22 de febrero de 2010

Intermedio


Una sorpresa, un gusto, un aplauso...
Ya hemos subido videos de grupos que desde Estados Unidos recrean, transforman o piden prestada la música de Veracruz. Ahora toca ver que está pasando del lado canadiense.

Esta semana subimos el Jarabe Loco en versión del grupo Son Sur y Luna, formado en Montreal, Québec, hace apenas cinco meses. El concierto del que sale este video se ofreció en octubre de 2009, recién creado el ensamble. El grupo está formado por Rafael Catalán (guitarra y direccion), Illyana Paola Acosta (voz), Marta Romero (arpa), Alejandro Maya (bajo) y Maxime Bouchard (percusiones).

Un abrazo a todos ellos desde acá.

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15 de febrero de 2010

Identidades socio-juveniles en tiempos de videojuegos

Cerrando con nuestro ciclo de textos dedicados a la Universidad Veracruzana Intercultural, subimos un escrito que nos hace llegar Édgard González Suárez, sociólogo y comunicólogo, profesor de asignatura adscrito a la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Pedagogía en la Universidad Veracruzana.

Gracias, Édgard, por tus reflexiones sobre el tema.
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Construir una perspectiva intercultural juvenil supone revisar y comprender en su complejidad tanto las concepciones, representaciones, significados y sentido que los adultos tenemos acerca de los niños y niñas (alguien inocente y al que hay que cuidar en todo), y de los adolescentes y jóvenes (caracterizados por “inmaduros, tercos y rebeldes”); en tiempos de Internet y videojuegos, y las concepciones, representaciones, etc., que “construyen” los propios niños, adolescentes y jóvenes para dotarse de cierta “identidad”, en las grandes ciudades e incluso en las grandes regiones del país. Supone incluir, explorar por lo menos, todas las dimensiones de la acción social, tanto las prácticas escolares (donde básicamente se concentran y socializan los niños), pero también las prácticas sociales (donde se construyen las identidades juveniles): centros de trabajo, de recreación, deportivos, clubes, parques, billares, antros, medios de comunicación e Internet, etc. De tal suerte que en tiempos de Internet y videojuegos, no podemos hablar más que de identidades, en plural, y de una variedad amplia de “formas de ser joven”. Así, ser joven, podría incluso estar perdiendo su connotación generacional o quedar anclada exclusivamente en el criterio de la edad, contribuyendo aun más a la complejidad de dicha categoría.

Por otro lado, la concepción (políticamente correcta) de la interculturalidad depende de una concepción pluralista, antidiscriminatoria, tolerante y de convivencia social tanto como perspectiva y como estrategia, pero también como contenido, y como plan de acción afirmativa que genere espacios para el debate y la discusión de las tramas socioeducativas y culturales que sostienen la “acción juvenil” contemporánea, las prácticas cotidianas, los contenidos que son transmitidos (aunque no siempre asimilados) en las estructuras sociales, las relaciones que se establecen dentro de las escuelas, y dentro de las constelaciones familiares así como con organizaciones socio-comunitarias y movimientos sociales, entre otras, como las llamadas redes sociales (del ocio) de la web.

Partir de una perspectiva cultural (juvenil) significa considerar que en toda práctica social se encuentran involucradas cuestiones de significado. ¿Podríamos deconstruir el significado actual de ser joven? Y reconstruir los significados que para la juventud tienen muchos temas actuales, por ejemplo: el régimen político, la crisis ecológica, la importancia de la ciencia, la belleza femenina, el dinero, el arte callejero, la moda, etc., etc. Es tarea de titanes. Significados que sin duda se inscriben en la trama de tensiones que envuelven los debates alrededor del eje homogeneidad cultural-heterogeneidad cultural al interior de los estados nacionales y en relación a los procesos de globalización.

