30 de enero de 2012

Intermedio

En esta ocasión vamos a invertir los tiempos entre textos e intermedios para darle espacio a un tema que nos parece importante tratar ahora. La continuación del texto de Iskra Sabino sobre las Cruces de Mayo se publicará la semana próxima.

Candelaria 2012
¡Fiesta sí, Embalse no!

Repetimos el grito de cada año...
Nos alegra profundamente que la celebración de la Virgen de la Candelaria mantenga su viveza popular, que Tlacotalpan se recupere del golpe de agua de septiembre de 2010, que las diferentes fiestas que se alojan en el seno del pueblo en esas fechas -la vendimia, la borrachera, los jaraneros de todo signo, los rezos- convivan sin demasiados roces.

Lo que no nos alegra es que continúe viva la pretendida tradición del embalse de toros.

En nombre de una supuesta memoria que tal vez tuviese un sentido muy específico para los trabajadores afromestizos de las estancias y ranchos de hace siglos, pero que hoy en día más se acerca a los ensayos folklóricos para atraer públicos a sus fiestas, se maltrata de forma brutal a los toros cebús durante la víspera de la fiesta mayor.

El día 1o. de febrero los toros serán obligados a cruzar el río con cuerdas que ayudarán a que los hombres que los escoltan en lanchas les mantengan la cabeza fuera del agua y así no se ahoguen. Llegando a la orilla del pueblo, los toros serán obligados a internarse en las calles, seguidos por una turba que busca espantarse con el ataque de los toros, provocándolos con gritos y golpes, jalones de cola y de orejas que en muchas ocasiones dejan el pavimento y las paredes manchadas con la sangre de los desgarres.

Agunas veces, desorientados y estresados, los animales cargan contra la persona más cercana. Consecuencia lógica. Pero quien paga las consecuencias mayores es el animal de cuatro patas.

La imagen de una persona vociferante, embrutecida por el alcohol y el sol de mediodía, pateando y jaloneando a un animal jadeante y asustado que puede devolver el golpe en la medida de sus fuerzas no nos parece digna de conservarse en el imaginario de las fiestas.

Queremos, desde el Observatorio, recordarles al gobierno estatal y municipal la voluntad que alguna vez manifestaron respecto a cancelar este acto: ningúna política pública de impulso turístico que se respete conservaría un gesto de tal naturaleza, que aleja a sectores de público que con gusto asistiría a la fiesta y generaría una mayor derrama económica si no fuese por el maltrato a los toros...

Agradecemos el video de la Agencia Veracruz del embalse del 2011 que nos permite ilustrar este caso.

23 de enero de 2012

Intermedio

Sin salirnos del tema tradiciones y sentido social, esta semana subimos el video que Reforma.com tomó sobre el gran fandango-manifestación Son por la Tradición que se realizó este sábado 21 en el Zócalo de la Ciudad de México.

En su página web este colectivo manifiesta: "Afortunados somos de pertenecer a la tradición, entendida esta como el conjunto de valores, creencias, costumbres y formas de expresión de las diversas comunidades. Estamos conscientes de la importancia y valor de esta herencia. Algunos nacimos inmersos en ella, a otros nos encontró y este contacto nos otorgó otro sentido y percepción de la vida. Sabemos que la tradición nos identifica entre nosotros, y nos hace distintos con respecto al mundo, es base en el desarrollo de nuestro país y nos brinda dignidad. Por eso sentimos la necesidad de protegerla, ejercerla, compartirla y difundirla. La reconocemos como flor viva que necesita crecer. La desigualdad del actual modelo económico nos coloca en una situación marginal y evidencia la falta de políticas culturales eficientes y justas."



La invitación está abierta para pensar otras formas de ejercer la memoria. 
Contacto: sonporlatradicion@hotmail.com contacto@sonporlatradicion.org

18 de enero de 2012

STOP SOPA / STOP ACTA / ALTO A LA LEY DÖRING

Si cualquiera de estas tres iniciativas se constituye en ley, el Observatorio dejaría de existir. Por eso, nos sumamos a la protesta.



http://www.sopastrike.com/

16 de enero de 2012

Las cruces de mayo en Alvarado: La cruz con sus orígenes

Esta semana continuamos con la entrega del texto de investigación Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización de Iskra Sabino.

Toca en esta ocasión subir la información referente a los antecedentes históricos de la cruz y su simbología en el pensamiento cristiano occidental. 
_______________________________________________________

Las cruces de mayo en Alvarado: La cruz con sus orígenes
Iskra Sabino
(Segunda entrega)
Capítulo II.

La cruz con sus orígenes paganos y religiosos.

 Visión de la Cruz. Rafaello Sanzio y discípulos. Estancias de Rafael, El Vaticano
 
2.1 Antecedentes históricos de la cruz


Los primeros antecedentes que se tienen del origen de la Cruz, se remontan hasta los tiempos del emperador Constantino con el supuesto hallazgo de Santa Elena al descubrir la verdadera Cruz en la que murió Jesús crucificado por los romanos.1 La religión explica, por medio de un suceso milagroso, el inicio de la veneración a este símbolo que ha tomado gran fuerza a través de los siglos. Pero en realidad, la historia muestra que esta celebración inicia con las fiestas populares romanas.

