29 de diciembre de 2008

La lectura en la Ley de Arte y Cultura de Veracruz

Para concluir con nuestra serie dedicada a la posibilidad de una Ley de Cultura, Arte y Patrimonio para el Estado de Veracruz, en el Observatorio haremos análisis sobre los principales ejes en los que se sustentan las legislaciones culturales. En esta ocasión, iniciamos con el tema de la lectura.
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En Veracruz existe una Ley para el fomento de la lectura y el libro. Sin embargo, es letra muerta. Allí se habla de un Consejo Veracruzano de Fomento para el Libro y la Lectura que hasta el momento no se ha integrado y que tendría mucho por hacer en estas tierras. La ley número 866 publicada en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado el viernes 22 de junio del 2007, fue incluso anterior a la nacional que al parecer sólo ha servido para limpiar la culpa de los gobiernos panistas, al postergar legislaciones necesarias. ¿Qué pasa, entonces, en la entidad?

En Veracruz este año se ha planteado el interés del ejecutivo estatal y de la legislatura en plantear una nueva Ley para la Cultura, las Artes y el Patrimonio-nombre largo y complejo-y para ello se convocó a mediados del año, a diversos foros en los que participaron distintos agentes involucrados en la gestión cultural, la creación, la promoción y la investigación. Hasta el momento está pendiente el transcurrir de dicha propuesta.

De hacerse una nueva legislación en Veracruz en torno a la cultura y las artes, ¿qué pasará, entonces, con la Ley para el fomento de la lectura y el libro? Es de pensarse que se deroguen las leyes anteriores que tratan los mismos asuntos. Sin embargo, habrá que considerar varios puntos en su redacción. Por ejemplo, resulta curioso que la actual Ley para el libro y la lectura se dirige más hacia al ámbito educativo que al cultural. No es que eso sea incorrecto, pero sí es incompleto. En la educación primaria se enseña a leer y a escribir, y con ello adquirimos esa lectura utilitaria que nos facilitará nuestro deambular cotidiano al interpretar los signos con los que nos enfrentemos a diario. Pero el fomento de la lectura y el libro no se quedan en las lecciones de la educación elemental. Van más allá de las aulas. De allí que sea necesario que al incluir el apartado del libro y la lectura en la nueva ley para la cultura, las artes y el patrimonio, se considere no sólo el aspecto de la lectura utilitaria, sino también aquel que tiene que ver con lo placentero y con otras posibilidades que brinda el acercamiento con la letra impresa, como es la posibilidad de dotar de significado a nuestra existencia en un mundo cada vez más caótico; esa opción de resignificar no sólo a nuestra propia persona, sino a todo cuanto nos rodea. Tales experiencias han sido ya estudiadas en Francia por la antropóloga Michel Petit, con migrantes africanos; asimismo el asunto ha sido observado con los jóvenes participantes en la guerrilla colombiana o víctimas de ésta. Los hombres y mujeres entrevistados por Petit, hicieron énfasis en la importancia que tuvo la lectura para encontrar de nuevo sentido a sus vidas y luchar por mejores condiciones sociales para ellos mismos y sus familias.

No se trata de que a través de la palabra escrita se pretenda dar solución a la problemática social, pero sí de incidir, de alguna manera en ella, para dotar de herramientas fundamentales a los ciudadanos y participar de la democracia cultural.

Sin duda, tal y como lo plantea la Ley para el fomento de la lectura y el libro de Veracruz, la promoción de la lectura debe ser asumida como una política de gobierno. Para ello será necesario convocar a todos los sectores de la sociedad: instituciones de gobierno, asociaciones civiles, la sociedad civil, agrupaciones de padres de familia, libreros, editores, promotores de lectura, así como instituciones académicas, con el propósito de que entre los distintos sectores se puede tejer una red de acciones que atraigan a los lectores. Se trata, pues, de hacer conciencia de que la promoción de la lectura es un asunto que debe mirarse desde ángulos muy diversos, insistiendo en todas las posibilidades educativas y culturales que puede brindar a quienes participan de ella; tener presente que el analfabetismo es excluyente y la lectura es liberadora.

22 de diciembre de 2008

Intermedio

Solo # 1, obra de la Compañía Ángulo Alterno Danza. Coreografía de Vera Sander, intérprete Alonso Alarcón.

Pieza presentada dentro del programa de DANZAEXTREMA, IV Festival Internacional de Arte Coreográfico Contemporáneo, que tuvo lugar del 15 al 30 de Julio de 2008 en Xalapa, Veracruz.

PRÓXIMO POST: Lunes 29 de diciembre.

15 de diciembre de 2008

Del reconocimiento estático de la disciplina artística a la preservación, protección y mantenimiento de la danza como patrimonio cultural de Veracruz

A pocos días de terminar con el año (antes de que él termine con nosotros), nos da gran gusto recibir en el blog a Alonso Alarcón, quien escribe sobre la necesidad de impulsar políticas de apoyo a la Danza en tanto que patrimonio cultural.

Alonso es bailarín, coreógrafo y gestor cultural originario de Veracruz. Catedrático de la Escuela de Danza de la Universidad Mayor en Chile (donde dirige la Muestra de Danza Contemporánea de México), ha desarrollado en Veracruz cuatro ediciones del Festival Internacional Danzaextrema y proyectos al interior del Estado como la Ruta Huasteca. Alonso ha recibido diversos premios como el Premio de Danza UNAM (1999), Premio Guillermina Bravo (2002), México en Escena (2005), y con su compañía de danza contemporánea Ángulo Alterno ha viajado a diversos encuentros en México y el extranjero. Es miembro del Consejo Internacional de Danza de la UNESCO desde 2005.

Gracias, Alonso, por presentar reflexiones desde el ángulo de la danza... materia en ocasiones poco trabajada por los analistas de la cultura.
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Del reconocimiento estático de la disciplina artística a la preservación, protección y mantenimiento de la danza como patrimonio cultural de Veracruz
Alonso Alarcón

En Veracruz, en el discurso político actualmente ya se habla sobre la importancia del patrimonio cultural intangible, abordando posiciones que reconocen los postulados de la UNESCO, donde se expone la importancia de este patrimonio para las sociedades contemporáneas. No obstante, son inexistentes las políticas que propicien acciones concretas, por lo que las cosas continúan haciéndose sobre la base de las buenas intenciones...

El 20 de octubre de 2005, la Conferencia General de la UNESCO adoptó la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, que completa el dispositivo normativo de las convenciones en favor de la diversidad cultural. En ella se considera lo siguiente: “El lugar que ocupan los creadores en la sociedad es igualmente fundamental, y la Organización apoya firmemente el reconocimiento de su estatuto jurídico y social, así como el fortalecimiento de sus redes en todo el mundo.” México ratifica el 14 de diciembre del 2005 la adopción de la Convención para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial –patrimonio vivo- definida por la UNESCO el 17 de octubre de 2003 en Paris, Francia.

En Veracruz -por goteo y para que la disciplina no muera del todo- se confieren una serie de becas de montos económicos muy precarios, como parte de la política cultural nacional vinculada con el CONACULTA y su programa de repartos módicos de recursos a los estados de la República. Son importantes los sistemas de becas existentes en la actualidad, pero no son suficientes para el desarrollo de la disciplina ni para lograr la inserción real del artista en la sociedad; en todo caso fortalece el mito de la “Atenas Veracruzana”.

Los gobiernos cambian tan rápido que se vuelve necesario apoyar la inmediatez, lo cual genera un ciclo sin avance donde los procesos artísticos apoyados por el gobierno nacen y mueren, mientras la sociedad veracruzana se queda únicamente con la crónica del hecho, y se ausenta la experiencia de los procesos a mediano y largo plazo, por lo que los impulsos siempre quedan en impulsos, nunca devienen en movimiento.

En la Universidad Veracruzana tenemos la primera licenciatura en danza contemporánea de Latinoamérica, poco se sabe sobre la realidad tan precaria a la que se enfrentan los egresados de la Unidad de Arte de la máxima casa de estudios en Veracruz, nada se habla sobre la inserción de los egresados al campo profesional. Entonces surgen dos preguntas: ¿Cuál es la oferta laboral real para los profesionales de las artes en Veracruz?, y ¿Qué herramientas se les da como parte de su formación universitaria a los estudiantes de artes para enfrentar esta realidad?

El turismo cultural, la apertura comercial, la globalización, el TLC y la liberalización de los mercados plantean retos, desafíos y áreas de oportunidad para reformular la generación de recursos económicos destinados al capital cultural de Veracruz: sus artistas.

Es conocida en México y en el mundo la calidad de los artistas veracruzanos, la riqueza ancestral, tradicional, étnica, folklórica y contemporánea expresada en su constante creatividad. Ejemplo cercano a esta apreciación es la próxima edición de los Carnavales Culturales de Valparaíso en Chile, dedicados a México y con Veracruz como invitado de honor. Por lo que resulta fundamental en las nuevas políticas culturales, pasar del reconocimiento estático de la disciplina artística a la restauración, preservación, rehabilitación, reconstrucción, protección y mantenimiento de la danza como patrimonio cultural vivo de Veracruz.

Es por ello que considero fundamental reglamentar leyes de mecenazgo que permitan sistematizar una vinculación de todas las empresas e iniciativa privada que se benefician de la diversidad de recursos naturales a lo largo y ancho del Estado de Veracruz, con el desarrollo de las manifestaciones artísticas.

Brasil es uno de los países más avanzados en ese renglón, donde las grandes empresas adoptan a compañías artísticas profesionales, subvencionando todas sus necesidades: un espacio físico para ensayos, su propia sala de teatro, sueldos para los integrantes de la compañía, presupuesto propio para producciones nuevas, giras nacionales e internacionales e incluso hasta un comedor donde se preparan alimentos especialmente para los bailarines. Tal es el caso de la compañía Quasar Danza en Goiania, Brasil patrocinada por la empresa PETROBRAS.

Con esta política no recae en el Estado toda la responsabilidad económica, pero es por ley que las grandes empresas destinan recursos económicos y no solo se llenan los bolsillos particulares, sino que retribuyen a la sociedad. Esta política favorece que las compañías de danza de Brasil sean reconocidas mundialmente por su calidad artística, y que el desarrollo de la danza en aquel país sea de gran impacto social no solo en la capital, sino a lo largo y ancho del país.

En Veracruz es evidente que las artes continúan siendo utilizadas como un escaparate que adorna y entretiene, a un precio verdaderamente risible en comparación a la calidad y cantidad de la oferta artística. Situación preocupante y limitante para un sector de la cultura que demanda mejoras concretas en ese sentido.

