29 de junio de 2009

Xalapa, son jarocho y fandango

En esta ocasión, y para continuar con las reflexiones en torno a la comunidad artística xalapeña y las expresiones culturales que constituyen patrimonio, subimos un fragmento de la estupenda tesis de licenciatura en sociología por la UV "Fandango jarocho en el espacio urbano de Xalapa. Aproximación a un performance ritual", presentada por Zoila Martínez Cortés bajo la dirección de Ahtziri Molina.
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Xalapa, son jarocho y fandango
Zoila Martínez Cortés

El desarrollo de Xalapa como ciudad, dependió de su ubicación en la parte central del estado de Veracruz, y de los movimientos mercantiles realizados sobre las importantes vías que unían la costa del Golfo con la ciudad de México. La dinámica económica y cultural local fue resultado de esa situación.

La salubridad de su clima y la riqueza de su flora y fauna favorecieron también el establecimiento de comerciantes, sobre todo porteños, que llevaron a delinear el paisaje urbano a la manera española.
El papel de las ferias internacionales que tenían lugar en la ciudad de Xalapa en tiempos de la colonia es importante en la medida que podemos observar que Xalapa no estuvo exenta del origen del son jarocho:

“[…] las ferias coloniales, la de Jalapa y la de cacao en el puerto, fueron acontecimientos básicos en la génesis del son regional, pues por lo general estos eventos comerciales terminaban en fiestas o en grandes saraos […]” (García de Léon, 2007)

Estos fandangos fueron recurrentes hasta la decadencia de estas ferias internacionales:

“Al declararse el comercio libre en 1778, se suprimieron las flotas y los comerciantes tuvieron la libertad de contratar cualquiera embarcación y depositar las mercancías en el puerto de Veracruz. Tales disposiciones asestaron un golpe mortal al auge comercial de Xalapa, se acabaron las ferias y la población que se había duplicado se diezmó con el éxodo de los que se quedaron sin trabajo […] los talleres agroindustriales se paralizaron y los decepcionados que permanecieron en trabajos mal pagados disipaban sus penas con el licor, los juegos pirotécnicos y fandangos pagano-religiosos.” (Sánchez Tagle, 2006, p. 14)

En ese sentido, se confirma la apreciación de Oscar Hernández cuando hace señalamiento de un discurso discordante en la historia del son jarocho:

“Seguramente en Xalapa debió haber habido una parte importante, un capítulo de la historia del nacimiento mismo del son jarocho, y ahí te vas a encontrar un discurso discordante, porque la gente piensa que Xalapa es ajena al nacimiento del son jarocho y para los xalapeños debería de ser algo exótico y de hecho lo es porque la etapa moderna de la historia de México, el son desaparece de Xalapa y casi desaparece de Veracruz y se afinca en la ciudad de México”. (Entrevista a Oscar Hernández, 2007)

En la etapa decimonónica la ciudad combinó el sabor de la provincia con el dinamismo cultural de una sociedad frecuentada por viajeros y políticos. Xalapa creció y amplió su contorno sin perder sus rasgos característicos: calles y cuestas empedradas, casas de techos a dos y una aguas con viguería, frentes lisos con sólo vanos de ventanas y puertas, flores y árboles.

La práctica mercantil de Xalapa en el siglo XIX permitió la formación de una estrecha red de relaciones en las que el puerto de Veracruz, Puebla y la ciudad de México ejercieron notable influencia y favorecieron el contacto con el comercio exterior. La diversificación de su capital, iniciada en las décadas de los cuarenta y los cincuenta, facilitó la inversión en empresas industriales y agrícolas que dinamizaron la economía xalapeña y la vinculación con haciendas y ranchos circunvecinos, con las zonas de cultivos de Sotavento y Barlovento y con los mercados del Altiplano.

Esta apertura comercial que caracteriza a Xalapa desde sus inicios como ciudad es el motivo de haber estado susceptible a tendencias extranjeras, traídas por viajeros de paso, comerciantes y trabajadores en haciendas. De esto rescataremos un punto importante: Xalapa no está exenta de los orígenes del son jarocho ya que hay registro de este en los siglos XVII y XVIII, no obstante, esta ciudad como capital de estado siempre ha admitido la diversidad de estilos y vanguardias lo cual explica que el son se haya refugiado en zonas aledañas a esta ciudad como lo son Cerrillo, Alto Lucero y Vega de la Torre.

No obstante, Xalapa no forma parte de lo que tradicionalmente llamarían zona jarocha por lo que el son jarocho prácticamente desaparece de esta ciudad y es hasta la segunda mitad del siglo XX en que vuelve a la escena:

“Xalapa no es una zona jarocha, no formaría parte de lo que tradicionalmente llamaríamos zona jarocha. Hubo cierto número de grupos jarochos después del boom de Lino (Chávez) y de Andrés Huesca jaranero, hay dos o tres grupos derivados del llamado son blanco. Pero realmente nunca hubo una tradición fuerte... es hasta la segunda o tercera etapa del movimiento jaranero que vemos son jarocho en Xalapa. Mucho tienen que ver grupos como Son de madera, la figura de Ramón como que arraigó. La mayoría de los miembros del movimiento empiezan a ser jóvenes, y hay muchos de la cuenca estudiando aquí. Xalapa comienza a convertirse en un centro interesante a finales de los 80´s” (Entrevista a Rafael Figueroa, 12 de diciembre del 2007)

Podemos ubicar al grupo “Tlen Huicani” como herederos del llamado “son blanco” en Xalapa -fundando en 1973 por Alberto de la Rosa Sánchez, que con el apoyo de la Universidad Veracruzana de la cual forman parte han llegado a ser uno de los grupos más conocidos y reconocidos a escala mundial. Además han sido responsables del movimiento de arpistas en el estado de Veracruz. Esta expresión del son jarocho se caracteriza por la tradición virtuosa del arpa.

