En esta ocasión vamos a invertir los tiempos entre textos e intermedios para darle espacio a un tema que nos parece importante tratar ahora. La continuación del texto de Iskra Sabino sobre las Cruces de Mayo se publicará la semana próxima.
Candelaria 2012
¡Fiesta sí, Embalse no!
Repetimos el grito de cada año...
Nos alegra profundamente que la celebración de la Virgen de la Candelaria mantenga su viveza popular, que Tlacotalpan se recupere del golpe de agua de septiembre de 2010, que las diferentes fiestas que se alojan en el seno del pueblo en esas fechas -la vendimia, la borrachera, los jaraneros de todo signo, los rezos- convivan sin demasiados roces.
Lo que no nos alegra es que continúe viva la pretendida tradición del embalse de toros.
En nombre de una supuesta memoria que tal vez tuviese un sentido muy específico para los trabajadores afromestizos de las estancias y ranchos de hace siglos, pero que hoy en día más se acerca a los ensayos folklóricos para atraer públicos a sus fiestas, se maltrata de forma brutal a los toros cebús durante la víspera de la fiesta mayor.
El día 1o. de febrero los toros serán obligados a cruzar el río con cuerdas que ayudarán a que los hombres que los escoltan en lanchas les mantengan la cabeza fuera del agua y así no se ahoguen. Llegando a la orilla del pueblo, los toros serán obligados a internarse en las calles, seguidos por una turba que busca espantarse con el ataque de los toros, provocándolos con gritos y golpes, jalones de cola y de orejas que en muchas ocasiones dejan el pavimento y las paredes manchadas con la sangre de los desgarres.
Agunas veces, desorientados y estresados, los animales cargan contra la persona más cercana. Consecuencia lógica. Pero quien paga las consecuencias mayores es el animal de cuatro patas.
La imagen de una persona vociferante, embrutecida por el alcohol y el sol de mediodía, pateando y jaloneando a un animal jadeante y asustado que puede devolver el golpe en la medida de sus fuerzas no nos parece digna de conservarse en el imaginario de las fiestas.
Queremos, desde el Observatorio, recordarles al gobierno estatal y municipal la voluntad que alguna vez manifestaron respecto a cancelar este acto: ningúna política pública de impulso turístico que se respete conservaría un gesto de tal naturaleza, que aleja a sectores de público que con gusto asistiría a la fiesta y generaría una mayor derrama económica si no fuese por el maltrato a los toros...
Agradecemos el video de la Agencia Veracruz del embalse del 2011 que nos permite ilustrar este caso.
DESDE LA COSTA ESTE, REFLEXIONES QUINCENALES SOBRE ESA COSA LLAMADA CULTURA...

30 de enero de 2012
23 de enero de 2012
Intermedio
Sin salirnos del tema tradiciones y sentido social, esta semana subimos el video que Reforma.com tomó sobre el gran fandango-manifestación Son por la Tradición que se realizó este sábado 21 en el Zócalo de la Ciudad de México.
En su página web este colectivo manifiesta: "Afortunados somos de pertenecer a la tradición, entendida esta como el conjunto de valores, creencias, costumbres y formas de expresión de las diversas comunidades. Estamos conscientes de la importancia y valor de esta herencia. Algunos nacimos inmersos en ella, a otros nos encontró y este contacto nos otorgó otro sentido y percepción de la vida. Sabemos que la tradición nos identifica entre nosotros, y nos hace distintos con respecto al mundo, es base en el desarrollo de nuestro país y nos brinda dignidad. Por eso sentimos la necesidad de protegerla, ejercerla, compartirla y difundirla. La reconocemos como flor viva que necesita crecer. La desigualdad del actual modelo económico nos coloca en una situación marginal y evidencia la falta de políticas culturales eficientes y justas."
La invitación está abierta para pensar otras formas de ejercer la memoria.
Contacto: sonporlatradicion@hotmail.com contacto@sonporlatradicion.org
En su página web este colectivo manifiesta: "Afortunados somos de pertenecer a la tradición, entendida esta como el conjunto de valores, creencias, costumbres y formas de expresión de las diversas comunidades. Estamos conscientes de la importancia y valor de esta herencia. Algunos nacimos inmersos en ella, a otros nos encontró y este contacto nos otorgó otro sentido y percepción de la vida. Sabemos que la tradición nos identifica entre nosotros, y nos hace distintos con respecto al mundo, es base en el desarrollo de nuestro país y nos brinda dignidad. Por eso sentimos la necesidad de protegerla, ejercerla, compartirla y difundirla. La reconocemos como flor viva que necesita crecer. La desigualdad del actual modelo económico nos coloca en una situación marginal y evidencia la falta de políticas culturales eficientes y justas."
La invitación está abierta para pensar otras formas de ejercer la memoria.
Contacto: sonporlatradicion@hotmail.com contacto@sonporlatradicion.org
18 de enero de 2012
STOP SOPA / STOP ACTA / ALTO A LA LEY DÖRING
Si cualquiera de estas tres iniciativas se constituye en ley, el Observatorio dejaría de existir. Por eso, nos sumamos a la protesta.

http://www.sopastrike.com/

http://www.sopastrike.com/
16 de enero de 2012
Las cruces de mayo en Alvarado: La cruz con sus orígenes
Esta semana continuamos con la entrega del texto de investigación Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización de Iskra Sabino.
Toca en esta ocasión subir la información referente a los antecedentes históricos de la cruz y su simbología en el pensamiento cristiano occidental.
_______________________________________________________
Las cruces de mayo en Alvarado: La cruz con sus orígenes
Iskra Sabino
Iskra Sabino
(Segunda entrega)
Capítulo
II.
La cruz con sus orígenes paganos
y religiosos.
