30 de enero de 2012

Intermedio

En esta ocasión vamos a invertir los tiempos entre textos e intermedios para darle espacio a un tema que nos parece importante tratar ahora. La continuación del texto de Iskra Sabino sobre las Cruces de Mayo se publicará la semana próxima.

Candelaria 2012
¡Fiesta sí, Embalse no!

Repetimos el grito de cada año...
Nos alegra profundamente que la celebración de la Virgen de la Candelaria mantenga su viveza popular, que Tlacotalpan se recupere del golpe de agua de septiembre de 2010, que las diferentes fiestas que se alojan en el seno del pueblo en esas fechas -la vendimia, la borrachera, los jaraneros de todo signo, los rezos- convivan sin demasiados roces.

Lo que no nos alegra es que continúe viva la pretendida tradición del embalse de toros.

En nombre de una supuesta memoria que tal vez tuviese un sentido muy específico para los trabajadores afromestizos de las estancias y ranchos de hace siglos, pero que hoy en día más se acerca a los ensayos folklóricos para atraer públicos a sus fiestas, se maltrata de forma brutal a los toros cebús durante la víspera de la fiesta mayor.

El día 1o. de febrero los toros serán obligados a cruzar el río con cuerdas que ayudarán a que los hombres que los escoltan en lanchas les mantengan la cabeza fuera del agua y así no se ahoguen. Llegando a la orilla del pueblo, los toros serán obligados a internarse en las calles, seguidos por una turba que busca espantarse con el ataque de los toros, provocándolos con gritos y golpes, jalones de cola y de orejas que en muchas ocasiones dejan el pavimento y las paredes manchadas con la sangre de los desgarres.

Agunas veces, desorientados y estresados, los animales cargan contra la persona más cercana. Consecuencia lógica. Pero quien paga las consecuencias mayores es el animal de cuatro patas.

La imagen de una persona vociferante, embrutecida por el alcohol y el sol de mediodía, pateando y jaloneando a un animal jadeante y asustado que puede devolver el golpe en la medida de sus fuerzas no nos parece digna de conservarse en el imaginario de las fiestas.

Queremos, desde el Observatorio, recordarles al gobierno estatal y municipal la voluntad que alguna vez manifestaron respecto a cancelar este acto: ningúna política pública de impulso turístico que se respete conservaría un gesto de tal naturaleza, que aleja a sectores de público que con gusto asistiría a la fiesta y generaría una mayor derrama económica si no fuese por el maltrato a los toros...

Agradecemos el video de la Agencia Veracruz del embalse del 2011 que nos permite ilustrar este caso.

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