Otra expresión musical que se desprende del son blanco en Xalapa son los ballets folklóricos que siguen ocupando un papel importante dentro las instituciones culturales y educativas de esta ciudad.

No obstante, la existencia de los fandangos tradicionales surge como eje articulador implantado por el movimiento jaranero.

El movimiento jaranero, en sus inicios, llega a Xalapa por tres vertientes: por un lado, está la gente que de las peñas del Distrito Federal migraron a Veracruz para investigar y tratar de entender los ritos tradicionales.

Por otro lado, gracias al papel de Radio Educación de Xalapa y el Encuentro de Jaraneros. Y la tercera vía, la menos explorada, es la de la Universidad Veracruzana, de los investigadores de la UV y del tráfico que había de jarochos en el puerto de Veracruz.

“La gente que vivíamos en Xalapa a principios de los 70´s y que proveníamos de lugares de todo el Estado, había mucha gente de la cuenca, de tlacotalpan, etc., jóvenes que no estaban tocando son, el son era cosa de los viejitos en el pueblo, y sobre todo, era cosa de gente analfabeta, de los rancheros. Ahorita ya no es tanta la dispersión y el aislamiento. Pero para principios de los 70´s, un ranchero se podía tardar 6 meses en bajar a la ciudad, y vivían sin luz eléctrica, sin agua potable, en condiciones altamente rurales y ésta gente seguía haciendo el son, amarraban el ganado a las seis de la tarde, y a esa hora sacaban las jaranas, porque no tenían otra cosa que hacer y sin otra razón más que para divertirse y ensayar para las grandes ocasiones como las fiestas, los bautizos.” (Entrevista a Oscar Hernández, 2007)

Siguiendo con las apreciaciones de Hernández, ese son estaba vivo y quienes venían a estudiar a Xalapa en ese entonces estaban familiarizados con el son jarocho gracias a amigos o conocidos con relación directa con el género. Ya que habría de resaltar que no son precisamente los hijos de los campesinos o rancheros quienes llegan a estudiar a Xalapa sino más bien gente que vivía en cabeceras municipales:

“En Otatitlán, estaban por ejemplo los hijos de Rufino (…) y todos sus hijos estudiaron en Xalapa. Toda esa gente traía el son, llevaba el son, a las fiestas, Xalapa era un crisol, siempre lo ha sido ¿no? Y en ese sentido si hubo cierta continuidad”

Para 1992 se funda el grupo Son de Madera dirigido por Ramón Gutiérrez, un ejecutante virtuoso y creativo del requinto jarocho. Debido al asentamiento de este grupo en Xalapa y a sus capacidades organizativas y de difusión es que el son jarocho arraiga en la ciudad.

Ramón Gutiérrez, al igual que otros jóvenes migró a Xalapa por distintos motivos: estudio, trabajo y cuestiones personales. Así es cómo este informante describe su experiencia:

“... pues éramos chavos todos, y habíamos escuchado mucho rock y música de protesta latinoamericana, nos preguntábamos por qué para México era tan difícil tener un género propio que no se le pareciera a ningún otro y por qué no oírlo siempre en las fiestas. Entonces yo... como cuando fui pequeño a principios de los setentas, existió un hueco porque se dejó de tocar son jarocho, yo todo lo imitaba de mis hermanos mayores, aprendí viendo y de repente ya no se tocaba. Hasta que ya de grande me dí cuenta que con el son se podía hacer música crítica con todos los versos; y fue cuando llegamos a Xalapa y con Rubí, Gilberto que quisimos difundir esta idea. Claro, teníamos cabellos largos y jeans rotos por eso los jóvenes también se identificaban con nosotros”. (Entrevista a Ramón Gutiérrez, Xalapa, Veracruz. 14 de octubre 2007)

En ese momento surge una nueva forma de ver el son ya que se establece como una posibilidad análoga al rock, al rap o a distintos tipos de música para los habitantes de esta ciudad quienes se acercaban al Patio Muñoz (espacio convertido en centro artesanal en 1989, sede de encuentros de jaraneros y fandangos en Xalapa) donde Ramón Gutiérrez junto con su esposa Laura Rebolloso, principalmente, realizarían talleres y distintas actividades para expandir el son jarocho en esta ciudad.

Así es como el fandango se insertó a la vida xalapeña, como una práctica con amplia recepción en una ciudad que cuenta con una oferta cultural lo suficientemente amplia para dar lugar a innumerables eventos artísticos y académicos anualmente, donde se encuentran algunos de los responsables de impulsar la investigación y difusión del son jarocho.

1 comentario:

Rafael Figueroa Hernández dijo...

Zoila me da mucho gusto que ya haya salido tu tesis, me gustaría muchísimo tener un ejemplar, si quieres de manera electrónica está bien, mi correo es figueroa@comosuena.com.

Adelante.