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En la presentación del Programa Nacional de Cultura 2007-2012 se hizo énfasis en modernizar la infraestructura en la materia. En este sentido, el plan comprende tres grandes rubros, dos de los cuales tienen que ver con el tema que nos ocupa:
En el plan se considera que “La infraestructura cultural comprende el conjunto de instalaciones y espacios físicos, así como su equipamiento y recursos materiales, en que se ofrecen a la población los servicios y el acceso a los bienes culturales: disfrute del patrimonio cultural; espectáculos artísticos; información y lectura; formación artística y cultural; turismo y esparcimiento culturales. Asimismo, incluye los centros y recintos en que los sectores profesionales ligados a dichos servicios o a la actividad cultural del país —artistas, intérpretes, investigadores, promotores, maestros, trabajadores— llevan a cabo sus labores”.
Es importante considerar que la infraestructura cultural se encuentra a cargo de los tres niveles de gobierno, así como de la iniciativa privada, grupos comunitarios o asociaciones civiles de la más diversa naturaleza. Por este motivo, el estado de conservación, las necesidades de mantenimiento, el equipamiento, la operación y el nivel de desarrollo o la actualización de la infraestructura cultural varían considerablemente.
Para la realización del diagnostico de este rubro, se utilizó la información del Atlas de Infraestructura Cultural, elaborado por el propio CONACULTA en 2004, y basado en estos resultados el gobierno federal estableció que la “prioridad de la nueva cruzada descentralizadora debe ser la creación de infraestructura cultural que funcione como detonador del desarrollo comunitario y regional a mediano y largo plazo”. Ante un panorama desolador del estado de la vasta infraestructura cultural, el programa nacional de cultura tiene tres grandes objetivos:
1) Apoyar la rehabilitación, la renovación y el desarrollo de la infraestructura cultural de los estados.
2) Mejorar y mantener la infraestructura cultural bajo responsabilidad del gobierno federal para garantizar la calidad de sus servicios al público, la comunidad cultural y académica y los trabajadores de la cultura.
3) Llevar a cabo proyectos especiales de revitalización de la infraestructura cultural que se vinculen con el espíritu y los objetivos de la Conmemoración del Bicentenario del Inicio de la Independencia Nacional y el Centenario del Inicio de la Revolución Mexicana.
En el funcionamiento de esta vasta infraestructura cultura –considerada una de las más importantes de Latinoamérica- participan el gobierno federal y los gobiernos de los estados y municipios, a través de un gran número de dependencias y organismos, al igual que instituciones y organizaciones del sector privado y la sociedad civil de la más diversa naturaleza. Por este motivo, el estado de conservación, las necesidades de mantenimiento, el equipamiento, la operación y el nivel de desarrollo o la actualización de la infraestructura cultural varían considerablemente.
En términos generales, sin embargo, los diferentes tipos de infraestructura tienen en común la problemática que se deriva de una insuficiente cobertura social y geográfica; el desequilibro en la distribución territorial de los servicios; las necesidades creadas por los nuevos núcleos de población; el deterioro y el envejecimiento de las instalaciones; la carencia de programas regulares de mantenimiento, así como del presupuesto necesario; y la falta de inversión en renovación y modernización del equipamiento.
Por ejemplo, se aprecia que la mayoría de los museos presentan problemas de distinto nivel en los siguientes tres rubros: equipamiento, mantenimiento de infraestructura o carencia de ella, y anticuados discursos museográficos. Esta misma situación prevalece en las bibliotecas, se detecta un alto porcentaje que requieren acciones decididas de mantenimiento, remodelación, ampliación y renovación de locales.
Se debe considerar que existe una diferencia, que deriva en disociación, entre la infraestructura referida a lo cultural (museos, bibliotecas, librerías, casa de cultura, teatros, bibliotecas, etc.) y los usos y la difusión ejercidos por la comunidad o la administración pública o privada de estos centros culturales.
Por lo tanto, deberían intensificarse los trabajos coordinados entre los gobiernos federal, estatales y municipales de diagnóstico, elaboración de proyectos, asignación presupuestal e inversión, principalmente de recursos municipales, con apoyo técnico y estímulos de las instancias estatales y municipales, para emprender las obras de mejora. Por una parte, sigue haciendo falta un trabajo más amplio en la creación de infraestructura cultural para los municipios; por otra, es preciso establecer sistemas de organización y operación planificados y redes de colaboración nacionales e internacionales.
Se requiere a corto y mediano plazos, un plan que incluya programas permanentes de mantenimiento de los espacios, que preserve las condiciones de estos espacios con óptima calidad, que estos programas impidan el deterioro de los espacios tanto por el uso como por su subutilización, y que el plan en lo general promueva el desarrollo tanto de la infraestructura como la consolidación de criterios, normatividades, esquemas operativos y de procedimientos. Por ello, se hace necesario y urgente instrumentar e implementar un Plan Estratégico de Desarrollo de Infraestructura y Equipamiento, donde se establezcan los procedimientos de operación y gestión, mediante modelos rectores que incluyan una adecuada clasificación, prototipos, manuales normativos, planes maestros, asesoría técnica y financiamiento, donde estén involucrados los tres niveles de gobierno así como las diferentes partes y plataformas del tercer sector, que haga posible la más amplia participación social en aspectos que abarcan desde la conservación hasta el financiamiento para restauración y preservación.
Todo ello, con base en los principios de descentralización, participación y autonomía, de manera concertada con las administraciones correspondientes, como herramienta para afianzar el desarrollo e intercambio cultural de las diversas comunidades del país (y que necesariamente redundara en beneficio de nuestro Estado, como de las demás entidades del país).
Curiosamente dos programas que atienden la infraestructura cultural en CONACULTA no se mencionan. Uno de ellos es el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE), cuyas nuevas Reglas de Operación vigentes a partir del 1° de enero del 2008, se hallan en el Acuerdo No. 146 publicado en el Diario Oficial el pasado mes de diciembre del 2007. El PAICE se encuentra adscrito a la Dirección General de Vinculación Cultural, y ofrece apoyos para construcción, rehabilitación, remodelación, mantenimiento y equipamiento de espacios culturales, bajo esquemas de cofinanciamiento y corresponsabilidad en dos ámbitos de trabajo: A) estatales y del Distrito Federal y B) municipales, delegacionales y de la sociedad civil organizada, actores de una sociedad plural y democrática, financiera y socialmente responsable.
El otro programa es el Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Muebles de Propiedad Federal, que como su nombre lo dice se refiere al mantenimiento de inmuebles de propiedad federal, que en la administración pasada dio apoyo a 171 inmuebles.
El desarrollo de la infraestructura cultural debe estar en correspondencia con el dinamismo intelectual y creativo del país. Aún hace falta mucho por hacer, ya que no es posible responder a la gran activación cultural que se vive en México, ni a los procesos de desarrollo cultural de los municipios, si no se atiende al crecimiento, especialización, equipamiento y mejora de estos espacios en donde se promueven actividades culturales y de creación artística.
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