Visión de la Cruz. Rafaello Sanzio y discípulos. Estancias de Rafael, El Vaticano
2.1 Antecedentes históricos de la
cruz
Constantino hace caso de su
sueño premonitorio, manda poner el símbolo en los escudos de sus
soldados y en su estandarte, el labarum
(lábaro), creyendo que con esto obtendría la victoria por ayuda
divina. De esta manera, Constantino se convierte al cristianismo y en
el año 313, en la ciudad de Milán (Italia), forma el famoso decreto
reconociendo a los cristianos y otorgándoles la libertad para que
puedan ejercer su culto.3
Después
de la batalla donde Constantino se afianza como único emperador de
Roma, Elena decide ir a buscar la cruz y para ello se instala en
Jerusalén, pidiendo informes a los judíos sobre el lugar de la
crucifixión, el monte Calvario o Gólgota. Cuando llegan al lugar,
un judío de nombre Judas excava en el sitio y logra sacar tres
cruces. Pero no se sabe cuál es la “vera cruz”, por lo que Elena
hace que toquen el cuerpo de un joven muerto que llevaban a sepultar
con los tres maderos, hasta que el joven resucitó al ser tocado por
el último, como señal de que ése era el de Jesús. Después Santa
Elena mandó una parte de la cruz a su hijo Constantino que estaba en
Roma y otra parte la dejó en Jerusalén, conservada en un estuche de
plata.4
Esta
leyenda hace del Emperador Constantino el arquetipo del príncipe
cristiano, convirtiéndolo en la perífrasis de diversos relatos
extraordinarios. Pero en la Lex
Romana Visigothorum,
divulgada por Recesvinto
en el año 654 y reformada por Revigio
en el 681, nos encontramos con que esta celebración precede los
tiempos del emperador Constantino.5
El
testimonio más antiguo que existe sobre la conmemoración en España
del culto a la Cruz data de la primera mitad del siglo VII donde ya
se aseveraba la existencia de algunos vestigios de la Cruz en
Iglesias de Mérida y Guadix. Pero en realidad el culto a la Cruz es
todavía mucho más antiguo pues es en el año 599, donde se asegura
que en la Catedral de la Santa Cruz se ofició el II Concilio de
Barcelona. Es a partir de estos antecedentes que se puede notar que
existen variables infinitas acerca de las fechas exactas sobre el
origen del culto a la Cruz. Se dice que cuando la presunta Cruz de
Cristo fue hurtada el emperador Heraclio logró rescatarla en el año
614.
Cuenta
la tradición que cuando la cruz volvió a Jerusalén el emperador
organizó una gran comitiva para recibir la cruz, figurando él
recubierto de lujosas ropas y ornamentos. Ocurrió entonces que le
sobrevinieron grandes problemas para caminar, ante lo que el
arzobispo de Jerusalén le pidió que se despojase de tanta riqueza
ya que eso estaba en desacuerdo con la humildad de Cristo. Heraclio
hizo esto y la comitiva pudo proseguir su traslado. Para evitar más
robos la cruz se dividió en varios trozos fue hecho astillas para
repartirla por diversos templos de todo el mundo, que se llamaron
“Veracruz” o Lignum crucis.6
Los
datos que existen sobre el origen de la fiesta popular de la Santa
Cruz, son muy escasos, teniendo como única referencia algunos
testimonios que se remontan al siglo XVIII. Pero esto no supone que
la celebración no existiera desde antes. Para determinar los
orígenes de esta fiesta popular se tiene que hacer referencia a una
serie de celebraciones paganas. Las festividades de la Cruz se
celebran desde tiempos muy antiguos en el mes de mayo porque se
considera que éste marca la magnificencia de la naturaleza con la
llegada de la primavera.
Entre
las festividades paganas se puede mencionar la de “las mayas”, en
honor al mes de mayo.7
Esta celebración de tipo alegórico tenía como figura principal a
una niña (la maya) que era vestida de blanco y se le coronaba con
flores. Esta niña era acompañada por una corte que estaba integrada
por jovencitas que vestían engalanadamente y pedían “un
cuartito para la maya, que
no tenía manto ni saya”.8
En algunos pueblos de España se sigue festejando esta tradición,
instalando en las plazas principales o en otros lugares, que han sido
designados por la herencia popular, un árbol que lleva por nombre
mayo, el cual se adorna con flores, cintas, ramas, frutos, pañuelos
de seda y prendas de vestir. Y al ser éste el centro de la
celebración, las personas que asisten al festejo también bailan a
su alrededor.
Es evidente que aún es tema de
diversas controversias el origen de las celebraciones populares que
conmemoran el mes de mayo. En el Renacimiento algunos escritores
concluyeron que el nacimiento de estas celebraciones provenía de
ciertas festividades grecolatinas. Uno de ellos fue Polydoro
Virgilio, escritor italiano del siglo XVI, que dedujo que estas
celebraciones se desprendían de las festividades romanas que se
celebraban en honor a Flora, la diosa de la vegetación y las flores.
La tradición también la relaciona con el festejo a Vulcano y a las
deidades Maia y Ops.9
Otra de estas leyendas romanas habla de Attis, un hermoso
joven al que la diosa Cibeles le confirió la custodia de su templo,
pero con la condición de que conservara eternamente su virginidad.
Attis al conocer a la ninfa Sagaritis olvida esta
promesa y se entrega a los placeres del amor, perdiendo así su
virginidad, la diosa Cibeles al darse cuenta de aquella falta derriba
el árbol del cual pendía la vida de la ninfa provocando su muerte,
Attis ante aquel suceso se vuelve loco y se castra. La diosa
al contemplar lo que le había ocurrido a su guardián, decide
perdonarlo y lo recibe nuevamente en su templo. Es así que se
celebraba una fiesta recordando la muerte y la resurrección de Attis
que coincidía con el equinoccio de la primavera.10
Pero al imponerse el cristianismo, que veía de forma inmoral e
irreligiosa este tipo de rituales paganos, todas estas tradiciones
romanas cambiaron y se fueron adaptando al nuevo culto cristiano,
colocando el símbolo de la Cruz como el centro de la celebración.
Después de hacer referencia a
algunas de las tradiciones paganas que dieron paso a la fiesta de la
Cruz de Mayo, debo mencionar que fue en la ciudad de Sevilla y en el
apogeo del barroco, que esta celebración tomó mayor preeminencia y
así permaneció hasta principios del siglo XX. Pero debido a que en
esta zona la Semana Santa y la Feria de abril, tomaron mayor
importancia para los pobladores del lugar, le fueron restando
importancia a ”Las Cruces de Mayo”, sobre todo porque la Romería
del Rocío se fue haciendo más popular y coincidía con la fiesta de
las Cruces.11
La fiesta de las cruces, que
actualmente se celebra en el puerto Alvarado, surge como una réplica
de las festividades del jueves de Corpus.12
En ésta celebración se puede ver la mezcla que los lugareños hacen
con la religión, la danza y el canto.
2.2 Simbolismo y significado de la
cruz.
La cruz es uno de los símbolos
que se registran desde la más remota antigüedad: en Egipto, en
China, en Cnosos de Creta, donde se ha encontrado una cruz de mármol
que data del siglo V a. C. La cruz es el tercero de los cuatro
símbolos fundamentales, con el centro, el círculo, el cuadrado.
Establece una relación entre los otros tres: por la intersección de
sus dos rectas que coincide con el centro, abre éste al exterior; se
inscribe en el círculo y lo divide en cuatro segmentos; engendra el
cuadrado y el triángulo, cuando sus cuatro extremidades se enlazan
con cuatro rectas. La simbólica más compleja deriva de estas
simples observaciones: ellas han dado nacimiento al lenguaje más
rico y más universal. Como el cuadrado, la cruz simboliza la tierra,
pero expresa sus aspectos intermediarios, dinámicos y sutiles. La
simbólica del cuatro se liga en gran parte a la de la cruz, pero
sobre todo cuando designa un cierto juego de relaciones en el
interior del cuatro y del cuadrado. La cruz es el más totalizante de
los símbolos conocidos...