En el ensayo de Antonio Merino Madrid sobre fiestas populares se pueden encontrar dos tipos de fiestas litúrgicas dedicadas a la Cruz. La primera referencia que se tiene es la de la Invención de la santa Cruz el 3 de mayo y la segunda es el 14 de septiembre, con la Exaltación, donde se conmemora la consagración de las basílicas de Jerusalén, esta última es de origen oriental y no llegó a Occidente sino hasta finales del siglo VII a través del culto romano.2 Por lo tanto, la Invención de la Santa Cruz se conmemora en España desde los tiempos más antiguos, ya que aparece en todos los calendarios y en los inicios de la liturgia mozárabe, relacionándola siempre con el relato de Santa Elena. La tradición narra que el emperador Constantino, hijo de la que después sería Santa Elena, usó por primera vez el símbolo de la cruz, ya que en un combate con el emperador romano Majencio (la batalla del puente Milvio), soñó que en el cielo se le aparecía una cruz con estas palabras en latín: In hoc signo vinces, que significa: Con este signo (símbolo) vencerás:


Constantino hace caso de su sueño premonitorio, manda poner el símbolo en los escudos de sus soldados y en su estandarte, el labarum (lábaro), creyendo que con esto obtendría la victoria por ayuda divina. De esta manera, Constantino se convierte al cristianismo y en el año 313, en la ciudad de Milán (Italia), forma el famoso decreto reconociendo a los cristianos y otorgándoles la libertad para que puedan ejercer su culto.3


En la leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, se pueden encontrar algunos antecedentes sobre la cruz, y la intervención de la emperatriz Elena en el “descubrimiento” de la “Verdadera Cruz” (la Vera Cruz). De la Voráguine cuenta que:


Después de la batalla donde Constantino se afianza como único emperador de Roma, Elena decide ir a buscar la cruz y para ello se instala en Jerusalén, pidiendo informes a los judíos sobre el lugar de la crucifixión, el monte Calvario o Gólgota. Cuando llegan al lugar, un judío de nombre Judas excava en el sitio y logra sacar tres cruces. Pero no se sabe cuál es la “vera cruz”, por lo que Elena hace que toquen el cuerpo de un joven muerto que llevaban a sepultar con los tres maderos, hasta que el joven resucitó al ser tocado por el último, como señal de que ése era el de Jesús. Después Santa Elena mandó una parte de la cruz a su hijo Constantino que estaba en Roma y otra parte la dejó en Jerusalén, conservada en un estuche de plata.4



Esta leyenda hace del Emperador Constantino el arquetipo del príncipe cristiano, convirtiéndolo en la perífrasis de diversos relatos extraordinarios. Pero en la Lex Romana Visigothorum, divulgada por Recesvinto en el año 654 y reformada por Revigio en el 681, nos encontramos con que esta celebración precede los tiempos del emperador Constantino.5




El testimonio más antiguo que existe sobre la conmemoración en España del culto a la Cruz data de la primera mitad del siglo VII donde ya se aseveraba la existencia de algunos vestigios de la Cruz en Iglesias de Mérida y Guadix. Pero en realidad el culto a la Cruz es todavía mucho más antiguo pues es en el año 599, donde se asegura que en la Catedral de la Santa Cruz se ofició el II Concilio de Barcelona. Es a partir de estos antecedentes que se puede notar que existen variables infinitas acerca de las fechas exactas sobre el origen del culto a la Cruz. Se dice que cuando la presunta Cruz de Cristo fue hurtada el emperador Heraclio logró rescatarla en el año 614.



Cuenta la tradición que cuando la cruz volvió a Jerusalén el emperador organizó una gran comitiva para recibir la cruz, figurando él recubierto de lujosas ropas y ornamentos. Ocurrió entonces que le sobrevinieron grandes problemas para caminar, ante lo que el arzobispo de Jerusalén le pidió que se despojase de tanta riqueza ya que eso estaba en desacuerdo con la humildad de Cristo. Heraclio hizo esto y la comitiva pudo proseguir su traslado. Para evitar más robos la cruz se dividió en varios trozos fue hecho astillas para repartirla por diversos templos de todo el mundo, que se llamaron “Veracruz” o Lignum crucis.6



Los datos que existen sobre el origen de la fiesta popular de la Santa Cruz, son muy escasos, teniendo como única referencia algunos testimonios que se remontan al siglo XVIII. Pero esto no supone que la celebración no existiera desde antes. Para determinar los orígenes de esta fiesta popular se tiene que hacer referencia a una serie de celebraciones paganas. Las festividades de la Cruz se celebran desde tiempos muy antiguos en el mes de mayo porque se considera que éste marca la magnificencia de la naturaleza con la llegada de la primavera.



