.

Probablemente mejor fuera que nuestra ciudad de la flores, más que tener renombre por ser barata, gozara de una reputación por calidad de vida, buenos salarios, buena vivienda, buena y eficiente infraestructura. La búsqueda de lo barato dejaría de tener sentido. Suena sensato, ¿no? Sin embargo, por estos tiempos lo más sensato siempre es lo más utópico.

23 de abril de 2012

Intermedio

Nuestro amigo Alec Dempster -de quien es la imágen del Observatorio- y su esposa Kali Niño acaban de grabar el segundo CD de su grupo Café con Pan,  Nuevos Caminos a Santiago (New Roads to Santiago). Este es el primer disco de son jarocho que se produce en Canadá.

Kali y Alec necesitan fondos para la post-producción y han lanzado una línea de recaudación vía Pledge: se paga en línea con tarjeta (a partir de 20 dólares), y según lo que se invierta, se recibe un producto o un servicio relacionado con el trabajo del grupo. De esta forma se financia el proyecto, se sostiene la creación de los artistas y se generan nuevas dinámicas de intercambio entre los creadores y sus públicos.

Para conocer este sistema de financiamiento y apoyar la post-producción del CD, hay que entrar a la página del proyecto. Todavía quedan 18 días antes de que se cierre la recaudación.

Para quienes no conozcan al grupo, subimos un corto documental filmado por Adonay Guerrero hace unos meses, en el marco de un programa académico de la Universidad de York. Making sones and memories cuenta la historia de Alec y Kali, su relación y su forma de enlazar distancias y memorias distintas en un mismo proyecto de vida. Un pequeño filme entrañable.




Para obtener mayor información sobre Café con Pan, y el trabajo visual de Alec, visiten las siguientes páginas:

www.cafeconpan.ca

16 de abril de 2012

Las cruces de mayo en Alvarado: La globalización y la diversidad cultural

Hemos llegado a la última de las entregas del trabajo de investigación de Iskra Sabino Las cruces de mayo en Alvarado: Evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización.

Siguiendo el desarrollo de la investigación, la autora nos invita a pensar sobre las complejas relaciones que existen entre tradición, identidad y desarrollo histórico en el marco puntual de una fiesta que se sostiene a través de la memoria social, la reivindicación comunitaria y las dinámicas de mercado, también...

Le agradecemos a Iskra nos haya permitido publicar este trabajo, apoyando así una de las líneas de trabajo de este Observatorio: la difusión de proyectos de investigación sobre la cultura en y desde Veracruz. Esperamos que ésta tu colaboración, Iskra, no sea la última.
 
________________________________________________
Las cruces de mayo en Alvarado: Entre lo tradicional y lo actual, el devenir cultural de Alvarado
Iskra Sabino
(Octava y última entrega)

Capítulo IV.
La inclusión de Alvarado al mundo globalizado y multicultural.

Cruces de Mayo. Fotografía de Juan Manuel Morales

4.3 La globalización y la diversidad cultural

Una de las características de la globalización ha sido el neo-liberalismo que se presenta dentro de los ámbitos sociales, culturales, económicos y tecnológicos; en todas estas esferas, los países con poder sobre el mundo se han mostrado como supuestos benefactores de los países que se encuentran en vías de desarrollo. Entre las naciones que han sido incluidas para ser beneficiadas por las grandezas que promete la globalización, se encuentran los territorios que hace poco tiempo fueron considerados como del tercer mundo, que en el continente americano comienza con México para después recorrer la larga franja que pasa de centro América hasta los países sudamericanos. El capitalismo por medio de sus mercados engloba a los países menos desarrollados, ya sea que su participación se haya dado de manera libre o condicionada, pasan a ser parte de los estándares financieros que han sido determinados por los imperios del mercado mundial. Pero estas nuevas industrias mercantiles no se dan cuenta, o si lo hacen no le dan mucha importancia, de los grandes daños que causan tanto en el ámbito económico, social y cultural, provocando así efectos secundarios que cada vez son más evidentes y catastróficos. Es real que por medio de la creación de nuevas formulas político-culturales las sociedades podrían desarrollar una posible estabilidad entre las culturas locales y las influencias provenientes de la globalización y el mercado mundial. En México, este fenómeno se ha manifestado como un factor importante y a la vez, preocupante, por la falta de tolerancia ante esa diversidad. La prueba está en que la migración de ciudadanos mexicanos y de otros hispanoamericanos a Estados Unidos se presenta como un efecto secundario que han afectado, gravemente, el desarrollo cultural en todo Latinoamérica.