Nos encontramos con una necesidad urgente de plantear leyes que fortalezcan de manera contundente la creación de redes artísticas profesionales dentro del Estado de Veracruz. Además de descentralizar el campo creativo de la capital y construir nuevos espacios para el pensamiento crítico y reflexivo, es necesario tomar en consideración que la creación es producto del mundo interior del ser humano, donde cohabitan los elementos sociales y personales. Y que todos los Veracruzanos tenemos ese derecho.

8 de diciembre de 2008

Intermedio

Corto del documental "The Third Root - Morocco" de Camilo Nu y Reed Rickert.
www.thethirdrootmovie.com

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1 de diciembre de 2008

Post de Aniversario...

El 21 de noviembre de 2007, el Observatorio Cultural Veracruz publicó su primer post en este blog que constituye el espacio de expresión que nos hemos construido para rumiar, darle vueltas, dirimir y tratar de encontrarle la cuadratura al círculo de la acción cultural en el Estado de Veracruz.

Como lo anunciamos en aquel primer texto, nuestra propuesta fue establecer un espacio en el que las relaciones entre creadores culturales, sociedad y Estado fuesen pensadas y debatidas a partir de una agenda temática, incluyente y en construcción constante, definida básicamente a partir de lo que localmente se genere.

Creíamos, y seguimos creyendo necesario convocar a los ciudadanos a analizar las propuestas y el desarrollo de las iniciativas de gobierno en materia cultural, tratándose sobre todo y de manera significativa de un estado del país que funda gran parte de su potencial económico en sus riquezas artísticas y sus herencias simbólicas.

Es por eso que a lo largo de un año hemos publicado textos sobre la concepción de la Cultura como bien social, sobre la difusión artística como expresión cuasi-única de las políticas culturales, sobre los ocho ejes rectores del Plan Nacional de Cultura, sobre la promoción cultural a nivel local y federal, sobre la potencial Ley de Cultura del Estado de Veracruz y las expectativas que genera al interior de la comunidad artístico-cultural...

Es por eso también que para abrir ese espacio de diálogo, invitamos a músicos, artistas plásticos, promotores culturales, académicos y funcionarios a apropiarse de este blog y escribir sobre distintos temas.

Queremos agradecer a Juan Jaime Anaya Gallardo, Armando Chacha, Annette Fradera, Brenda Galván López, Gilberto Gutiérrez, Omar Piña y Carlos Vigil quienes le han entrado al toro y nos hicieron llegar textos como blogueros invitados. Y por cierto, antes de volverse miembros del Observatorio, Christian Rinaudo y Lourdes Hernández Quiñones también participaron como autores invitados. Gracias a todos ellos por hacer crecer esta hoja virtual.

Para terminar este recuento, queremos avanzar algunos planes que tenemos para el futuro de este observatorio.

Vamos a continuar con los textos de creadores que opinan sobre la Iniciativa de Ley de Cultura y Patrimonio del Estado de Veracruz (y desde aquí lanzamos la invitación para hacernos llegar textos a todo aquel que quiera decir algo y no nos haya contactado todavía).

En este mismo sentido, el Observatorio organiza ya una mesa redonda en la que se presenten los resultados de un año de trabajo y se discuta, de viva voz, sobre las estructuras de la políticas culturales del Estado, Ley de Cultura incluida.

Sin embargo, sentimos que este trabajo no tiene sentido si la gente no se involucra. Y aunque muchos de nuestros lectores (y potenciales colaboradores) no vivan en Veracruz ni se sientan concernidos por lo que ocurre en este rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, creemos que lo que ocurra, se discuta y se resuelva a nivel local es un buen reflejo y medidor de lo que ocurra, se discuta y se resuelva a nivel nacional.

Sirva pues este post, también, para extender una vez más la invitación a la reflexión y al debate, no rinconero (no nos gusta el box de sombra) sino abierto y jarocho.

Abrazo a todos nuestros lectores.

24 de noviembre de 2008

Intermedio


En la imágen, el grupo Teatrando del Puerto de Veracruz.
Fotografía de Carlos Vigil.

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17 de noviembre de 2008

Por una Ley que incentive la actividad teatral comunitaria

Este post le corresponde a Carlos Vigil, director del Grupo Teatrando del Puerto de Veracruz, y quien escribe sobre lo que una Ley de Cultura debería tomar en cuenta desde la perspectiva de la comunidad teatral.

Carlos es director, dramaturgo y actor con una larga trayectoria. Ha sido alumno de Jean Marie Binoche, Luis de Tavira, Emilio Carballido y Luis Mario Moncada entre otros. Sus textos se han publicado en Tramoya de la Universidad Veracruzana, y desde hace más de diez años dirige el grupo Teatrando, del cual es fundador.

Gracias, Carlos, por integrar nuevos puntos de vista a nuestra expectativa sobre la legislación cultural...
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Por una Ley que incentive la actividad teatral comunitaria

Carlos Vigil Peña

Aclaro que las siguientes consideraciones se refieren a la actividad que realizan los grupos conformados por ciudadanos, de diversos orígenes y profesiones, que han optado por el teatro como actividad creadora y que durante largo tiempo han persistido en su labor a pesar del escaso o nulo interés mostrado por instituciones culturales locales.

Para empezar se debe reconocer a la actividad teatral comunitaria como práctica cultural insustituible de la sociedad; y no caer, rendidos ante la parafernalia comercial cinematográfica-televisiva dirigida a las grandes masas de consumidores, en la tentación de clasificarla en los anaqueles de lo caduco.

Aunque parezca obvio, no olvidemos que el teatro requiere de tres elementos fundamentales para existir: actores, un espacio y público.
El primer elemento existe en ciudades y pueblos pequeños, no en cantidad que entusiasme y tampoco como resultado de estrategias políticas educativas, sino como una demostración de la necesidad humana de asirse a un medio que le posibilite expresarse.

Al segundo, el espacio consagrado a la ceremonia teatral, se le ha transformado en las ciudades, en salas de gran aforo y de costo fuera del alcance de los grupos teatrales comunitarios que se ven obligados a peregrinar buscando cobijo en algún lugar carente, por lo general, de las condiciones mínimas que requieren actores y público para el disfrute de la experiencia escénica ; mientras que en las poblaciones pequeñas es prácticamente inexistente con la consiguiente sentencia de efímera o irregular vida para los grupos.

El tercer elemento, al igual que el primero en condiciones de tenaz sobrevivencia, no deja de manifestar su interés por el Teatro hecho en su localidad, fortaleciendo así la existencia heroica de los grupos comunitarios en los que se ve representado.

Es necesario que se legisle la implementación de una política cultural que:
Reconozca y favorezca la labor que desempeñan los grupos teatrales comunitarios como catalizadores de la necesidad de expresión artística latente en toda población.
Considere fundamental la creación de espacios físicos, Teatros Comunitarios, acondicionados y destinados para el desarrollo de la actividad teatral que desempeñan estos grupos.

Promueva la creación de circuitos artísticos regionales y se apoye la participación de los grupos en los mismos, con la finalidad de enriquecer su desarrollo cultural de los participantes y de las comunidades.

Permita a los grupos teatrales comunitarios pagar en especie sus obligaciones fiscales, ya que su propósito fundamental no es generar ganancias ya que sus escasos ingresos, cuando los tienen, están destinados a la sobrevivencia de la labor grupal.

Promueva las actividades realizadas por los grupos con el propósito de acrecentar el interés del público por las manifestaciones culturales de su comunidad.

Las anteriores son algunas condiciones que permitirían ampliar el espectro cultural y el disfrute de los que ejercen la actividad teatral en sus respectivas comunidades.

10 de noviembre de 2008

Intermedio


Cartel del seminario Cartagena/Veracruz/La Habana, que se llevó a cabo en la Universidad de Cartagena, Colombia, los pasados 21 y 22 de octubre.
En la imagen aparece Graciela, cantora de Las Alegres Ambulancias, conjunto de música afrocolombiana de Palenque de San Basilio, poblado cercano a Cartagena.
Fotografía de Manuel González de la Parra (2006).

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3 de noviembre de 2008

Comentarios en torno a la idea de la creación de una Ley de Cultura en el Estado de Veracruz

En esta entrega, presentamos las opiniones de Armando Chacha en torno a la creación de una ley de cultura para Veracruz.

Armando, sonero, trovador y antropólogo originario de Santiago Tuxtla, cuenta con cuatro producciones discográficas (Biografía rota, Litorales, Matamba y Río de Son). En su última grabación, Río Son, colaboran músicos y compositores como Armando Rosas, Arturo Márquez y Mono Blanco. Como funcionario público, Armando ha sido coordinador general del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) del Conaculta y Director del Centro INAH Veracruz.

Gracias, Armando, por participar en este foro... La primera de varias, esperamos.
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Comentarios en torno a la idea de la creación de una Ley de Cultura en el Estado de Veracruz
Armando Chacha


1. La elaboración de una ley de cultura para nuestro estado representará un gran avance debido a que propiciará progresos en esta materia dentro de marcos de referencia, derechos y obligaciones para la sociedad y el Estado. Es decir, se abrirá la puerta al ejercicio de la ley. Sin embargo, será necesario que ésta posea una serie de valores para que sea benéfica para la sociedad, los creadores, las comunidades y todos cuantos participan de los frutos de la cultura. Hay experiencias en México donde crear una ley o una estructura institucional como las secretarías no se ha traducido necesariamente en una mejora en las condiciones para los creadores individuales y colectivos, un fortalecimiento y escenarios futuros para las culturas y creaciones asociadas a las identidades colectivas, ni en la libertad de expresión y creación. Por eso es importante preguntarse para qué una ley y qué regulará. El objetivo de la ley debe ser el establecimiento de reglas para que quienes serán regulados tengan y encuentren en ella las condiciones adecuadas para su mejor desarrollo en un objetivo superior que para el caso son las culturas veracruzanas.

2. En primer lugar la ley debe poner por delante el interés público y social por sobre el interés privado, personal o minoritario. El carácter social está íntimamente relacionado con el sentido y la génesis de la cultura.

3. Debe reconocer primordialmente la herencia cultural de los veracruzanos que hoy día tiene vigor y forma parte sustancial del desarrollo integral de la sociedad. Me refiero al patrimonio arqueológico e histórico existente en el territorio, considerando para ello las regulaciones y leyes existentes en la materia; las culturas de los grupos indígenas ancestrales que actualmente son parte sustancial de la cultura en el estado; reivindicar las expresiones y la historia cultural de los afro veracruzanos porque sin ellos no es comprensible nuestro presente y nuestro futuro, darle un lugar preponderante a las costumbres y tradiciones de los pueblos, comunidades y ciudades, alentar la creatividad individual y grupal asociada al arte universal y a las nuevas formas que se generan en las ciudades como resultado entre otras, de la modernidad y la globalización.