Entre las festividades paganas se puede mencionar la de “las mayas”, en honor al mes de mayo.7 Esta celebración de tipo alegórico tenía como figura principal a una niña (la maya) que era vestida de blanco y se le coronaba con flores. Esta niña era acompañada por una corte que estaba integrada por jovencitas que vestían engalanadamente y pedían “un cuartito para la maya, que no tenía manto ni saya”.8 En algunos pueblos de España se sigue festejando esta tradición, instalando en las plazas principales o en otros lugares, que han sido designados por la herencia popular, un árbol que lleva por nombre mayo, el cual se adorna con flores, cintas, ramas, frutos, pañuelos de seda y prendas de vestir. Y al ser éste el centro de la celebración, las personas que asisten al festejo también bailan a su alrededor.



Es evidente que aún es tema de diversas controversias el origen de las celebraciones populares que conmemoran el mes de mayo. En el Renacimiento algunos escritores concluyeron que el nacimiento de estas celebraciones provenía de ciertas festividades grecolatinas. Uno de ellos fue Polydoro Virgilio, escritor italiano del siglo XVI, que dedujo que estas celebraciones se desprendían de las festividades romanas que se celebraban en honor a Flora, la diosa de la vegetación y las flores. La tradición también la relaciona con el festejo a Vulcano y a las deidades Maia y Ops.9 Otra de estas leyendas romanas habla de Attis, un hermoso joven al que la diosa Cibeles le confirió la custodia de su templo, pero con la condición de que conservara eternamente su virginidad. Attis al conocer a la ninfa Sagaritis olvida esta promesa y se entrega a los placeres del amor, perdiendo así su virginidad, la diosa Cibeles al darse cuenta de aquella falta derriba el árbol del cual pendía la vida de la ninfa provocando su muerte, Attis ante aquel suceso se vuelve loco y se castra. La diosa al contemplar lo que le había ocurrido a su guardián, decide perdonarlo y lo recibe nuevamente en su templo. Es así que se celebraba una fiesta recordando la muerte y la resurrección de Attis que coincidía con el equinoccio de la primavera.10 Pero al imponerse el cristianismo, que veía de forma inmoral e irreligiosa este tipo de rituales paganos, todas estas tradiciones romanas cambiaron y se fueron adaptando al nuevo culto cristiano, colocando el símbolo de la Cruz como el centro de la celebración.



Después de hacer referencia a algunas de las tradiciones paganas que dieron paso a la fiesta de la Cruz de Mayo, debo mencionar que fue en la ciudad de Sevilla y en el apogeo del barroco, que esta celebración tomó mayor preeminencia y así permaneció hasta principios del siglo XX. Pero debido a que en esta zona la Semana Santa y la Feria de abril, tomaron mayor importancia para los pobladores del lugar, le fueron restando importancia a ”Las Cruces de Mayo”, sobre todo porque la Romería del Rocío se fue haciendo más popular y coincidía con la fiesta de las Cruces.11



La fiesta de las cruces, que actualmente se celebra en el puerto Alvarado, surge como una réplica de las festividades del jueves de Corpus.12 En ésta celebración se puede ver la mezcla que los lugareños hacen con la religión, la danza y el canto. 

 
2.2 Simbolismo y significado de la cruz.


La adoración a la cruz existe dentro del imaginario cultural en sociedades tan antiguas como la egipcia y la china. Estas primeras culturas vieron en este símbolo la unión del cielo y la tierra, mezclando tiempo y espacio, creando un cosmos en el que todos los símbolos se fusionan y forjan la cruz. Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, recopilan algunas apreciaciones acerca de los símbolos religiosos, es así como el simbolismo y significado de la cruz descubren su permanencia dentro de diferentes culturas y su largo recorrido histórico.1



La cruz es uno de los símbolos que se registran desde la más remota antigüedad: en Egipto, en China, en Cnosos de Creta, donde se ha encontrado una cruz de mármol que data del siglo V a. C. La cruz es el tercero de los cuatro símbolos fundamentales, con el centro, el círculo, el cuadrado. Establece una relación entre los otros tres: por la intersección de sus dos rectas que coincide con el centro, abre éste al exterior; se inscribe en el círculo y lo divide en cuatro segmentos; engendra el cuadrado y el triángulo, cuando sus cuatro extremidades se enlazan con cuatro rectas. La simbólica más compleja deriva de estas simples observaciones: ellas han dado nacimiento al lenguaje más rico y más universal. Como el cuadrado, la cruz simboliza la tierra, pero expresa sus aspectos intermediarios, dinámicos y sutiles. La simbólica del cuatro se liga en gran parte a la de la cruz, pero sobre todo cuando designa un cierto juego de relaciones en el interior del cuatro y del cuadrado. La cruz es el más totalizante de los símbolos conocidos... 2


El significado de este símbolo universal es descrito como una totalidad que ha sido adoptada al pasar de los siglos por diferentes culturas, manifestando su esencia ideológica:


La cruz posee también el valor de un símbolo ascensional. En una adivinanza germánica medieval, se habla de un árbol cuyas raíces están en el infierno y cuyo vértice está en el trono de Dios y que engloba al Mundo entre sus ramas, y este árbol es precisamente la cruz. En las leyendas orientales la cruz es el puente o escala por donde las almas de los hombres suben hacia Dios. En ciertas variantes, el plano de la cruz tiene siete escalones, así como los árboles cósmicos representan los siete cielos...3



El símbolo de la conquista cristiana fue precisamente la cruz; al arribar los primeros españoles también pisó tierra la tradición cristiana, prometiendo la salvación y la pasión de Cristo a los mexicas. Un mundo desconocido comenzaba a ser descubierto por los nativos de la tierra de Atlizintla.



