29 de marzo de 2010

Música popular, africanidad y Caribe

En esta ocasión queremos reflexionar sobre lo que ha significado para el imaginario veracruzano la inclusión -desde hace treinta años y a través de los programas del IVEC- de la raíz africana en el repertorio de representaciones de lo jarocho. Christian Rinaudo escribe acerca de este espacio de identidad que se ha abierto donde se negocian las pertenencias simbólicas de lo veracruzano...
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En México, los años setenta y ochenta marcaron por un lado, el fin de un largo periodo posrevolucionario, de un nacionalismo cultural centralista y homogenizador, del desarrollo de las infraestructuras culturales y de la multiplicación de las instituciones nacionales destinadas a promover la cultura; por otro lado, el inicio de un proceso de descentralización cultural impulsado por la Federación así como la puesta en marcha en todos los Estados de la República de Secretarías, Institutos o Consejos de Cultura definidos como promotores y ejecutores “de toda política cultural que aspire a ser nacional”(1).

Es dentro de este marco que en 1987 se creó el Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) bajo el amparo de la Ley 61 del Gobierno del Estado de Veracruz. Los años que siguieron a su creación estuvieron marcados por una dinámica de experimentación de una política cultural descentralizada aplicada al Estado de Veracruz. Es interesante destacar unos elementos que marcaron lo que podemos analizar como una inscripción caribeña y afrocaribeña de la política cultural de Veracruz.

El primero es el que consistió en institucionalizar un trabajo iniciado desde finales de los años setenta, con el rescate y difusión del son jarocho campesino como “autentica tradición musical veracruzana” y del fandango como “fiesta comunitaria tradicional de la región”. Se trataba no solamente de romper con la visión centralista de la cultura, sino igualmente de escapar de la rutina del son comercial instaurado desde el desarrollo de la radiodifusión en los años cuarenta y de la fijación progresiva del cliché de “los jarochos vestidos de blanco, bailando la bamba”, el cual va de la mano con las nuevas lógicas de entretenimiento cultural y con la espera de la presentación de un “folclor nacional” buscando deshacer de connotación de “pobre y campesino” y su relación histórica con “lo negro” y “la negritud”(2).

El segundo elemento fue el trabajo de revalorización del danzón y del son montuno en la misma ciudad de Veracruz. Estos dos estilos musicales y de danza de origen cubano fueron introducidos a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, gracias a la comunicación permanente que existía entonces entre los puertos de La Habana y Veracruz, pero también gracias a la presencia de una pequeña comunidad cubana que sin duda facilitó su rápida infiltración en las colonias populares y su expresión en las plazas públicas de Veracruz hasta convertirse en una de las principales atracciones de la ciudad señaladas en todas las guías turísticas.

Estos dos elementos relacionados con la música popular se juntaron con un tercero: el que consistió en impulsar una reflexión académica sobre el Caribe y su herencia africana, lo que dio lugar, primero en la organización de varios foros entre 1989 y 1992 por el Centro de Estudios del Caribe del IVEC, luego, en la creación del Festival Internacional Afrocaribeño, en 1994.

Ahora bien, esta dinámica consistió en asociar de una manera coyuntural dos orientaciones distintas: una centrada en África, y la otra en el Caribe; una dedicada a estudiar la herencia cultural “afro” en el marco del Programa nacional Nuestra Tercera Raíz impulsado por Guillermo Bonfil Batalla en la Dirección General de Culturas Populares y coordinado por Luz María Martínez Montiel, otra insistiendo en la diversidad de las influencias y en la creatividad cultural y social de una “civilización popular” que no se identifica como “negra” pero que sí reconoce su influencia africana, tal como lo planteó Antonio García de León a partir de una reflexión sobre el “Caribe afroandaluz”(3). Aunque muy distintas en sus orientaciones teóricas y en su manera de centrar la reflexión sobre una población, “afrodescendiente”, o sobre un territorio, “el Caribe”, estas dos tendencias se reencontraron en su rechazo al “blanqueamiento” expresado por una sociedad local no siempre deseosa de reconocer y rememorar sus propios orígenes afromestizos y su cercanía cultural con el Caribe.