4. En la ley se debe de expresar el reconocimiento a la diversidad étnica y a la pluralidad de culturas como fundamento de nuestra riqueza y como elementos concomitantes del desarrollo en los distintos ámbitos de nuestra vida. La cultura no es el último eslabón del desarrollo y el presupuesto gubernamental, está en el centro de la calidad de vida del ciudadano y de la sociedad.

5. Debe considerar la participación ciudadana en la definición de políticas y en la toma de decisiones, mediante mecanismos de representación, con el fin de fortalecer la vinculación de gobierno y sociedad. Participación para fortalecer la democracia en la cultura y mejorar la cultura democrática. Es necesaria la democratización de los bienes y servicios para que las mayorías tengan acceso al disfrute y aprovechamiento de la infraestructura cultural existente, o generar nueva de acuerdo a mapas donde se definen las carencias de los bienes y servicios culturales.

6. Garantizar el respeto a la libertad de creación y la libertad de expresión de los creadores y fortalecer el diálogo entre las culturas y el ejercicio de la tolerancia, como signo de una sociedad incluyente y un gobierno que gobierna para todos.

7. Proteger los derechos de autores colectivos propios de las culturas étnicas y tradicionales, la flora y fauna nativa y las tecnologías propias.

8. En cuanto a los medios de comunicación si bien los concesionarios son privados, la ley ya los determina como de interés público, por ello debido a sus altos niveles de audiencia, será importante que destinen tiempo para difundir la cultura y las obras de autor significativas por su trascendencia para la identidad y por sus altos contenidos estéticos y calidad o en los casos en que las tradiciones presenten situaciones de vulnerabilidad que amerite su difusión sostenida.

9. Incorporar una categoría que garantice que los personajes del arte y la cultura, difundan y capaciten a las nuevas generaciones otorgándoles reconocimiento, nombramiento y remuneración hasta su muerte, sobre todo en el ámbito indígena y popular donde se carece de este tipo de reconocimientos.

10. Crear por primera vez en la historia de nuestro país la figura del Ombusdman de la cultura que proteja los derechos de los ciudadanos, los grupos y las comunidades.

11. Dar relevancia a la atención de los niños y jóvenes con políticas y programas específicos destinados a generar movimientos culturales en el Estado, en una perspectiva de largo plazo para propiciar la innovación desde la cultura propia del veracruzano y sentar las bases para el fortalecimiento de las culturas veracruzanas para las próximas tres generaciones que sostendrán el diálogo con otras culturas del país y del mundo.

12. La ley debe traer como consecuencia la creación de una nueva institución, con nivel de Secretaría, con una estructura moderna, donde la desconcentración, la descentralización, la coordinación de esfuerzos y la incorporación de formas de representación de la sociedad en su seno le permitan dimensionar extraordinariamente su accionar. Se trata de crear un organismo ágil, eficiente y moderno.

La ley de cultura, valga la redundancia, debe traer beneficios para la cultura, para sus creadores y comunidades, para el desarrollo integral de los veracruzanos. Debe antes que nada orientarse a fortalecer la cultura veracruzana, la identidad y nuestra tradición cultural, propiciar el diálogo y enriquecimiento, incorporar los aportes de lo mejor de las tradiciones culturales y del arte que se desarrollan en el contexto de la nación y propiciar el diálogo con las culturas del mundo.

27 de octubre de 2008

Intermedio y Anuncios

Nuevos cambios en la alineación: despedimos al observante Ariel Montalvo, quien inicia un programa de maestría en Bogotá. Le deseamos mucha suerte a Ariel y sabemos que contamos con sus sugerencias y anotaciones para continuar con este proyecto.

Y ahora, le damos la bienvenida a tres nuevos observantes, Lourdes Hernández Quiñones, Virginia Muñoz y Christian Rinaudo, quienes ya han colaborado con nosotros anteriormente y quienes sabemos enriquecerán el trabajo que se hace desde esta trinchera.

En el video, el grupo Mono Blanco interpreta "Dolores" de su último CD Matanga. Grabación de Juan Ballester, Murcia, España, enero de 2008.

20 de octubre de 2008

Los derechos, la música y la imagen

El pasado 4 de octubre Annette Fradera, consultora, productora y supervisora musical para cine presentó la ponencia "Los derechos, la música y la imagen" en el Primer Congreso de la Cultura Iberoamericana. En esta presentación se habló sobre los derechos de autor para música en cine y documentales, particularmente sobre el problema que representa para los documentalistas el uso de imágenes donde se registra música ambiental sobre la que hay que pedir (y pagar) derechos.

Agradecemos a Annette que nos permita reproducir su ponencia, llena de ángulos novedosos para mirar el panorama de la creación y el límite de los derechos...

Los derechos, la música y la imagen
Annette Fradera

La música nos maravilla, pero ese bien cultural intangible, gozoso o triste, volátil, que viaja en el aire, también puede ser una pesadilla, pues al fijarse en una película adquiere una tangibilidad tal, que le quita el sueño a realizadores y productores por igual.

Aunque es conocimiento de muchos, difícil resulta hablar en una mesa de música, multiculturalidad y cine sin mencionar a Morricone, Nino Rota, Silvestre Revueltas, Antonio Carlos Jobim, o a Kusturica y Ry Cooder, quienes como compositores para cine nos traen de muy diversas formas, tanto doctas como populares, los aires y sonidos de sus países, de sus comunidades… imprimiendo sellos únicos que no dejan lugar a duda de su procedencia, plasmando su cultura en las bandas sonoras de películas.
No todos los compositores para cine tienen esta cualidad o característica; los hay genéricos y, aunque no privilegien transmitir identidad cultural - porque el mercado así lo pida- sí resuelven en muchos casos el reto de contribuir al buen fluir de la narrativa de los films.

Sin embargo, más que la música compuesta para películas, lo que quiero tratar hoy aquí, aunque sea brevemente, es la música “in situ” de los trabajos de documental y cine directo.

Hablando de multiculturalidad, ¿qué mejor que el documental para tener registros y observar las formas en que la música se presenta y representa en nuestro cotidiano, en nuestras muchas realidades?

En cuanto a la música en sus trabajos, ¿qué problemas enfrentan los documentalistas y realizadores de cine directo?

Al momento de realizar un registro audiovisual, el aire está invadido de sonidos de toda naturaleza; en muchos casos se trata de una verdadera contaminación del espacio sonoro, cuyo respeto parece no importar en este país y en muchos otros de nuestra Iberoamérica...
Un registro documental que no contempla una postproducción de audio –que en todo caso puede llevar a una relativa pérdida del contexto sonoro- se encuentra en un aprieto por el temor de los realizadores al no solicitar permiso y no pagar la cuota que les pidan por todo aquello que se registró en las tomas, a parecer enemigos de los autores de la música que aparece, a ser demandados o sacados de su circuito de exhibición, por mencionar algunos de los inconvenientes…

Para comprender mejor el por qué de las dificultades tan serias y preocupantes relativas a la música, imaginémonos el siguiente escenario:

-Por fin se dejó ver en público el más famoso héroe popular que vela por los yerberos y brujos en los mercados de esta ciudad: “Super Brujo”.
El documentalista acude presto, sigiloso e invisible, a querer captar este increíble momento para su documental “Brujos y Yerberos en México, ¿Nuestra última esperanza?”
Llega al mercado, prende la cámara y…

¿Qué música es la que suena?
¿Quién la compuso?
¿Quién la representa o administra?
¿Quién la interpreta?
¿De quién será la grabación que está sonando?
¿Y esa otra? ¡Oh no…! Corte!.. Corte!!
¿Cuánto me va a costar que me den permiso de conservarla en el documental?
¿Cuánto tiempo me llevará tramitarlo?
¿Necesito un abogado?
¿Necesito dos?
¿Hay alguna tarifa , o parámetro de referencia, digo, pa’ saber en que me estoy metiendo?

“¡Auxilio, Socorro!... ya sé, voy a quitarle todo el audio y doblar los testimoniales. Y cuando bailan… pues me traigo a mi primo que toca la guitarra y a ver como lo arreglamos...”

Y en lo que el documentalista se hace todas estas preguntas y se truena las meninges, Super Brujo se hizo una limpia, dio entrevistas, tres vueltas chaparras y se fue. -

Eso… quitémosle el contexto sonoro a los trabajos, la posibilidad de saber si fue grabado en Tepito o en el Mercado de San Juan, si fue en el 2008 o en 1999, si lo que más cantan en los festivales del 10 de Mayo es a Gloria Trevi o a Shakira… ¿a quién le importa? ¿Mexicana o Colombiana? ¡Da igual, es Pop Latino!

Situaciones como la que acabo de narrar, que he visto suceder a menudo, me parecen inaceptables, y expongo aquí mis reflexiones y observaciones en este sentido:

La música que suena en el aire, en las calles, los mercados, las iglesias, donde sea, “in situ” pues, es parte de un contexto social y cultural determinado. Sería absurdo pensar en separarla o eliminarla de un registro documental. Hacer esto es una forma de distorsionar y hasta permutar la historia, las noticias, el contexto de los hechos, dónde ya nadie sabe qué es real, qué es que…

En tiempos donde todo se puede manipular, en que editoras y disqueras pretenden amedrentar, amenazantes e inaccesibles, a los usuarios y realizadores ante el inminente colapso del modelo de negocios y las reglas que ellos mismos establecieron, usufructuaron y agotaron sin reserva, -ojo: seguimos hablando de música- con mas razón hay que echar mano de lo que sea que nos pueda servir para proteger la música contenida en documental, o mejor dicho, proteger a los documentales de quienes reclaman derechos sobre la música que estaba ahí.

Nadie nos pide una autorización o nos paga por invadir nuestro espacio sonoro de la forma tan brutal como sucede hoy en día. Es un tema ausente en la ley sobre todo en lo que se refiere al hecho de convertirnos en “consumidores” aún en contra de nuestra voluntad.

Esa promoción y mercadeo que goza la música a través de los medios y los aparatos de amplificación sonora, corresponde cada vez menos a una selección digamos “natural” del gusto de las personas. Esa selección depende cada vez más de las nuevas tecnologías y sus comunidades de consumo…

El catálogo de música mexicana que prevalece en el “aire” de nuestro espacio sonoro, fue decantado por el gusto popular, la radio y el cine en tiempos pasados.
Después, por los medios de comunicación dispuestos a negociar la programación con las disqueras (la famosa "payola”).

Hoy día está siendo decantado, no por lo que yo llamaría selección natural, sino por lo que queda de las disqueras y las editoras, que muestran muy poco interés en divulgar obra desconocida. El catálogo de música mexicana que podríamos calificar de emblemática se encuentra de cierta suerte “secuestrado” y fuera del alcance, por incosteable, de los realizadores mexicanos.

