26 de noviembre de 2012

Viva la Revolución...

Tristes tiempos.  

En el Observatorio ya hemos abordado el lazo existente entre cultura y derechos. No en el vacío se posiciona la UNESCO en la Declaración de México de 1982: "(la cultura) engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias..."

Derechos fundamentales. Por vida de todos los santos, derechos fundamentales. Opinar, disentir, expresarse. Caminar por las calles de nuestras ciudades. Reunirnos para intercambiar. En los espacios físicos y en los espacios de internet.

Caterina Camastra reflexiona sobre las detenciones llevadas a cabo en Xalapa el pasado 20 de noviembre. Arbitrarias, sin nombre, sin rostro, sin madre. Por el hecho de disentir. Con globos, con gises, con palabras. No con armas como cantó la versión oficial. 

Desde acá, desde nuestro mínimo butaquito virtual, denunciamos el estilo gangsteril de nuestra pretendida democracia veracruzana, en la que al parecer el changobananerismo, la ley del más gandalla, el juego de la mochiganga se entronizan cada vez más. 

Citando a Caterina: "Me preocupa y me da francamente miedo. El ejercicio de la libertad de expresión, que solemos practicar varios de los que aquí en este blog escribimos y leemos, ya es a fines prácticos un delito, que de buenas a primeras puede granjearnos una detención arbitraria por cualquier hijo de vecino como nosotros, sin credenciales ni identificaciones, es decir, sin rostro, ni personalidad jurídica, ni, menos, responsabilidad."

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Viva la Revolución...
Caterina Camastra


Varios de nuestros lectores han de estar enterados de lo que sucedió en Xalapa este martes pasado, 20 de noviembre de 2012: un grupo de jóvenes fueron detenidos para que no pudieran acudir a la manifestación de protesta convocada por el Frente vs. La Imposición. 


Flyer difundido en las redes sociales

Unas horas después, fueron liberados sin cargos, aunque los cables oficiales de última hora dicen que siempre sí estaban armados. Relaciones de los hechos, testimonios de los protagonistas y otra información relevante puede ser consultada en la red: 

Yo sólo pretendo contribuir algunas reflexiones al margen de la que me parece la gravedad de lo sucedido. Ya pasaron unos días, suficientes muchas veces a despojar un suceso como este de todo interés: vivimos en un constante flujo de noticias, que en su mayoría son alarmantes, preocupantes, o de plano horribles, así que no sé si estamos más desbordados por la información o la desgracia. El mismo ejercicio del derecho a la reflexión es un intento de recobrar algo de sentido, un granito de resistencia ante los arrolladores que estos tiempos se pueden poner.

Vaya Atenas veracruzana, que reprime y detiene justo a quienes deberían ser sus ciudadanos ilustres (amén de ser, como son, la columna principal de la precaria economía de la ciudad): los estudiantes. Pero ya quién se va a sorprender de eso, por estos tiempos aciagos. Claro que estábamos contentos -los que liberaron, los que estuvieron, los que acudimos- cuando el martes en la tarde vimos que todos habían salido sin cargos y que no faltaba nadie. Hubo hasta bromas sobre que “ya esto de ser preso político está devaluado, ahora por cualquier cosa te detienen”. 
 
Y justamente eso es lo terrible. No tan solo la alegría algo perturbadora de cerciorarse siquiera que no falte nadie, porque sabemos que otros han faltado y más pueden faltar, viendo las cosas cómo van. También es terrible la perspectiva, nada remota, de ser susceptibles, todos y cada uno de nosotros, de detención arbitraria, literalmente, por cualquier cosa. Por la portación de gises y globos, por ejemplo, así como lo leen. ¿Quién será el siguiente peligroso rebelde detenido, un niño de primaria? ¿La mismísima Hello Kitty? Además, las detenciones se realizaron antes de que los atacados siquiera llegaran al punto de reunión. Por el delito de caminar en la calle. Que es nada menos que cualquier cosa. Ya todos somos susceptibles de ser detenidos por cualquier cosa. No sé a ustedes, pero a mí la idea me manda cierto escalofrío columna abajo.