Por otra parte, no se puede culpar de todo a la globalización ya que también posee elementos positivos como son los avances tecnológicos y el intercambio de culturas que sitúa a las sociedades dentro de un retro-aprendizaje hacia otras formas de vida, así como el progreso de los países menos desarrollados; pero también pone de manifiesto la importancia de los valores culturales y cuestiona esa conciencia que nos marca como parte formativa de una nación. El problema reside en que ni los gobiernos ni las sociedades han sabido aplicar y aprovechar los beneficios que ofrece este sistema económico. Los gobiernos únicamente han visto en la globalización los beneficios financieros que resultan de los intercambios entre los mercados mundiales. Para las sociedades la globalización no es más que la práctica del consumo desenfrenado e inconsciente de la televisión, del internet, de la tecnología, de la industria publicitaria que nos bombardea todo el tiempo con imágenes de productos que nos harán felices si los adquirimos y hasta nos invita a transformarnos en estereotipos de hombres y mujeres que sólo en nuestro mayor sueño hubiéramos imaginado, pero que en la actualidad puede ser realizado. Sin embargo, el tema de la globalización nos lleva a cuestionarnos acerca de cómo sobreviven nuestros valores culturales ante una época en la que la importancia de nuestra identidad es menor, dentro de sociedades que siempre han estado en una perpetua evolución, donde las costumbres poseen un significado que las determina como únicas, en las cuales los cambios son casi inconcebibles, porque se piensa, erróneamente, que cambio es sinónimo de extinción y no de evolución. Pero si no fuera por ese constante progreso las naciones continuarían inmersas dentro de costumbres arcaicas, donde las comunidades seguirían siendo gobernadas por señores feudales, la libertad de expresión no existiría, seguiríamos luchando contra la esclavitud y probablemente, los derechos de las mujeres serían inconcebibles. Somos sociedades dinámicas y cambiantes en las que hemos adquirido ciertos valores culturales que han sido determinados por sistemas sociales que ha su vez han sido adoptados de otras civilizaciones. Por lo tanto, es evidente que poseemos cierta carga de valores, los cuales están expuestos constantemente ha cambios y que se fusionan con otros conceptos que provienen de influencias externas. Sino fuera así las culturas perderían su universalidad dentro de la diversidad, ya que no se pueden concebir estados homogéneos pues esto sólo empobrecería a la humanidad. La diversidad es significado de riqueza cultural, son ideas que provienen de fuera y los países de todo el mundo se las han apropiado y las han consolidado dentro de sus sociedades, pero en estos últimos tiempos han sufrido cambios mucho más evidentes debido a la globalización y el contacto con el exterior.

CONCLUSIONES

A manera de conclusión, lo que esta investigación desea poner de manifiesto es la situación por la que atraviesan las tradiciones en la época de la globalización, mismas que han estado ligadas, durante mucho tiempo a una problemática que ha sido clasificada, por algunos analistas sociales, como la pérdida de la identidad cultural. El factor que muchos de estos investigadores y estudiosos han ignorado, y que se niegan a aceptar, es que las tradiciones siempre han sido parte de procesos históricos y que su transformación, fortalecimiento o el deceso de las mismas ha dependido de la actitud de los actores dentro de la historia de la humanidad, pero también de muchas situaciones relacionadas con el azar y que las sociedades se encuentran en procesos permanentes de cambio y transformación, los cuales sería muy deseable que fuesen conscientes, pero que la mayor parte de las veces se producen por una serie de condiciones que no son controlables ni manejables, y en muchos casos, incluso, son incomprensibles. Es así que las sociedades han integrado a las tradiciones dentro de sus vidas cotidianas a través de creencias religiosas y al mismo tiempo, las han dotado de una fuerte carga simbólica, que aparentemente, las define y las hace distintas de otras civilizaciones. Una tradición es como el sello que le da autenticidad a un determinado grupo social, pero también es una condicionante que delimita y en muchos casos determina sus comportamientos y ese puede ser el caso de Alvarado y sus “Cruces de Mayo”. Para los pobladores del puerto alvaradeño, “Las Cruces de Mayo” poseen esa singular característica que la ha convertido en una tradición única y diferente, y que a su vez, los identifica como una sociedad que ha sido parte de un proceso histórico-social en el cual su pasado los ubica dentro de la modernidad. Pero la reacción negativa de algunos grupos conservadores, integrado por la gente mayor de ésta región sotaventina, ante las nuevas formas de expresión, proviene de la integración de nuevos elementos que resultan de la contemporaneidad, y que son vistos como una amenaza que pone en riegos sus costumbres.