No todo está perdido, hay que informarnos y ejercer los derechos que protegen los trabajos documentales.

Primero, y sin entrar aun a otras ideas relativas a las nuevas formas de modelos de negocios por venir , he aquí algunos conceptos que contempla la ley y cosas que se pueden hacer para escenarios como los que he descrito anteriormente:

-El derecho de cita, que permite la utilización de fragmentos incluso con intenciones de crítica, siempre y cuando se respeten los derechos morales del autor (otorgando su crédito).

-Enlistar en créditos las canciones si se saben los títulos, los autores, si saben los nombres, y de lo que no se sepa, aclarar, también en créditos, que es desconocido para el realizador.

-Obtener la información para créditos que pueda proveer la SACM o una búsqueda razonable. Actuar de buena fe en este sentido, sin fines de lucro, sin que la música sea el fin del documental.

-No caer en el error de sacar audios por temor a tener que pagar derechos de sincronización cuando no están sincronizando; están captando lo que está en el aire, y repito, el audio se convierte en parte de el contexto que determina aspectos como geografía, época, clase social, usos y costumbres, etc., y por lo tanto es parte indisociable del documental directo.

-Asesorarse debidamente con abogados especializados en la materia de manera preventiva y no sufrir después. Recurrir a la UNAM, a la SOGEM, a la misma SACM que tendría que ofrecer información y soluciones.

-Exigir en las escuelas de cine y de medios de comunicación una educación jurídica más actual, precisa y útil. No temer a lo legal, hacer consultas grupales para abatir costos y divulgar el conocimiento adquirido entre colegas sobre la marcha.

- Recurrir a Creative Commons (creativecommons.org)

Lo que viene: Creative Commons

CC es una forma de normar o reglamentar lo que hoy no contempla la ley de derechos de autor y Copyright, de una forma directa, con la decisión del creador o autor.

Y cito un fragmento de la definición tomada de su página oficial:
“Creative Commons define el espacio que se encuentra entre el espectro de la protección absoluta de los derechos de autor - Todos los derechos reservados� - y el dominio público - Ningún derecho reservado� -. Las licencias te ayudan a conservar tus derechos autorales invitando a usar tu obra bajo el esquema de ‘Algunos derechos reservados’.

“Creative Commons nace como proyecto gracias a la iniciativa de Lawrence Lessig, profesor de derecho de la Universidad de Stanford y estudioso de los fenómenos sociales y culturales del ciberespacio. CC es una organización sin fines de lucro que persigue como principal objetivo ofrecer licencias modelo que faciliten la distribución y uso de contenidos.”

CC no pretende sustituir la ley de derechos de autor, al contrario, tal ley es necesaria para normar muchas cosas, es un complemento que matiza el uso y usufructo de una obra. Abre muchísimas posibilidades. Es el momento histórico de repensar los paradigmas de la industria y no esperar a que colapse del todo para empezar a buscar opciones. Es un momento emocionante para pensar en todas las posibilidades e imaginar hasta dónde podemos llegar.

El mercado de la cinematografía, así como el de la música, siempre han observado una resistencia a los cambios dado que operan con un modelo de negocios muy lucrativo que conocen bien, y no es de sorprenderse que, ante la llegada de nuevas formas y modelos, antes de cambiar, pretendan controlar. Ya se adaptarán después de ganar todas las batallas legales aunque pierdan todas las batallas socioculturales y tecnológicas, y esto sólo con el fin de retrasar los inminentes cambios que vendrán.

El cine, como la música, donde la Cultura y la Industria se encuentran y las contradicciones están a la orden del día, también tienen todo por reinventar en cuanto a modelos de negocios.

Mucho se ha hablado en este Congreso del asunto y sabemos que los modelos de distribución y exhibición que conocemos hoy, las leyes que protegen a unos y no a otros, los incentivos para la producción, etc., etc., están muy lejos de ser una respuesta a las necesidades de divulgación y recuperación de los films.

Hay que ser optimistas: existe una gran comunidad emergente en el mundo con una visión moderna y con futuro que permite la participación activa de los autores y creadores, que contempla nuevas prácticas sociales con nuevas tecnologías. Antes era impensable hacer una divulgación de obra por cuenta propia como resulta posible hoy.

Veremos nuevas formas descentralizadas; antes las opciones que prevalecían en cine era “Cultura Hollywoodense” o “Cultura Ninguna”, ahora eso está fuera de discusión, las opciones aparecen y las están adoptando las nuevas generaciones creando sus comunidades en red en donde comparten, compran, venden y consumen en general cantidades incalculables de bienes culturales.

Importantes ventajas son las que ofrecen el “filesharing” y el “open source” a cualquier ciudadano del mundo, permitiéndole acceso al conocimiento y a todos los contenidos con la punta de los dedos. Un horizonte infinito de educación y cultura …cada ciudadano se puede enriquecer de una forma que no ha sido vista desde hace mas de 150 años con el advenimiento de las bibliotecas públicas.

Y cada creador tiene las mismas posibilidades en el otro sentido, que su obra viaje y sea conocida, consumida y hasta utilizada si lo desea.

Yo no creo que los consumidores no quieran pagar a los artistas, pero sí creo que hay notables señales que indican que los consumidores no quieren pagar a las grandes corporaciones con quienes se relaciona más la manipulación del mercado, de medios, la censura e incluso la libertad de crear.

Sobre lo libre y lo gratuito; el concepto de lo “free”…


Las estrategias que se manifiestan hoy en día para consumir a menor costo productos audiovisuales son campo amplio y minado de discusión. Reflexionar sobre la complejidad de fenómenos como la retención irrestricta de derechos de posesión, la piratería y las estrategias de creación, distribución y adquisición de productos culturales se vuelve cada vez más urgente. Sin embargo, no podemos negar que si se flexibilizan las fórmulas del mercado y se negocia de forma justa entre creadores, distribuidores y consumidores, podríamos producir una economía de la cultura más viva, vibrante y propositiva, cuando el control y la restricción en estos tiempos solo ahuyenta a los jóvenes talentos que encuentran otras salidas por la red.

Será un proceso difícil y turbulento, pero así es como veremos revolucionar a las industrias culturales y el mercado para los creadores. Y seamos realistas, lejos de una cultura con una aproximación individualista tan ejercida entre los 60’s y los 90’s, hoy día los proyectos colectivos como el cine son los que atraen más a los jóvenes y prometen más largo alcance.

Antes de terminar mi intervención, quisiera expresar mi sincero agradecimiento al Dr. Cesar Callejas (UNAM) y a la Mtra. Ishtar Cardona.

Gracias por su atención.

13 de octubre de 2008

Intermedio


Mono Blanco y la Cofradía de San Antonio en la portada de la revista music:life
http://musiclife.com.mx/index.php

ADELANTAMOS A NUESTROS LECTORES QUE LA SEMANA QUE ENTRA SE ANUNCIARÁN CAMBIOS EN EL BLOG...

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6 de octubre de 2008

La “cultura” y la sarna en los medios

En primer lugar, nos congratulamos por la elevación a rango constitucional del Derecho a la Cultura, y esperamos que esta acción, llena de buenas intenciones, sea la señal de salida para que se generen iniciativas destinadas a llenar los huecos legales que inmovilizan la creación y promoción cultural en nuestro país.

Después de este párrafo festivo-reflexivo, le damos la bienvenida a Omar Piña, escritor y periodista cultural, compañero blogger autor del blog asteriscos y subrayados y antiguo director de la sección de cultura del Milenio Diario de Xalapa.
En esta ocasión, y siguiendo con el tema de la necesidad y las aristas de una legislación que dote de base jurídica a la acción cultural en nuestro Estado y en nuestro país, Omar reflexiona sobre el cruce de legislación sobre cultura y medios de comunicación.

La “cultura” y la sarna en los medios
Omar Piña

Los correctores de estilo que —a veces- se afanan en las salas de redacción de los medios en que he laborado, pareciera que tienen un acuerdo implícito para referirse a la sección de cultura (y su contenido, es obvio) con un apodo que genera risas pero que a la vez refiere una visión en conjunto. Le llaman “Tortura.” Y no es porque la relacionen con una torta, su acidez verbal es clara: tiene que ver con el tormento. ¿Es un sacrificio leer y corregir quizá la parte más amable (además del resultado de los Pronósticos) que los lectores tendrán frente a sus ojos en la edición del siguiente día?

El ancla no sólo es responsabilidad de los correctores y sus términos peyorativos. Jefes de información y directivos soslayan su preocupación sobre el contenido de la sección cultural. Todos saben de antemano que las noticias allí publicadas no darán rebambaramba a menos que se trate del hurto de una obra considerada patrimonio artístico o el deceso de un santón encumbrado en el barroquísimo e intrincado altar del sector llamado Cultura.

¿A quién le interesan las noticias o textos con carácter de divulgación que se incluyen en la sección cultural de un medio de información? Hay tres entidades: protagonistas, emisores y receptores. La aseveración que indica: “si apareces, existes”, quizá tenga validez desde el punto de partida que considera que todo medio informativo tiene funciones sociales. Por tanto, lo que se publica va, obviamente, dirigido a un público. Pero en el caso de los medios (que se suponen abiertos o destinados a la población en general) habrá que indagar si todas las secciones están destinadas al grueso del consumidor y en todo caso, si el consumidor las acepta.

Las cotizaciones, precios al alza y baja de la Bolsa de valores dan cuenta del comportamiento del mercado; la página de las ofertas del día promovidas por los supermercados dan opciones al comprador inmediato. La cotización se ubica en sección financiera, la oferta cotidiana tiene cabida en las secciones general o de sociales. ¿Qué sección recibe mayor atención de parte del público? Y en el caso específico de la “cultura” pongamos sobre la mesa únicamente dos preguntas que, por su maña en el planteamiento, conducirán a respuestas evidentes. La primera, ¿es más interesante informarse sobre el deterioro de un inmueble considerado patrimonio artístico o la precaria condición en que vive una otrora celebridad de la farándula? Segunda, ¿qué monto interesa más, el incautado a un narcotraficante o el financiamiento destinado a las becas para el estímulo a la creación artística?

Las cifras no hablan, pero se interpretan. Los portales electrónicos de los medios informativos sitúan en sus páginas de inicio una valoración de las noticias más leídas. Se trata de un criterio “automático” impuesto por los lectores, no directamente de las casas editoriales. En agosto de 2008, el portal de El Universal sólo reportó como noticia “más leída” del sector cultural la muerte de dos personajes mexicanos: el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda y el escritor Alejandro Aura. En los días restantes, al grueso del público, ninguna noticia del sector cultura le valió atención necesaria como para ubicarla en el sitio de las más consultadas.

