25 de junio de 2012

Intermedio

Que sirva este Intermedio para echar montón y hacer publicidad.

El Festival del Tesechoacán es una iniciativa que desde el 2004 convoca a los memoriosos del son jarocho de la zona -la cuenca del Papalopan en los límites de Veracruz y Oaxaca- y a los jaraneros en general para celebrar la viveza de la música en comunidad. En el Festival se han presentado los Cenzontle (E.U.), La Familia Duarte (Paraguay), Mono Blanco (Veracruz) y el Mariachi Tradicional Charanda (México DF-Michoacán) entre otros.

La familia Barradas, quien desde el inicio ha estado movilizando recursos para que esto sea posible, abrió en Kickstarter (sistema del que ya hemos hablado antes) una cuenta para recaudar donativos de cara al Festival de este año. Todavía quedan horas para donar: el martes 26 de junio se cierra la cuenta. Apoyemos...



Para doner, ingresen a la siguiente página: http://www.kickstarter.com/projects/festivaltesechoacan/an-ancient-music-festival-comes-to-life

El Festival inicia el próximo 19 de julio en Playa Vicente, Municipio de Playa Vicente, Veracruz.
Acá una selección sonora de las bandas que se han presentado en el Festival.

Para mayor información, consulten la página en facebook del Festival.
Allá nos vemos.

18 de junio de 2012

El Negro Ojeda: fandango que no cesa


Seguimos armando nuestro mosaico de ausencias y presencias... Le toca turno al añorado Negro Ojeda.

Raúl Eduardo González nos ofrece un fotograma de la romanesca vida del Negro Ojeda, personaje que acompañó hasta el final a Salvador Ojeda, músico jarochilango que como pocos recorrió como arriero los caminos entre las tierras altas y el Sotavento, articulando la trova con el son, el fandango con la peña. 

Raúl Eduardo es profesor, jaranero, editor y estudioso de las canciones tradicionales; cada vez que puede, escribe versos. Admira la labor de los músicos y compositores populares, a quienes suele hacer preguntas sobre su vida y su trabajo.
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El Negro Ojeda: fandango que no cesa 
Raúl Eduardo González 
 
Hace cosa de dos años, el 19 septiembre de 2009 Salvador el Negro Ojeda afrontó a su manera el llamado telúrico de la ciudad donde nació el 27 de enero de 1931, y para celebrar entonces nada menos que siete décadas como cantante, se presentó en el Multiforo Ollin Kan de Tlalpan con un programa que hacía eco de la música antillana y de la trova latinoamericana al que tituló valientemente como “Monólogo… Va mi resto”, citando la canción de Silvio Rodríguez y aludiendo a la que puede ser la frase postrera de los jugadores de naipes; como él lo señaló en una entrevista a Tania Molina de La Jornada en los días cercanos al recital: “Va mi resto es aventar todas las fichas, a ver si estoy blofeando... Al final del concierto, como vea la cara del público, sabré si habré ganado o no”.

Fruto de esa audición que congregó a multitud de personalidades y amantes de la música tradicional y popular de México es el disco del mismo título, en el que el cantor de 78 años a la sazón salía definitivamente airoso del lance: aquella tarde, acompañado por los músicos Rocío Gómez, César Machuca, Pepe de Santiago y Gonzalo Sánchez, puso de pie al auditorio en uno y muchos aplausos; en el disco, uno reconoce el corazón y el oficio de quien fuera poseedor de una voz inconfundible, de una vitalidad que el escenario simplemente potenciaba, de un oído sensible, puesto siempre al servicio de la armonía y el canto de voces e instrumentos.

La voz del Negro Ojeda conmovía y conmueve por su timbre dulce, que hace pensar en el viento manso de una tarde feliz, y que sin embargo tiene la contenida tempestad del zapateado y el azote tenaz de la jarana ―“Mocambo, Yanga y Mandinga / me hablan con el tambor”, dicen los versos de David Haro que él interpretó tan a su manera. El aliento sonoro del Negro rezuma vida y pasión, con él aprendimos a escuchar zambas y boleros, sones montunos, canciones rancheras y de trovadores contemporáneos, sones jarochos… Poesía y tonadas que al materializarse en su voz hacían pensar a quien lo escuchaba que cantar era lo más natural del mundo, como pueden serlo el oleaje del mar, el vuelo de un pájaro, la sonrisa de un niño.

Y como cantar parecía muy fácil cuando el Negro lo hacía, y porque él siempre entendió la música como una irrenunciable forma de realizarse prodigando el don y el gusto a los demás, fue maestro de muchos músicos y cantantes a lo largo de algo así como medio siglo: ponderaba, ante todo, que la música fuera para quien la hiciera una necesidad vital y no tanto una obligación. En la conversación que sostuve con él en septiembre de 2009, me decía: “no, nunca quise dedicarme a cantar; en mi juventud usaba la música para divertirme y, ¡bueno!, la necesitaba para vivir conmigo mismo y soportarme yo solito, porque tenía sembrada la cosa. La música me llamaba la atención demasiado. Entonces, siempre andaba yo buscando hacer música, con gente que estaba más o menos como yo”.

Así, fundó a principios de los años sesenta su hoy mítico café Chez Negro, un espacio abierto a la música tradicional ―la rumba, el son jarocho, la canción y el folclor latinoamericanos― desde donde se fue delineando el gusto particular de un público de universitarios, profesionistas y amas de casa clasemedieros y urbanos ―muchos, como el propio Negro, de ascendencia provinciana―, quienes ciertamente con un ánimo de resistencia cultural y con muchas ganas de cantar en su propia lengua retomaban los movimientos folcloristas que en Sudamérica y en Europa iban cobrando una gran importancia.

