28 de mayo de 2012

Entre mar y montañas: Matar la letra

Hace unos días, anunciamos la publicación en el Observatorio de una serie de textos misceláneos con los que pretendemos armar un mosaico de nuestro cotidiano actual, mosaico conformado por ausencias y presencias que arman y desarman nuestras esperanzas.

Ayer domingo 27 de mayo, fue hallado muerto en su casa del centro de Xalapa el sociólogo José Luis Blanco Rosas. Esta es una ausencia que desarma la esperanza. Una más, apenas a un mes de la desaparición de Regina, a unos días de las muertes de Guillermo, Gabriel y Estebán, a unos meses de las ejecuciones de Milo y Yolanda.


En esta entrega, queremos armar este mosaico, pequeño y terrible, de las ausencias. No todas las ausencias... Han sido tantas. Solamente algunas, representativas de los desgarros recientes.
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Entre mar y montañas: Matar la letra
Ishtar Cardona


¿Qué tenían en común Miguel Ángel López Velasco, Yolanda Ordaz, Regina Martínez, Guillermo Luna, Gabriel Huge, Esteban Rodríguez y José Luis Blanco Rosas?

Informaban. Tocaban temas incómodos. A través de la investigación. Desde el periodismo y desde la academia.

No podemos mirar el acorralamiento de las voces que informan como si nada pasara, como si deveras ya nos hubieramos naturalizado en el País del No Pasa Nada. Una voz que es acallada es un universo de circulación de símbolos, de ideas, menos. Es mutilar nuestra memoria cultural y el sentido que la cultura misma tiene.

Milo era editor de Notiver. Fue asesinado la madrugada del 20 de junio de 2011 junto con su esposa y uno de sus hijos, Misael López Solana, fotógrafo del mismo diario. Milo documentó las primeras confrontaciones violentas entre grupos del narco en los años 90, y escribió un libro, Todos están dentro, donde narró la batalla entre militares y narcos por la custodia (no confiscación) de un cargamento de droga en Tlalixcoyan, Veracruz, en 1991.




Yolanda Ordaz era reportera de la fuente policiaca del mismo diario, y como lo consigna el periodista Rafael Cabrera -citando el informe de la ONG Artículo XIX- en su artículo Morir en el Golfo de la revista Emeequis, junto con Milo constituían una especie de liderazgo de los reporteros de la nota policiaca en el Puerto. Fue secuestrada el 23 de julio de 2011 y su cuerpo hallado tres días después, en la mañana del 26 de julio frente a las instalaciones de otro diario, Imágen de Veracruz. Después de su asesinato, el Procurador de Justicia del Estado declaró: “El gobierno de Veracruz condena y lamenta el crimen y ratifica su decisión de investigar las causas del mismo, pero es fundamental dejar en claro que este tipo de hechos deplorables, nada tiene que ver con el ejercicio de la profesión de periodista.” Es decir, asumían que Yolanda había sido asesinada por el crimen organizado, pero en razón de sus tratos personales con delincuentes, no por ser periodista, contrario a la postura de organizaciones como Artículo XIX o Reporteros Sin Fronteras.




Regina Martínez fue asesinada el 28 de abril de este año. La periodista, discreta y filosa, fue encontrada golpeada y asfixiada en su casa de Xalapa. Había trabajado para el Goberno del Estado en el área de prensa bajo la gubernatura de Acosta Lagunes. Después fue reportera y corresponsal para medios locales y nacionales como Canal 4 Más, Política, La Jornada y Proceso. Sus trabajos de investigación trataban temas de seguridad, tráficos ilegales, corrupción. En sus últimos artículos exponía la relación entre autoridades y narco. Su última nota narraba la detención de nueve policías del municipio de Tres Valles, por su presunta vinculación con el crimen organizado. Ante el asesinato de Regina y frente a las autoridades del Estado, que han repetido lo mismo cada vez que se asesina a un periodista "investigaremos hasta las últimas consecuencias", los directivos de Proceso respondieron: No les creemos.




Guillermo Luna, Gabriel Huge y Esteban Rodríguez habían salido de Veracruz a raíz de las amenazas -incluyendo una supuesta lista negra- hacia periodistas en el Estado. Salieron desde el momento del asesinato de Yolanda Ordaz. Los tres eran fotoperiodistas de Notiver y de AZ, diarios porteños. Regresaron poco a poco del autoexilio, con ganas de seguir trabajando en lo suyo. Luna y Huge volvieron al fotoperiodismo como fotógrafos freelanceSus cuerpos fueron hallados el 3 de mayo de 2012 cerca de un canal de aguas negras, cerca del canal de la Zamorana en Las Vegas, infonavit de Boca del Río. Destrozados. Luna y Huge habían sido reportados como desaparecidos horas antes por sus familias. El gobierno del Estado ha lamentado de nueva cuenta el asesinato de periodistas. Sin embargo, hicieron caso omiso al informe de Artículo XIX, quien en octubre de 2011 avisaba sobre las amenazas formauladas contra los informadores de Veracruz. También el Comité para la Protección de los Periodistas con sede en Nueva York ha condenado el asesinato de los fotoperiodistas y señala la situación de violencia y autocensura que se vive en nuestro Estado.




Ayer, domingo 27 de mayo, fue hallado muerto en su casa del centro de Xalapa el sociólogo y antropólogo José Luis Blanco Rosas, catedrático de la UV y polemista en medios de comunicación de Veracruz. El Dr. Blanco Rosas era hijo de una de las figuras del agrarismo mexicano, Sóstenes Blanco, y se había enfocado a analizar los problemas de la territorialidad y la reforma agrarias, el desarrollo rural y el manejo de recursos en zonas indígenas. Últimamente había participado en debates sobre la guerra contra el narco y el asesinato de periodistas. La comunidad académica ha condenado el asesinato de uno de sus miembros, quien además era conocido por su investigación sobre el caso Anaversa, el accidente químico debido al incendio de una fábrica de plaguicidas cercana al centro de la ciudad de Córdoba, Veracruz, en 1991, entre otros trabajos sobre vulnerabilidad ambiental y falta de marcos normativos. En las últimas horas la Procuraduría de Justicia del Estado ha negado las versiones que corren sobre rastros de tortura hallados en el cuerpo del académico. Se esperan los resultados de la autopsia

José Luis Blanco. Fotografía tomada del sitio Coatza Digital.

1 comentario:

Silviana dijo...

Para mi, es evidente que los principales sospechosos de estos impunes asesinatos son las autoridades (procurador, gobernador, etc.) que se apresuran a señalar a las víctimas como cómplices o coludidos del crimen organizado. Y si no, ¿por qué tanta prisa por manchar el nombre de quienes ya no pueden defenderse? Basta ya.