La situación de la cultura en México es desalentadora, la falta de acuerdos y consensos impide que se atienda a los nuevos sectores (niños y jóvenes). La intención de protagonistas y divulgadores es viable, pero a 20 años de creado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) el debate sigue abierto y las soluciones son tan distantes que ni siquiera existe una ley federal en materia de Cultura y adolecemos de un Ministerio o una Secretaría de Cultura; todo se nos queda en Consejo, Instituto, Dirección o adorno.

¿Hay una ley que obligue a los medios informativos a sostener una sección de cultura en sus espacios? No. Como tampoco hay intención de los medios por fomentar una especialización entre sus reporteros y de allí la falta de ampliación de las secciones, carteleras incluyentes (son casi un milagro las que ordenan las instituciones públicas a través de las inserciones pagadas), crítica y valoración artísticas, espacios destinados a fungir como escaparate de obra y una labor editorial para valorar los alcances y los retrocesos. Sin un lugar para el debate público, las actividades artísticas, recreativas y académicas serán para consumo interno o bien la caloría extra para engordar la egoteca de los creadores.

La falta de una legislación que ampare a todas las áreas consideradas como actividades o patrimonios culturales afecta al mismo ejercicio en los medios de comunicación. Por una parte, el periodismo cultural raramente se presenta como opción en las carreras que forman comunicadores, ese terreno aún es subjetivo y ¿de qué forma un solo reportero puede abarcar todas las disciplinas artísticas? O mejor dicho, ¿cómo puede ejercer una correcta divulgación o una crítica? No hay una base jurídica que fomente un punto de partida y entonces la noticia cultural queda a la zaga de los gustos o bien del mero reporte que únicamente da cuenta de inauguraciones y presentaciones.

La obvia incapacidad de ejercer críticas o evaluaciones no afecta sólo al medio y al público lector. Es un problema que va más a fondo, la incipiente crítica jamás fungirá como acicate para que los organismos públicos encargados de la administración y gestión cultural sean mostrados a la opinión pública tanto en sus aciertos como en sus fallas. En apariencia no ocurre nada porque además de la falta de preparación no hay tiempo para dar seguimiento a las notas y así poder efectuar la medición de los impactos. Las secciones de cultura no tienen una nómina generosa, como la política y por lo regular un medio contrata a una sola persona para cubrir las funciones de coordinador, reportero, fotógrafo e incluso formador de la propia sección (en el medio impreso).

Si bien la especialización en el periodismo cultural es un proyecto que se queda en las buenas intenciones, la falta de preparación no lo es todo. Los bajos salarios que perciben los empleados de los medios obligan a que un mismo reportero busque trabajo en la mayor cantidad de empresas posibles y su reporte se convierta en una base similar que varía según la función del soporte al que va dirigido: información rápida y apenas digerida que se difunde igual en prensa, radio y televisión. Si la media salarial es de cuatro mil pesos mensuales, difícilmente un periodista de cultura trabajará para un solo medio. Y si la exigencia diaria es cubrir una sección que abarca disciplinas tan variadas, es más complicado que el divulgador encuentre tiempo disponible para sopesar la información y darle un tratamiento de periodismo de fondo.

Los medios locales que más pueden abarcar los terrenos culturales lo hacen mediante la colaboración, donde la remuneración es obtener un cierto prestigio de crítico ante la comunidad de creadores y practicantes. En la mayoría de los casos los colaboradores son especialistas en su tema (cine, danza, pintura, literatura, etcétera) pero carecen de la formación que permita la correcta divulgación periodística y a veces las columnas se convierten en un diálogo de sordos. Añadamos que la falta de pago evita la aparición constante de los espacios de crítica, ¿cómo puede, un coordinador de cultura, obligar la entrega puntual y correcta del material que, de manera gratuita, le proporcionan sus colaboradores?

La cultura será una coyuntura milagrosa en los medios hasta que no se legisle y regule su verdadera función social que no es adorno o recreación sino la manifestación más sublime de lo humano.

laberinto_ver@yahoo.com.mx
http://asteriscoysubrayados.blogspot.com/

3 de octubre de 2008

Se aprueba constitucionalmente el derecho a la cultura...

Dos de octubre:

"Por unanimidad de 334 votos en favor, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó ayer la iniciativa de reforma constitucional para garantizar el acceso de las personas a la cultura y salvaguardar los derechos de autor."
http://www.jornada.unam.mx/2008/10/03/index.php?section=cultura&article=a07n1cul

"El pleno de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la reforma que eleva a rango constitucional el derecho a la cultura, para garantizar que toda persona tenga acceso y disfrute de los bienes y servicios que tiene el Estado en ese ámbito."
http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=665077&sec=8

29 de septiembre de 2008

Intermedio


Portada del libro Migración, redes transnacionales y envejecimiento. Estudios de las redes familiares transnacionales de la vejez en Guanajuato, editado por la UNAM a través del Instituto de Investigaciones Sociales, coautoría de Verónica Montes de Oca, Ahtziri Molina y Rosaura Avalos.
http://www.iis.unam.mx/catanuevo/montes2.html

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22 de septiembre de 2008

Ideas para la iniciativa de Ley de Cultura: usos culturales del espacio urbano

El día de hoy, compartimos con ustedes las reflexiones y propuestas sobre usos culturales del espacio urbano de Brenda Galván López. Ella es arquitecta y doctorante en Arquitectura y Protección del Patrimonio en la Universidad de Newcastle, en Inglaterra. Es un gusto contarla entre nuestros bloggeros invitadas a discurrir sobre la iniciativa de Ley de Arte y Cultura para el Estado, deseada y necesaria...

Ideas para la iniciativa de Ley de Cultura:
usos culturales del espacio urbano

Brenda Galván López

Las ideas que a continuación se exponen buscan contribuir a la Iniciativa de Ley de Cultura en el Estado de Veracruz. Este interés surge a partir de experiencias vinculadas con proyectos urbanos que afectan nuestras ciudades y las manifestaciones culturales existentes. A continuación se exponen algunas consideraciones relacionadas con: 1) el uso y apropiación de los espacios públicos como lugares de prácticas culturales, 2) la creación de mecanismos que fortalezcan las manifestaciones culturales existentes y 3) la consideración de la ciudad pensada para sus habitantes, productores de cultura.

1)
El acceso libre a la ciudad es uno de los derechos prioritarios de cualquier ciudadano. El uso de los espacios públicos hasta hace algunas décadas no se consideraba como tema de discusión en relación a su uso libre. Sin embargo, hoy es relevante porque la creación de las áreas públicas para la convivencia es casi nula y en cierta medida la aparición de las plazas comerciales (entre otros espacios de consumo y recreación) se han generalizado como espacios de encuentro.

Además los espacios públicos, como calles, plazas o parques urbanos que existen actualmente se ven amenazados por una tendencia que los perfila como espacios de consumo para el goce de unos cuantos. Por este motivo es necesario crear mecanismos que faciliten el libre acceso físico y psicológico a estos espacios para que puedan ser usados y apropiados por el mayor número de personas posible. Así pues, será posible incluir desde la población más joven a la de edad mas avanzada en donde hombres y mujeres se sientan de igual manera bienvenidos. La consideración de estos lugares como espacios incluyentes es relevante como ejercicio práctico y directo de una sociedad democrática. La trascendencia cultural del uso de los espacios públicos es que sirven como lugares de producción y práctica de varias manifestaciones artístico-culturales contemporáneas.

2)
En cuanto a las manifestaciones culturales que toman lugar en los espacios públicos, pueden ser generadas en dos maneras (sin descartar otras formas): a) por los propios integrantes de comunidades que llevan a cabo actividades con valores e intereses compartidos, y b) por las instituciones que trabajan bajo determinadas estructuras en favor de las actividades culturales. Es necesario que entre ambos grupos exista un dialogo para el logro de acuerdos. Esto permitirá fortalecer los intereses de la comunidad y su sentido de pertenencia. Además de que se podrá dar continuidad a las manifestaciones culturales actuales sin que sean impuestas o devenga un escaparate de actividades carentes de contenido social, donde la mayoría de la población se sienta ajena a esas actividades. Es importante evitar en la población el aumento de una actitud pasiva y contemplativa y provocar, por el contrario, una activa y propositiva.

3)
Por otra parte, existen muchos intereses vinculados a la cultura, y uno de ellos es el del turismo cultural. Si bien es cierto que este aspecto es importante, también lo es reflexionar que la ciudad antes que nada, pertenece a aquellos que la habitan. Por lo tanto, las manifestaciones culturales existentes deben ser pensadas en beneficio de ellos mismos. Si se considera apoyar de manera estratégica las iniciativas locales desde las esferas políticas para asegurar su continuidad y fortalecimiento, existe menor riesgo de la desaparición de las mismas y mayor autenticidad en sus prácticas, lo cual además de todo agrega valor a la oferta turística.

Lo que pasa en los espacios públicos de las ciudades muestra parte de nuestra cultura. Veracruz es afortunado ya que muchos lugares cuentan con grupos locales orgullosos de sus prácticas culturales. Es importante que esta iniciativa de ley considere mecanismos de diálogo y trabajo en conjunto. Además de que se considere la importancia del libre ejercicio de las manifestaciones culturales en los espacios públicos dentro de una convivencia incluyente y un ambiente de confianza y tranquilidad.

8 de septiembre de 2008

¿Qué Ley de Cultura quiero?

En esta ocasión, y siguiendo con el tema de la legislación cultural, invitamos al músico y promotor cultural Gilberto Gutiérrez, fundador y director del grupo Mono Blanco, a que participara reflexionando sobre lo que desde su punto de vista tendrían que tomar en cuenta los legisladores a la hora de crear una Ley de Cultura.

Agradecemos a Gilberto su disposición para este ejercicio, y esperamos que no sea la última vez que colabora con nosotros.

¿Qué Ley de Cultura quiero?
Gilberto Gutiérrez Silva

Como promotor y creador cultural, considero que la cultura tradicional guarda una gran importancia en la identidad individual, de la nación y de la patria.

En el caso de la música tradicional, que conlleva la danza y la poesía, me parece que lo más importante es que se establezcan un conjunto de leyes que apoyen a quienes las practican y por ende las mantienen, especialmente en la actualidad donde la cultura tradicional tiene que competir en desventaja con la cultura de gran consumo comercial que imponen los medios de comunicación y donde no hay espacios para manifestaciones que no venden a gran escala, como aquellas más enraizadas en la tradición. Los únicos medios de comunicación que dedican algunos espacios a la vasta cultura tradicional no tienen alcance nacional en los medios abiertos y solamente acceden a estos espacios quienes tienen, por ejemplo, televisión de paga o pueden desplazarse para apreciar en el lugar mismo fiestas tradicionales, festivales o eventos en las comunidades.