2
La cruz posee también el valor
de un símbolo ascensional. En una adivinanza germánica medieval, se
habla de un árbol cuyas raíces están en el infierno y cuyo vértice
está en el trono de Dios y que engloba al Mundo entre sus ramas, y
este árbol es precisamente la cruz. En las leyendas orientales la
cruz es el puente o escala por donde las almas de los hombres suben
hacia Dios. En ciertas variantes, el plano de la cruz tiene siete
escalones, así como los árboles cósmicos representan los siete
cielos...3
El símbolo de la conquista
cristiana fue precisamente la cruz; al arribar los primeros españoles
también pisó tierra la tradición cristiana, prometiendo la
salvación y la pasión de Cristo a los mexicas. Un mundo desconocido
comenzaba a ser descubierto por los nativos de la tierra de
Atlizintla.
La tradición cristiana ha
enriquecido prodigiosamente el simbolismo de la cruz, al condensar en
esta imagen la historia de la salvación y la pasión del Salvador.
La cruz simboliza al Crucificado, Cristo, el Salvador, el Verbo, la
segunda persona de la Trinidad. Es más que una figura de Jesucristo,
se identifica con su historia humana y hasta con su persona.4
La iconografía cristiana ha
utilizado el símbolo de la cruz para expresar el sufrimiento de
Cristo. “Donde está la cruz está el Crucificado”.5
Distinguiendo así cuatro tipos fundamentales: la cruz sin cúspide
(la tau T); la cruz con cúspide y de un solo travesaño; la cruz con
cúspide y dos travesaños; la cruz con cúspide y tres travesaños.6
La cruz de un travesaño simboliza el Evangelio:
Sus cuatro ramas simbolizan los
cuatro elementos que han sido viciados en la naturaleza humana, el
conjunto de la humanidad atraída hacia Cristo desde las cuatro
partes del mundo: las virtudes del alma humana; el pie de la cruz
hincado en la tierra significa la fe asentada sobre profundos
fundamentos, la rama superior de la cruz indica la esperanza subiendo
hasta el cielo; la anchura de la cruz es la caridad que se extiende
hasta los enemigos; la longitud de la cruz es la perseverancia hasta
el fin...7
También se deben mencionar la cruz
de la pasión y la cruz de la resurrección; la primera evoca los
sufrimientos y la muerte de Cristo, la segunda,
la victoria de la vida eterna sobre la muerte. “Por esta razón está generalmente adornada con una insignia o una llama y semeja un estandarte o lábaro, que Cristo blandiría lanzándose de la tumba y “cuyo mango se termina en cruz en lugar de aguzarse en pica... Ya no es árbol, como en la cruz de pasión, sino un bastón...” 8 Para los habitantes del Puerto de Alvarado la cruz ha adoptado otros significados religiosos y por lo tanto, espirituales. La adoración a la “Cruz de Mayo” actualmente representa otro tipo de funciones dentro de la sociedad alvaradeña, que sin olvidar sus orígenes cristianos, evoluciona a través del tiempo para mostrarse como un híbrido cultural.
la victoria de la vida eterna sobre la muerte. “Por esta razón está generalmente adornada con una insignia o una llama y semeja un estandarte o lábaro, que Cristo blandiría lanzándose de la tumba y “cuyo mango se termina en cruz en lugar de aguzarse en pica... Ya no es árbol, como en la cruz de pasión, sino un bastón...” 8 Para los habitantes del Puerto de Alvarado la cruz ha adoptado otros significados religiosos y por lo tanto, espirituales. La adoración a la “Cruz de Mayo” actualmente representa otro tipo de funciones dentro de la sociedad alvaradeña, que sin olvidar sus orígenes cristianos, evoluciona a través del tiempo para mostrarse como un híbrido cultural.
La celebración de la Cruz de Mayo
es un fenómeno que se repite cada año en el puerto. Esta tradición
ha sido adoptada por los lugareños como el medio que muestra una
parte de la riqueza cultural del sotavento. La fiesta funciona como
el punto en el que se congrega la sociedad alvaradeña y en la que su
interacción presenta variaciones dentro del mismo comportamiento
social, como consecuencia de los cambios dinámicos de la realidad y
no pudiendo evitar el efecto de las variaciones externas que se dan
dentro de las estructuras sociales y políticas en todo el mundo.
Pero a pesar de las transformaciones político-sociales la población
no deja su sentido de identidad a un lado, ya que adapta sus
creencias a la actualidad. El motivo principal de esta reunión sigue
siendo presenciar la ceremonia con la que se recuerda la muerte de
Cristo y su resurrección, simbolizada por las “Cruces de Mayo”.
La fiesta también expresa la
individualidad y la colectividad uniendo el pasado con el presente;
solamente así se puede concebir la tradición, como un todo que no
acaba. Manuel Jiménez Castillo expone en su libro La Cruz de
Mayo, la siguiente observación:
Para los alvaradeños, tanto de
la ciudad como de la periferia, la significación de la cruz es algo
difícil y complejo de explicar, hay diferentes interpretaciones
sobre su significado. Generalmente, en primera instancia, se asocia
la cruz a dos deidades principales: a Cristo y a la Virgen María y,
en forma secundaria, con las mismas personas o con la colectividad.
Muy significativa es también la asociación representacional que se
hace entre la cruz de madera y el rosario (ambos entrelazados) que se
colocan en el centro del altar; se dice que el rosario representa las
tres etapas que Jesús tuvo en la vida, simbolizada en el rosario,
por los misterios gozosos, gloriosos y dolorosos; además:
(...) el rosario, aquí en
Alvarado representa también a Nuestra Patrona, la Santísima Virgen
del Rosario [...como los misterios con Jesucristo, la Virgen y su Hijo son algo que
siempre va con nosotros, sus hijos (...)
El estudio etnográfico de Jiménez
Castillo muestra los diversos significados a los que está
entrelazado el símbolo cristiano, y que la sociedad alvaradeña se
siente plenamente orgullosa por alabar el sagrado símbolo del la
cruz. Esa cruz que antaño fuera el símbolo de la imposición
católica, con el paso del tiempo se convirtió en el símbolo de una
fe absoluta.
(CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTREGA)
(CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTREGA)
________________________________________
Notas 2.1
2
Idem.
3
Ibídem, p. 22.
4
Idem.
5
Ibídem, p. 23.
6
Cfr. Idem.
7
Idem.
8
Cfr. Idem. [citado por el autor]
9
Manuel Jiménez Castillo, op. cit., pp. 151-152.
Notas 2.2
1
Cfr. Ignacio Cabral Pérez, Los símbolos cristianos. Trillas,
primera edición, 1995, México, p. 71.
http://www.degelo.com/sevilla/sev2.htm.
Consultada el 15 de octubre de 2008.
3
Ignacio Cabral Pérez, op. cit., pp. 71-72.
4
Ibídem, p. 72.
6
Julio Domínguez Arjona, op. cit.