Así, cualquiera que sean los desvíos comerciales y exotizantes de este festival que examinaremos en otra ocasión, estos treinta años de promoción de lo que fue llamado “la tercera raíz del mestizaje” tuvieron por resultado una modificación de la representación de “lo jarocho” y contribuyeron al paso de un periodo histórico (el de los años treinta a setenta) caracterizado por la negación de la herencia africana, a otro periodo en el cual la raíz africana del mestizaje hace parte de la visión de la identidad local. Ello no significa por supuesto que ésta sea aceptada como tal en todo caso, sino que se impone en adelante como una norma, de tal manera en que los juegos de los actores sociales consisten precisamente en posicionarse para con esta visión que aceptan o rechazan, asumen o sufren, y para con esta dimensión específica de la representación del mestizaje local —la llamada “tercera raíz”— que ya no deja de hacer parte del juego social y de influenciar los movimientos culturales.

Es en este marco que asistimos a la puesta en relieve de la dimensión “afro” dentro de la música popular veracruzana —tanto en el son jarocho “tradicional” como en el ámbito de la llamada “música afro-antillana” o “afro-hispánica de las Antillas”(4). Y esta africanidad electiva cada vez más presente en el campo de los discursos sobre la música popular es también la expresión de una frontera social por la cual la élite cultural se distingue de la élite conservadora de Veracruz.


(1)Programa Nacional de Cultura 2007-2012, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2007, p. 14.
(2)Pérez Montfort Ricardo, “El ‘negro’ y la negritud en la formación del estereotipo del jarocho durante los siglos XIX y XX”, Expresiones populares y estereotipos culturales en México. Siglos XIX y XX. Diez ensayos, México, CIESAS, 2007, p. 200.
(3)García de León Antonio, “El Caribe afroandaluz: permanencia de una civilización popular”, La Jornada Semanal, n°135, 12 de Enero 1992, p. 27-33.
(4)Figueroa Hernández Rafael, Salsa mexicana. Transculturación e identidad, México D.F., Con Clave, 1996, p. 14.

22 de marzo de 2010

Intermedio


La madrugada del jueves pasado falleció Don Guillermo Cházaro Lagos, Tío Guillo. Poeta y promotor de la cultura veracruzana, figura importantísima de la décima actual.
Vamos a extrañarlo.


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15 de marzo de 2010

Diálogo para transformar

Respondiendo al texto "Leer desde la cuna" publicado hace dos semanas, Gialuanna Ayora, pedagoga y coordinadora de talleres de Bunko Papalote Biblioteca infantil y juvenil, nos ofrece una reflexión que abunda sobre las razones del fomento a la lectura en los más pequeños, enfocado principalmente en el sentido de lo social.
Gialuanna funda y coordina desde 1998 los talleres de lectura con bebés, papás y mamás en la Asociación Civil Bunko Papalote y coordina el proyecto Leer para transformar en colaboración con la fundación Fondo para los niños de México A.C. (www.fpnm.org.mx). Le agradecemos enormemente su participación en el Observatorio.
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Gialuanna Ayora

Leer desde la cuna... Hay mucho que me gustaría decir sobre este tema, muchas experiencias de las que podemos hablar e interesantes ideas con las que podemos construir un necesario debate, para clarificar, para aprender y para transformar. Gracias por la oportunidad de participar.

En el presente texto abordaré brevemente, y con miras a que podamos seguir platicando sobre ellos, cuatro de los temas que Lourdes Hernández Quiñones pone sobre la hoja de intercambio: Las experiencias de lectura desde la cuna, que en diferentes partes del mundo se realizan; ¿Por qué leer con los más pequeños?; ¿En qué se ocupan y en qué no, las autoridades educativas con respecto al tema de leer en la primera infancia? Y ¿Por qué vale la pena pensar en la transversalidad de la experiencia cultural de leer?

En octubre de 2008 participé en el primer Seminario internacional Primera infancia y lectura, que se llevó a cabo en la ciudad de Querétaro. Existe una memoria de este evento, editada como un número especial de la revista Cero en conducta(1). Este documento da cuenta de trece experiencias representativas de las muchas que seguramente se están realizando en el país y en otros países, y junto con ellas, un grupo de analistas da un repaso de las políticas hacia la primera infancia en México. De todo esto únicamente mencionaré quiénes son los protagonistas para que, quien esté interesado pueda investigar sobre ellos, después daré algunos comentarios enlazándolos con los otros cuatro temas mencionados.