A mi parecer, una Ley de Cultura que favorezca el desarrollo de las expresiones artísticas ligadas a las culturas tradicionales debería tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

• Que se considere dentro del marco jurídico la existencia y el desarrollo de espacios culturales autogestivos, entendiendo que su finalidad no es generar ganancias ni ser proyectores de las funciones del gobierno, y encontrando mecanismos que no los sometan a tener una infraestructura de operación igual a las de las grandes empresas o corporaciones.

• Que a los músicos que se dedican a la tradición se les dé trato preferencial a nivel fiscal, o por lo menos se consideren sus diferencias en la calidad y cantidad del ingreso, y que la Secretaría de Hacienda no les dé el mismo trato que a las estrellas de Televisa o de los grandes circuitos comerciales.

• Que se abran espacios en los medios dedicados la música tradicional mexicana, entendiendo que si no existe un escaparate que muestre las manifestaciones de las culturas locales, no podrá crearse un gusto y un público que, más allá de volverlas fenómeno de consumo, permita que los músicos que se dedican a esto puedan vivir de lo que hacen.

• Que en oposición a la producción de eventos grandilocuentes como los que realizan las grandes corporaciones del entretenimiento y de la comunicación, además de las instituciones de gobierno, se encuentren mecanismos y formatos más modestos, pero más constantes para presentar y promover la cultura popular.

• Que los festivales que se autodenominen como culturales incluyan un programa de música mexicana.

Estas son mis consideraciones sobre los temas que deben tratarse a la hora de pensar en un conjunto de leyes o regulaciones sobre la vida cultural en nuestro Estado y en nuestro País.

27 de agosto de 2008

Importancia de la legislación cultural

Esta semana tenemos en el blog un texto cortesía de Juan Jaime Anaya Gallardo, quién, como blogguer invitado, reflexiona sobre la relevancia que guarda la discusión en torno a la legislación cultural en el contexto social y en relación a la creación artística. Agradecemos a Juan Jaime su participación, y ojalá nos siga iluminando por los senderos de lo jurídico que, reconozcámoslo, transitamos poco cuando de arte y cultura se discute.


El sábado 23 de agosto se llevó a cabo, según me dijeron, un foro llamado Arte y Cultura para el Desarrollo, Legislar para crecer, cuya finalidad era reunir a la comunidad artística y cultural del Estado en torno al interés de crear una iniciativa de Ley en Arte y Cultura. Cuando me lo comentaron me pareció de entrada una buena iniciativa, pero habría que tomar en cuenta algunas cuestiones de carácter técnico-jurídico que quizá ayuden al sector a visualizar mejor la oportunidad que se presenta.

Lo primero que se me vino a la mente es preguntarme sobre la pertinencia de legislar en materia cultural, sobre lo cual comento: Es en tiempos de crisis económica cuando hay poco que distribuir; el argumento en contra de los derechos culturales parecería tener más relevancia dado que las demandas del sector cultura son imposibles de cumplimentar o satisfacer. Sin embargo, justamente es en tiempos de crisis cuando parece más indispensable una protección constitucional de los individuos o grupos que tienen una posición más necesitada y vulnerable, es decir, de aquellos grupos invisibilizados socialmente y que gracias a la cultura y a las manifestaciones artísticas adquieren visibilidad, reconocimiento e identidad.

Ahora bien, la relevancia de la cultura obliga actualmente a que aquellas disposiciones jurídicas incluidas recientemente en la legislación, adquieran un cuerpo sólido y eficiente que permita al ciudadano exigir al Estado la satisfacción del derecho a la cultura.

Recordemos al respecto las reformas a la Constitución Política del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave de los artículos comprendidos en el capitulo II, principalmente, del 29 de enero de 2007. En esta parte se consagran una serie de derechos relacionados con el ámbito cultural y los derechos culturales: Igualdad, pluriculturalismo, identidad cultural, autonomía, no-discriminación, libertad de expresión además de los relativos a la sección primera de la educación. En la que las disposiciones en materia cultural son mucho más explícitas y que son el fundamento del sistema jurídico cultural Estatal. Ejemplo de esto es la Ley de Patrimonio Cultural.

Si bien respecto a muchos de estos derechos estamos acostumbrados a reconocerlos como derechos sociales, son en el ámbito cultural donde se vuelven eficientes. Si el derecho a la cultura es pues un derecho, deberá entonces el Estado de ser garante del mismo. No está de más recordar que muchos derechos sociales y culturales son jurídicamente clasificados como derechos “prestacionales”, esto quiere decir que son prestaciones que el Estado brinda a los gobernados y que dicha prestación estará sujeta al presupuesto y capacidad del mismo para brindarlos, por lo que su garantía será más difícil de ser exigida. Este argumento es ya ampliamente superado dado que los derechos humanos son progresivos, interdependientes y en el caso de los derechos culturales, estos son clasificados como derechos “habilitantes”, es decir que sin que sean reconocidos y observados, sin que se aplique el derecho a la identidad cultural, la educación y la información, no puede garantizarse la dignidad humana ni pueden hacerse efectivos plenamente otros derechos humanos. Sin el reconocimiento de los derechos humanos, de la pluralidad y la diversidad culturales, las sociedades plenamente democráticas no pueden funcionar debidamente.

Así respondo al primer planteamiento en que cuestionaba la pertinencia y por -lo expuesto y fundado- la importancia de legislar en la materia. Es aquí donde empieza a problematizarse la idea de generar una ley sobre arte y cultura. Estos son dos conceptos altamente polisémicos y suelen escandalizar al gremio jurídico al no lograr encontrar una definición que concentre todas las definiciones tanto de arte como de cultura. Creo que la solución es más sencilla de lo que se podría pensar. La MUNDIACULT de México DF en 1982, plantea una definición ampliamente reconocida del primer concepto: “El término ‘cultura’ abarca los valores, las creencias, las convicciones, los idiomas, los saberes y las artes, las tradiciones, instituciones y modos de vida por medio de los cuales una persona o un grupo expresa su humanidad y los significados que da a su existencia y a su desarrollo”. Esta misma definición fue incorporada en otros tratados internacionales y declaraciones vinculantes como la declaración de Friburgo de derechos culturales. Ahora bien, si es un tratado internacional ratificado por el senado de la república y conforme al artículo 133 constitucional que a la letra dice:

ESTA CONSTITUCION, LAS LEYES DEL CONGRESO DE LA UNION QUE EMANEN DE ELLA Y TODOS LOS TRATADOS QUE ESTEN DE ACUERDO CON LA MISMA, CELEBRADOS Y QUE SE CELEBREN POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, CON APROBACION DEL SENADO, SERAN LA LEY SUPREMA DE TODA LA UNION. LOS JUECES DE CADA ESTADO SE ARREGLARAN A DICHA CONSTITUCION, LEYES Y TRATADOS, A PESAR DE LAS DISPOSICIONES EN CONTRARIO QUE PUEDA HABER EN LAS CONSTITUCIONES O LEYES DE LOS ESTADOS.

Podemos utilizar dicho concepto de manera operativa sin problemas, pero en el caso del ARTE, la solución me parece es no meterse a definirlo, dado que seria aún mayor la discusión desde el punto de vista estético, histórico pero lo que ayuda en mi parecer es buscar proteger al trabajador del arte y la cultura, al artista, dirigir el debate al artista y buscar codificar y proteger los espacios de trabajo de este, sus derechos laborales, su condición no solo jurídica sino social del artista. El buscar que esta iniciativa incida en la revaloración del papel del creador no solo es objeto de legislación en materia de propiedad intelectual (derechos de autor, patentes y marcas) sino de generar y fortalecer el derecho al acceso a la cultura y a la libertad de trabajo artístico, al derecho de crear nuestro imaginario simbólico y a fortalecer los vínculos de unión entre los diferentes actores sociales del Estado. Lo que hace de esta iniciativa algo no solo bueno, necesario, sino estratégico y vital ahora que se busca reconstruir el tejido social tan dañado por la inseguridad.

Para mayor información sobre estos temas sugiero consultar las siguientes páginas:
Links sobre legislación cultural

http://www.portalbioceanico.com/re_legislacionacional_artecultura.htm
http://www.indigenas.bioetica.org/20pan.htm
http://www.secretariasenado.gov.co/leyes/L0397_97.HTM
http://www.unesco.org/issj/rics158/symonidesspa.html
http://www.unifr.ch/iiedh/droits-culturels/odc-documentation/odc-declaration-fribourg/esp-declaration.pdf

25 de agosto de 2008

Y lo sentimos...

... pero por razones ajenas a nuestro control el post que debía publicarse este lunes 25 será publicado el miércoles 27 próximo.

Ofrecemos nuestras sinceras disculpas a nuestros tres lectores, y prendemos veladoras a Santo Tomás para que esto no se repita.

18 de agosto de 2008

Intermedio


Concierto de presentación del último CD del grupo Mono Blanco.
Jueves 21 de agosto, Teatro de la Ciudad, México D.F.

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11 de agosto de 2008

Propuesta para el Foro de la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Veracruz. Iniciativa de Ley en Arte y Cultura

Segunda de dos partes partes.

Los puntos mencionados anteriormente son elementos generales que consideramos fundamentales para el funcionamiento de esta ley. Asimismo, no queremos dejar de puntualizar algunos aspectos específicos que consideramos nodales en la creación de este instrumento jurídico.

• Pensamos que las nociones de patrimonio y tradición que derivan del pensamiento nacionalista post-revolucionario, las cuales se refieren esencialmente al catálogo de monumentos históricos o de expresiones folclóricas, deben ampliarse. Creemos necesario mirar al presente más allá de los alabastros y tarjetas postales, pues todos los días vivimos y construimos expresiones simbólicas, las cuales son susceptibles de transformarse en memoria cultural, y por lo tanto en tradición. Es decir, de convertirse en un referente cabal del colectivo humano que lo produce y lo reproduce. Sabemos que la edificación social y orgánica de una tradición implica largos periodos de tiempo, aún más para ser considerado patrimonio. Sin embargo, la noción de patrimonio con la que se elabore esta ley debe ser abierta, flexible y capaz de identificar las manifestaciones y espacios que por su relevancia cultural puedan fungir como tal, reconocerlos y establecer mecanismos para su preservación.

• Otro asunto fundamental se refiere a la producción artístico-cultural y los individuos o colectivos que la ejercen. A pesar de las posibilidades de establecer nuevos diálogos con entornos propios y ajenos que la obra artística nos puede brindar, a pesar de la admiración que se le pueda profesar al productor cultural en razón del valor simbólico de su oficio, es bien sabido que las condiciones de vida de estos productores distan mucho de ser óptimas, y en consecuencia del desarrollo histórico de las tareas creativas, al creador cultural se le otorga hoy en día un lugar marginal y poco claro en la estructura social. Por lo tanto, creemos que esta ley puede convertirse en el marco ideal para reivindicar el trabajo artístico. Con esto, hablamos de la posibilidad de ejercer los derechos que históricamente se han ganado los trabajadores: seguridad social, contratos dignos, regímenes fiscales claros que observen las características particulares del trabajo artístico –intermitencia, contratos cortos- así como la completa libertad de expresión en su labor creativa.