7
Cfr. Portal de difusión cultural y turística de la provincia de
Sevilla (España).
http://www.sevillaweb.info/ocio/cruzmayo/cruzmayo.html. Consultado
el 17 de octubre de 2008.
10
Cfr. Ibídem.
11
Cfr. Idem.
12
Cfr. Folleto de la Casa de Cultura de Alvarado “Narciso
Serradel Sevilla,” Cruces de Mayo”, Instituto
Veracruzano de
Cultura, p. 6.
9 de enero de 2012
Intermedio
En el Observatorio insistimos e insisitimos sobre la necesidad de no conformarnos con ser meramente representados, sino de también participar activamente en la generación de políticas públicas, formando una opinión y ejerciéndola.
En este sentido, nos hemos encontrado en la red con varias iniciativas ciudadanas que se han construido en torno al problema de la Alameda Díaz Mirón de Veracruz, asunto que ya hemos abordado en este espacio. Ya sea desde el recuento histórico, o desde la denuncia documentada, se han generado pequeños frentes críticos, que aunque mínimos comparados con el abrumador silencio general, son islotes donde se crea una cierta conciencia ciudadana. Diversa, con ópticas distintas, no siempre de acuerdo entre sí, pero a fin de cuentas se trata de un primer paso para la participación ciudadana organizada en el Puerto.
En este post subimos ejemplos de esta participación ciudadana. Nos solidarizamos con sus esfuerzos por preservar la Alameda y respetamos las diferencias de opinión que podamos tener con ellos.
Video obtenido a través del canal JusticiaYConciencia de Youtube.
Fotos obtenidas del blog La Avenida Díaz Mirón: Antes y Después.

El Antiguo Paseo de los Cocos. Fotos obtenidas del blog La Avenida Díaz Mirón: Antes y Después en la sección Historia de la Alameda Díaz Mirón.
Fotos obtenidas del grupo La Alameda es tuya, que nadie la destruya en Facebook.
En este sentido, nos hemos encontrado en la red con varias iniciativas ciudadanas que se han construido en torno al problema de la Alameda Díaz Mirón de Veracruz, asunto que ya hemos abordado en este espacio. Ya sea desde el recuento histórico, o desde la denuncia documentada, se han generado pequeños frentes críticos, que aunque mínimos comparados con el abrumador silencio general, son islotes donde se crea una cierta conciencia ciudadana. Diversa, con ópticas distintas, no siempre de acuerdo entre sí, pero a fin de cuentas se trata de un primer paso para la participación ciudadana organizada en el Puerto.
En este post subimos ejemplos de esta participación ciudadana. Nos solidarizamos con sus esfuerzos por preservar la Alameda y respetamos las diferencias de opinión que podamos tener con ellos.
Video obtenido a través del canal JusticiaYConciencia de Youtube.
Fotos obtenidas del blog La Avenida Díaz Mirón: Antes y Después.

El Antiguo Paseo de los Cocos. Fotos obtenidas del blog La Avenida Díaz Mirón: Antes y Después en la sección Historia de la Alameda Díaz Mirón.
Fotos obtenidas del grupo La Alameda es tuya, que nadie la destruya en Facebook.
2 de enero de 2012
Las cruces de mayo en Alvarado: tradición y globalización
Iniciando el año, les deseamos a todos los lectores del Observatorio un ciclo fértil y pleno de aprendizaje, con más alegrías que penas, y que nos muestre las bases para construir un presente mejor que el que ya se convirtió en pasado...
Y para bien iniciar, como una de las vocaciones de este Observatorio es promover la investigación y el conocimiento en torno a la creación cultural en nuestro Estado publicando estudios y artículos, vamos a darle espacio durante las próximas semanas a la investigación realizada por Iskra Sabino, Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización.
Iskra, quien presentó esta investigación en 2009 para obtener su licenciatura en Humanidades por la Universidad del Claustro de Sor Juana en México D.F., labora actualmente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En el Observatorio ya hemos subido textos sobre el problema de la tradición confrontada a los procesos de globalización, sobre la invención de memorias históricas y del folklore. Si mantenemos nuestro interés en publicar este tipo de investigaciones, es porque creemos que sin analizar y debatir nuestras memorias, y la reconstrucción simbólica de nuestras experiencias, no podemos analizar la significación de nuestro presente.
Esperamos el eco de nuestros lectores ante las proposiciones de Iskra.
______________________________________________________________________
Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización
Iskra Sabino

INTRODUCCIÓN.
Las tradiciones populares en este mundo globalizado, que nos permiten compararnos con otras culturas en tiempo real, va minando y reduciendo las manifestaciones de estos actos que han estado en el colectivo popular o particular, provocando en muchas ocasiones que las costumbres sean reducidas a tradiciones orales o a cuentos de los abuelos.
Las generaciones actuales ya no realizan juegos que en la niñez eran característicos de las calles, de barrios populares o parques, como jugar escondidillas, burro tamalado, trompo, tacón o bolillo, entre otros; ahora los niños son entretenidos de otra manera, y es por medio de la tecnología y la globalización que en la actualidad los jóvenes se preocupan por tener el videojuego de moda, el reproductor de mp3, un celular y más. ¿Dónde queda nuestro compromiso por rescatar las herencias y tradiciones que tenemos? Prehispánicas y de la Colonia.
Este trabajo es la suma de una investigación de campo y bibliográfica que intenta revelar cuáles son los factores que llevan a la pérdida de las festividades tradicionales y así poder generar una revalorización de lo que se olvida en algunas ocasiones por el mercantilismo, la falta de interés o por la insuficiente actualización en las celebraciones. Algo que se percibió durante la investigación de campo es la posibilidad de que nuestra cultura popular sufra una nueva etapa de sincretismo en la cual se sumen lo comercial, lo pagano, la moda, el multiculturalismo, el pluralismo o la generación de nuevos iconos de fe.
El modelo que se toma para llegar a las hipótesis, mostradas en esta introducción, es la festividad realizada en un poblado llamado Alvarado y su expresión “Las cruces de mayo”, así como un evento que se ha convertido en una tradición antagónica que es “El Arroz a la Tumbada”.
Una de las finalidades del presente, es realizar un recorrido histórico-social de este pueblo y de la festividad. Haciendo un análisis de los símbolos, de los contextos de la globalización y de lo cosmopolita como factores para el desvanecimiento de la identidad del individuo, el poblado o una nación.
Capítulo I.
El establecimiento y conversión del pueblo de Atlizintla (Alvarado).
A la llegada de los españoles a tierras del nuevo mundo se establecieron en ciudades y poblados ya existentes, dando origen a la colonización, mestizaje y conversión de los pobladores, Alvarado es uno de estos pueblos.