 Adelaida García-Conde Trelles. Representante del programa de servicios para la educación básica en el estado de Querétaro. Y Arturo Evangelista del proyecto Dar de leer que se implementa en dicho estado desde hace 5 años, junto con Martha Beatriz Soto de Leyendo con los más pequeños programa en comunidades indígenas de este mismo estado.
 Marié Bonafé. Presidenta de ACCES (Acciones culturales contra las exclusiones y las segregaciones) organización francesa pionera en el trabajo de bebés y lectura.
 Yolanda Reyes. Escritora y pedagoga. Directora del proyecto cultural “Espantapájaros” en Colombia.
 María Emilia López. Profesora argentina experta en primera infancia y directora de la Colección del Melón. Libros que piensan la infancia. En Buenos Aires, Argentina.
 Claudia Rodríguez Rodríguez. Representante de Fundalectura de Colombia.
 Marina Altman. Psicóloga argentina, psicoanalista e investigadora del vínculo madre-bebé.
 Michèle Moreau. Editora francesa, especialista en libros para bebés.
 Majo de Saedeleer. Directora de la fundación Leer (Stichting Lezen) de Belgica. Proyecto Boekbaby´s, adoptado en los paises pertenecientes a la Commonwealth británico.
 Alma Carrasco Altamirano y María Alejandra Ruiz Font. Del Consejo Puebla de lectura A.C.
 Y una servidora con la experiencia de talleres de lectura en Bunko Papalote, A.C.

Al conocer estas experiencias y las ideas que las sustentan, no me cabe duda que nos ha quedado claro, desde hace por lo menos 20 años, que leer desde la cuna es indispensable si queremos ser congruentes con los conocimientos científicos acerca del desarrollo psicológico infantil, el psicoanálisis y los beneficios a largo plazo del desarrollo educativo, cognitivo y social de los niños. Pero es más bien ahora, y a partir de eventos como este seminario internacional que comienza en México a construirse un discurso colectivo sobre la importancia de leer con los bebés y los niños preescolares, sustentado en experiencias de lectura de más de 10 años. Este discurso de inicio, justifica las necesarias acciones del campo de la promoción de la lectura, la importancia de los programas estatales de lectura para la primera infancia y, de paso, por qué no, la venta de libros para estas edades.

El discurso de la promoción de la lectura, sobre todo el de la primera infancia a nivel internacional y nacional, se ha construido principalmente desde el campo de la psicología y el psicoanálisis pues es donde se cuenta con mayor información sobre las necesidades afectivas, los procesos de desarrollo físico y cognitivo de esta etapa de la vida. Sin embargo, al igual que Lourdes, en Bunko Papalote nos cuestionamos la falta de transversalidad, no sólo porque nos parece importante no restringir las reflexiones a un sólo punto de vista, sino porque el de la psicología, el psicoanálisis y la lingüística (que en lo personal me apasionan), han sido usados para justificar las políticas gubernamentales y las políticas de promoción de la lectura, desde una visión utilitaria: formar sujetos con habilidades puramente cognitivas, capaces de enfrentarse a la vida escolar y laboral de una sociedad capitalista, competitiva y materialista, sujetos que por leer mucho aprecien el arte principalmente occidental, la intelectualidad o las expresiones culteranas, que históricamente han marginado formas culturales de expresión diferentes.

He intentado desde 1998 que comencé a trabajar con bebés en Bunko Papalote, mantener como eje de los talleres el aspecto social, aún cuando la fundamentación teórica la he basado, igual que muchas propuestas, en el conocimiento psicopedagógico. Gracias a poner el énfasis en lo social es que he podido abrir la reflexión a la tendencia sociocultural de la psicología y a otros discursos teóricos principalmente sociológicos.

Podemos resumir en tres las razones por las que hemos leído con los niños desde que son bebés, en Bunko Papalote: para ayudarlos a construir una mente sana; para ayudarlos a entender el mundo en el que viven y para ayudarlos a relacionarse mejor con los demás (lamento no poder extenderme en su explicación). Aún cuando todas estas razones tienen una justificación desde los estudios del desarrollo psicológico del niño, en la práctica sabemos que no pueden lograrse sin el niño en situación grupal. El sentido de lo social que queremos dar a nuestra práctica, es transformador. Implica compromiso con el mundo que nos rodea, implica conciencia. En nuestra experiencia esa conciencia sólo puede obtenerse en el contacto con los otros, con un mediador que sea capaz de vivir un proceso crítico y reflexivo a la par del grupo con quien comparte la lectura, ya sea padre, maestro o coordinador de taller de lectura. Se requiere de un ejercicio intencional y permanente de reflexión colectiva en el que a partir de darnos cuenta, nos obligamos a reconocer nuestras carencias y contradicciones, en nuestra vida personal y en nuestra práctica educativa. Es decir, a partir de que me reconozco un padre, maestro o coordinador (un ser humano) producto de mi propia realidad sociohistórica, puedo cuestionarme y ayudar a los demás a cuestionarse ¿Qué hago a partir de que leo? ¿Cómo veo el mundo que me rodea después de leer? ¿De qué me sirve verlo de esa forma? ¿Para qué leo a los niños? ¿Qué les leo? ¿Cómo?