• Por otra parte, creemos que también esta ley puede devenir el espacio para establecer los deberes de estos creadores y que correspondan de forma clara y reglamentada al desarrollo económico y social del país con sus tareas creativas.

• Además, en tiempos de economía de libre mercado, apoyamos una clara reglamentación de la participación del sector privado en las artes, sea como contratista, mecenas o productor cultural. Mientras más claro sea el marco fiscal de acción de este sector, mayor y más eficaz será su inserción en las actividades artístico-culturales.

• Otro punto que consideramos que debe volverse más visible en la iniciativa que nos ocupa, es la preservación de la memoria histórica documentada, así como la amplia necesidad que existe en el medio de conocer y sistematizar las diferentes expresiones culturales existentes en el Estado. Lo anterior, debe ir de la mano de asegurar la investigación sistemática y documentada sobre el tema. Mientras la investigación en materia cultural se practique de forma residual no habrá modo de establecer criterios sistemáticos y claros para la planeación y desarrollo de las tareas de promoción y gestión necesarias, evitando así que se recurra a criterios inmediatos, superficiales y en ocasiones avocados al mero lucimiento, que suelen tener poco impacto en la población y sus formas de percibir, practicar y reproducir la cultura.

Estas son nuestras ideas, que en ejercicio de nuestra libertad de expresión hemos decido hacer públicas. Creemos que si esta iniciativa de ley aspira a ser integral, eficaz y perdurable, necesitamos mirar más allá de los contextos específicos de gobierno y sus particularidades políticas. Estamos intentando construir una nación más democrática, basada en instituciones que se orienten y trabajen por el desarrollo y bienestar de la sociedad: pensamos que este foro, que este intercambio de ideas, debe de anclarse en este principio.

4 de agosto de 2008

Intermedio


Creación de las alfombras de aserrín para las Fiestas de Xico, 19 de julio de 2008.
Fotografía: Ahtziri Molina

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28 de julio de 2008

Propuesta para el Foro de la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Veracruz. Iniciativa de Ley en Arte y Cultura

En esta ocasión dedicaremos nuestras reflexiones a establecer las características básicas que consideramos debe incluir la iniciativa de Ley para la Cultura y las Artes de Veracruz. El ejercicio que hoy proponemos responde de manera directa a la convocatoria realizada por la LXI Legislatura del Estado de Veracruz para la presentación de ideas a incluir en esta ley. Hemos decidido participar como ciudadanos interesados, y como parte de este proceso queremos compartir nuestros pensamientos al respecto, en este foro que nos interpela directamente como actores del sector cultural. Este documento será presentado el 8 de Agosto de este año en el Foro a realizarse en la ciudad y puerto de Veracruz.

Primera de dos partes.
Para comenzar consideramos que esta iniciativa debe tener muy claro el papel del Estado en la construcción de esta herramienta jurídica, de forma tal que promueva una mejor convivencia social. Este aspecto se da por descartado, sin embargo hay que recordar que las vías a través de las cuales se elaboran las leyes dependen directamente de los compromisos que el Estado asume en sus diferentes quehaceres sociales. Históricamente, el Estado ha sido el principal promotor, administrador, patrón y mecenas de la vida artístico cultural en nuestro país. Aunque los tiempos del nacionalismo revolucionario operacional terminaron hace ya más de tres décadas, las expectativas de la población sobre el papel del Estado en la cultura se mantienen sólidas. Por lo tanto, consideramos que esta ley tiene que nacer de acuerdo a su tiempo y espacio –contexto de libre mercado global; y en esta situación el Estado ha disminuido drásticamente su participación en la vida social de los pueblos.

Por otra parte, para garantizar la cabal operatividad de esta ley en gestación es necesario que no esté sujeta a situaciones temporales –como la de los gobiernos en turno-, modas en discurso o que excluya de algún modo ciertas expresiones culturales (por no considerarlas "valiosas") o a ciertos individuos o grupos sociales por su condición social específica.

Además, otro elemento capital es que la ley debe percibir a la cultura y sus tareas de modo independiente y no supeditadas a alguna instancia que se superponga administrativamente. Esto con la intención de neutralizar las formas de organización inestables y garantizar la preservación del sector dentro de sus propios derroteros. Además hay que recalcar un hecho que por obvio solemos olvidar: la centralidad de la cultura como eje identitario y factor de desarrollo de los pueblos. Por lo tanto, no es posible concebir que este importante aspecto de la vida social esté supeditado a algún otro sector, al cual arbitrariamente se le ha considerado más importante. Como ha ocurrido cuando este rubro ha sido regido por las secretarías de Educación y de Turismo. Más aún, estos ministerios ya tienen tareas complicadas en sus manos y pedirles que se encarguen de un área que no constituye su objeto de trabajo y para el cual no tienen tiempo, nos parece que resulta poner la Iglesia en manos de Lutero.

Aunado a lo anterior, consideramos que con la intención de avalar y fortalecer las actividades artístico-culturales, este instrumento legislativo debe nombrar instituciones y estructuras garantes, que realicen y promuevan las tareas establecidas en esta ley, las cuales para tener líneas claras de acción deben ir acompañadas de reglamentos de cada área, como las áreas de patrimonio, fomento a la lectura, creación artística y arte popular, entre otras. De este modo podremos asegurar el funcionamiento de las instituciones y conocer sus mecanismos y fundamentos, sin que se reinventen los preceptos y/o se modifiquen las funciones periódicamente. En este punto creemos pertinente aclarar que hablamos de los fundamentos, no de las tareas o de los modos de realizarlos, pues entendemos que las culturas vivas tienden a modificarse de acuerdo a los tiempos y a su capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias. Nos referimos a los preceptos básicos de derecho a la cultura, la creación y al patrimonio cultural colectivo, que deben de sostenerse como públicos y susceptibles de ser gozados, ejecutados, observados y aprehendidos por todos los ciudadanos.

Un elemento general más, para el que solicitamos atención, es el hecho de que si bien algunas de las expresiones culturales, mediante su transmisión y práctica son susceptibles de ser explotadas económicamente, no tiene en este aspecto su valor primario, sino en la identificación proveedora de sentido colectivo al grupo que la comparte. Como si en realidad fuera necesario, hemos de recalcar que una vez que las expresiones se modifican para ostentar un sentido comercial y se privilegia este aspecto, estas manifestaciones tienden a vaciarse de sentido y perder su razón de ser, por más patrocinadores que ostenten. Por lo tanto, consideramos básico privilegiar el sentido simbólico de la cultura, sobre el comercial, diplomático, turístico, educativo o cualquier otro con que se pudiera asociar y a los cuales pudiese servir.

21 de julio de 2008

Intermedio


La otra campaña en Jáltipan. Benito Cortés del grupo Los Cojolites.
Foto: Caterina Camastra.

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14 de julio de 2008

La promoción cultural en Veracruz. CONACULTA en los escenarios del Estado

Como platicábamos en el post anterior, la promoción cultural en México se representa esencialmente a través de la creación de festivales que muestren el trabajo de las administraciones en turno y que, con mayor o menor éxito, convoquen públicos y tejan redes con las comunidades donde se realizan.

CONACULTA, como la entidad federal que participa junto con los responsables estatales y locales en la planificación y producción de festivales y encuentros, ha mantenido una presencia regular en Veracruz colaborando sobre todo en festivales decantados hacia la cultura popular. Según el Sistema de Información Cultural (SIC), el Consejo participa en los siguientes eventos:
• Festival Cultural del Sotavento, a través de la Dirección General de Vinculación Cultural y el Programa de Desarrollo Cultural del Sotavento.
• Encuentro Iberoamericano de las Lenguas de Cempoala, a través de la Dirección General de Vinculación Cultural.
• Fiesta Anual del Huapango de Amatlán. Encuentro de las Huastecas, que se realiza con el apoyo de la Dirección General de Vinculación Cultural del Conaculta.
• Festival Veracruzano de Danza Contemporánea, a través de la Coordinación Nacional de Danza del INBA.
• Festival Internacional Junio Musical, a través de la Dirección General de Vinculación Cultural.
• Danzaextrema, a través de la Coordinación Nacional de Danza del INBA y el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca.
• Festival de la Huasteca, a través de la Dirección General de Vinculación Cultural y la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas del Consejo.
• Encuentro de Niños y Jóvenes Huapangueros. Organizan la Dirección General de Vinculación Cultural del Conaculta y los consejos, institutos y secretarías estatales de cultura de Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz.

La importancia de la participación que tiene el CONACULTA en estos eventos varía, y no se compara por ejemplo el peso que tiene su presencia en el Festival Cultural del Sotavento, que se sostiene prácticamente de la iniciativa del Consejo, a la discreta participación que guarda en otros festivales, donde su acción se limita a fungir como aval legítimo y representante del nivel federal.

Por supuesto, el Consejo es copartícipe de los eventos que se organizan en el Centro Veracruzano de las Artes Hugo Argüelles, eventos que están ligados a su objetivo principal, que es la formación y especialización de ejecutantes, investigadores y promotores culturales. La cartelera del Cevart se constituye principalmente de exposiciones, de mesas redondas y de ciclos de cine. Sin embargo, adolece de lo que adolecen la gran mayoría de los centros culturales del Puerto, bajo administración estatal o federal: la falta de públicos constantes, no solamente los que aparecen la noche de inauguración.

Por otra parte, sabemos que el Consejo participaba en el Encuentro de Jaraneros de Tlacotalpan aportando recursos (menos del 10 % del presupuesto total). Con los últimos cambios en la organización del Encuentro, la presencia del Consejo se ha reducido a la presentación de productos (libros, dvd’s, cd’s) y a contribuir a la reflexión sobre el desarrollo del movimiento jaranero que se lleva a cabo en la Casa de la Cultura Agustín Lara, donde el Consejo ha tenido un papel decisivo en la organización y desarrollo de este foro.

También, a través del programa Alas y Raíces, CONACULTA ha participado en el Encuentro de Niños Jaraneros de San Andrés. Sin embargo, en la lista de participantes y organizadores del encuentro que se organizó este año, el Primer Encuentro de Jaraneros Niños y Jóvenes 2008 de Santiago Tuxtla, el Consejo no aparece.