Para los poderes hegemónicos su interés está en crear prototipos o estereotipos: los jóvenes son o deben ser así. Y frente a este propósito, en prácticamente todo el mundo occidental, los jóvenes luchan por alternativas. Los jóvenes se “construyen” e interrelacionan en un escenario caracterizado por los procesos de afirmación de las identidades y diferencias expresadas en términos de género, edad, religión, etnia, generación, sexualidad, clase social, lenguaje, etc., que han sido definidas, desvalorizadas y discriminadas por representar lo otro, lo diferente, lo inferior (Moreira, 2002) dando contenido a la eterna relación tensa entre Adulto-Joven. Todos los factores antes mencionados han dado pie a una gama variada de identidades, dependiendo del contexto social desde donde la mirada juvenil se construye frente a los demás. Mal haríamos entonces en hablar de la identidad juvenil, cuando lo correcto sería hablar de las Identidades de la juventud en el mundo contemporáneo. A contra pelo de Remedi (2002) para quien “La “identidad”, habla más de las múltiples identificaciones a las que los sujetos se adscriben que de una estructura cristalizada, permanente de costumbres y modos de ser”. Afirmación, por lo menos discutible. Puesto que desde mi perspectiva si hay varias identidades en una sola persona, ésta no tiene identidad. Reconocemos las muy variadas alternativas identitarias de la juventud actual (tetos, rockeros, emos, darketos, poperos, tecnos, videoadictos, etc., etc.) Pero no creemos que los jóvenes como individuos tengan varias “identidades”. Se parece pero no es lo mismo.

La formación de las identidades se configura a través de múltiples experiencias y procesos de socialización en la confluencia de distintos flujos de significado que lleva a un proceso cultural generativo y a una gestión crítica y creativa de los recursos disponibles dentro de la propia cultura. Las diferencias de generación, género, sexo, nacionalidad, etnia, religión, etc., incluyen también los cruces producidos por las diferencias de pensamiento y las asimetrías entre creencias o sentimientos. En el trayecto el sujeto adopta elementos constitutivos, característicos y simbólicos de una identidad. Es decir, cuando hace suya tal o cual identidad, con la que siente bien, a gusto, comunicado, respetado, etc.

Por otra parte, una perspectiva intercultural social (y por supuesto juvenil) supone la aceptación de la existencia de por lo menos una cultura alternativa y resistente a la dominante, supone la tolerancia en la convivencia y respeto para sus valores, y una búsqueda y autoafirmación antidiscriminatoria. Las identidades y diferencias son representaciones simbólicas socialmente construidas – y no legados pasivamente heredados. De ahí el permanente “choque” entre generaciones. Sin embargo, el trabajo de crear “producir” y “transmitir” cultura es una actividad permanente de toda la sociedad, la cual resulta conflictiva debido a que diversos actores sociales compiten por imponer sus propias representaciones simbólicas (Mato, 1994), las que constituyen procesos de producción de significados sociales a través de los diferentes discursos. Elementos que los grupos hegemónicos no siempre son capaces de aceptar, de ahí el constante choteo y exclusión a los diferentes. ¿Qué fue de los hippies?, ¿donde quedó el pelo largo, o el afro? De esta manera, las identidades nunca tienen un significado fijo y acabado, se redefinen en múltiples y continuos procesos de representación y reconocimiento, constituyendo un relato reconstruído incesantemente.

Para el caso de la Universidad Intercultural el reto es incorporar no solo en el currículo formal los temas de “interés” del dialogo entre culturas (e identidades culturales urbano-juveniles), desde mi perspectiva, intención loable pero insuficiente si no miramos hacia “abajo”, hacia los procesos formativos en la educación básica, allí precisamente donde se construyen los valores sociales que más tarde darán sentido a nuestras acciones. Es muy difícil querer “recomponer” desde los estudios superiores lo que se gestó y fraguó en los procesos educativos anteriores.

A la Universidad llegan camadas de jóvenes más o menos homogéneos, los filtros institucionales hacen su función y encuadran a los futuros miembros de la sociedad obediente, pública y temerosa. Dentro de nuestra universidad tenemos problemas para aceptar al diferente (homosexuales, por ejemplo); ciertamente hay un espíritu de mayor tolerancia, entre adultos (autoridades y profesores) y jóvenes (alumnos), pero la realidad es que son poco respetados y reconocidos en sus prácticas sociales. Solo veamos en la Facultad de Ingeniería, por ejemplo, la presión y agresión a que son sujetos los alumnos con preferencias sexuales diversas, con identidades no compatibles con la visión del “futuro ingeniero”.

Ciertamente el esfuerzo “universitario” para formar cuadros sensibles y responsables frente a las identidades y culturas diferentes, no es un esfuerzo menor, sin embargo, digámoslo claro, es un esfuerzo vacuo en medio de las estructuras que día a día, en cada momento refuerzan precisamente, la exclusión, la discriminación, la agresión, la intolerancia, etc. De ahí que las identidades se transformen, o que en la búsqueda de una identidad cómoda, los jóvenes puedan transitar por varias de ellas, hasta encontrar la que más comodidad les aporta. La apuesta, sin duda, es por la aceptación de la variedad y su tolerancia.
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MOREIRA, A. F. B. (2002) Currículo, diferença cultural e diálogo. Educação & Sociedade: revista quadrimestral de Ciência da Educação/Centro de Estudos Educação e Sociedade (CEDES), año XXIII, n° 79, Agosto.