Pero existe una cuestión importante que todas las sociedades deben de tratar de entender sobre los cambios que surgen dentro de la política y la economía mundial, y es que las tradiciones siempre se verán afectadas por las situaciones de progreso, pero no necesariamente de la forma negativa que perciben algunos círculos moderados. Y es que las costumbres son principios activos que coexisten con otros factores que son el resultado de la conducta urbana, del desarrollo de masas y de los nexos con el capitalismo, con su historia y con el mundo en general, pero que además por estar vivas, requieren cambiar y transformarse constantemente. La sociedad alvaradeña no es la excepción, ya que su encuentro con la modernidad no se limita únicamente al uso del internet, ni a la gran dependencia que existe por adquirir aparatos que poseen tecnología de punta, la cual vemos anunciada todo el tiempo en los programas de televisión. Sucede que la parte de la globalización que muchos han querido ver, es sólo la que perjudica, la de los intereses financieros de los mercados mundiales y la que devasta a todas las sociedades y culturas, pero también es necesario entender que los procesos de globalidad han permitido la reflexión sobre las diferencias, el conocer los usos y costumbres de otros pueblos, de otras personas y de alguna manera también la posibilidad de aprender a respetar esas diferencias en un proceso de entendimiento de que nosotros también somos los “otros”, la globalización ha pretendido difundir la chatarra, lo light, lo superficial, pero en ese proceso se cuelan también actitudes, formas de pensar, conocimientos, reflexiones e ideologías de profundo contenido social y cultural que no pueden ni deben negarse por los prejuicios tradicionalistas que pretenden una supuesta “pureza” cultural.

Eso es lo que no ha visto el grupo de adultos mayores del puerto de Alvarado, ante el nacimiento de las nuevas tradiciones, que tiene ya más de una década de celebrarse el último domingo de mayo, el mismo día que se levantan las cuatro cruces y que anuncian el cierre de un festejo solemne pero que a la vez también convida al esparcimiento social por medio del baile y el convite de arroz que es organizado por el ayuntamiento alvaradeño. Por ello la problemática que se origina entre los adultos mayores y las nuevas generaciones se debe a que en la celebración del Arroz a la Tumbada están presentes las compañías cerveceras, que aprovechan la ocasión para promover y vender sus productos. Pero esta nueva característica proviene de los mismos cambios que se dan dentro de ésta sociedad, ya que ésta nueva práctica ha sido incorporada por la misma comunidad como una función que replantea sus hábitos culturales. El Arroz a la Tumbada surge como un elemento que transforma las costumbres del lugar y que va en contra de lo establecido por una sociedad que desea conservar, sin muchos cambios, una tradición; pero lo que la comunidad alvaradeña debe tomar en cuenta es que su herencia cultural no sólo le pertenece a un grupo determinado, el cual no puede decidir sobre el destino de sus costumbres y opinar sobre qué conductas encajan mejor con su arquetipo de tradición, pues de alguna manera el comportamiento de los jóvenes sigue siendo una manera de congregación social, de compartimentación y de convivencia social. Las tradiciones son parte de una transformación y de un pacto social en el que las normas que han regido su pasado, son las mismas que se imponen en el presente y futuro de una comunidad, pero esta visión ha cambiado a través de las nuevas formas que va tomando la identidad social. El Arroz a la Tumbada hace que algunos individuos se cuestionen acerca de la conexión que existe entre lo viejo y lo nuevo, entre pasado y presente, he intentan comprender que ésta no es una ley inquebrantable y que las sociedades se encuentran en constantes procesos de cambio, por lo que las normas sociales se encuentran en permanente transformación.

Lo que intento aclarar con este planteamiento es que entre identidad y tradición se tienen que reconocer y respetar la posición y la relación que guarda cada generación con sus celebraciones. Las comunidades deben aprender a respetar las diferencias ideológicas a las que se enfrentan los grupos sociales, y tanto ancianos como jóvenes deberán encontrar la manera de negociar los contrastes culturales que se manifiestan dentro de la complejidad de sus conductas ante la forma en la que participan en un mismo evento socio-cultural. Sin embargo, los jóvenes no pueden ser obligados a ver su cultura de la manera que los adultos desean, ya que entonces no existiría ningún tipo de diversidad, cada individuo y grupo social posee nuevas formas de externar lo que son, lo que sienten y lo que piensan, siempre y cuando esta manifestación se haga de forma consciente y respetuosa. El hecho de que para los jóvenes de este lugar el cierre de “Las Cruces de Mayo” ofrezca otro tipo de entretenimiento es válido, pero en este caso, el problema radica en el consumo descontrolado de las bebidas embriagantes, acción que no es bien vista por los adultos mayores. Aunque cabe señalar que durante siglos, en diversas tradiciones, la presencia de bebidas espirituosas ha sido parte importante de las celebraciones, como el consumo del pulque, por mencionar un ejemplo. El punto es que los adultos deben aprender a respetar las nuevas formas que poseen las generaciones modernas ante ésta celebración y al mismo tiempo, la juventud tiene el compromiso de observar con respeto la forma en la que sus padres o abuelos tratan de mantener viva esta tradición.