Por último, CONACULTA participaba también en los festivales Afrocaribeño y de Son Montuno. Como en otros casos, su presencia se ha reducido, o de plano desaparecido. La participación del Consejo agregaba elementos de coherencia y reflexión que ahora hacen falta, además de dinero.

Aún si en estos dos últimos post nos hemos centrado exclusivamente en el aspecto “festivalero” de la promoción cultural, podemos observar algunos de los fallos que se repiten en este esquema a nivel general. En primer lugar, está la reiteración del esquema “Difusión cultural = públicos multitudinarios”, que se obtienen, principalmente, en festivales… Como ya se dijo en un post anterior, pensamos que tal confusión resulta grave, si se piensa que dichas acciones deben ser, en rigor, el resultado de una labor persistente, cotidiana y diversificada en materia de organización de espectáculos culturales.

Por otra parte, se presenta la generalización de patrones que provoca se otorguen mayores apoyos a eventos relacionados con tradición, folclore y culturas populares de ámbito no urbano. En este nivel, también hace falta replantear el sentido de los encuentros, definir (o hacer patente la indefinición de) los márgenes de las regiones culturales (por ejemplo, darle un sentido más claro al Festival del Sotavento sin que se confunda con otro encuentro de jaraneros).

Además, la acción del Consejo en el nivel de la promoción cultural en el Estado está condicionada a la articulación que logre con la acción de las autoridades estatales y locales. Para los que pretendemos analizar las políticas culturales de Veracruz, resulta complicado comprender hasta dónde se ejerce la labor del nivel federal, y cuál es su regularidad (de un año a otro puede cambiar sustancialmente la presencia del Consejo en un festival o evento). En esta tónica, sabemos que durante la última administración aumentó el número de trámites y documentos requeridos para obtener apoyos. No quisieramos pensar que en todo caso se trata de un repliegue del Estado Nación respecto a sus funciones como primer garante de la acción cultural.

Al presentarse estos problemas que impiden que la promoción cultural refuerce el sentido de su acción, se provoca el peor de los resultados: la ausencia de públicos constantes. El Consejo está consiente de ello, puesto que en el Plan Nacional de Cultura admite que “Es necesario, por no decir urgente, diseñar nuevas estrategias y mecanismos de atracción y generación de nuevos públicos, en particular entre niños y jóvenes, lo que requiere un amplio análisis de los caminos seguidos hasta ahora, la evaluación de técnicas, métodos y resultados y la búsqueda de nuevas vertientes de difusión y motivación”.

Pensamos que en el diseño de estas nuevas estrategias, el Consejo no debe perder de vista la constancia de su presencia en los ámbitos regionales y estatales, pues aún con los fallos que se hayan podido presentar, su labor ha enriquecido, cuando se articula de forma eficaz con las instituciones estatales, la reflexión sobre la difusión artística. En el mismo Plan, el Consejo reconoce –reiteradamente- la ausencia de articulación con los responsables de la cultura en los Estados. Creemos que es por ahí por donde se debe empezar.

7 de julio de 2008

Intermedio


Grupo Mono Blanco en sus inicios.
En la foto: Gilberto Gutiérrez, Arcadio Hidalgo y Andrés Vega.
http://monoblanco.org
http://www.myspace.com/monoblancoson

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1 de julio de 2008

Fe de Errata...

En el texto publicado el día de ayer, "La promoción cultural en Veracruz. El Afrocaribeño", omitimos mencionar al CIESAS como una de las instituciones organizadoras del Congreso Internacional Diáspora, Nación y Diferencia. Poblaciones de origen africano en México. Presentamos nuestras sinceras disculpas.
Gracias a los lectores (merci, Pancho) por señalarnos el error.

30 de junio de 2008

La promoción cultural en Veracruz. El Afrocaribeño.

Con este post, iniciamos una segunda serie de reflexiones sobre las políticas culturales del Estado de Veracruz. En esta ocasión queremos hablar sobre la Promoción Cultural y su presentación a través de los festivales que se organizan institucionalmente. _________________________________________________________

La promoción cultural ha resultado ser una de las áreas con mayor ejercicio dentro del esquema de la cultura institucionalizada en nuestro país. Por ello, no resulta extraño que los responsables regionales y federales de cultura planifiquen festivales y programas artísticos que visibilicen la acción de sus administraciones y que pongan en relieve el valor social de las tradiciones y de las pertenencias simbólicas de sus entidades.

En el caso veracruzano, varios son los eventos de este tipo que han sido producidos desde las instituciones como la Universidad Veracruzana y el Instituto Veracruzano de Cultura, pero ha sido el Festival Internacional Afrocaribeño, producido por el IVEC, el que mayor expectativa ha generado desde su creación, y el que mejor ha representado, durante sus cortos años de vida, los vaivenes de la política cultural del Estado.

Este festival nació como consecuencia de la buena acogida que tuvieron dos eventos, El Encuentro de Dos Mundos de 1992, y las jornadas académicas Veracruz también es Caribe, llevadas a cabo durante los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado, así como del esfuerzo permanente de algunos actores de la cultura local en la concientización de la importancia histórica, social y cultural de la Tercera Raíz. El Festival Internacional Afrocaribeño ve su primera edición en 1994, teniendo como sede principal el Puerto de Veracruz y extendiéndose a las ciudades de Xalapa, Córdoba y Orizaba.

Debido a su concepción como un espacio de encuentro entre el pensamiento y la expresión artística, entre la reflexión académica y las manifestaciones populares, el Festival Afrocaribeño se posicionó como una de las promesas “festivaleras” del país, y sus primeras ediciones resultaron memorables debido al espíritu de verdadera búsqueda con el que lo concebían sus organizadores. Delegaciones provenientes de todo el Caribe visitaban nuestro puerto propiciando el contacto de los espectadores locales con gente de toda la región caribeña, permitiendo de paso ese ir y venir de experiencias entre unos y otros que a fin de cuentas enriquece los imaginarios regionales. Además, desde 1996 se instituyó un reconocimiento a los investigadores y promotores de la cultura afro en México, la Medalla Gonzalo Aguirre Beltrán.

Sin embargo, con el paso de los años y el cambio de las administraciones, el Festival ha mutado su espíritu e inevitablemente ha suscitado preguntas sobre su esencia y su porvenir. En el 2007 el Festival se suspendió, y mucho se sospechó de la agenda política que aparentemente no consideraba pertinente ni rentable, en ese momento, hacer el esfuerzo de organización ni de inversión económica que el evento requería. Nunca se informó al público, a los ciudadanos, a los primeros y más importantes receptores de la acción cultural institucional a qué se debía esta suspensión.

Ahora, en 2008, el Festival resurgió aunque con cambios en el formato. Por ejemplo, se limitó a tener como sede el puerto de Veracruz; por otra parte, las autoridades estatales entregaron siete medallas Gonzalo Aguirre Beltrán y ante la sorpresa de quienes hemos seguido el desarrollo del evento, dado que tal número de galardonados se antoja excesivo, por no decir masivo. La medalla en un inicio reconocía unitariamente la labor de un personaje y valoraba, realzando de forma personal, su trayectoria a favor del rescate de la memoria afro y sus herencias. En este caso el mérito de los ganadores no está en juicio: lo que inquieta es la desmesura.

Mención aparte merece el programa académico, que se enlazó con un evento previamente concebido, el Congreso Internacional Diáspora, Nación y Diferencia. Poblaciones de origen africano en México y Centroamérica organizado por el INAH, el CEMCA y el IRD de Francia. Este evento se venía preparando desde hace dos años y finalmente constituyó el eje académico de esta edición del Festival.

Los caminos por los que ha transitado el Festival Internacional Afrocaribeño nos llevan a analizar la situación general de la promoción cultural institucional en el Estado puesto que este evento representa de forma significativa lo que pasa -y lo que no- con casi todos los festivales del Instituto Veracruzano de Cultura.

Los esfuerzos por proyectar los Festivales que organiza el Instituto han sido de peso, y las ideas sobre su realización han demostrado originalidad e interés por lo que significan las diferentes pertenencias identitarias de la región. Los programas que han nacido al interior de estos proyectos en ocasiones han sido de excelencia. Sin embargo, nunca está de más llamar la atención sobre lo que no funciona o lo que puede poner en riesgo la existencia y el sentido de estos eventos.

Pensamos que es en los públicos, justamente en el área de promoción, donde debe retomarse los esfuerzos de conceptualización del Festival. Y en ello, encontramos una de las debilidades de la acción cultural. Haría falta un estudio a profundidad sobre el impacto que ha generado el Festival entre la población de la ciudad sede y de los espacios alternos, pero nos parece que la respuesta del público está determinada por el conocimiento previo que guardan del espectáculo al que piensan asistir, por el renombre del músico y por su penetración a través de otros medios (radio, televisión) y no por el trabajo de difusión que se haga de los contenidos del Festival. Crear públicos que descubran cosas nuevas y que reflexionen sobre lo afro y lo caribeño que tenemos en nosotros, esa debería ser una de las principales metas del evento. Por ejemplo, es mucho más fácil tener público en conciertos como el de Willy Colón o el de Salón Victoria (que poseen sus respectivos públicos dada su trayectoria y visibilidad) que en conciertos de grupos de Son Jarocho o de folklore Garifuna. El esparcimiento no está reñido con el descubrimiento. Nomás que significa más trabajo.

Por otro lado, tratar de convocar a la gente a través de manifestaciones que ya poseen sus propios canales –y muy eficaces- de promoción, como el reaggeton, quita espacio para las propuestas nuevas, desconocidas para el público, pero enriquecedoras y representativas de lo que se hace en el espacio afrocaribeño. Sin afán purista, creemos que la acción cultural no debe confundirse con la masiva convocatoria de públicos. Para eso ya existe el mercado y los medios de comunicación que lo vehiculan.

La constancia y la coherencia deben ser sustento de la promoción cultural llevada a cabo por las instituciones culturales, más allá de los cambios de administración y de los contextos propios a la vida política local y nacional. A los ciudadanos que tratamos de consumir las ofertas culturales del Estado de Veracruz y que aspiramos a aprovechar los recursos que se nos ofrecen, nos parece que los Festivales, no solamente el Afrocaribeño, sino también el Agustín Lara, el Olmeca, y el Encuentro de Jaraneros de Tlacotalpan por mencionar algunos, son excelentes espacios de encuentro con nosotros mismos y con las otras expresiones culturales que vienen de fuera pero que también nos hablan de lo que somos. Es necesario generar estrategias que permitan que estos espacios se consoliden con buena salud, que provoquen la mayor participación posible de la sociedad y que trasciendan contextos económicos y políticos. La riqueza simbólica de Veracruz es lo suficientemente concreta como para que, dentro del marco de una política cultural integral y definida, la promoción cultural devenga ventana de lo que nos conforma veracruzanos y mexicanos.