La tradición cristiana ha enriquecido prodigiosamente el simbolismo de la cruz, al condensar en esta imagen la historia de la salvación y la pasión del Salvador. La cruz simboliza al Crucificado, Cristo, el Salvador, el Verbo, la segunda persona de la Trinidad. Es más que una figura de Jesucristo, se identifica con su historia humana y hasta con su persona.4



La iconografía cristiana ha utilizado el símbolo de la cruz para expresar el sufrimiento de Cristo. “Donde está la cruz está el Crucificado”.5 Distinguiendo así cuatro tipos fundamentales: la cruz sin cúspide (la tau T); la cruz con cúspide y de un solo travesaño; la cruz con cúspide y dos travesaños; la cruz con cúspide y tres travesaños.6 La cruz de un travesaño simboliza el Evangelio:



Sus cuatro ramas simbolizan los cuatro elementos que han sido viciados en la naturaleza humana, el conjunto de la humanidad atraída hacia Cristo desde las cuatro partes del mundo: las virtudes del alma humana; el pie de la cruz hincado en la tierra significa la fe asentada sobre profundos fundamentos, la rama superior de la cruz indica la esperanza subiendo hasta el cielo; la anchura de la cruz es la caridad que se extiende hasta los enemigos; la longitud de la cruz es la perseverancia hasta el fin...7





También se deben mencionar la cruz de la pasión y la cruz de la resurrección; la primera evoca los sufrimientos y la muerte de Cristo, la segunda,
la victoria de la vida eterna sobre la muerte. “Por esta razón está generalmente adornada con una insignia o una llama y semeja un estandarte o lábaro, que Cristo blandiría lanzándose de la tumba y “cuyo mango se termina en cruz en lugar de aguzarse en pica... Ya no es árbol, como en la cruz de pasión, sino un bastón...” 8 Para los habitantes del Puerto de Alvarado la cruz ha adoptado otros significados religiosos y por lo tanto, espirituales. La adoración a la “Cruz de Mayo” actualmente representa otro tipo de funciones dentro de la sociedad alvaradeña, que sin olvidar sus orígenes cristianos, evoluciona a través del tiempo para mostrarse como un híbrido cultural.



La celebración de la Cruz de Mayo es un fenómeno que se repite cada año en el puerto. Esta tradición ha sido adoptada por los lugareños como el medio que muestra una parte de la riqueza cultural del sotavento. La fiesta funciona como el punto en el que se congrega la sociedad alvaradeña y en la que su interacción presenta variaciones dentro del mismo comportamiento social, como consecuencia de los cambios dinámicos de la realidad y no pudiendo evitar el efecto de las variaciones externas que se dan dentro de las estructuras sociales y políticas en todo el mundo. Pero a pesar de las transformaciones político-sociales la población no deja su sentido de identidad a un lado, ya que adapta sus creencias a la actualidad. El motivo principal de esta reunión sigue siendo presenciar la ceremonia con la que se recuerda la muerte de Cristo y su resurrección, simbolizada por las “Cruces de Mayo”.



La fiesta también expresa la individualidad y la colectividad uniendo el pasado con el presente; solamente así se puede concebir la tradición, como un todo que no acaba. Manuel Jiménez Castillo expone en su libro La Cruz de Mayo, la siguiente observación:



Para los alvaradeños, tanto de la ciudad como de la periferia, la significación de la cruz es algo difícil y complejo de explicar, hay diferentes interpretaciones sobre su significado. Generalmente, en primera instancia, se asocia la cruz a dos deidades principales: a Cristo y a la Virgen María y, en forma secundaria, con las mismas personas o con la colectividad. Muy significativa es también la asociación representacional que se hace entre la cruz de madera y el rosario (ambos entrelazados) que se colocan en el centro del altar; se dice que el rosario representa las tres etapas que Jesús tuvo en la vida, simbolizada en el rosario, por los misterios gozosos, gloriosos y dolorosos; además:



(...) el rosario, aquí en Alvarado representa también a Nuestra Patrona, la Santísima Virgen del Rosario [...como los misterios con Jesucristo, la Virgen y su Hijo son algo que siempre va con nosotros, sus hijos (...)