9 de abril de 2012

Intermedio

Este mes el Instituto Veracruzano de la Cultura cumple 25 años de vida.

Fundado en 1987 gracias a la iniciativa de la Dra. Ida Rodríguez Prampolini, el IVEC ha articulado en las recientes décadas las acciones culturales que se desarrollan en el Estado y que cuentan con presupuesto gubernamental. Si bien es cierto que según la sensibilidad de las administraciones en curso estas acciones han logrado mayor o menor éxito, es innegable que el panorama de la creación cultural veracruzana sería muy distinto -y menos prolífico- sin la existencia del instituto.

No obstante, desde hace algún tiempo soplan rumores que susurran la desaparición del IVEC.

Se habla de una transformación en Consejo Estatal, se habla de una absorción total (y no una simple sectorialización como ya ocurrió hace algunos años) por parte de la Secretaría de Turismo transformando el Instituto en una dirección.

Es tiempo de reflexionar sobre la función que cumple el instituto en la vida social veracruzana, sus logros, sus límites y su viabilidad. Los usos discrecionales a los que a veces ha sido sometido por la estructura partidista estatal, y sus éxitos en la formación de toda una generación de promotores - gestores que ahora desarrollan proyectos también por fuera de los márgenes institucionales.

En el Observatorio nos sumamos a las voces que piden una institución fortalecida, con presupuestos adecuados y aplicados a la sustentación de proyectos artísticos, educativos y de conocimiento, no destinados a prebendas y favores políticos. Que sepa valorar -y profesionalizar- a los funcionarios que realmente trabajan para fortalecer las iniciativas y redes culturales. Que no confunda los diferentes caracteres de lo cultural y no destine recursos a acciones que le corresponden al mercado y a la iniciativa privada. Que sepa definir y defender sus papel institucional.

Feliz 25 aniversario, IVEC.



Subimos un reportaje que el Dictamen On Line subió en julio de 2010. El reportaje habla más del edificio sede del IVEC que del Instituto en sí. En todo caso, es una muy buena cápsula que narra brevemente la historia de este edificio que tanto queremos...

2 de abril de 2012

Las cruces de mayo en Alvarado: universalismo y diferencia

Seguimos, gracias al texto de Iskra, bordando sobre temas sensibles: ¿cómo enlazamos respeto por las memorias -que algunos llaman tradiciones- e innovación? ¿reconocimiento de la diferencia con democratización? ¿liberalismo con comunitarismo?
La investigación que hemos seguido en las últimas semana pone sobre la mesa estos debates, todo a través de la reflexión sobre lo que pasa en Alvarado, Veracruz, en torno a la celebración de las cruces de mayo.
_______________________________________________________

Las cruces de mayo en Alvarado: Entre lo tradicional y lo actual, el devenir cultural de Alvarado
Iskra Sabino
(Séptima entrega)

Capítulo IV.
La inclusión de Alvarado al mundo globalizado y multicultural.

4.2 La política del universalismo y la diferencia 
 

Para hablar de la política del universalismo y la diferencia, antes se tienen que mencionar las dos visiones que existen acerca del multiculturalismo. Como ya se indicó en párrafos anteriores, algunas de las características multiculturales deben tener presente la diversidad cultural, sus derechos y obligaciones. Esto lleva a que entre las culturas se dé una interacción casi obligada; dirigiéndolas a una relación que es tanto individual como grupal. Pero el punto más importante en este apartado no es solamente la relación que se da entre las diferentes culturas y los individuos que las integran, sino el reconocimiento de sus derechos individuales ante los derechos de los grupos.

Al pasar de los años y ante los conflictos que han surgido entre individuos y grupos acerca del reconocimiento del otro, también han aparecido en escena un sin fin de propuestas para intentar solucionar esta lucha ideológico-política. Pero dos de esas propuestas son las que han sobresalido dentro de los diversos estudios y discusiones que se han dado acerca del multiculturalismo y son: el liberalismo y el comunitarismo.1 Para este estudio me baso en el liberalismo de Joseph Raz,2 y en el enfoque comunitarista del sociólogo Charles Taylor.3 Se podría decir que estas dos visiones multiculturales poseen una cierta carga de verdad, aunque en realidad son incompatibles y es a partir de este punto que han surgido una serie de controversias. El problema aquí, es la forma en la que cada autor fundamenta su tesis. En relación a este tema León Olivé apunta en su texto:

