1 de agosto de 2011

Entre lecheros y alamedas

Vamos a darle un poco más de espacios al tema de los derechos culturales y el espacio urbano.

Ishtar Cardona abunda sobre la "invención" de tradiciones frente al desmantelamiento de los espacios comunitarios de socialización.

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Entre lecheros y alamedas
Ishtar Cardona

Reviso los diarios porteños del fin de semana. Busco información sobre el tambaleante destino de la Alameda. Encuentro varios cartones sobre el asunto firmados por Guechy, y en el Notiver. Ninguna nota.


"CUAUHTEMOC Y CIRCUNVALACION TIENEN TRES CARRILES Y POR AHI CIRCULAN DIEZ VECES MAS CARROS QUE EN DIAZ MIRON"





"EL CASO DIAZ MIRON, NO HAY PROYECTO, NO HAY PLANOS, NO HAY ESTUDIOS, ESTA TODO DE CABEZA"

En el Imagen de Veracruz me topo con el record "del mayor número de personas reunidas para tomar café". El típico café lechero que es costumbre en esta orilla del mar. La Alcadesa presidió el numerito.

Me detengo a pensar en la cantidad de espacio periodístico que ocupan la torta más grande del mundo, la rosca de reyes más grande del mundo, el filete relleno de mariscos más grande del mundo, el tamal más grande del mundo... Cuando evoco la rosca de reyes más... (bla,bla,bla), aparece en mi mente la figura de Ebrard comiendo entre sonrisas su pedacito de rosca. Bromeando con su comitiva sobre el muñequito y quién se lo trago para evitar pagar los tamales en febrero. No estoy segura de haber visto fotografías así, pero no me cuesta trabajo pintarme el cuadro. Cuadro similar al que me puedo imaginar con el presidente municipal de Boca, o con la alcaldesa de Veracruz.

Al final de la nota que narra el macroencuentro lechero en el malecón porteño se consigna la promesa del ejecutivo local de repetir el evento el año próximo esperando se convierta en "una nueva tradición". Y aquí me vuelvo a detener.

No quiero meterme mucho en los meandros de qué constituye una tradición o no, pero me hace ruido, cada vez más, que cuando el lazo social se cae a pedazos, podrido, se privilegie la tarjeta postal por encima del espacio cotidiano. El telón teatral enmascarando el patio abandonado.

En el clásico "La invención de la tradición", compilado por Ranger y Hobsbawn, se da cuenta de cómo la tradición, como noción surgida en contextos modernos, conforma una narrativa del pasado como un mundo puro, heredado de nuestros mayores, que debe ser preservado. Y en todo ello juega la agenda de los actores sociales y políticos: ¿Qué tradiciones preservamos y por qué? ¿Qué y quién define aquello que debe ser preservado?

No somos portadores de una epifanía si decimos que las tradiciones administradas desde lo alto de la estructura social denotan más beneficio vertical que horizontal, conllevan legitimación para el gobierno que las promueve y ganancia para quien las transforma en espectáculo. Cuando el plano horizontal queda fuera del esquema, la preservación de estas tradiciones se vuelve asunto de empresa, no de mantenimiento comunitario.

Me parece que el puerto de Veracruz no necesita otra tarjeta postal, necesita fortalecer el sentido social de las que ya tiene. Y se necesita también entender cuáles son los espacios de la memoria que la comunidad requiere conservar para sí, para su gozo y su salud. No todo puede ser negocio sin beneficio para los pobladores.

Ahora que por más que las autoridades y ciertos sectores de la sociedad no quieran ver el escenario de violencia en el que nuestras ciudades han devenido, ahora que parece que el "nosotros" se diluye en el "sálvese quien pueda" es necesarísimo conservar y fortalecer los espacios que nos hablen del colectivo, donde la vida en común pueda reproducirse.

No necesitamos otro record guiness. Necesitamos reavivar nuestra Alameda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

así es nos jactamos de ser Jarochos, Porteños y muy mexicanos, pero a la hora de la hora se dejan llevar por grandes espejismos haciendolos creer que la gran modernización esta por encima de la Cultura, nuestras raíces, irónico que los extranjeros buscan esos pueblos mágicos y los nativos se empeñan en hacerlos desaparecer.