En el Chez Negro confluyeron músicos como el desaparecido René Villanueva, Pepe Ávila, Rubén Ortiz y Gerardo Tamez, quienes con el impulso de gente como Jas Reuter y Jorge Saldaña fundaron, bajo la dirección del Negro Ojeda, el grupo Los Folkloristas, que reunía y reúne hasta nuestros días gente que, como él, “sabía hacer música sin ser músicos, nada más lo hacíamos por diversión”, algo que el Negro buscó siempre a lo largo de su vida, como lo recordó en la conversación que sostuvo con Jesús Alejo Santiago para Radio Educación: “lo que me interesaba era tocar, cobrara o no cobrara yo, por eso prefería tocar con gentes amateur, para que no anduvieran poniéndose moños de que ‘vamos a tocar sólo cuando nos paguen’; no, no, no, había que estar tocando todo el tiempo, y acá y acullá, y si no había dónde tocar, inventábamos a ver dónde”.

Hoy, luego de su partida ―apenas el 9 de febrero del año pasado―, al escuchar su voz en discos uno se pregunta adónde se ha marchado aquel hálito vibrante. Es un lugar común decir que ha quedado en el recuerdo, y que vive en cada uno de los que lo escuchamos y lo escucharemos; no cabe duda que hay mucho de verdad al pensar que vive en los corazones de quienes la estimamos entrañable. Antonio García de León ha dicho al respecto: “te hemos puesto cerca de nosotros para que nos impregnes de futuro. Te vamos a embarcar, te vamos a largar a sotavento. Te pondremos en un barco de papel que desde el río de las mariposas te lleve hasta el mar, hasta el azul brillante del mar matutino. Te seguiremos por las dunas del Conejo y Chocotán hasta que te disperses en el mar profundo y desde allí veremos cómo te totalizas en el horizonte de las aguas y los rayos soberanos, mientras miles de aires, sones y tonadas retornen a tierra fertilizados por tu larga travesía”.

Pienso además que aquella voz sigue vibrando, como vibra y late el eco de un fandango vital cuando uno ha decidido irse a dormir y los jaraneos, los cantos, el punteo del requinto y los taconeos siguen escuchándose en los oídos y siguen inundando todo el ser, como el licor que ha dejado en la boca un gusto que no sólo se resiste a desaparecer, sino que va acusando nuevos toques no percibidos en el paladeo ni en el trago. Como nuevas melodías que se van revelando en ese regusto del íntimo fandango de la duermevela, así la voz del Negro nos sigue cantando y vive porque alguna vez la escuchamos y aquí sigue y seguirá, para decirnos las cosas como nadie lo hizo.

Él mismo descubrió y fue víctima desde niño del hechizo del fandango y se apropió de su palpitación para toda la vida: a los cinco o seis años, llegó a Tlacotalpan, donde conoció el ambiente del son jarocho tradicional; “me gustó tanto que en cuanto llegaba a Tlacotalpan me metía yo al fandango y de ahí no salía”, decía. En aquella ciudad aprendió a zapatear, en los fandangos que se hacían afuera de la cantina de Caballo Viejo, donde “ponían un entarimado ahí enfrente; el fandango era por nada, simplemente por el gusto de estar oyendo trova y bailar, bailar; eso sí, el caso es que siempre estaba atascado, jueves y domingos estaba atascado”.

En aquellos bailes populares, el Negro fue conociendo el pulso de aquella música “de versos refocilantes”, como dijera su gran amigo, el arquitecto Humberto Aguirre Tinoco, con quien planearía en Tlacotalpan, ya por el año de 1978, la organización de un Concurso de Música jarocha durante las fiestas de la Virgen de la Candelaria, patrona de aquel pueblo singular donde el Negro, como Agustín Lara y como todo el que lo visita siente que nació con la luna de plata, trovador de veras; dejar aquel lugar es sentir la honda nostalgia de irse lejos de Veracruz.

De raíz jarocha, el Negro tuvo la doble fortuna de ser un tlacotalpeño nacido en la ciudad de México, pues rindió culto y sin duda ha dado fama a sus dos tierras: en la capital del país fundó el Chez Negro, dirigió distintas agrupaciones y formó a cantidad de cantores y músicos. Un buen día, cumpliendo el sueño del Músico-Poeta, volvió hasta aquellas playas lejanas, hasta el llano sotaventino para fundar el Encuentro de Jaraneros de Tlacotalpan, para promover su difusión por Radio Educación, y para formar parte de la vida de aquella fiesta como un músico destacado, ciertamente, que sabía departir con viejos y jóvenes para hacer sonar su jarana y su voz en la patria sonora que fuera para él el son jarocho; decía: “me gusta mucho ‘El toro sacamandú’, porque tiene una fuerza, un ímpetu cabrón; me gusta ‘El cascabel’, me gusta ‘El pájaro cu’, ‘El pájaro carpintero’ me encanta…, y muchos más”.