El problema con el liberalismo de Raz es que conduce a la justificación de políticas intervencionistas de una cultura sobre otras, en aras de la defensa de las libertades individuales y de lo que llama «valores verdaderos» que, según él, son universales y absolutos, y podrían ser válidos para toda cultura en todo tiempo y lugar.
El comunitarismo de Taylor, por otra parte, resulta insatisfactorio en virtud de que intenta justificar la idea de que toda cultura es valiosa mediante una presunción que lo hace desembocar en la posibilidad de reconocer que algunas, después de todo, son inferiores y no merecen respeto, o por lo menos no merecen el mismo respeto que las demás. Sin embargo, esto es contrario a lo que él mismo quiere defender, a saber, que toda cultura merece ser respetada. 4

Para Garzón Valdés, con la teoría universalista y absolutista del liberalismo surge la problemática ética que viven las minorías étnicas, la cual llama Sittlichkeit. Este término se refiere a la noción de moralidad que también designa a la “moral positiva”.5 Esta moral está compuesta por:

Valores y principios de hecho aceptados en una sociedad determinada, y debe distinguirse de la «moral crítica», base de una perspectiva ética. La moral ética está constituida por principios que serían aceptables para cualquier persona racional, independientemente del contexto en el que se esté desenvolviendo, siempre y cuando examine esos principios de manera racional e imparcial. 6

El estándar multiculturalista liberal de Raz también se inclina por adoptar una perspectiva ética. Para él debe de existir un sentido del respeto entre las culturas y así concentrar una serie de prácticas que establezcan ciertas alternativas de vida para los sujetos.

El énfasis de la perspectiva liberal de Raz está en el papel de la cultura «como una precondición para la libertad individual, y como factor que conforma y proporciona el contenido de esa libertad individual» En palabras de Raz, «la libertad depende de opciones, las cuales dependen de reglas que constituyen esas opciones [... y] presuponen una cultura. Presuponen significados compartidos y prácticas comunes».7

Pero el liberalismo que propone Raz a la vez que justifica la intrusión de los integrantes de una cultura para intervenir dentro de las acciones o en la vida de otras culturas, no respeta el valor universal que profesa el propio liberalismo que se pronuncia por el reconocimiento y el respeto de las otras culturas. Por lo tanto, el liberalismo de Joseph Raz se muestra de forma impositiva debido a que obliga a una protección liberal de la libertad individual sobre otras culturas, por lo que en realidad no es tan liberal como se piensa.

Para el liberalismo, esto impone los límites del respeto a otras culturas y justifica actuar en contra de los miembros de otras culturas si se trata de acciones tendientes «a proteger a los miembros de esas culturas contra la opresión de su propio grupo».8

Lo que esta reflexión plantea, no es una cultura de la indiferencia ante factores de opresión cultural, lo que se intenta dilucidar es que puede existir una valoración entre culturas desde su propio punto de vista y que justifique la intervención de esa otra u otras culturas ante el hecho de una situación de opresión. Visto desde la perspectiva pluralista no basta simplemente con justificar el hecho de que una cultura se encuentre oprimida, la realidad de ese hecho tiene que basarse en el sentido de la objetividad, en otras palabras, para que el hecho de la opresión sea objetivo tanto para el pluralista como para el que es oprimido. Los dos tienen que compartir la misma idea sobre esta condición; tanto el de afuera como el de adentro deben de ser racionales y coincidir ante la misma situación. “Pero el riesgo de esa posición liberal es que si los «oprimidos» no están de acuerdo en ser «liberados» pueden simplemente tacharlos de irracionales y de no saber lo que «quieren», lo que les «conviene» o lo que «necesitan». Esto es un imperialismo puro y duro.”9 Es entonces un discurso de tolerancia limitada al poder de ejercerla, es decir, yo soy tolerante con lo que puedo y quiero ser tolerante, pues tengo el poder para serlo, o para no serlo. Es evidente que la teoría pluralista que propone Joseph Raz no remediaría, y mucho menos frenaría el imperialismo, poniendo en tela de juicio los métodos de la teoría liberal.