1.1 Antecedentes históricos.
La historia del mestizaje en el puerto de Alvarado surge con la llegada de uno de los conquistadores, el Capitán Pedro de Alvarado, quien desembarcó en el año 1510 en “La Española” -actual República Dominicana y Haití- en compañía de sus hermanos: Gonzalo, Gómez y Jorge (1). Y es así que después de haber pasado un año, y bajo las órdenes de su tío Diego Velásquez, participa en la conquista de Cuba (1511).
Posteriormente, Alvarado se une a la expedición que Juan Grijalva emprendería en 1518 hacia las costas de Yucatán y el Golfo de México (llegada de los españoles a Cozumel). Pedro de Alvarado fue el primero en adentrarse en las aguas del río Papaloapan (topónimo náhuatl que significa Lugar de Mariposas), al que habrá de dar su nombre: río de Alvarado y debido a esta misma razón, la pequeña población que se encontraba cerca de la desembocadura del río fue bautizada con el nombre de “Alvarado”.
Pedro de Alvarado y sus hombres fueron los primeros españoles que pisaron, en 1518, la tierra que en ese momento era llamada por sus pobladores Atlizintla que en náhuatl significa: “Donde comienzan las aguas”. La historia de este puerto inicia mucho antes de la llegada de los peninsulares a tierras continentales, y nos remonta al periodo preclásico, momento en que fue habitada por el pueblo Olmeca y durante el periodo clásico y posclásico es el pueblo Totonaca el que habita el lugar. Lo anterior puede ser constatado por los vestigios que estas culturas dejaron durante su tiempo de estadía, figurillas con alusiones al jaguar (Panthera Onca) dios principal de los olmecas, encontradas en las dunas del Rosario así como en otros lugares circunvecinos, otro ejemplo de estos vestigios es “La Estela de la Mojarra” encontrada en el río Mojarra.
1.2 Breve historia del puerto de Alvarado.
El puerto de Alvarado se encuentra ubicado entre la orilla que forma la unión de los ríos Blanco y Papaloapan, según el antropólogo Manuel Jiménez Castillo en su libro La cruz de mayo en Alvarado anota:
Que la “hoya del Papaloapan” (región sotaventina) sufrió la invasión española entre los años 1540 y 1592, concluyendo el advenimiento de gente extraña al área alrededor de 1600. Quien perdió la tierra de antiguo suya fue la población india, fuertemente nahuatizada, de habla náhuatl, mixteca, popolaca, chichimeca y totonaca, asentada en esa región (2).
Jiménez Castillo asegura que puede ser muy probable que la llegada de los primeros pobladores blancos a la región de Atlizintla haya sido antes de 1560, ya que el lugar antes de encontrarse sujeto al yugo español se hallaba subordinado al cacicazgo de Tlacotalpan (en la tierra de las jarillas o varas); “era éste un asentamiento aborigen dedicado exclusivamente a la pesca, que después los colonizadores llamarían San Cristóbal de Alvarado” (3).
A partir de la llegada de los conquistadores, a los aborígenes se les expropiaron sus tierras y todos sus bienes, y pasaron a ser parte de la
servidumbre que posteriormente los españoles agruparían con sus esclavos negros. Los hispanos utilizaron a los indios para desempeñar labores dentro de las estancias y comercios, sobre todo, los usaron para realizar mano de obra esclava, en las pesquerías, pagando por sus productos lo que a ellos les parecía justo. De esta forma, a la mano de obra india se le integró la de los esclavos negros. Jiménez Castillo afirma que solamente en Alvarado existieron las pesquerías a base de trabajo esclavista (4).
Dentro del estudio etnológico que nos entrega Manuel Jiménez Castillo se puede encontrar que la nueva población española que llegó a San Cristóbal de Alvarado, Tlalixcoyan (del chinanteco que significa: tierra que emerge sobre la superficie o faz de la tierra), Tlacotalpan y Cosamaloapan (en el río del arcoíris), así como otras áreas de esa zona no procedían directamente de España sino de tres puntos de la región, lugares en los que ya se habían asentado con anterioridad los conquistadores y los primeros migrantes del Viejo Mundo como: la Villa Rica de la Veracruz, que fue fundada en 1519; la Villa del Espíritu Santo, erigida en 1522, y Tuztla, que actualmente se le conoce como Santiago Tuxtla.
Acerca de la colonización de Alvarado, Aguirre Beltrán anota:
El punto principal de residencia de estos españoles de Tuztla lo fue [...] que era un barrio o pertenencia del cacicazgo de Tlacotalpan. Atlizintla era el lugar de paso entre la Veracruz y Tuztla, y en él se establecieron casas para almacenar azúcar, los cueros y demás productos procedentes del feudo del Marqués del Valle. A su amparo se fueron avecinando los ex-criados y ex-administradores de Tuztla que quisieron aventurarse por la vida sin ligas que los sujetaran. (Aguirre Beltrán, 1956:2) (5).
En realidad la gente que se estableció en la Hoya del Papaloapan y en Alvarado, procedían especialmente de diversos lugares de Europa, principalmente de España, pero también hubo migrantes de Portugal, Francia, Inglaterra, Italia y Grecia. La mayoría de los nuevos pobladores llegaron de la península ibérica, de ciudades como: Salamanca, Navarra, Baeza, Soria, Asturias, San Lúcar, Montañas de Carriedo, Sevilla, Extremadura, Cuenca, Toledo, Madrid, Trujillo, Sigüenza, Arévalo, Moguer, Ecija, Huelva, Guadalcanal, Cuella, Medellín, y muchas otras regiones. Entre la población también se cuentan a los hijos de españoles que ya se habían asentado en la Nueva Nación (6).
Por otra parte, también se contó con una numerosa población negra que fue producto de la esclavización de negros traídos por Hernán Cortés, Aguirre Beltrán apunta que el primer cargamento de esclavos negros llegó aproximadamente en 1544, arribando por la Villa Rica de la Veracruz para trabajar dentro del ingenio de azúcar y las plantaciones de caña que se encontraban ubicados en Coanapa (7). Es hasta finales del siglo XVI e inicios del XVII que la población negra se dispersa por el territorio sotaventino. Los negros también se diseminaron desde los latifundios de la Hoya del Papaloapan como: El Zapotal, Uluapa, La Estanzuela, Zolcuautla, Cuautotolopa, Las Lomas, Joluta, Cuyucuenda y muchas otras regiones, que sin reserva tuvieron esclavos a su servicio. (Aguirre Beltrán,1956:58-59) (8).
Posteriormente, llegaron los negros “cimarrones” (negros fugados), que huían de la esclavitud desde Orizaba, Córdova y la Villa del Espíritu Santo. Aguirre Beltrán indica que en el siglo XVI la mayoría de la comunidad negra provenía de Cabo Verde (Occidente de África), ubicando los lugares de donde fueron separados, geográfica y culturalmente; siendo originarios de las siguientes tribus: Wolof, Berbesí o Serer, Cazanga o Dyola, Biafara, Balanta, Zape, Bioho o Bissago, Brano o Pepeís, Barbado, Terranova, Bañón, Mandinga, Chongolo, Manicongo, Bomba, entre muchos. Estas tribus se encontraban asentadas a las orillas de los ríos Senegal, Salum, Gambia, Cazamancia, Grande, Santo Domingo y el archipiélago de los Bissagos; procedían de las regiones africanas que hoy designamos como Senegal Francés, Gambia Británica y Guinea Portuguesa [...] eran negros del grupo racial conocido por verdaderos negros o negros del Sudán. (Aguirre Beltrán, 1956:61) (9).