Cabe señalar que las diversas asociaciones que se hacen entre la cruz-rosario y Jesús-María, es en varias de sus respectivas advocaciones. Cuando se habla de la significación de la cruz, siempre se parte de la idea de una cruz sacrificial; esto es, del madero en cruz donde fue sacrificado “Jesús Nuestro Señor”. A partir de aquí, los informantes alvaradeños hacen sus múltiples interpretaciones, siempre usando términos tales como “la cruz es...”, “la cruz significa...”, “la cruz representa...”, la cruz rememora a...”, “la cruz nos recuerda a...”, “la cruz tiene que ver con lo tocante a...”, “la cruz nos lleva a pensar con...”, “la cruz está asociada a...”, “la cruz tiene relación con...”9


El estudio etnográfico de Jiménez Castillo muestra los diversos significados a los que está entrelazado el símbolo cristiano, y que la sociedad alvaradeña se siente plenamente orgullosa por alabar el sagrado símbolo del la cruz. Esa cruz que antaño fuera el símbolo de la imposición católica, con el paso del tiempo se convirtió en el símbolo de una fe absoluta.

(CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTREGA)

________________________________________
 Notas 2.1
1 Cfr. Manuel Jiménez Castillo, op. cit., p. 21
2 Idem.
3 Ibídem, p. 22.
4 Idem.
5 Ibídem, p. 23.
6 Cfr. Idem.
7 Idem.
8 Cfr. Idem. [citado por el autor]
9 Manuel Jiménez Castillo, op. cit., pp. 151-152.


 Notas 2.2

1 Cfr. Ignacio Cabral Pérez, Los símbolos cristianos. Trillas, primera edición, 1995, México, p. 71.
2 Julio Domínguez Arjona, Cruz de Mayo.
http://www.degelo.com/sevilla/sev2.htm. Consultada el 15 de octubre de 2008.
3 Ignacio Cabral Pérez, op. cit., pp. 71-72.
4 Ibídem, p. 72.
5 Cfr. Julio Domínguez Arjona, op. cit.
6 Julio Domínguez Arjona, op. cit.
7 Cfr. Portal de difusión cultural y turística de la provincia de Sevilla (España).
http://www.sevillaweb.info/ocio/cruzmayo/cruzmayo.html. Consultado el 17 de octubre de 2008.
8 Ibídem. Portal de difusión cultural y turística de la provincia de(España) 
9 Cfr. Julio Domínguez Arjona, op. cit.
10 Cfr. Ibídem.
11 Cfr. Idem.
12 Cfr. Folleto de la Casa de Cultura de Alvarado “Narciso Serradel Sevilla,” Cruces de Mayo”, Instituto
Veracruzano de Cultura, p. 6.

9 de enero de 2012

Intermedio

En el Observatorio insistimos e insisitimos sobre la necesidad de no conformarnos con ser meramente representados, sino de también participar activamente en la generación de políticas públicas, formando una opinión y ejerciéndola.

En este sentido, nos hemos encontrado en la red con varias iniciativas ciudadanas que se han construido en torno al problema de la Alameda Díaz Mirón de Veracruz, asunto que ya hemos abordado en este espacio. Ya sea desde el recuento histórico, o desde la denuncia documentada, se han generado pequeños frentes críticos, que aunque mínimos comparados con el abrumador silencio general, son islotes donde se crea una cierta conciencia ciudadana. Diversa, con ópticas distintas, no siempre de acuerdo entre sí, pero a fin de cuentas se trata de un primer paso para la participación ciudadana organizada en el Puerto.

En este post subimos ejemplos de esta participación ciudadana. Nos solidarizamos con sus esfuerzos por preservar la Alameda y respetamos las diferencias de opinión que podamos tener con ellos.



Video obtenido a través del canal JusticiaYConciencia de Youtube.


Fotos obtenidas del blog La Avenida Díaz Mirón: Antes y Después.



El Antiguo Paseo de los Cocos. Fotos obtenidas del blog La Avenida Díaz Mirón: Antes y Después en la sección Historia de la Alameda Díaz Mirón.















 Fotos obtenidas del grupo La Alameda es tuya, que nadie la destruya en Facebook.

2 de enero de 2012

Las cruces de mayo en Alvarado: tradición y globalización

Iniciando el año, les deseamos a todos los lectores del Observatorio un ciclo fértil y pleno de aprendizaje, con más alegrías que penas, y que nos muestre las bases para construir un presente mejor que el que ya se convirtió en pasado...

Y para bien iniciar, como una de las vocaciones de este Observatorio es promover la investigación y el conocimiento en torno a la creación cultural en nuestro Estado publicando estudios y artículos, vamos a darle espacio durante las próximas semanas a la investigación realizada por Iskra Sabino, Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización.

Iskra, quien presentó esta investigación en 2009 para obtener su licenciatura en Humanidades por la Universidad del Claustro de Sor Juana en México D.F., labora actualmente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En el Observatorio ya hemos subido textos sobre el problema de la tradición confrontada a los procesos de globalización, sobre la invención de memorias históricas y del folklore. Si mantenemos nuestro interés en publicar este tipo de investigaciones, es porque creemos que sin analizar y debatir nuestras memorias, y la reconstrucción simbólica de nuestras experiencias, no podemos analizar la significación de nuestro presente.