Y al escuchar el canto del Negro resuenan los contratiempos, las síncopas, lo atravesado de aquellos sones que tanto le gustaban y cuyas coplas cantaba con picardía; recordaba de los fandangos de su infancia y juventud que “ya cuando se metía alguien con calidad, que llamaba la atención de toda la gente, pues obviamente tú parabas la oreja también, para oír, cuando se formaba, por ejemplo un duelo de versadas. Empezaba a versar uno y empezaba a picar al adversario. Entonces era cuando se ponía más sabroso el fandango. Entonces la gente tenía que estar al pendiente de lo que oía. Había gente muy callada ahí porque había que guardar silencio para oír las ocurrencias de los que están improvisando y que muchas veces no improvisaban: hay gentes que saben tanto verso que lo hacen pasar por improvisación, pero también la gente se da cuenta de eso y entonces los desenmascara: ‘Oye, cabrón, este verso es sabido…’. Ya después, ya no se oían ese tipo de duelos”. De aquellas coplas escuchadas en fandangos y controversias, decía: “muchas me las aprendí, pues yo nunca fui improvisador, yo era repetidor, recopilador de versadas, y recopilé muchas versadas, y así como he aprendiendo unas se me iban olvidando otras”. Entre las que grabó, recuerdo aquella de “El buscapiés” en que se reconoce el carácter de jarocho desenfado que el Negro forjó en su propia imagen: “Soy el peje tiburón / que vivo en la mar salada, / el que me quiera pescar / ha de poner de carnada / una pierna de mujer, / que si no, no agarra nada”.

Versos como estos los cantaba nada menos que el Negro, pues, como él mismo se lo confesó a Jesús Alejo: “Bueno, el Negro Ojeda es un desmadre, es un desparpajado, un cuate que no le teme a nada, que se sube al escenario y se muestra y se encuera, como es; pero el otro personaje, que es el creador del Negro Ojeda, se llama Salvador Ojeda, es tímido, es vulnerable, es terriblemente… ¿qué dijéramos?, muy sentimental también”, y aquel hombre tímido se imponía a fuerza de amor por su oficio y sentía la necesidad profunda de volver al escenario, que era a un tiempo su enemigo íntimo y su medio natural, así como un bálsamo, un remanso en la vida, según se lo refiriera a Tania Molina en la entrevista citada.

Haciendo lo que siempre le gustó de corazón, cantar, el Negro fue un amante profundo de la música, como pocos los ha habido en México ―“cuando amas a la música, amas a la música más que a las mujeres, más que a todo”, le confesó a Jesús Alejo―; tuvo la generosidad de hacernos cómplices de su largo idilio, sin esperar por ello reconocimiento ni fortunas, y con esa honda verdad que llevaba dentro y que regalaba con su voz, nos dio y nos dará momentos gratos al escucharlo. En cada frase, en cada inflexión sutil de su timbre, renace la maravilla de sus vivencias tlacotalpeñas de la infancia, el embrujo que retoñaría luego en escenarios por muchos lugares del mundo, donde el Negro recuperó su íntimo decir y enfrentó con aparente desenfado y con profundo compromiso el reto de presentarse en público, para vivir y hacernos vivir, para amar y hacernos amar, para sufrir y gozar con él, en fin. Personalmente, le agradezco por ese fandango que floreció de su voz y que sigue resonando.

 
El Negro Ojeda y el Trío Jarocho interpretando El Pájaro Carpintero. 
Marzo de 2005, El Estudio de Armando Manzanero

11 de junio de 2012

Intermedio #132

Esta semana teníamos planeado publicar un texto sobre el Negro Ojeda escrito por Raúl Eduardo González. Sin embargo y dados los tiempos que corren, queremos subir un video. Y nos permitimos creer que el Negro estaría de acuerdo...

La Cumbia Yo soy #132 está grabada por el Colectivo Emergente de Artistas Independientes.
El colectivo está formado por Chéjere, César y sus Esclavos, Santo Canuto Estudios, Ciudad Cinema y amigos músicos. La idea original de la rola y la voz del
spech son de Alvaro Alcantara, la composición la comparte con Alonso Borja, quien produjo junto con Inti Terán. El video fue producido por Iria Gómez Concheiro, Rodrigo Ríos Legaspi y Juan Pablo Gómez.







Ellos te enseñan a quedarte callado
y te dicen que así hay que vivir,
que la suerte no está de tu lado,
que jodido te vas a morir.
Que trabajes, trabajes, trabajes,
porque es el camino a la superación,
y a los noventa días cumplidos
te despiden sin liquidación. 

Y ahora me sales con que te importa lo que yo siento, 
que los problemas de este país los vas a arreglar. 
Fíjate que no, fíjate que no, 
mejor te buscas otro borrego, 
porque yo no.
Fíjate que no, fíjate que no, 
mejor te buscas otro borrego,
soy #132.

Todo lo maquillas y todo lo enredas,
confudes democracia con ir a votar.
Ya no es suficiente cambiar de partidos,
cambiemos la forma de gobernar.
Pero si te organizas y enciendes la mecha
exigiendo tu derecho a la información...
Dicen que no existes, que eres acarreado,
Pero te equivocas, soy #132.

Y ahora me sales con que te importa lo que yo siento, 
que los problemas de este país los vas a arreglar. 
Fíjate que no, fíjate que no, 
mejor te buscas otro borrego, 
porque yo no. 
Fíjate que no, fíjate que no, 
mejor te buscas otro borrego,
soy #132.

¿Qué te crees, que no nos damos cuenta? 
Nos faltas al respeto. Actúa con conciencia.
Que no eres viejo, que te has renovado.
Sólo cambias de nombre, eres discurso gastado. 
No cambias tu quehacer, eres el mismo de siempre. 
El pinche poder que vive siempre de la gente.
Pero estás jodido, recuperé mi voz,
la memoria, la alegría, soy #132.

Fíjate que no, fíjate que no, 
mejor te buscas otro borrego,
soy #132.