Ya para el siglo XVI se podían encontrar documentos en los que aparecían registros de la población negra que procedía de las Canarias (Isla Gomera), así como de Nigeria (actualmente nación Yoruba). La mayoría de los esclavos negros venían del Congo Y Angola, eran negros procedentes del África Occidental Portuguesa, conocidos como negros Bantús, diferentes a los negros del Sudán en cuanto a su raza y cultura. Los negreros tenían la orden de que en cada cargamento de esclavos había que traer por dos negros una negra; esto se debía a que se tenía que restablecer el núcleo familiar negro, para que así éstos se reprodujeran y se tuvieran más esclavos en el lugar.
Así que la situación de los hijos de padres esclavos no era distinta a la de sus progenitores, pues al momento de nacer estos niños ya cargaban consigo las cadenas de la esclavitud.
Culturalmente los negros tenían como base de la familia el matrimonio poligínico (un hombre casado con varias mujeres), pero la religión cristiana prohibía semejante acto; por otro lado, los negros, viendo las condiciones de la esclavitud, evitaban tener hijos esclavos, prefiriendo casarse con mujeres indias. Así también, el stock blanco, en su mayoría varonil, buscaba compañeras entre el grupo de mujeres negras e indias y, aunque las negras, presumiblemente, darían esclavos, el padre al ser blanco buscaba la forma de evitar la esclavitud del hijo. El producto socio-biológico de blanco y negra dio lugar al criollo y el cruce entre negro esclavo e india libre o viceversa, dio origen al jarocho (10).
La mezcla de razas en esta región se prolongó hasta inicios del siglo XX, dando como resultado de este mestizaje a la actual población jarocha. El término de jarocho según el antropólogo y arqueólogo, Alfredo Delgado Calderón, en su libro Historia, cultura e identidad en el Sotavento, apunta que esta palabra se ha convertido en el símbolo de la identidad de estos pueblos, que en realidad tiene sus orígenes sobre una condición despectiva, pues el “jarocho” eran todos aquellos campesinos y vaqueros mulatos de la costa del Sotavento (11).
Delgado Calderón señala que el origen y significado de este término posee diferentes versiones:
Una de ellas establece que es una voz musulmana empleada en España, que viene de jaro, puerco montés y el despectivo cho, por lo que, para los españoles de la época colonial, era una manera de decirles puercos o cerdos de monte a los pardos. Otras versiones agregan que jarocho viene de jara, vegetal cuyo tallo se ocupaba para dirigir a los puercos y, por extensión, se empleaba para llamar así a los pastores que cuidaban a estos animales. Para otros, entre ellos Leonardo Pasquel, jarocho viene de la voz árabe xara, que significa excremento y la interjección ¡so! Agrega Pasquel que “la voz jaro era aplicada por los españoles de Andalucía, a lo largo del virreinato, a los puercos, marranos o cochinos y jarocho al porquerizo o cuidador de aquellos.
La versión más probable, la que también suscribe el antropólogo Fernando Winfield, refiere que jarocho viene de jara, en el sentido de saeta, flecha o lanza, llamándose antiguamente “jarocha” a la vara o garrocha con que los arrieros puyaban a los animales, y jarochos a los que usaban este instrumento, esta misma designación recibían los milicianos negros integrados en los cuerpos o compañías de lanceros que custodiaban las costas. Estos lanceros negros formaron las milicias que defendieron el régimen español durante la guerra de independencia (12).
Así que, según la investigación de Delgado Calderón el término “jarocho” fue empleado para designar a todas las personas que poseían rasgos físicos negroides y finalmente, se utilizó para distinguir a los habitantes de la costa del sotavento, los que en la actualidad son, y se jactan de ser, jarochos.
(CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTREGA)
(1) Es importante mencionar que esta información se rescató de los textos que fueron proporcionados por la casa de la cultura en Alvarado, ya que los datos biográficos de este conquistador son demasiado básicos, sin llegar a profundizar más allá de su llegada al puerto.
(2) Manuel Jiménez Castillo, La Cruz de Mayo en Alvarado, Colección V Centenario, primera edición, octubre de 1992, Gobierno del Estado de Veracruz, pp. 43-44.
(3) Ibídem, p. 44.
(4) Cfr. Idem.
(5) Idem.
(6) Cfr. Ibídem, p. 46.
(7) Cfr. Idem. [citado por el autor]
(8) Cfr. Loc. cit.
(9) Ibídem, p. 47.
(10)Manuel Jiménez, op. cit.
(11)Cfr. Alfredo Delgado Calderón, Historia, cultura e identidad en el Sotavento. Culturas Populares de México, Primera edición: 2004, México, p. 79.
(12)Alfredo Delgado Calderón, op. cit.
Y para bien iniciar, como una de las vocaciones de este Observatorio es promover la investigación y el conocimiento en torno a la creación cultural en nuestro Estado publicando estudios y artículos, vamos a darle espacio durante las próximas semanas a la investigación realizada por Iskra Sabino, Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización.
Iskra, quien presentó esta investigación en 2009 para obtener su licenciatura en Humanidades por la Universidad del Claustro de Sor Juana en México D.F., labora actualmente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En el Observatorio ya hemos subido textos sobre el problema de la tradición confrontada a los procesos de globalización, sobre la invención de memorias históricas y del folklore. Si mantenemos nuestro interés en publicar este tipo de investigaciones, es porque creemos que sin analizar y debatir nuestras memorias, y la reconstrucción simbólica de nuestras experiencias, no podemos analizar la significación de nuestro presente.
Esperamos el eco de nuestros lectores ante las proposiciones de Iskra.
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Las cruces de mayo en Alvarado, evolución o pérdida de una tradición en la época de la globalización
Iskra Sabino

INTRODUCCIÓN.
Las tradiciones populares en este mundo globalizado, que nos permiten compararnos con otras culturas en tiempo real, va minando y reduciendo las manifestaciones de estos actos que han estado en el colectivo popular o particular, provocando en muchas ocasiones que las costumbres sean reducidas a tradiciones orales o a cuentos de los abuelos.
Las generaciones actuales ya no realizan juegos que en la niñez eran característicos de las calles, de barrios populares o parques, como jugar escondidillas, burro tamalado, trompo, tacón o bolillo, entre otros; ahora los niños son entretenidos de otra manera, y es por medio de la tecnología y la globalización que en la actualidad los jóvenes se preocupan por tener el videojuego de moda, el reproductor de mp3, un celular y más. ¿Dónde queda nuestro compromiso por rescatar las herencias y tradiciones que tenemos? Prehispánicas y de la Colonia.