En Bunko Papalote hemos visto que en la constancia y la continuidad del ejercicio de reflexión colectiva a partir de la lectura gustosa de libros de literatura, en un ambiente lúdico, compartido con protagonistas diversos (contando a los autores de los libros), es que niños y adultos podemos tener la oportunidad del encuentro que transforme, de la mirada apreciativa del otro, de la valoración de la diferencia como un elemento positivo, para saber más de uno mismo y de los demás. También, hemos visto que es la oportunidad de aprender a respetar a pesar de no estar de acuerdo, ideas, creencias y costumbres. Ayudar a ser consciente al niño gracias a la intervención de quien puede darse cuenta, el momento en el que están convirtiendo las diferencias físicas, económicas, culturales o sociales de los demás en pretextos para seguir justificando la desigualdad. Esa lectura en la que naturalizamos la desigualdad, la marginación y la automarginación; la superioridad de la información sobre la supuesta ignorancia y del ser lector como un valor en sí mismo, también comienza desde la cuna.

(1)Revista Cero en conducta. Por la reforma de la escuela. No.56. Año 23. Diciembre 2008.

8 de marzo de 2010

Intermedio

Ocho de marzo. Justo para pensar en lo que nos significa el ser mujer.
Gracias a la generosidad de Gladys Villegas subimos una galería de obra presentada en la exposición Diálogo con Las Pintoras, colectiva integrada por veinte artistas plásticas de Xalapa y el puerto de Veracruz inaugurada el 29 de mayo de 2008 en el Jardín de las Esculturas en Xalapa, Veracruz.

"La obra realizada se basa en la obra de mujeres artistas del medievo al siglo XVIII, con el propósito de dar a conocer a las mujeres artistas de siglos anteriores, quienes han dejado un importante legado plástico poco conocido en el ámbito artístico." (tomado del texto de presentación de la exposición)


Belén Valencia. Obra basada en la artista Lavinia Fontana (1552-1614). Bolonia, Italia


Casandra Roberts. Obra basada en la artista Rosalba Carriera (1675-1757). Venecia, Italia


Dolores Ochoa. Obra basada en la artista Monja Ende(Siglo X). España


Elisa Galván. Obra basada en la artista Marieta Robusti (1530-1560). Venecia, Italia


Gabriela Peralta. Obra basada en la artista Herrada de Lansdsberg (1125-1195). Estrasburgo


Gladys Villegas. Obra basada en la artista Hildegarda von Bingen (1098-1179). Alemania


Hurí Barjau. Obra basada en la artista Rosa Bonheur (1822-1899). Burdeos, Francia


Josefina Ochoa. Obra basada en la artista Maria Sybilla Merián (1647-1717). Frankfurt, Alemania


Lety Ramírez. Obra basada en la artista Anna Ma. Schurmann (1607-1678). Colonia, Alemania


Lorena Marrero. Obra basada en la artista Elizabeth Thompson (1846-1933). Inglaterra


Lorenia Tamborrell. Obra basada en la artista Judith Leyster (1609-1660). Haarlem, Holanda


Lourdes Azpiri. Obra basada en la artista Elisabetta Sirani (1638-1665). Bolonia, Italia


Magali Goris. Obra basada en la artista Monja Claricia (Siglo XII). Alemania


María Elena Lobeira. Obra basada en la artista Clara Peeters (1594-h.1657). Bruselas, Bélgica


Rosy Morales. Obra basada en la artista Rachel Ruysch (1664-1750). Amsterdam, Holanda


Sofía García. Obra basada en la artista Artemisa Gentileschi (1597-h.1654). Roma, Italia


Wendy López. Obra basada en la artista Levina Teerline (1510 a 1520-1576). Brujas, Bélgica


Estela Jara. Obra basada en la artista Angélica Kauffmann (1741-1807). Chur, Suiza

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1 de marzo de 2010

Leer desde la cuna

En esta ocasión, presentamos una reflexión sobre el fomento a la lectura y la pertinencia de estimular el acercamiento a las letras desde la primera infancia. ¿Y si deveras fueramos un auténtico país de lectores?