4 de junio de 2012

Intermedio

Martha González, música chicana, activista e investigadora -y quien ya ha publicado con nosotros en el Observatorio- creó junto con Laura Rebolloso, jaranera, compositora y tallerista, Entre Mujeres. Translocal Music Dialogues, proyecto translocal de composición musical entre músicas  Chicanas/Latinas en los Estados Unidos y Jarochas/Mexicanas en México.

Mediante la grabación de músicas a ambos lados de la frontera, este proyecto es un intento de hacer visible las luchas y el balance entre el ser madre y música y cómo las tecnologías mecánicas y sociales pueden ayudar a documentar las convivencias musicales entre mujeres en ambos lados de la frontera.

Participaron en México Kali Niño y Alec Dempster (Café con Pan), Wendy Cao Romero y Tacho Utrera (Los Utreras), Gisella Farias Luna y Gilberto Gutierrez (Mono Blanco), Annahi Hernandez (Son De Madera), Djael Vinaver, Karina Gutierrez-Rojo, Silvia Santos (Hikuri), Violeta Romero (Los Utrera), Rubi Osegura Rueda (Son De Madera), Raquel Vega (Los Vega/Caña Dulce Caña Brava), Aleph Castañeda (Son De Madera), and Cecelia.

En Estados Unido se unieron Rocio Marron, Dante Pascuzzo, Tylana Enomoto (Quetzal), Claudia Gonzalez-Tenorio (CAVA), La Marisoul y Gloria Estrada (La Santa Cecilia), Laura Cambron (Son Del Centro), Maya Jupiter, Shirley Alvarado-del Aguila, Carolina Sarmiento (Son Del Centro), Marissa Ronstadt (Monte Carlo 76/The Know it Alls) Xochi Flores (Cambalache), Angela Flores (Las Cafeteras), Tiana Alvarez, y Hook Herrera.

Ahora, se requieren 10 mil dólares para la mezcla, la masterización, la impresión y producción de mil cds. La venta de los mil CDs permitirá recuperar algunos de los gastos que se han hecho hasta ahora y generar suficiente ingreso para producir materiales de promoción para el proyecto.

El público puede ayudar financiando el proyecto y recibiendo a cambio el CD y otros productos (hasta conciertos privados) dependiendo de la cantidad aportada.

Subimos el video de presentación y animamos a nuestros lectores a que apoyen el financiamiento del CD (¡qué viva la autogestión!).

http://www.kickstarter.com/projects/mgonzalez/entre-mujeres-translocal-musical-dialogues?ref=live

28 de mayo de 2012

Entre mar y montañas: Matar la letra

Hace unos días, anunciamos la publicación en el Observatorio de una serie de textos misceláneos con los que pretendemos armar un mosaico de nuestro cotidiano actual, mosaico conformado por ausencias y presencias que arman y desarman nuestras esperanzas.

Ayer domingo 27 de mayo, fue hallado muerto en su casa del centro de Xalapa el sociólogo José Luis Blanco Rosas. Esta es una ausencia que desarma la esperanza. Una más, apenas a un mes de la desaparición de Regina, a unos días de las muertes de Guillermo, Gabriel y Estebán, a unos meses de las ejecuciones de Milo y Yolanda.


En esta entrega, queremos armar este mosaico, pequeño y terrible, de las ausencias. No todas las ausencias... Han sido tantas. Solamente algunas, representativas de los desgarros recientes.
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Entre mar y montañas: Matar la letra
Ishtar Cardona


¿Qué tenían en común Miguel Ángel López Velasco, Yolanda Ordaz, Regina Martínez, Guillermo Luna, Gabriel Huge, Esteban Rodríguez y José Luis Blanco Rosas?

Informaban. Tocaban temas incómodos. A través de la investigación. Desde el periodismo y desde la academia.

No podemos mirar el acorralamiento de las voces que informan como si nada pasara, como si deveras ya nos hubieramos naturalizado en el País del No Pasa Nada. Una voz que es acallada es un universo de circulación de símbolos, de ideas, menos. Es mutilar nuestra memoria cultural y el sentido que la cultura misma tiene.

Milo era editor de Notiver. Fue asesinado la madrugada del 20 de junio de 2011 junto con su esposa y uno de sus hijos, Misael López Solana, fotógrafo del mismo diario. Milo documentó las primeras confrontaciones violentas entre grupos del narco en los años 90, y escribió un libro, Todos están dentro, donde narró la batalla entre militares y narcos por la custodia (no confiscación) de un cargamento de droga en Tlalixcoyan, Veracruz, en 1991.




Yolanda Ordaz era reportera de la fuente policiaca del mismo diario, y como lo consigna el periodista Rafael Cabrera -citando el informe de la ONG Artículo XIX- en su artículo Morir en el Golfo de la revista Emeequis, junto con Milo constituían una especie de liderazgo de los reporteros de la nota policiaca en el Puerto. Fue secuestrada el 23 de julio de 2011 y su cuerpo hallado tres días después, en la mañana del 26 de julio frente a las instalaciones de otro diario, Imágen de Veracruz. Después de su asesinato, el Procurador de Justicia del Estado declaró: “El gobierno de Veracruz condena y lamenta el crimen y ratifica su decisión de investigar las causas del mismo, pero es fundamental dejar en claro que este tipo de hechos deplorables, nada tiene que ver con el ejercicio de la profesión de periodista.” Es decir, asumían que Yolanda había sido asesinada por el crimen organizado, pero en razón de sus tratos personales con delincuentes, no por ser periodista, contrario a la postura de organizaciones como Artículo XIX o Reporteros Sin Fronteras.