Esperamos el eco de nuestros lectores ante las proposiciones de Iskra.

______________________________________________________________________

Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización
Iskra Sabino




INTRODUCCIÓN.

Las tradiciones populares en este mundo globalizado, que nos permiten compararnos con otras culturas en tiempo real, va minando y reduciendo las manifestaciones de estos actos que han estado en el colectivo popular o particular, provocando en muchas ocasiones que las costumbres sean reducidas a tradiciones orales o a cuentos de los abuelos.

Las generaciones actuales ya no realizan juegos que en la niñez eran característicos de las calles, de barrios populares o parques, como jugar escondidillas, burro tamalado, trompo, tacón o bolillo, entre otros; ahora los niños son entretenidos de otra manera, y es por medio de la tecnología y la globalización que en la actualidad los jóvenes se preocupan por tener el videojuego de moda, el reproductor de mp3, un celular y más. ¿Dónde queda nuestro compromiso por rescatar las herencias y tradiciones que tenemos? Prehispánicas y de la Colonia.

Este trabajo es la suma de una investigación de campo y bibliográfica que intenta revelar cuáles son los factores que llevan a la pérdida de las festividades tradicionales y así poder generar una revalorización de lo que se olvida en algunas ocasiones por el mercantilismo, la falta de interés o por la insuficiente actualización en las celebraciones. Algo que se percibió durante la investigación de campo es la posibilidad de que nuestra cultura popular sufra una nueva etapa de sincretismo en la cual se sumen lo comercial, lo pagano, la moda, el multiculturalismo, el pluralismo o la generación de nuevos iconos de fe.

El modelo que se toma para llegar a las hipótesis, mostradas en esta introducción, es la festividad realizada en un poblado llamado Alvarado y su expresión “Las cruces de mayo”, así como un evento que se ha convertido en una tradición antagónica que es “El Arroz a la Tumbada”.

Una de las finalidades del presente, es realizar un recorrido histórico-social de este pueblo y de la festividad. Haciendo un análisis de los símbolos, de los contextos de la globalización y de lo cosmopolita como factores para el desvanecimiento de la identidad del individuo, el poblado o una nación.

Capítulo I.
El establecimiento y conversión del pueblo de Atlizintla (Alvarado).


A la llegada de los españoles a tierras del nuevo mundo se establecieron en ciudades y poblados ya existentes, dando origen a la colonización, mestizaje y conversión de los pobladores, Alvarado es uno de estos pueblos.

1.1 Antecedentes históricos.

La historia del mestizaje en el puerto de Alvarado surge con la llegada de uno de los conquistadores, el Capitán Pedro de Alvarado, quien desembarcó en el año 1510 en “La Española” -actual República Dominicana y Haití- en compañía de sus hermanos: Gonzalo, Gómez y Jorge (1). Y es así que después de haber pasado un año, y bajo las órdenes de su tío Diego Velásquez, participa en la conquista de Cuba (1511).

Posteriormente, Alvarado se une a la expedición que Juan Grijalva emprendería en 1518 hacia las costas de Yucatán y el Golfo de México (llegada de los españoles a Cozumel). Pedro de Alvarado fue el primero en adentrarse en las aguas del río Papaloapan (topónimo náhuatl que significa Lugar de Mariposas), al que habrá de dar su nombre: río de Alvarado y debido a esta misma razón, la pequeña población que se encontraba cerca de la desembocadura del río fue bautizada con el nombre de “Alvarado”.

Pedro de Alvarado y sus hombres fueron los primeros españoles que pisaron, en 1518, la tierra que en ese momento era llamada por sus pobladores Atlizintla que en náhuatl significa: “Donde comienzan las aguas”. La historia de este puerto inicia mucho antes de la llegada de los peninsulares a tierras continentales, y nos remonta al periodo preclásico, momento en que fue habitada por el pueblo Olmeca y durante el periodo clásico y posclásico es el pueblo Totonaca el que habita el lugar. Lo anterior puede ser constatado por los vestigios que estas culturas dejaron durante su tiempo de estadía, figurillas con alusiones al jaguar (Panthera Onca) dios principal de los olmecas, encontradas en las dunas del Rosario así como en otros lugares circunvecinos, otro ejemplo de estos vestigios es “La Estela de la Mojarra” encontrada en el río Mojarra.

1.2 Breve historia del puerto de Alvarado.

El puerto de Alvarado se encuentra ubicado entre la orilla que forma la unión de los ríos Blanco y Papaloapan, según el antropólogo Manuel Jiménez Castillo en su libro La cruz de mayo en Alvarado anota:

Que la “hoya del Papaloapan” (región sotaventina) sufrió la invasión española entre los años 1540 y 1592, concluyendo el advenimiento de gente extraña al área alrededor de 1600. Quien perdió la tierra de antiguo suya fue la población india, fuertemente nahuatizada, de habla náhuatl, mixteca, popolaca, chichimeca y totonaca, asentada en esa región (2).