Este trabajo es la suma de una investigación de campo y bibliográfica que intenta revelar cuáles son los factores que llevan a la pérdida de las festividades tradicionales y así poder generar una revalorización de lo que se olvida en algunas ocasiones por el mercantilismo, la falta de interés o por la insuficiente actualización en las celebraciones. Algo que se percibió durante la investigación de campo es la posibilidad de que nuestra cultura popular sufra una nueva etapa de sincretismo en la cual se sumen lo comercial, lo pagano, la moda, el multiculturalismo, el pluralismo o la generación de nuevos iconos de fe.
El modelo que se toma para llegar a las hipótesis, mostradas en esta introducción, es la festividad realizada en un poblado llamado Alvarado y su expresión “Las cruces de mayo”, así como un evento que se ha convertido en una tradición antagónica que es “El Arroz a la Tumbada”.
Una de las finalidades del presente, es realizar un recorrido histórico-social de este pueblo y de la festividad. Haciendo un análisis de los símbolos, de los contextos de la globalización y de lo cosmopolita como factores para el desvanecimiento de la identidad del individuo, el poblado o una nación.
Capítulo I.
El establecimiento y conversión del pueblo de Atlizintla (Alvarado).
A la llegada de los españoles a tierras del nuevo mundo se establecieron en ciudades y poblados ya existentes, dando origen a la colonización, mestizaje y conversión de los pobladores, Alvarado es uno de estos pueblos.
1.1 Antecedentes históricos.
La historia del mestizaje en el puerto de Alvarado surge con la llegada de uno de los conquistadores, el Capitán Pedro de Alvarado, quien desembarcó en el año 1510 en “La Española” -actual República Dominicana y Haití- en compañía de sus hermanos: Gonzalo, Gómez y Jorge (1). Y es así que después de haber pasado un año, y bajo las órdenes de su tío Diego Velásquez, participa en la conquista de Cuba (1511).
Posteriormente, Alvarado se une a la expedición que Juan Grijalva emprendería en 1518 hacia las costas de Yucatán y el Golfo de México (llegada de los españoles a Cozumel). Pedro de Alvarado fue el primero en adentrarse en las aguas del río Papaloapan (topónimo náhuatl que significa Lugar de Mariposas), al que habrá de dar su nombre: río de Alvarado y debido a esta misma razón, la pequeña población que se encontraba cerca de la desembocadura del río fue bautizada con el nombre de “Alvarado”.
Pedro de Alvarado y sus hombres fueron los primeros españoles que pisaron, en 1518, la tierra que en ese momento era llamada por sus pobladores Atlizintla que en náhuatl significa: “Donde comienzan las aguas”. La historia de este puerto inicia mucho antes de la llegada de los peninsulares a tierras continentales, y nos remonta al periodo preclásico, momento en que fue habitada por el pueblo Olmeca y durante el periodo clásico y posclásico es el pueblo Totonaca el que habita el lugar. Lo anterior puede ser constatado por los vestigios que estas culturas dejaron durante su tiempo de estadía, figurillas con alusiones al jaguar (Panthera Onca) dios principal de los olmecas, encontradas en las dunas del Rosario así como en otros lugares circunvecinos, otro ejemplo de estos vestigios es “La Estela de la Mojarra” encontrada en el río Mojarra.
1.2 Breve historia del puerto de Alvarado.
El puerto de Alvarado se encuentra ubicado entre la orilla que forma la unión de los ríos Blanco y Papaloapan, según el antropólogo Manuel Jiménez Castillo en su libro La cruz de mayo en Alvarado anota:
Que la “hoya del Papaloapan” (región sotaventina) sufrió la invasión española entre los años 1540 y 1592, concluyendo el advenimiento de gente extraña al área alrededor de 1600. Quien perdió la tierra de antiguo suya fue la población india, fuertemente nahuatizada, de habla náhuatl, mixteca, popolaca, chichimeca y totonaca, asentada en esa región (2).
Jiménez Castillo asegura que puede ser muy probable que la llegada de los primeros pobladores blancos a la región de Atlizintla haya sido antes de 1560, ya que el lugar antes de encontrarse sujeto al yugo español se hallaba subordinado al cacicazgo de Tlacotalpan (en la tierra de las jarillas o varas); “era éste un asentamiento aborigen dedicado exclusivamente a la pesca, que después los colonizadores llamarían San Cristóbal de Alvarado” (3).
A partir de la llegada de los conquistadores, a los aborígenes se les expropiaron sus tierras y todos sus bienes, y pasaron a ser parte de la
servidumbre que posteriormente los españoles agruparían con sus esclavos negros. Los hispanos utilizaron a los indios para desempeñar labores dentro de las estancias y comercios, sobre todo, los usaron para realizar mano de obra esclava, en las pesquerías, pagando por sus productos lo que a ellos les parecía justo. De esta forma, a la mano de obra india se le integró la de los esclavos negros. Jiménez Castillo afirma que solamente en Alvarado existieron las pesquerías a base de trabajo esclavista (4).
Dentro del estudio etnológico que nos entrega Manuel Jiménez Castillo se puede encontrar que la nueva población española que llegó a San Cristóbal de Alvarado, Tlalixcoyan (del chinanteco que significa: tierra que emerge sobre la superficie o faz de la tierra), Tlacotalpan y Cosamaloapan (en el río del arcoíris), así como otras áreas de esa zona no procedían directamente de España sino de tres puntos de la región, lugares en los que ya se habían asentado con anterioridad los conquistadores y los primeros migrantes del Viejo Mundo como: la Villa Rica de la Veracruz, que fue fundada en 1519; la Villa del Espíritu Santo, erigida en 1522, y Tuztla, que actualmente se le conoce como Santiago Tuxtla.
Acerca de la colonización de Alvarado, Aguirre Beltrán anota:
El punto principal de residencia de estos españoles de Tuztla lo fue [...] que era un barrio o pertenencia del cacicazgo de Tlacotalpan. Atlizintla era el lugar de paso entre la Veracruz y Tuztla, y en él se establecieron casas para almacenar azúcar, los cueros y demás productos procedentes del feudo del Marqués del Valle. A su amparo se fueron avecinando los ex-criados y ex-administradores de Tuztla que quisieron aventurarse por la vida sin ligas que los sujetaran. (Aguirre Beltrán, 1956:2) (5).
En realidad la gente que se estableció en la Hoya del Papaloapan y en Alvarado, procedían especialmente de diversos lugares de Europa, principalmente de España, pero también hubo migrantes de Portugal, Francia, Inglaterra, Italia y Grecia. La mayoría de los nuevos pobladores llegaron de la península ibérica, de ciudades como: Salamanca, Navarra, Baeza, Soria, Asturias, San Lúcar, Montañas de Carriedo, Sevilla, Extremadura, Cuenca, Toledo, Madrid, Trujillo, Sigüenza, Arévalo, Moguer, Ecija, Huelva, Guadalcanal, Cuella, Medellín, y muchas otras regiones. Entre la población también se cuentan a los hijos de españoles que ya se habían asentado en la Nueva Nación (6).