Regina Martínez fue asesinada el 28 de abril de este año. La periodista, discreta y filosa, fue encontrada golpeada y asfixiada en su casa de Xalapa. Había trabajado para el Goberno del Estado en el área de prensa bajo la gubernatura de Acosta Lagunes. Después fue reportera y corresponsal para medios locales y nacionales como Canal 4 Más, Política, La Jornada y Proceso. Sus trabajos de investigación trataban temas de seguridad, tráficos ilegales, corrupción. En sus últimos artículos exponía la relación entre autoridades y narco. Su última nota narraba la detención de nueve policías del municipio de Tres Valles, por su presunta vinculación con el crimen organizado. Ante el asesinato de Regina y frente a las autoridades del Estado, que han repetido lo mismo cada vez que se asesina a un periodista "investigaremos hasta las últimas consecuencias", los directivos de Proceso respondieron: No les creemos.




Guillermo Luna, Gabriel Huge y Esteban Rodríguez habían salido de Veracruz a raíz de las amenazas -incluyendo una supuesta lista negra- hacia periodistas en el Estado. Salieron desde el momento del asesinato de Yolanda Ordaz. Los tres eran fotoperiodistas de Notiver y de AZ, diarios porteños. Regresaron poco a poco del autoexilio, con ganas de seguir trabajando en lo suyo. Luna y Huge volvieron al fotoperiodismo como fotógrafos freelanceSus cuerpos fueron hallados el 3 de mayo de 2012 cerca de un canal de aguas negras, cerca del canal de la Zamorana en Las Vegas, infonavit de Boca del Río. Destrozados. Luna y Huge habían sido reportados como desaparecidos horas antes por sus familias. El gobierno del Estado ha lamentado de nueva cuenta el asesinato de periodistas. Sin embargo, hicieron caso omiso al informe de Artículo XIX, quien en octubre de 2011 avisaba sobre las amenazas formauladas contra los informadores de Veracruz. También el Comité para la Protección de los Periodistas con sede en Nueva York ha condenado el asesinato de los fotoperiodistas y señala la situación de violencia y autocensura que se vive en nuestro Estado.




Ayer, domingo 27 de mayo, fue hallado muerto en su casa del centro de Xalapa el sociólogo y antropólogo José Luis Blanco Rosas, catedrático de la UV y polemista en medios de comunicación de Veracruz. El Dr. Blanco Rosas era hijo de una de las figuras del agrarismo mexicano, Sóstenes Blanco, y se había enfocado a analizar los problemas de la territorialidad y la reforma agrarias, el desarrollo rural y el manejo de recursos en zonas indígenas. Últimamente había participado en debates sobre la guerra contra el narco y el asesinato de periodistas. La comunidad académica ha condenado el asesinato de uno de sus miembros, quien además era conocido por su investigación sobre el caso Anaversa, el accidente químico debido al incendio de una fábrica de plaguicidas cercana al centro de la ciudad de Córdoba, Veracruz, en 1991, entre otros trabajos sobre vulnerabilidad ambiental y falta de marcos normativos. En las últimas horas la Procuraduría de Justicia del Estado ha negado las versiones que corren sobre rastros de tortura hallados en el cuerpo del académico. Se esperan los resultados de la autopsia

José Luis Blanco. Fotografía tomada del sitio Coatza Digital.

21 de mayo de 2012

Intermedio

En el Observatorio Cultural Veracruz hemos tocado el tema de los medios y la creación cultural.

No queremos dejar pasar por alto la nota que publica hoy el diario Reforma: Litiga TV Azteca programas culturales.

Bajo el argumento de que son violenta`os tratados internacionales en materia de derechos humanos, la televisora busca deshacerse de su obligación legal de transmtir 30 minutos diarios dedicados a programación educativa, cultural y de orientación social.

En su demanda, Tv Azteca reclama que "Al obligarse a la quejosa a la prestación de un trabajo personal sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, bajo la justificación de observar dicha reglamentación y el otorgamiento de la concesión correspondiente, se actualiza evidentemente la aplicación de un trabajo forzoso, gratuito u obligatorio en su contra."

Estos reclamos, que hasta el momento han sido rechazados por los jueces, y han sido recurridos en amparo por las televisoras -amparos que están ahora en revisión- van en contra del artículo 59 de la Ley Federal de Radio y Televisión.  Este artículo reza: Las estaciones de radio y televisión deberán efectuar transmisiones gratuitas diarias, con duración hasta de 30 minutos continuos o discontinuos, dedicados a difundir temas educativos, culturales y de orientación social. El Ejecutivo Federal señalará la dependencia que deba proporcionar el material para el uso de dicho tiempo y las emisiones serán coordinadas por el Consejo Nacional de Radio y Televisión.


Lo que las televisoras no quieren recordar, as que aún con la apertura de la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones de 1995, ellas continúan siendo meras concesionarias de señales pertenecientes a la nación (el espectro radioeléctrico).

Este asunto nos recuerda la frase del sketch "La Tanda" de Les Luthiers, donde, parodiando el discurso televisivo, se anuncian los espacios que dejan a la cultura las cadenas comerciales: "Cultura para todos: Literatura, artes plásticas, conciertos, danza, dactilografía... Para el enriquecimiento espiritual de toda la familia. Vea Cultura para todos en su horario habitual de las 3 de la mañana."


Pocas cosas han cambiado desde 1979, año en que Les Luthiers presentaron esta escena. Esperemos poder desterrar el dictum del mismo espectáculo, que nos grita, en voz de un presentador de concursos televisivos "¡El que piensa pierde!".