Jiménez Castillo asegura que puede ser muy probable que la llegada de los primeros pobladores blancos a la región de Atlizintla haya sido antes de 1560, ya que el lugar antes de encontrarse sujeto al yugo español se hallaba subordinado al cacicazgo de Tlacotalpan (en la tierra de las jarillas o varas); “era éste un asentamiento aborigen dedicado exclusivamente a la pesca, que después los colonizadores llamarían San Cristóbal de Alvarado” (3).

A partir de la llegada de los conquistadores, a los aborígenes se les expropiaron sus tierras y todos sus bienes, y pasaron a ser parte de la
servidumbre que posteriormente los españoles agruparían con sus esclavos negros. Los hispanos utilizaron a los indios para desempeñar labores dentro de las estancias y comercios, sobre todo, los usaron para realizar mano de obra esclava, en las pesquerías, pagando por sus productos lo que a ellos les parecía justo. De esta forma, a la mano de obra india se le integró la de los esclavos negros. Jiménez Castillo afirma que solamente en Alvarado existieron las pesquerías a base de trabajo esclavista (4).

Dentro del estudio etnológico que nos entrega Manuel Jiménez Castillo se puede encontrar que la nueva población española que llegó a San Cristóbal de Alvarado, Tlalixcoyan (del chinanteco que significa: tierra que emerge sobre la superficie o faz de la tierra), Tlacotalpan y Cosamaloapan (en el río del arcoíris), así como otras áreas de esa zona no procedían directamente de España sino de tres puntos de la región, lugares en los que ya se habían asentado con anterioridad los conquistadores y los primeros migrantes del Viejo Mundo como: la Villa Rica de la Veracruz, que fue fundada en 1519; la Villa del Espíritu Santo, erigida en 1522, y Tuztla, que actualmente se le conoce como Santiago Tuxtla.

Acerca de la colonización de Alvarado, Aguirre Beltrán anota:

El punto principal de residencia de estos españoles de Tuztla lo fue [...] que era un barrio o pertenencia del cacicazgo de Tlacotalpan. Atlizintla era el lugar de paso entre la Veracruz y Tuztla, y en él se establecieron casas para almacenar azúcar, los cueros y demás productos procedentes del feudo del Marqués del Valle. A su amparo se fueron avecinando los ex-criados y ex-administradores de Tuztla que quisieron aventurarse por la vida sin ligas que los sujetaran. (Aguirre Beltrán, 1956:2) (5).

En realidad la gente que se estableció en la Hoya del Papaloapan y en Alvarado, procedían especialmente de diversos lugares de Europa, principalmente de España, pero también hubo migrantes de Portugal, Francia, Inglaterra, Italia y Grecia. La mayoría de los nuevos pobladores llegaron de la península ibérica, de ciudades como: Salamanca, Navarra, Baeza, Soria, Asturias, San Lúcar, Montañas de Carriedo, Sevilla, Extremadura, Cuenca, Toledo, Madrid, Trujillo, Sigüenza, Arévalo, Moguer, Ecija, Huelva, Guadalcanal, Cuella, Medellín, y muchas otras regiones. Entre la población también se cuentan a los hijos de españoles que ya se habían asentado en la Nueva Nación (6).

Por otra parte, también se contó con una numerosa población negra que fue producto de la esclavización de negros traídos por Hernán Cortés, Aguirre Beltrán apunta que el primer cargamento de esclavos negros llegó aproximadamente en 1544, arribando por la Villa Rica de la Veracruz para trabajar dentro del ingenio de azúcar y las plantaciones de caña que se encontraban ubicados en Coanapa (7). Es hasta finales del siglo XVI e inicios del XVII que la población negra se dispersa por el territorio sotaventino. Los negros también se diseminaron desde los latifundios de la Hoya del Papaloapan como: El Zapotal, Uluapa, La Estanzuela, Zolcuautla, Cuautotolopa, Las Lomas, Joluta, Cuyucuenda y muchas otras regiones, que sin reserva tuvieron esclavos a su servicio. (Aguirre Beltrán,1956:58-59) (8).

Posteriormente, llegaron los negros “cimarrones” (negros fugados), que huían de la esclavitud desde Orizaba, Córdova y la Villa del Espíritu Santo. Aguirre Beltrán indica que en el siglo XVI la mayoría de la comunidad negra provenía de Cabo Verde (Occidente de África), ubicando los lugares de donde fueron separados, geográfica y culturalmente; siendo originarios de las siguientes tribus: Wolof, Berbesí o Serer, Cazanga o Dyola, Biafara, Balanta, Zape, Bioho o Bissago, Brano o Pepeís, Barbado, Terranova, Bañón, Mandinga, Chongolo, Manicongo, Bomba, entre muchos. Estas tribus se encontraban asentadas a las orillas de los ríos Senegal, Salum, Gambia, Cazamancia, Grande, Santo Domingo y el archipiélago de los Bissagos; procedían de las regiones africanas que hoy designamos como Senegal Francés, Gambia Británica y Guinea Portuguesa [...] eran negros del grupo racial conocido por verdaderos negros o negros del Sudán. (Aguirre Beltrán, 1956:61) (9).