Ahora bien, ante los decepcionantes resultados de la teoría liberal se tendrá que pasar a la revisión de la propuesta que plantea Charles Taylor en su visión comunitarista. Para Taylor la política del reconocimiento y la diferencia se basa en la necesidad de reconocimiento. El reconocimiento de la identidad es el que hace que una persona haga una interpretación de quién es y de sus características, las cuales lo definen como un ser humano. Por lo tanto, la identidad de una persona se forma a partir de este reconocimiento o de la ausencia del mismo.10 Así que la falta de reconocimiento puede dar cabida a un tipo de opresión que deformaría la manera de ser de una persona. Esta concepción de falsa identidad es ejemplificada por Taylor con la conquista europea. Los europeos
vieron en los indios a seres inferiores e incivilizados y esta misma proyección pasó a los sujetos conquistados, quienes también se vieron así a sí mismos. Taylor apunta que este tipo de falso reconocimiento deja al descubierto una gran falta de respeto, ya que puede provocar que has víctimas desarrollen un sentimiento de odio hacia ellos mismos.11 Con esto surgieron dos cambios importantes ante la preocupación del reconocimiento y la identidad, que fue la caída de las jerarquías sociales, que promovía el sentido por el honor, y que posteriormente se transformó en el concepto que actualmente poseemos sobre la dignidad, que sería el estandarte de las sociedades democráticas. “La democracia desembocó en una política de reconocimiento igualitario, que adoptó varias formas con el paso de los años, y que ahora retorna en la forma de exigencia de igualdad de status para las culturas y para los sexos.”12 Pero la importancia del reconocimiento se transformó a partir de la identidad individual que apareció a finales del siglo XVIII, y que es el resultado del ideal de fidelidad a uno mismo. Lionel Trilling dice que: La identidad nos hace auténticos.13 El conceppo que surge en el siglo XVIII sobre la autenticidad es sustentado dentro de una concepción moral, poniendo como referencia los valores sobre el bien y el mal. Haciendo que el concepto de autenticidad tenga una relación espiritual con nuestros sentimientos, dejando así que una voz interior nos indique lo que es correcto o no.14 La idea de Dios ante el ideal de autenticidad cambió gracias a la cultura moderna y a la influencia filosófica de Jean-Jacques Rousseau, para éste filósofo la moral es una voz de la naturaleza que existe dentro de cada ser humano; es el sonido de las pasiones, la representación de la dependencia hacia el otro, pero que radica, principalmente, en el contacto moral con uno mismo.15 Esta búsqueda interna rebasa cualquier fundamento moral, pues es la exploración del sentimiento de la propia existencia; este auto reconocimiento es el que nos convierte en seres auténticos y diferentes a todos los demás. Charles Taylor relaciona el trabajo de Rosseau con el planteamiento que hace Herder acerca de que cada ser humano posee una forma auténtica de existencia: “cada persona tiene su propia “medida”.16 Las nuevas conductas de pensamiento comenzaron a dar motivos para que las diferencias que existían entre los seres humanos, fueran estudiadas de manera conscienta y el primer paso fue descubrir lo que era evidente, pero que nadie tomaba en cuenta, el modo de ser de cada persona, que a pesar de vivir en sociedad cada ser humano posee un sentido propio de su existencia.

Ser fiel a mí mismo significa ser fiel a mi propia originalidad, que es algo que sólo yo puedo articular y descubrir. Y al articularla, también estoy definiéndome a mí mismo. Estoy realizando una potencialidad que es mi propiedad. Ésta es la interpretación de fondo del moderno ideal de autenticidad, y de los objetivos de autorrealización y auto plenitud en que este ideal suela presentarse.17

El prototipo de autenpicidad, así como la imagen de dignidad provienen del decaimiento de la sociedad jerárquica. En ese entonces la identidad era reconocida por la posición social que ocupaban las personas, y a pesar de la aparición de las sociedades democráticas, éste fenómeno no ha tenido muchos cambios, pues aún las personas son reconocidas y valoradas por los papeles que desempeñan dentro de estos círculos. Herder indaga dentro de las razones, el sí pueden abatir esta caracterización que emana de la sociedad, conchuyendo que, es el propio arquetipo de autenticidad el que descubre el verdadero modo de ser de las personas.18 Así que, según él, no es la sociedad la que determina la forma de ser de las personas, es su búsqueda interna la que lo hace. Charles Taylor menciona que sí en realidad se desea entender la unión que existe entre la identidad y el reconocimiento se debe de comenzar por comprender el lenguaje, ya que éste es el que nos expresa. El diálogo es un componente importante para relacionarse con el otro. El lenguaje, según Taylor, va más allá de las palabras, pues existen otros tipos de expresión que permiten entablar un diálogo ya sea gestual, artístico o amoroso, por mencionar algunos.19 Estos tipos de diálogos o lenguajes no se aprenden de la nada, son el resultado de la interacción que existe entre los seres humanos. Ante esta opinión Taylor apunta que:

Las personas por sí mismas, no adquieren los lenguajes necesarios para su autodefinición. Antes bien, entramos en contacto con ellos por la interacción con otros que son importantes para nosotros: lo que George Herbert Mead llamó los “otros significantes”. La génesis de la mente humana no es, en este sentido, monológica (no es algo que cada quien logra por sí mismo), sino dialógica. 20