14 de mayo de 2012

Los Indignados de Veracruz

Como publicamos en nuestro Intermedio anterior, el pasado viernes 4 de mayo hacia las 12 hrs., un grupo de inconformes con la tala de árboles en la Alameda Díaz Mirón -quienes se hacen llamar los Inginados de Veracruz- fueron agredidos mientras se manifestaba frente al Ayuntamiento del Puerto de Veracruz. 

Queremos, en solidaridad con quienes actúan y esperan por un cambio profundo en la forma de tratar los asuntos públicos en Veracruz, subir un texto escrito por Alberto Córdoba, antropólogo porteño, fundador del proyecto La Casa Verde Ecomuseo, espacio para el aprendizaje ambiental. Alberto fue uno de los manifestantes agredidos. 

Este texto ya lo habíamos subido como Intermedio el pasado 12 de marzo. Lo subimos ahora como post de análisis.
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Los Indignados de Veracruz
Alberto Córdoba
 
Todo inicia a partir de una diferencia con las autoridades, ya que no disfrutan ni admiran un árbol majestuoso, no ven el movimiento en la forma de las ramas, su lento crecer en el tiempo. Cuando un rayo de luz se cuela entre la fronda y dibuja el piso con su sombra, tampoco lo ven.

Anciano. Foto: Ángel Lagunes
 Si una parvada de loros llega sobre un árbol, haciendo gran alaraco, tampoco lo ven. 
 
No ven realidad. Olvidado el pasado desconocen el presente y olvidan el futuro. Si no ven a la memoria tampoco sabrán ver su camino. Tal vez no recuerden que alguna vez la gente que vivía en la Avenida Salvador Díaz Mirón, esperaba oír la música para sacar sus sillas y sentarse a ver pasar el desfile del carnaval, y que en las noches había bailes de son montuno y danzón en la alameda. Tampoco recuerdan los cines viejos, y de lo bonito que era caminar por lo que alguna vez se llamó Paseo de los cocos, Av. La Libertad y posteriormente Av. Salvador Díaz Mirón, sus doscientos años de historia evidentemente son de su completa ignorancia. Ellos ignoran, no tiene memoria.
Aún están entre nosotros algunas ceibas como testigos de nuestra historia, ahí están viviendo sus últimos días, ¿quién va a ir con ellas a platicar en lo que se cumple su sentencia de muerte? Su delito es tener memoria, tener raíces hondas y fuertes. Su imponencia ya antes había sido vejada cuando cortaron sus frondosas ramas. Muchas capas de cal sobre su tronco, a sus pies la basura de una sociedad indiferente. 

Manta. Foto: Ángel Lagunes
 Árboles sagrados para la gente antigua, hoy quienes gobiernan no las aprecian, quienes gobiernan e imponen su decisión, solo ven el beneficio propio e inmediato en el espejo roto de su ignorancia, en su futuro ciego y perdido. Alguien gritó hasta la muerte y de impotencia se murió, eso tampoco lo vieron.

Como a un árbol cortan la cultura en Veracruz, arrancándola desde abajo, desde sus raíces que son los espacios públicos; el tronco son las personas, el follaje y los frutos del árbol, son la tradición y la creación cultural.

Mono Blanco en la protesta del Parque Zamora. El chuchumbé.
 
Mientras las ciudades más importantes del mundo –como alguna vez lo fue Veracruz-conservan sus edificios y monumentos históricos en buen estado, al igual que los jardines, parques y espacios públicos, en Veracruz se deja morir el centro histórico despojándolo de su identidad, por una fachada hueca para el turismo, que seguramente disfrutaría más con un centro histórico bien conservado, al igual que sus playas, arrecifes, manglares y dunas. ¿Acaso no ven las autoridades que un hotel encima de la playa no es realmente atractivo? ¿Qué facultad rige sus decisiones? Seguramente la corrupción, pues no hay proceder racional alguno en sus actos, pues olvidan la memoria de los viejos y oscurecen el futuro de los nuevos.

Para el que abre los ojos llega la indignación y se siente en Veracruz como en todo el mundo. Indignados por la indiferencia y falta de respeto con la vida, los indignados nos agrupamos para actuar positivamente por nuestro entorno y nuestra sociedad. Ejerciendo como sociedad civil una advertencia y acción cuando las autoridades fallan en su deber.

Ingenuos y Ciudadanos. Foto: Ángel Lagunes
En México se tiene un importante camino recorrido en materia de protección del patrimonio histórico y cultural, mediante leyes. Esto inicia en 1784 cuando el gobierno colonial se empieza a interesar por las exploraciones arqueológicas, de lo que deriva la creación de la Junta de Antigüedades en 1808. Esto se interrumpe con la guerra de independencia y Agustín de Iturbide lo restablece en 1822. En 1897 surge la Ley sobre Monumentos Arqueológicos, en 1914 la Ley sobre Conservación de Monumentos Históricos y Arqueológicos y Bellezas Naturales. La sensibilidad de los gobiernos se vio reflejada en diversas leyes a lo largo de casi todo el siglo. Actualmente la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos, e Históricos, que es la que nos rige en materia de patrimonio cultural. En el artículo 2 se platea un vínculo entre el INAH y el INBA con las asociaciones civiles, juntas vecinales y uniones de campesinos para preservar los bienes culturales de la nación, su regulación obedece a los tres niveles jurídicos: El poder ejecutivo -de donde sale CONACULTA y se desprenden el INAH y el INBA-, El poder legislativo –senadores y diputados- y el poder judicial. Así que aquí está bien claro quién falló y que los ciudadanos hemos actuado responsablemente por el respeto a la vida y el cumplimiento de nuestras leyes. 