Ya para el siglo XVI se podían encontrar documentos en los que aparecían registros de la población negra que procedía de las Canarias (Isla Gomera), así como de Nigeria (actualmente nación Yoruba). La mayoría de los esclavos negros venían del Congo Y Angola, eran negros procedentes del África Occidental Portuguesa, conocidos como negros Bantús, diferentes a los negros del Sudán en cuanto a su raza y cultura. Los negreros tenían la orden de que en cada cargamento de esclavos había que traer por dos negros una negra; esto se debía a que se tenía que restablecer el núcleo familiar negro, para que así éstos se reprodujeran y se tuvieran más esclavos en el lugar.

Así que la situación de los hijos de padres esclavos no era distinta a la de sus progenitores, pues al momento de nacer estos niños ya cargaban consigo las cadenas de la esclavitud.

Culturalmente los negros tenían como base de la familia el matrimonio poligínico (un hombre casado con varias mujeres), pero la religión cristiana prohibía semejante acto; por otro lado, los negros, viendo las condiciones de la esclavitud, evitaban tener hijos esclavos, prefiriendo casarse con mujeres indias. Así también, el stock blanco, en su mayoría varonil, buscaba compañeras entre el grupo de mujeres negras e indias y, aunque las negras, presumiblemente, darían esclavos, el padre al ser blanco buscaba la forma de evitar la esclavitud del hijo. El producto socio-biológico de blanco y negra dio lugar al criollo y el cruce entre negro esclavo e india libre o viceversa, dio origen al jarocho (10).

La mezcla de razas en esta región se prolongó hasta inicios del siglo XX, dando como resultado de este mestizaje a la actual población jarocha. El término de jarocho según el antropólogo y arqueólogo, Alfredo Delgado Calderón, en su libro Historia, cultura e identidad en el Sotavento, apunta que esta palabra se ha convertido en el símbolo de la identidad de estos pueblos, que en realidad tiene sus orígenes sobre una condición despectiva, pues el “jarocho” eran todos aquellos campesinos y vaqueros mulatos de la costa del Sotavento (11).

Delgado Calderón señala que el origen y significado de este término posee diferentes versiones:

Una de ellas establece que es una voz musulmana empleada en España, que viene de jaro, puerco montés y el despectivo cho, por lo que, para los españoles de la época colonial, era una manera de decirles puercos o cerdos de monte a los pardos. Otras versiones agregan que jarocho viene de jara, vegetal cuyo tallo se ocupaba para dirigir a los puercos y, por extensión, se empleaba para llamar así a los pastores que cuidaban a estos animales. Para otros, entre ellos Leonardo Pasquel, jarocho viene de la voz árabe xara, que significa excremento y la interjección ¡so! Agrega Pasquel que “la voz jaro era aplicada por los españoles de Andalucía, a lo largo del virreinato, a los puercos, marranos o cochinos y jarocho al porquerizo o cuidador de aquellos.

La versión más probable, la que también suscribe el antropólogo Fernando Winfield, refiere que jarocho viene de jara, en el sentido de saeta, flecha o lanza, llamándose antiguamente “jarocha” a la vara o garrocha con que los arrieros puyaban a los animales, y jarochos a los que usaban este instrumento, esta misma designación recibían los milicianos negros integrados en los cuerpos o compañías de lanceros que custodiaban las costas. Estos lanceros negros formaron las milicias que defendieron el régimen español durante la guerra de independencia (12).

Así que, según la investigación de Delgado Calderón el término “jarocho” fue empleado para designar a todas las personas que poseían rasgos físicos negroides y finalmente, se utilizó para distinguir a los habitantes de la costa del sotavento, los que en la actualidad son, y se jactan de ser, jarochos.

(CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTREGA)


(1) Es importante mencionar que esta información se rescató de los textos que fueron proporcionados por la casa de la cultura en Alvarado, ya que los datos biográficos de este conquistador son demasiado básicos, sin llegar a profundizar más allá de su llegada al puerto.
(2) Manuel Jiménez Castillo, La Cruz de Mayo en Alvarado, Colección V Centenario, primera edición, octubre de 1992, Gobierno del Estado de Veracruz, pp. 43-44.
(3) Ibídem, p. 44.
(4) Cfr. Idem.
(5) Idem.
(6) Cfr. Ibídem, p. 46.
(7) Cfr. Idem. [citado por el autor]
(8) Cfr. Loc. cit.
(9) Ibídem, p. 47.
(10)Manuel Jiménez, op. cit.
(11)Cfr. Alfredo Delgado Calderón, Historia, cultura e identidad en el Sotavento. Culturas Populares de México, Primera edición: 2004, México, p. 79.
(12)Alfredo Delgado Calderón, op. cit.