REMEDI, E. (2002) Conferencia: “Recuperación de prácticas en espacios de formación docente”. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación UNLP

MATO, D. (coord.) (1994) Teoría y política de la construcción de identidades y diferencias en América Latina y el Caribe. Venezuela: UNESCO/ Editorial Nueva Sociedad.

8 de febrero de 2010

Intermedio

Recordando a los soneros tlacotalpeños (ahora que acabamos de festejar a la Vírgen de la Candelaria) subimos un video del Grupo Estanzuela en concierto tocando El Cascabel. Julio Corro, director del grupo, hace una magnífica introducción en solo con el requinto.

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1 de febrero de 2010

Un nodo en una red de iniciativas: la UVI

En este post seguimos bordando en torno al tema de la UVI. En esta ocasión, subimos los comentarios que nos hace llegar Mario Constantino Toto, sociólogo, investigador adscrito a la Dirección de la Universidad Veracruzana Intercultural, coordinador de las Unidades de Enlace Académico de la misma.

Agradecemos a Mario sus reflexiones. Ojalá ésta sea la primera de muchas ocasiones en que escribe para el Observatorio.
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Agradezco la oportunidad de participar en este conversatorio sobre la Dirección de la Universidad Veracruzana Intercultural (DUVI) que es, como veremos a lo largo de mi comentario, una entidad académica particular en el marco del desarrollo de las Universidades Interculturales del país.

Primero quisiera plantear algunas precisiones sobre el argumento presentado por Virginia Muñoz. Me parece que el debate se centra sobre las condiciones de traducción de una serie de conceptos y categorías a una arquitectura institucional; el dilema en este caso es obviar que las instituciones en tanto que sistemas articulados poseen su propia historicidad y se diferencian internamente para reducir la incertidumbre de su entorno. De este modo, si bien hay antecedentes de “carácter ambiental” en la creación de la UVI, ésta tiene una historicidad propia que la hace ser una DES de la UV y no una universidad aparte.

En segundo lugar, precisemos el objeto de nuestro conversatorio. Los antecedentes de la UVI propuestos por mi colega corresponden a la creación de instancias, educativa en el primer caso y de acción afirmativa en el segundo, que nos informan de manera limitada del proceso de constitución de una perspectiva o enfoque intercultural en la educación superior en general y en la UV en particular.

En este sentido, para una cabal comprensión de los procesos que dan lugar a la creación de la Universidad Veracruzana Intercultural habría que hacer un poco de historia. Ella es resultado de la consolidación institucional de un proyecto de trabajo académico y de investigación desarrollado en el Instituto de Investigaciones Educativas de la UV desde mediados de los años noventa, que dio lugar al Seminario en Educación Multicultural en Veracruz, el Diplomado en Estudios Interculturales y el Doctorado en Sociedades Multiculturales y Estudios Interculturales en colaboración con la Universidad de Granada, España.

A partir de esta premisa y en la coyuntura específica del periodo de constitución de las universidades interculturales en el país, la UVI emerge con la cobertura institucional de la Universidad Veracruzana, lo que implica una apuesta en doble sentido: 1) Apostar a la transversalización del enfoque intercultural en los distintos niveles y actores de la universidad y 2) Acercar la educación superior a sectores históricamente marginados de la misma, con programas educativos pertinentes que respondan a las necesidades de desarrollo sustentable de las regiones en las que se inserta y en permanente diálogo con las comunidades con las que interactúa.

Cabe señalar que las sedes de la UVI son la primera expresión de esta apuesta; en efecto, la elección de los sitios donde se asentarían las sedes de la UVI fue el resultado de amplias consultas con actores locales a partir de un diagnóstico realizado ex-profeso sobre cobertura educativa a nivel superior en regiones indígenas del estado de Veracruz. A partir de ello y en concertación con actores sociales, comunitarios y políticos se decidió la ubicación de las sedes que hoy conocemos (Selvas, Grandes Montañas, Totonacapan y Huasteca). Como mecanismo de interacción y diálogo permanentes se implementó la figura de Consejos Consultivos Regionales y a nivel de las sedes un esquema de seguimiento de los trabajos de Investigación vinculada que realizan los estudiantes y los propios investigadores. En este sentido, las vías para la participación de actores y comunidades en los quehaceres de la UVI están presentes.