Esperamos sus comentarios.
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Lourdes Hernández Quiñones

Si bien cada vez se extiende más la convicción en torno a la necesidad de leer libros a los más pequeños en voz alta, también es verdad que hay otros especialistas que aseguran que conviene contar cuentos e historias a los futuros bebés, desde el embarazo.

Así, se llevan a cabo desde hace algún tiempo programas de gran relevancia que se ocupan del asunto de la lectura con los recién nacidos y sus padres o familiares más cercanos: en Bogotá, Colombia, existe un proyecto independiente llamado Espantapájaros que cuenta con su bebeteca y más cerca, en Xalapa, Veracruz, tenemos a la biblioteca Bunko Papalote en donde también se trabaja con los niños que apenas llegaron a este mundo y con público infantil de diversas edades.

¿Por qué este interés de fomentar la lectura desde la cuna? Existen razones de peso relacionadas con el desarrollo de habilidades que serán de utilidad para el proceso educativo futuro de los infantes, como son el aprendizaje de la direccionalidad de la lectura, el desciframiento de símbolos, la capacidad de escuchar y comprender de mejor manera. A la par, hay otros asuntos más complejos que tienen que ver, por un lado, con el proceso de socialización del niño, y por otra parte, con la construcción y defensa del espacio poético y el valor que se otorga a la palabra. Esto último constituye la parte medular. La escritora argentina Graciela Montes, en su libro La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético(1)rememora las tardes que pasaba con su abuela, siendo muy pequeña, y recuerda su fascinación y asombro al escuchar los cuentos que la abuela le narraba, muchos de ellos inventados y otros mezclados con leyendas e historias de tradición oral. Montes dice que entonces, el tiempo transcurrido parecía estar hecho de otra materia, era más lento, era ese espacio poético que construían y compartían ella y su abuela, eran un tiempo y un espacio propios en la frontera indómita, en el espacio poético. A partir del fuerte lazo que tejieron ella y su abuela, la palabra ocupó en sus vidas siempre una parte fundamental, por la posibilidad de entrar al mundo de la ficción y la imaginación, y principalmente, por lo que significarían más tarde esos momentos regalados en la intimidad y el cariño.

La promotora de lectura y responsable de la Bebeteca Espantapájaros, en Bogotá, Colombia, Yolanda Reyes (2), asegura que el acercamiento a la lectura debe emprenderse desde el comienzo de la vida. El niño a través de otras personas que le leen el mundo se da cuenta de que las palabras son etiquetas mágicas y sonoras-dice Reyes. Éstas cambian, tienen ritmo, sirven para dormir cuando son arrullos, para acompañar o curar el dolor. De esta manera el niño, durante su primer año de vida, a través la palabra que escucha fundamentalmente de labios de la madre, va encontrando sin saberlo, la esencia de la poesía: las sonoridades, las repeticiones, la posibilidad de otorgar a las palabras otros valores, otros significados.

El español Paco Abril (3), también promotor de lectura, dice que si a un niño no se le permite entrar en el mundo de lo imaginario, nunca llegará a asumir la realidad. Además-señala Abril-los cuentos para los más pequeños son una necesidad vital y producen un efecto consolador.

Los tres especialistas coinciden en la importancia de leer y contar cuentos a los niños desde el primer mes. Se familiarizarán con la palabra y, además, se fortalecerán lazos afectivos fundamentales para la transición del mundo íntimo al mundo exterior. Por supuesto que un niño con estímulos lectores a temprana edad, vivirá la experiencia lectora como algo natural y cotidiano.

¿Por qué, entonces, las autoridades educativas se han ocupado tan poco de este asunto, cuando ya existe un sistema de educación inicial a través del cual podría reforzarse la promoción de la lectura desde los primeros meses? En este sentido quizás mucho ayudaría tener en cuenta la transversalidad de la experiencia cultural, es decir, ¿por qué no junto con el sector salud, se implementa en el tiempo que la madre tiene para amamantar a su bebé, unos minutos para que la madre también le lea?


(1) Graciela Montes, La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético, Colección Espacios para la Lectura, Fondo de Cultura Económica, México, 1999.

(2)Yolanda Reyes, Yo no leo, alguien me lee… me descifra y escribe en mí, Colección Lecturas sobre Lectura, Conaculta, México, 2003.

(3)Paco Abril, La literatura infantil desde antes de la cuna, Colección Lecturas sobre lecturas, Conaculta, México, 2003.