Público
El cinismo de las autoridades y la arbitrariedad con la que ejercen el poder, les impide nuevamente ver, darse cuenta que su obra está mal hecha. El nivel de la calle quedó por debajo del original por lo que las raíces de los árboles quedan expuestas, tampoco ven que en el espacio donde se supone se van a orillar los camiones a recibir pasaje, no hay alcantarillas lo que traerá problemas de insalubridad, tampoco ven que las banquetas recién hechas ya están cuarteadas, y que las alcantarillas que dejan abiertas y las zanjas son un peligro para los peatones que buscan por donde caminar. Y en el país de nadie ve, los ciudadanos tampoco ven que si su dinero se usara de manera diferente por quienes gobiernan, nuestro país sería mucho mejor.

Niño. Foto: Ángel Lagunes

Las fotos son de Ángel Lagunes (cortesía de Manuel Polgar).

7 de mayo de 2012

Intermedio

No se mata la verdad matando periodistas.
No se calla la verdad amedrentando activistas.


Foto de Luz María Rivera para la Jornada

Algo está podrido en Veracruz (parafraseando al vate isabelino).
El pasado viernes 4 de mayo hacia las 12 hrs., un grupo de inconformes con la tala de árboles en la Alameda Díaz Mirón se manifestaba frente al Ayuntamiento del Puerto de Veracruz y pedía ser recibido por la alcadesa, Carolina Gudiño, cuando un grupo de funcionarios salió del edificio para frenar la protesta.

Según la versión del grupo, Los Indignados de Veracruz, un funcionario de nombre Hiram Barragán Alfaro se acercó con varios hombres para arrebatarles las mantas, intentar quitarles el megáfono con el que lanzaban consignas, y golpear a dos activista (entre ellos nuestro colaborador Alberto Córdoba).

Foto de Viridiana Ponce

Varios medios locales y nacionales dieron espacio a la nota, pero no ha habido mayor respuesta por parte de las autoridades.
 


Foto de Elisabetta Muñoz


Consigna la nota aparecida en el diario Imágen del 5 de mayo en entrevista a otro de los manifestantes, Héctor Alarcón:
Ellos estaban hablando por radio que decía la orden ‘la señora dice que los quitej’, ellos intentaron quitarnos pero no lo hicimos.
“Después volvieron a hablar por el radio y se escuchaba ‘no importa cómo, pero quítenlos’, fue entonces cuando ellos recurrieron a los empujones, hombres y mujeres por igual y empezaron a haber golpes”, dijo Alarcón.
Los manifestantes recurrieron a ocupar un megáfono que portaban para gritarle a la gente que los estaban golpeando.
“Una persona del Ayuntamiento me agarró del cuello y casi tirándome al piso me pegaron en la cara y en las costihlas, mientras me seguían diciendo que no podíamos faltarle al respeto a la alcaldesa”, mencionó Alarcón.
Luego de varios golpes salió el Síndico del Ayuntamiento
(Hiram Barragán) quién también agredió e insulto a los manifestantes, acusó Córdoba, pero al ver que llamaron a la Marina optaron por retirarse.
Varios minutos después la Marina llegó y les pidieron que levantaran la denuncia, por lo que será el lunes cuando los agredidos presenten las fotografías y video que tomaron de las agresiones.

El funcionario acusado desmintió esta versión ante un medio local y dice que espera la denuncia ante las instancias correspondientes por parte de los activistas.

Abunda Alberto en entrevista con el diario Notiver:
Imaginen el gran benebicio que tendríamos de una Alameda sembrada y llena de árboles frutales, Veracruz no tiene zonas boscosas cercanas, no tiene parques grandes, son pocos los pulmones que hay y no creo que le hayamos faltado al respeto (a la alcaldesa)."

Los manifestantes grabaron un video que subieron a facebook. Esperamos que pronto pueda ser subido a otras redes para que se vea y se juzgue.

Nosotros, desde el Observatorio, solamente podemos agregar lo que ya hemos dicho en tantas otras ocasiones: las políticas de desarrollo urbano no pueden ni deben desligarse de la memoria social, de la noción de vida digna, de la comprensión y aprendizaje sobre los nuevosXnprocesos de modernización ligados a las prácticas ciudadanas y de recuperación histórica.

Señora Carolina Gudiño: las construcciones tipo selva de concreto han quedado atrás. Igual que las respuestas autoritarias propias de gobiernos gangsteriles y bananeros.

30 de abril de 2012

Lo barato sale caro

Esta semana iniciamos una serie de textos misceláneos con los que pretendemos armar un mosaico de nuestro cotidiano actual: de ausencias a presencias que arman y desarman nuestras esperanzas; de nuestros dineros para ya no se diga comprar libros, sino pagar una renta; de retornos macabros en política y su significado, de muertes que duelen porque son la muerte de lo mejor en nosotros.


Iniciamos con un texto de Caterina Camastra, del equipo de casa.
Caterina quiso platicar sobre una de las muchas caricaturas que vuelan sobre nuestro imaginario veracruzano: lo barata, lo buena que es la vida en nuestra Atenas tropical. Una postal más bajo la lupa. 


Finalmente en el Observatorio queremos decir: ¡Viva Regina Martínez! ¡No se mata la verdad matando periodistas!