Por otra parte, también se contó con una numerosa población negra que fue producto de la esclavización de negros traídos por Hernán Cortés, Aguirre Beltrán apunta que el primer cargamento de esclavos negros llegó aproximadamente en 1544, arribando por la Villa Rica de la Veracruz para trabajar dentro del ingenio de azúcar y las plantaciones de caña que se encontraban ubicados en Coanapa (7). Es hasta finales del siglo XVI e inicios del XVII que la población negra se dispersa por el territorio sotaventino. Los negros también se diseminaron desde los latifundios de la Hoya del Papaloapan como: El Zapotal, Uluapa, La Estanzuela, Zolcuautla, Cuautotolopa, Las Lomas, Joluta, Cuyucuenda y muchas otras regiones, que sin reserva tuvieron esclavos a su servicio. (Aguirre Beltrán,1956:58-59) (8).
Posteriormente, llegaron los negros “cimarrones” (negros fugados), que huían de la esclavitud desde Orizaba, Córdova y la Villa del Espíritu Santo. Aguirre Beltrán indica que en el siglo XVI la mayoría de la comunidad negra provenía de Cabo Verde (Occidente de África), ubicando los lugares de donde fueron separados, geográfica y culturalmente; siendo originarios de las siguientes tribus: Wolof, Berbesí o Serer, Cazanga o Dyola, Biafara, Balanta, Zape, Bioho o Bissago, Brano o Pepeís, Barbado, Terranova, Bañón, Mandinga, Chongolo, Manicongo, Bomba, entre muchos. Estas tribus se encontraban asentadas a las orillas de los ríos Senegal, Salum, Gambia, Cazamancia, Grande, Santo Domingo y el archipiélago de los Bissagos; procedían de las regiones africanas que hoy designamos como Senegal Francés, Gambia Británica y Guinea Portuguesa [...] eran negros del grupo racial conocido por verdaderos negros o negros del Sudán. (Aguirre Beltrán, 1956:61) (9).
Ya para el siglo XVI se podían encontrar documentos en los que aparecían registros de la población negra que procedía de las Canarias (Isla Gomera), así como de Nigeria (actualmente nación Yoruba). La mayoría de los esclavos negros venían del Congo Y Angola, eran negros procedentes del África Occidental Portuguesa, conocidos como negros Bantús, diferentes a los negros del Sudán en cuanto a su raza y cultura. Los negreros tenían la orden de que en cada cargamento de esclavos había que traer por dos negros una negra; esto se debía a que se tenía que restablecer el núcleo familiar negro, para que así éstos se reprodujeran y se tuvieran más esclavos en el lugar.
Así que la situación de los hijos de padres esclavos no era distinta a la de sus progenitores, pues al momento de nacer estos niños ya cargaban consigo las cadenas de la esclavitud.
Culturalmente los negros tenían como base de la familia el matrimonio poligínico (un hombre casado con varias mujeres), pero la religión cristiana prohibía semejante acto; por otro lado, los negros, viendo las condiciones de la esclavitud, evitaban tener hijos esclavos, prefiriendo casarse con mujeres indias. Así también, el stock blanco, en su mayoría varonil, buscaba compañeras entre el grupo de mujeres negras e indias y, aunque las negras, presumiblemente, darían esclavos, el padre al ser blanco buscaba la forma de evitar la esclavitud del hijo. El producto socio-biológico de blanco y negra dio lugar al criollo y el cruce entre negro esclavo e india libre o viceversa, dio origen al jarocho (10).
La mezcla de razas en esta región se prolongó hasta inicios del siglo XX, dando como resultado de este mestizaje a la actual población jarocha. El término de jarocho según el antropólogo y arqueólogo, Alfredo Delgado Calderón, en su libro Historia, cultura e identidad en el Sotavento, apunta que esta palabra se ha convertido en el símbolo de la identidad de estos pueblos, que en realidad tiene sus orígenes sobre una condición despectiva, pues el “jarocho” eran todos aquellos campesinos y vaqueros mulatos de la costa del Sotavento (11).
Delgado Calderón señala que el origen y significado de este término posee diferentes versiones:
Una de ellas establece que es una voz musulmana empleada en España, que viene de jaro, puerco montés y el despectivo cho, por lo que, para los españoles de la época colonial, era una manera de decirles puercos o cerdos de monte a los pardos. Otras versiones agregan que jarocho viene de jara, vegetal cuyo tallo se ocupaba para dirigir a los puercos y, por extensión, se empleaba para llamar así a los pastores que cuidaban a estos animales. Para otros, entre ellos Leonardo Pasquel, jarocho viene de la voz árabe xara, que significa excremento y la interjección ¡so! Agrega Pasquel que “la voz jaro era aplicada por los españoles de Andalucía, a lo largo del virreinato, a los puercos, marranos o cochinos y jarocho al porquerizo o cuidador de aquellos.
La versión más probable, la que también suscribe el antropólogo Fernando Winfield, refiere que jarocho viene de jara, en el sentido de saeta, flecha o lanza, llamándose antiguamente “jarocha” a la vara o garrocha con que los arrieros puyaban a los animales, y jarochos a los que usaban este instrumento, esta misma designación recibían los milicianos negros integrados en los cuerpos o compañías de lanceros que custodiaban las costas. Estos lanceros negros formaron las milicias que defendieron el régimen español durante la guerra de independencia (12).
Así que, según la investigación de Delgado Calderón el término “jarocho” fue empleado para designar a todas las personas que poseían rasgos físicos negroides y finalmente, se utilizó para distinguir a los habitantes de la costa del sotavento, los que en la actualidad son, y se jactan de ser, jarochos.
(CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTREGA)
(1) Es importante mencionar que esta información se rescató de los textos que fueron proporcionados por la casa de la cultura en Alvarado, ya que los datos biográficos de este conquistador son demasiado básicos, sin llegar a profundizar más allá de su llegada al puerto.
(2) Manuel Jiménez Castillo, La Cruz de Mayo en Alvarado, Colección V Centenario, primera edición, octubre de 1992, Gobierno del Estado de Veracruz, pp. 43-44.
(3) Ibídem, p. 44.
(4) Cfr. Idem.
(5) Idem.
(6) Cfr. Ibídem, p. 46.
(7) Cfr. Idem. [citado por el autor]
(8) Cfr. Loc. cit.
(9) Ibídem, p. 47.
(10)Manuel Jiménez, op. cit.
(11)Cfr. Alfredo Delgado Calderón, Historia, cultura e identidad en el Sotavento. Culturas Populares de México, Primera edición: 2004, México, p. 79.
(12)Alfredo Delgado Calderón, op. cit.
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