Para avanzar en el comentario planteado, apuntaría que el hecho de participar en la pertinencia de los procesos de investigación-vinculada y la relevancia que la presencia de la UVI tiene en las comunidades y las regiones ha permitido consolidar proyectos locales que van más allá de la “folklorización” y la mera “corrección política”. Abundando en el comentario lateral de Ahtziri Molina, sólo señalaría que el proyecto UVI ha tenido buena acogida en las regiones donde lleva operando cinco años. Con una licenciatura innovadora, centrada en desarrollar capacidades actorales que apoyen el desarrollo de las comunidades y de las regiones, hasta ahora podemos considerar que el modelo tiene más ventajas comparativas que límites. Ello, huelga aclarar, no implica que la oferta de la UVI sea suficiente para las múltiples expectativas y necesidades que tanto desde las comunidades como desde la propia UV se plantean, pero sin lugar a dudas señala un derrotero en el modelo de educación superior vetero-occidental que nos caracteriza en México.

Como coda y con ello paso a comentar brevemente las dimensiones analítico-conceptuales que a modo de preguntas nos presenta nuestra colega, apuntaría al hecho que la dimensión “normativa” de inclusión que reiteradamente trasmina en las interrogantes planteadas y que derivan del planteamiento institucional de las IIES (Instituciones Interculturales de Educación Superior) es uno de los elementos que más se trabajan en el seno de la UVI.

Para situarnos en el escenario recupero la fórmula que da título a mi comentario: Un nodo en una red de iniciativas. Si atendemos al proceso de constitución de la UVI y a su implementación en las regiones interculturales del Estado de Veracruz, se puede observar que la UVI aspira a ser un elemento coordinador de esfuerzos provenientes de ámbitos y actores diferenciados, lo que implica que las acciones en materia de investigación y en la currícula son resultado permanente de un diálogo situado tanto a nivel intrainstitucional como interinstitucional.

En este diseño flexible, el enfoque intercultural es, de hecho, “la base axiológica, epistemológica, pedagógica y política que articula la propuesta educativa. La investigación establece puentes entre los conocimientos tradicionales (cosmovisiones y saberes autóctonos), los conocimientos científicos y los saberes que generan los actores sociales en sus prácticas cotidianas” (UVI, Libro blanco DUVI, Ed. UVI, 2009, p.21); a través de sus departamentos, orientaciones en sedes y en permanente proceso de discusión a través de seminarios, se catalizan la producción dialógica de saberes y con ello se procura avanzar en el reforzamiento de esquemas interactorales y de producción de intersaberes.

En efecto, anoto que hablamos de enfoque intercultural y no desde lo intercultural como elemento normativo para apuntalar la idea de que concebimos la cultura como praxis, lo intercultural como un proceso de construcción de una visión dinámica de la realidad, como una cualidad atribuible a cualquier relación entre distintas culturas donde se reconoce la diversidad y la pluralidad. Esta relación e interrelación metodológica se caracteriza por el respeto, la escucha, la apertura, la comprensión, el entendimiento y el reconocimiento de las diversas cosmovisiones a partir de las cuales las culturas se constituyen, ordenan, clasifican e interpretan su mundo. Así, “el apellido intercultural” nos ha permitido abordar la realidad en varios niveles: ontológico, ético, político, epistemológico, socioeconómico y diseñar la currícula atendiendo a esa necesidad y expectativa. En este contexto en la UV Intercultural entendemos el enfoque como un quehacer teórico-práctico encaminado a crear y construir relaciones sociales, económicas y políticas equitativas que coadyuven al desarrollo sustentable de regiones y culturas.

La brevedad del espacio limita la posibilidad de abundar en los sugerentes temas planteados por Virginia y que darían para un conversatorio más largo. Quedan muchas cosas en el tintero y espero que este diálogo plural, crítico y reflexivo convocado por el Observatorio pueda continuarse.

Por último al final se encontrará una bibliografía construida en y con enfoque intercultural desde la UVI y que es un ejercicio de reflexión sobre nuestra praxis como institución y como actor en un contexto de diversidad. Gracias.


Bibliografía de referencia:
• Alatorre Frenk, Gerardo (Coord.), Un modelo educativo para la diversidad: la experiencia de la Universidad Veracruzana Intercultural, Ed. UVI, 2009. (colección cuadernos interculturales)
• Dirección de la Universidad Veracruzana Intercultural, Libro blanco DUVI, Ed. UVI, 2009.