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Lo barato sale caro
Caterina Camastra


Foto tomada del sitio xalapeños.com


Todos los que hemos vivido, pasado, permanecido de una u otra forma en la ciudad de las flores, hemos oído, y probablemente también afirmado y suscrito, aquello de que Xalapa es barato. Lo es. Sin embargo, y con toda la sabiduría irritante de los proverbios, de repente lo barato sale caro.

Si alguna vez han estado en Xalapa con presupuesto de escaso a medio, y buscado vivienda, es probable que sepan de lo que estoy hablando. La arquitectura xalapeña es encantadora en lo que tiene de laberíntico, en sus patios inesperados, los árboles sacando la copa arriba de los tejados y las enredaderas subiendo y bajando, las inesperadas vistas al Cofre de Perote desde el centro de un nido de techos, desde una azotea que es como un claro en el monte.

La misma arquitectura también es aterradora porque los laberintos y los recovecos cobijan el enemigo más implacable del inquilino de modestos recursos: la humedad, lo menos atractivo de la exuberancia vegetal. Alguien de quienes están leyendo (pueden levantar su mano virtual en la cajita de comentarios aquí abajo) habrá compartido conmigo la experiencia de sentarse en medio de un cuarto entre libros recién bajados de su repisa y a las prisas amontonados, trapito en la mano, acometiendo la desaforada empresa de sacudir los malignos honguitos verdes que se trepan a las páginas. También opera con ropa y zapatos, aunque la peculiar desesperación de limpiar un libro hoja tras hoja no se compara, creo yo. Algunos cuartos crecidos como hongos, como protuberancias sobre y alrededor de estructuras preexistentes, favorecen estos florecimientos.

Recuerdo una vez, hace ya como once años, haber visto uno cuya pared de fondo no era una pared, sino nada menos que la falda irregular del cerro con una mano de pintura encima. Y costaba mil pesos, lo cual hace diez años era una fortuna. No lo alquilé, por supuesto, pero nunca se me olvidará. A raíz de lo mismo, recuerdo la irritación que sentí alguna vez en la antesala de un notario, escuchando a otros clientes disertar sobre las ventajas y desventajas de rentarle casas a los estudiantes. “Es mejor porque se van”. “Pero es que luego quieren muchos lujitos”. Ajá, pensé yo, como agua caliente, ventanas que cierren, impermeabilización. Esos lujitos que distinguen una casa de otras formas más precarias de guarecerse.

Lo que sin lugar a duda es barato en Xalapa es la mano de obra. Los sueldos son tan bajos que rayan en el insulto. Más agudamente se percibe un problema común a todo el país, el de aquel sector de la población que está empleado de tiempo más que completo, a cambio de un sueldo que no alcanza a cubrir las necesidades vitales. Por no hablar del mito romántico del estudiante universitario que se mantiene y paga sus estudios trabajando part-time, utópico en la Atenas veracruzana, donde un sueldo de medio tiempo no alcanza ni para fotocopias. Otra ecuación curiosa entre las paradojas de esta ciudad es justamente la que se establece entre bajos sueldos y transporte público carísimo. Ocho pesos para un boleto de camión son muchos cuando el salario mínimo (que mucha gente ni gana) apenas si llega a sesenta. La calidad de la infraestructura urbana ya la hemos lamentado en posts anteriores, desde La cara cambiante de Veracruz hasta La fachada del Partenón.
La comida, eso sí, es buena y barata en Xalapa. Las gordas gigantes y los chiles rellenos de algunos mercados, así como las comidas corridas de algunos amables restaurancitos, con sus frijoles olorosos a epazote u hoja santa, pondrían nacionalista a cualquiera. Es más, definitivamente en Xalapa muchos lugares baratos y de precio medio son una opción mejor y más sabrosa que ciertos otros restaurantes, adefesios pretenciosos y careros que rifan con cierta burguesía, la que prefiere la ostentación del status quo al sentido común del paladar. No todos le buscan lo barato a Xalapa, en fin.

Probablemente mejor fuera que nuestra ciudad de la flores, más que tener renombre por ser barata, gozara de una reputación por calidad de vida, buenos salarios, buena vivienda, buena y eficiente infraestructura. La búsqueda de lo barato dejaría de tener sentido. Suena sensato, ¿no? Sin embargo, por estos tiempos lo más sensato siempre es lo más utópico.

23 de abril de 2012

Intermedio

Nuestro amigo Alec Dempster -de quien es la imágen del Observatorio- y su esposa Kali Niño acaban de grabar el segundo CD de su grupo Café con Pan,  Nuevos Caminos a Santiago (New Roads to Santiago). Este es el primer disco de son jarocho que se produce en Canadá.

Kali y Alec necesitan fondos para la post-producción y han lanzado una línea de recaudación vía Pledge: se paga en línea con tarjeta (a partir de 20 dólares), y según lo que se invierta, se recibe un producto o un servicio relacionado con el trabajo del grupo. De esta forma se financia el proyecto, se sostiene la creación de los artistas y se generan nuevas dinámicas de intercambio entre los creadores y sus públicos.

Para conocer este sistema de financiamiento y apoyar la post-producción del CD, hay que entrar a la página del proyecto. Todavía quedan 18 días antes de que se cierre la recaudación.

Para quienes no conozcan al grupo, subimos un corto documental filmado por Adonay Guerrero hace unos meses, en el marco de un programa académico de la Universidad de York. Making sones and memories cuenta la historia de Alec y Kali, su relación y su forma de enlazar distancias y memorias distintas en un mismo proyecto de vida. Un pequeño filme entrañable.




Para obtener mayor información sobre Café con Pan, y el trabajo visual de Alec, visiten las siguientes páginas:

www.cafeconpan.ca