Por lo tanto, existe una necesidad primordial de relacionarnos con los otros para podar definirnos a nosotros mismos, siendo evidente que nuestra identidad resulta de nuestras relaciones dialógicas con los otros. Ahora bien, en los tiempos pre modernos las cuestiones sobre “identidad” y “reconocimiento” no eran tratadas de manera tan profunda como se hace en la actualidad, ya que para la gente de ese entonces estos eran temas que no merecían un estudio exhaustivo pues eran “fáciles” de entender. Pero ante la cuestión de la igualdad surge su antítesis, la desigualdad, estos dos temas dan paso a cuestionamientos acerca de la importancia del reconocimiento, y el primero en analizarlo es Hegel. El valor del reconocimiento, en la actualidad, es universalmente visto como un derecho al reconocimiento igualitario. “El reconocimientoXnigualitario no sólo es el modo pertinente a una sociedad democrática sana. Su rechazo puede causar daños a aquellos a quienes se les niega.”21 Como ya se menciono, el hecho de que una persona sufra algún tipo de humillación por medio de la opresión puede llegar a distorsionar su propio sentido de identidad. Según esta teoría tenemos que la identidad se forma a partir de un diálogo abierto, no es un guión social que se encuentre determinado, lo que está en juego es el reconocimiento igualitario, pues solamente por este medio se puede crear una sociedad democrática y sana. Al negar este reconocimiento los individuos están sujetos a una forma de opresión. Sucede que es a partir del honor a la dignidad que se abre un camino hacia la política del universalismo; ésta política remarca, sobre todo, la dignidad igualitaria de todos los ciudadanos. Una igualdad que reconoce todos los derechos y todos los títulos, aquí no existen ciudadanos de primera ni de segunda clase, todos somos iguales. Lo que se intenta lograr por medio de la política de la diferencia es el reconocimiento de la autenticidad que poseen las diversas identidades, tanto individuales como grupales. Y es que ésta política ha sido bombardeada por múltiples tipos de rechazo y discriminación, que siempre van dirigidos a los ciudadanos que han sido considerados como de segunda clase.22

Recapitulando, la política del reconocimiento, es eso, un régimen que nos permite reconocer la diferencias que existen entre todas las personas que habitamos este planeta, pero este reconocimiento tiene que hacerse de una forma muchos más conciente, ya que debemos saber reconocer en las diferencias de los otros, lo que a mí me hace auténtico y viceversa. Así que, el planteamiento fundamental de esta teoría se basa en una política del respeto hacia los demás, hacia las diferencias que presenta el otro. En este caso, para los adultos mayores que habitan en el puerto de Alvarado, su fiesta se ve amenazada por esas diferentes y extrañas visiones que provienen de sus jóvenes pobladores y de las personas que desconocen el origen de su celebración. Por otra parte, la actitud de la juventud ante la celebración no deja más que un evidente comportamiento de indiferencia, que hasta cierto punto es parte de una falta de cknciencia cultural, debido a que la óptica que poseen acerca de la fiesta no los lleva a ver más que un simple festejo que, como muchos otros, es parte del lugar donde habitan. De esta forma y mediante las observaciones que se efectuaron dentro de la celebración, se observó que la juventud alvaradeña desconoce la carga histórico-cultural que le da sentido y significado a esta tradición, ya que para ellos la celebración no tiene el mismo sentido que para la gente que la organiza o participa en ella; porque a pesar de que es una costumbre que ha acompañado a la mayoría de las familias alvaradeñas durante siglos, en la actualidad ese fenómeno ya no se repite con las nuevas generaciones y probablemente se debe a que ahora existen otro tipo de distractores como son: la televisión, el internet, los videojuegos, y un sin fin de actividades que ya no requieren de realizar actividades en grupo. Así que, es evidente que los jóvenes que son parte de esas nuevas generaciones nunca pensarán como lo hacían sus padres o sus abuelos, ya que han crecido dentro de contextos totalmente diferentes a los de sus progenitores. Claro, aunque han sido educados dentro de un seno familiar que se caracteriza por ser conservador, y que ha mantenido su legado histórico-cultural, los factores que los han influenciado dentro de su desarrollo social ha determinado su personalidad y su forma de concebir el mundo, lo cual implicaría que los jóvenes solo repiten los mismos parámetros de los viejos, el desconocimiento y el irrespeto al otro, del mismo del que son víctimas. Las generaciones de la globalización se han distinguido por un factor importante, la indiferencia y la falta de reconocimiento, dando como resultado una ausencia total de respeto a lo diferente. Pero aquí vemos que es una característica que también ha prevalecido en las estirpes anteriores. Es un mal que ha ido afectando a la humanidad desde sus orígenes más lejanos, además que esto podría comprenderse como parte de los conflictos generacionales.