Mientras buscaba recopilar la información ya presente en la red, por cierto, me tropecé con esta nota acerca de lo que pasa en otro rincón de Veracruz: No permitirán en Zongolica a jóvenes andar en la calle después de las 22:00 horas. Quienes lo hagan será retenidos por la policía y conducidos a su domicilio”, reza el subtítulo, y sigue: “Es violatorio de la Constitución, pero es un acuerdo de la Alcaldesa y padres de familia”. Algo en mí se resiste a aceptar un acuerdo entre la alcaldesa y los no mejor identificados “padres de familia” (¿cuántos?¿quiénes?) de Zongolica como razón suficiente para una medida violatoria nada menos que de la Constitución, al más puro estilo golpista. No se especifica la edad de los “jóvenes” zongoliqueños pasibles de detención por andar en la calle a deshoras (léase con ironía). Zongolica no es Xalapa, está algo más lejos del foco de atención de los reflectores. Tal vez por eso la noticia agarra un matiz aún más escalofriante, como de secreto cocinándose y ensayándose en espera de su implementación más urbana y masiva. A lo mejor estoy cayendo en la teoría de la conspiración, pero díganme si no dan ganas. Triste el país que encierra, detiene, pisotea a sus jóvenes. 
 
Y no solo estamos expuestos a ser detenidos por cualquier cosa, sino por cualquiera, sin que siquiera se identifique como se supone que los agentes de policía y afines deben hacer. Personas no uniformadas, ¿porros contratados? ¿policías vestidos de civil?, participaron en las detenciones del pasado martes, como se aprecia en las fotos. 

fotover.com.mx


zapateando.wordpress.com

Me preocupa y me da francamente miedo. El ejercicio de la libertad de expresión, que solemos practicar varios de los que aquí en este blog escribimos y leemos, ya es a fines prácticos un delito, que de buenas a primeras puede granjearnos una detención arbitraria por cualquier hijo de vecino como nosotros, sin credenciales ni identificaciones, es decir, sin rostro, ni personalidad jurídica, ni, menos, responsabilidad.

No somos las grandes masas en revuelta, aunque nos gustaría creerlo. Recuerdo el chiste que recién hacíamos con una compañera en Plaza Lerdo en una ocasión de escasa concurrencia: “Menos mal que están los orejas haciendo bulto, si no de plano esto se vería muy vacío”. Pero ya no se permiten ni pocos, ni dos, ni uno, ni ninguno. Evidentemente este 20 de noviembre no querían que nadie ni nada, ni un efímero dibujito con gis en el pavimento, ni un precario globo extraviado, empañara en lo más mínimo su enésima falsa representación de unidad y concordia nacional en el País de No Pasa Nada, sus estampas y coreografías, ya sea de Adelitas de enaguas floreadas, o de policías voladores colgando de helicópteros.

Lo otro que me preocupa y me espanta, no por nuevo, sino por nuevamente aterrador, es que, como ya se ha vuelto costumbre en estos casos, a las mujeres les fue peor. 

plumaslibres.com.mx

Golpeadas, obligadas a desnudarse y hacer sentadillas, manoseadas dizque a fines de revisión. Que esto fuera perpetrado por otras mujeres no lo hace menos grave. El mensaje es claro y es muy, pero muy preocupante: por ser mujeres y por andar en mitotes que menos que a nadie les corresponden, así es como les va a ir, tengan cuidado. Con más saña, más humillación, más desprecio de su dignidad y sus derechos humanos.

Posdata. Hablando de la desbordante actualidad. En el tiempo que me tardé en escribir este artículo, recibí y difundí un par de noticias preocupantes: reportero independiente detenido en el centro del DF, despojado de su cámara; cárcel a quien difunda rumores, aprueba congreso de Veracruz. Aparte de lo que pueda o no suceder el 1 de diciembre, aparte y después, ni salir a la calle se va a poder, muy pronto. Vaya, ni salir a las calles virtuales del internet, casa ni tan segunda de muchos que este espacio compartimos. Oigan, ¿nos vamos a dejar?

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