Como ya se citó, en uno de los apartados de este trabajo, lo que hace a una persona o a un grupo social “mejor”, no es su ascendencia; no es mejor ser humano aquel que posee ojos de color o cabello rubio, ni tampoco si se es blanco o alto, esas son características de raza, de su herencia genética, ni tampoco lo hace su posición social. Toda persona vale por el simple hecho de ser persona, por su condición humana, que a pesar de la diversidad de razas, de lenguas, de costumbres, etc., su verdadera virtud yace en el reconocimiento de cada una de estas diferencias y en la medida en que cada individuo las comprende. A pesar de que cada uno de los integrantes deh puerto de Alvarado, comparten muchas de sus costumbres; las mismas tradiciones; el mismo lenguaje y la mayoría de ellos son católicos, con algunas excepciones, todos poseen una forma de concebirse a ellos mismos diferentes. Que existan grupos compatibles con algunas formas culturales, políticas e ideológicas no significa que esa sea la manera correcta de auto-concebirse. Somos, como mexicanos, una sociedad múltiple, variada, diferente; somos parte de esa multiculturalidad que ha sido provocada por el mestizaje, por la influencia de los medios masivos de comunicación, por las ideas políticas que rigen nuestras vidas, por nuestras creencias religiosas y hasta por no creer en ellas.

Si existe un riesgo dentro de la celebración de “Las Cruces de Mayo”, el único evidente hasta este momento, sería la falta de apertura por parte `e los intelectuales a los cambios que se puedan presentar dentro de su festejo, como la integración del Arroz a la Tumbada, que lejos de ser un riesgo o amenaza, se ha convertido en una parte importante dentro del cierre de ésta celebración. Las personas deben de estar abiertas a los cambios y a las diferentes maneras que éstos tienen de presentarse dentro de sus contextos. El cambio es algo a lo que la humanidad se ha enfrentado por siglos, como han sido los cambios de gobiernos, de ideologías, de creencias; han habido innovaciones en la tecnología, en las comunicaciones, en el transporte y en la ciencia. Todo lo que nos rodea ha sido vulnerable al cambio y nos hemos enfrentado a lo diferente a lo que no conocemos. Pero si las personas nos mostramos renuentes ante todas estas transformaciones, entonces nadie utilizaría un horno de microondas o un teléfono celular, por ser algo desconocido y diferente. Pero el cambio más importante que necesitan las sociedades y los individuos que las conforman es el de la evolución dentro de su pensamiento. Si ha existido una mutabilidad en todos los campos por qué no hacerlo en el de la conciencia misma. Lo que en realidad puede amenazar el legado cultural de una sociedad es su cerrazón ante la diversidad de concepciones de sus integrantes; la ignorancia de una sociedad es la que consigue destruir su propia cultura, si no se educa a sus individuos, si no se les hace conscientes de lo que la historia les ha legado como pueblos o sociedades, entonces si podría presentarse una crisis socio-cultural. Se debe de promover una educación con ética, con respeto a las diferentes formas de concebirse dentro de los diversos grupos sociales. El hecho de ser parte de un mismo grupo social o cultural, donde se llevan a cabo cierto tipo de festejos o tradiciones no obliga a los demás a creer o a ser parte de los mismos, pero siempre y cuando exista un sentido del respeto entre ellos.

(CONTINÚA EN LA SIGUIENTA ENTREGA)
_______________________________________________________ 
 
Notas 4.2

1 León Olivé, Multiculturalismo y Pluralismo. Biblioteca Iberoamericana de Ensayo, Paidós, México 1999, p. 67.
2 Cfr. Idem.
3 Cfr. Idem.
4 León Olivé, op. cit., pp. 67-68.
5 Idem.
6 Idem. [citado por el autor]

7 Ibídem, p. 69. [citado por el autor]
8 Ibídem, p. 70. [citado por el autor]

9 Ibídem, p. 74.
10 Cfr. Charles Taylor, El multiculturalismo y “la política del reconocimientk”, México: Fondo de Cultura Económica (FCE), 2001, p. 43.
11 Cfr. Ibídem, p. 44.
12 Ibídem, p. 46.
13 Cfr. Ibídem, p. 47.
14 Cfr. Ídem.
15 Cfr. Ibídem, p. 49.
16 Ibídem, p. 49
17 Ibídem, p. 51 [citado por el autor]
18 Cfr. Ibídem, p. 52.
19 Cfr. Ibídem, pp. 52-53.
20 Charles Taylor, op. cit.
21 Ibídem, p. 58
22 Cfr. Ibídem, p. 61.